Traducido por Yonile
Editado por Noah
—¿Vas a preguntarle a Ishakan cuál es su signo zodiacal?
—No digas tonterías, Haban.
Haban se cubrió la boca con una mano ante la reprimenda de Morga, ocultando su sonrisa. Morga lo ignoró y se secó el sudor frío con el dorso de la mano. Normalmente lo habría atormentado con varios hechizos, pero en ese momento estaba demasiado tenso y preocupado por otra cosa. Con cuidado, recogió su largo cabello antes de entrar en el dormitorio del rey.
En la parte más alejada de la habitación, un hombre corpulento estaba sentado en una cama ancha, sosteniendo en un brazo a una pequeña figura envuelta en una manta gruesa. En la otra mano, sujetaba un tabaco. Dio una calada y exhaló lentamente el humo gris, dejando que llenara el aire. Aunque el tabaco podía influir en la naturaleza de un kurkan, no había ni rastro de languidez en sus ojos; estaba demasiado agitado para que eso surtiera efecto. Sus penetrantes ojos dorados se posaron en Morga.
—Ishakán. —Morga inclinó la cabeza con respeto.
—Morga —dijo el hombre lentamente.
Morga levantó lentamente la cabeza. Reconoció lo que Ishakan sostenía con tanto cuidado en su abrazo. Envuelta en una manta blanca, allí estaba la delicada princesita de Estia. Por su aspecto, parecía que se derretiría tan rápido como un copo de nieve atrapado en la palma de una mano.
Él la miró fijamente. Recordó cuando la vio en el bosque: su rostro inexpresivo como el de una muñeca. Sus ojos morados eran hermosos, pero a la vez vacíos de toda emoción. Se había adaptado perfectamente a la penumbra del bosque .
Pero esa misma princesa, ahora dormía pacíficamente, con las mejillas sonrojadas. No se parecía a la muñeca inexpresiva que había visto antes; era una persona completamente distinta. Al observar sus labios ligeramente entreabiertos, Morga comprendió por qué Byun Gyeongbaek estaba tan obsesionado con ella.
Si una persona tan indiferente llegará a mostrar un poco de amabilidad… Oh, no.
Morga se sacudió rápidamente los pensamientos antes de que pudiera filtrarlos. Si Ishakan supiera en qué estaba pensando, lo haría pedazos. Y no quería una muerte prematura ni tan lamentable como esa. Tenía un gran futuro como hechicero y quería vivir mucho tiempo como jefe de su tribu.
En su mente, enumeró rápidamente veinticinco fórmulas de hierbas medicinales en orden inverso, y, solo cuando estuvo completamente sereno, habló:
—No hay problema si el humo del tabaco impregna el aire; pero puede ser muy venenoso para ella. Recuerda que no debe inhalarlo directamente.
—Lo sé.
Morga asintió y se acercó a la cama. Ishakan movió un poco la manta y sacó la mano de la princesa. Incluso esa delicada mano era elegante, con finas venas recorriendola, y Morga la admiró por un momento.
Sacando una botella medicinal, dejó caer una sola gota de poción sobre su muñeca. El líquido, claro como el rocío, comenzó a oscurecerse rápidamente en la piel de Leah y luego a humear, crepitando hasta disiparse de forma inquietante. Al ver la muñeca limpia, sin algún rastro de humo, Morga frunció el ceño.
—No puedo descifrarlo todo, pero… estoy seguro de esto —dijo con firmeza—: La princesa está bajo un poderoso lavado de cerebro.
Devoción a Estia.
Aunque parecía haber otros hechizos involucrados, estaba tan entrelazados con el encantamiento principal que, por ahora, solo podía confirmar este.
—El lavado de cerebro se basa en sus propios ideales. Dado que la princesa ama a Estia, el hechizo probablemente comenzó desde ese punto.
Pudo iniciar como una pequeña semilla, creciendo gradualmente con el tiempo hasta llevarla a priorizar su país sobre su propio bienestar. También estaba vinculado a la familia real, por lo que, en su mente, Estia solo podía existir mientras la familia real existiera.
—Dado que el hechizo se prolongó durante mucho tiempo, probablemente no pueda distinguir entre sus propios pensamientos y los sembrados. —La voz de Morga estaba tensa—. Si eliminas el lavado de cerebro imprudentemente, su mente colapsará.
Las ideas distorsionadas, se entrelazaron con los propios valores, creencias e ideales. Ahora, formaban parte de su estructura mental.
—Dedicación a Estia… la vida de la princesa ni siquiera le pertenece a ella misma.
Morga miró a la princesa con lástima. Honró a la familia real en su papel como Flor de Estia durante toda su vida, trabajando arduamente y descuidando su bienestar por una devoción impuesta, solo para ser vendida a Byun Gyeonbaek. La estaban utilizando, irónicamente, con su propio consentimiento.
