Matrimonio Fantasma – Capítulo 4

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami

Corregido por Aurora


Fang Guo estaba semi consciente, por lo cual, era capaz de sentir lo que ocurría a su alrededor; sin embargo, no podía reunir sus fuerzas para realizar ningún movimiento. Se encontraba aturdido, débil, con los músculos flácidos y sin ningún control de sí mismo; igual como si se hallara alto entre las nubes. Aquello, le hizo pensar que se trataba de un sueño.

En su ensoñación, todo a su alrededor era de un color rojo festivo. La llama de las velas en la habitación parpadeaba, iluminando todo el entorno un momento, para luego, oscurecerse, dejando el ambiente en penumbras. Fuera de la sala se escuchaban crujidos, fragmentos de conversaciones y el zumbido del viento; el cual hacía eco en las paredes, como si se tratase de miles de ratas escondidas en la oscuridad, lo bastante ruidosas como para provocarle un dolor de cabeza. De pronto, se escuchó el sonido de pasos ligeros acercándose. Acto seguido, la serie de conversaciones inconexas se extinguieron, devolviendo a la noche noche su silencio. El entrecejo de Fang Guo se relajó. Dentro de su mente, solo un pensamiento tuvo lugar: Finalmente podré dormir.

Por desgracia, aquel deseo no iba a poder realizarse.

La puerta de la recamara nupcial se abrió y alguien entró. Lo primero que se divisó fue una pierna endosando un zapato de tela negro con suela de color blanco, seguido de la silueta de un hombre de cuerpo alto y esbelto. El desconocido vestía un changpao [1] de color rojo y sobre este, un cheongsam [2] también de color rojo, adornado con bordados de motivos oscuros en los puños, el cuello y el dobladillo; lo que hacía lucir a la prenda delicada y elegante. Atuendo que hacía juego con el vestido nupcial que llevaba Fang Guo; las vestimentas del dragón y fénix del rito matrimonial. 

Avanzó los pasos que le restaban para llegar donde descansaba Fang Guo para contemplar a su novia. Su espalda se hallaba contra la luz de las velas, por lo que, su rostro no era visible; no obstante, sus rasgos finos lo delataban como un hombre apuesto. 

Fang Guo lucía delicado y hermoso con aquel vestido de fénix, la corona [3] y el rostro maquillado de acuerdo a la tradición; convertiéndolo, en una novia refinada. 

El desconocido permaneció contemplándolo ensimismado, sin hacer un solo movimiento, hasta que el sonido del gong se escuchó afuera, señalando la segunda vigilia[4]. Entonces, se giró y caminó hacia la mesa. Sobre esta se hallaba una botella de vino y dos copas, las cuales llenó las copas y llevó hacia el lecho. Las depositó sobre la mesita de noche, ayudó a Fang Guo a apoyarse contra el respaldo e hizo que sostuviera una de ellas. Luego, él mismo hizo el gesto de las copas nupciales; de ese modo, el oscuro y misterioso rostro quedó expuesto a la luz de las velas, revelando que se trataba del fantasma que lo había acompañado durante el viaje hacia pueblo. La mirada de este estaba fija en los ojos entrecerrados de su novia.

Entonces, inclinándose cerca del oído del muchacho, susurró: 

—Fang Guo, Guoguo, ¿me recuerdas? Dime.

El aludido, exhaló un suspiro cansado y alejó su cabeza con un poco de incomodidad. Solo quería que lo dejaran dormir.

Al verlo así, el hombre dejó escapar una risa, en la que se pudo percibir su cariño e indulgencia.

—Muy bien. Para empezar, no me conocías… —De pronto, la tolerancia y regocijo en su rostro se convirtió en una expresión sombría y fría—. Pero ahora estamos casados, así que, debes reconocerme. Memoriza mi nombre, Guoguo, soy Wei Ran, el hermano mayor de Wei Wei: Wei Ran.

La voz parecía llevar consigo magia hipnótica, ordenando a Fang Guo que memorizara aquel nombre; demandando que lo grabara en lo profundo de su corazón, para nunca olvidarlo. Ni siquiera tras su muerte.

—Soy tu esposo: Wei Ran.

—¿Esposo?

—Sí. Eres mi esposa, Guoguo.

Fang Guo fijó su mirada nublada en el hombre y dejó escapar una risita. No entendía nada en absoluto.

—No importa —dijo Wei Ran, una expresión de impotencia adueñándose de su rostro—. Está bien, incluso si no lo entiendes. Solo necesitas recordar que, Fang Guo y Wei Ran se casaron. A partir de ahora, somos una pareja casada.

Wei Ran bebió el vino de ambas copas y se inclinó hacia adelante para dárselo a su amado en la boca. El muchacho fue tomado por sorpresa y se tragó todo el líquido. Su ya aturdido cerebro, se tornó más confuso y, después de un ataque de vértigo, volvió a caer sobre las sábanas de brocado rojo. La luz parpadeante iluminaba la lencería que se adhería a su mejilla. Esta estaba bordada con un diseño de patos mandarines jugando en el agua; lo cual, en ese momento, tenía cierto encanto dudoso.

Los dedos blancos y delgados de Wei Ran se extendieron hacia el cuello de Fang Guo y desabrocharon el botón mandarín. Sus manos eran muy ágiles; sin embargo, la acción fue llevada a cabo con lentitud y elegancia. Cuando llegó el momento de tirar de la chaqueta, tan solo la abrió un poco, y la ropa interior de seda blanca quedó expuesta. Su mano exploró el interior de la prenda mientras que con la otra, ayudó a su novia a acomodarse de espalda sobre la cama. Uno de los lados de su ropa se abrió de tal forma, que el pecho blanco con un toque rosa quedó a la vista para deleite de Wei Ran.

La manos de este vagaron sobre la piel expuesta, y la temperatura de Fang Guo aumentó. Todo su cuerpo se calentó, lo que le hizo perseguir la frialdad de aquellas manos.

Sobre las sábanas rojas bordadas, ese cuerpo pálido era como el brote de una flor hechizante: lozano y portando un aroma encantador. Nadie podría resistir su encanto.

Wei Ran, aunque mantenía su rostro inexpresivo, su mirada se iba oscureciendo hasta el punto de volverse atemorizante. Aquellos ojos estaban llenos de una posesividad intensa y estremecedora, como el mismo abismo. Quería adueñarse de esta persona, su deseo hacia él tan profundo como el océano.

Tiempo atrás, cuando estaba enfermo, siempre escuchaba hablar a su hermana sobre este joven llamado Fang Guo. Su obsesión emergió en ese entonces, al igual que su deseo de poseer a esta persona, descrita tan cálida como el sol. En su lecho de muerte, en las profundidades de su alma, ya se había consolidado aquel deseo, obligándolo ahora a llevar a cabo un matrimonio fantasma. Hasta ahora, y en el futuro, el acuerdo matrimonial predestinado había sido concluido, quedando unidos por siempre.

Wei Ran dirigió su mirada a la botella de vino que permanecía sobre la mesa. En el interior, un afrodisíaco había sido añadido. Aunque era algo que los haría sentirse más cómodos juntos, no le gustaba del todo. Todo medicamento tiene efectos secundarios; no podía ser más conocedor respecto a esto. 

¿Y si ocurriera un accidente?, la duda se planteó en su alma. 

No iba a permitir que le ocurriera ni el más pequeño infortunio a Fang Guo; sin embargo, de momento, no tomaría represalias… Porque esta era su noche de bodas.

Wei Ran se inclinó hasta tocar con su boca los labios enrojecidos con lápiz labial de Fan Guo. Al entrar en contacto con estos, sintió como si hubiese saboreado las delicias del mundo. Impaciente y deseoso, los devoró con besos, feroces y autoritarios.

—Nhg… —protestó Fang Guo e intentó alejarse de él; sin embargo, su cuerpo estaba confinado y su mandíbula era sujeta con firmeza por la mano de Wei Ran, impidiéndole huir del beso. Un rastro de saliva se escapó de su boca; al igual que varios quejidos y gemidos. Frunció el ceño incómodo, sus quejidos cada vez más débiles, como una pequeña criatura que incitaba ternura en las personas.

Wei Ran vagó con sus manos por el cuerpo de Fang Guo, hasta llegar a sus pantalones, deshaciéndose de ellos; y a continuación, tomó un pote de grasa que había preparado con anterioridad. Untó sus dedos con una cantidad considerable y acarició la hendidura de sus nalgas, deslizándose hasta la roseta fruncida del muchacho. Entonces, con movimientos rítmicos, la penetró hasta suavizarla por completo. Seguido, se apoderó de las caderas de su amado y maniobró sus piernas; quedando estas alrededor de su cintura. Sostuvo su rostro una vez más y se apoderó de sus labios en un profundo beso; al tiempo que su hombría irrumpía en aquel lugar inexplorado por ningún otro hombre antes. 

En ese momento, Wei Ran se sintió verdaderamente conectado con Fang Gou; su matrimonio se había consumado; su unión se había vuelto una realidad.

Aunque el juego previo se había preparado en consecuencia, y Fang Guo no debería salir lesionado, como hombre que era, su cuerpo no estaba hecho para recibir con agrado tal invasión. En el instante en que fue penetrado, no pudo evitar sentir dolor e incomodidad. Gimió en protesta, pero el sonido quedó ahogado por la lengua y los labios de su esposo, que lo besaba con avidez.

Wei Ran se hallaba excitado sobremanera; no podía seguir actuando como un caballero por más tiempo. Se convirtió en un asaltante tiránico e irrazonable, ignorando las súplicas de Fang Guo a medida que invadía y expandía ese territorio. Empujó en su interior de manera feroz, hasta que el otro lo abrazó en una súplica constante. 

De pronto, el tono de las súplicas cambió, indicando a Wei Ran que su pareja había comenzado a sentir placer; finalmente ambos disfrutarían del acto.

♦️ ♦️ ♦️

Las velas carmesí del dragón y el fénix se habían consumido hasta un tercio, las lágrimas de cera de estas acumuladas en la base. Afuera, el sonido del gong señalaba la tercera vigilia. El cielo comenzaba a aclararse. Dentro de la recámara, aunque los lloriqueos y súplicas no se habían extinguido, sí habían bajado en intensidad. La luz de las velas proyectaba en la pared la sombra de dos amantes; sus extremidades entrelazadas, tocándose en cercanía. Uno de ellos estaba sobre sus rodillas, inclinándose hacia adelante en una pose sumisa; el otro, aferraba la cintura de su esposo y embestía de forma continua y sin descanso desde atrás.

El joven arrodillado tenía los ojos enrojecidos, y lágrimas fluían de forma descontrolada. Un hilo de saliva escapaba de la comisura de sus labios rojos, y la punta de su pequeña lengua se asomaba entre sus dientes en un intento de evitar que sus gemidos se elevaran en tono cuando las penetraciones se tornaron feroces. Su mirada se encontraba nublada, y sus gemidos indicaban que ya no podía soportarlo más.

—Ahh, ahhh… No más. —Suspiros sonoros escapaban de los labios de Fang Guo. Las súplicas se habían vuelto inútiles; sin embargo, no podía evitar seguir haciéndolas. Su voz portaba un toque de llanto, dando la impresión de haber sido atormentado en demasía.

Wei Ran se inclinó y se recargó sobre la espalda de su amado, besando con ternura su nuca para calmarlo; al tiempo que continuaba con sus feroces arremetidas; sin disminuir ni un poco su intensidad, de forma despiadada y cruel y sin el más mínimo arrepentimiento.

—Querido, Guoguo… Lo haces muy bien, Guoguo. Aguanta un poco más… Solo una vez más.

Fang Guo soltó un sollozo agraviado. No era la primera vez que la persona detrás de él había pronunciado esas palabras; mas seguía sin cumplir su promesa. Por lo que, era entendible que se sintiera ultrajado y exhausto. Hasta el momento no se le había permitido conciliar el sueño y, aunque era casi hora de que los cielos se aclararan, todavía no había señales de que se le permitiera descansar.

La afrenta que había sufrido hizo que sus lágrimas brotaran de nuevo. Su llanto era silencioso, no parecía una queja, sino una rabieta. Un quejido aquí, un gemido allá, como si hubiera sido hechizado. Como cuando un espíritu maligno seducía a alguien y no le permitía parar ni escapar.

Llegados a este punto, ¿cómo podía Wei Ran detenerse? Para empezar, había estado obsesionado por Fang Guo desde hace mucho tiempo. Y, ahora, que había sido determinado su estado de pareja casada, sumado al hecho de que su matrimonio era válido ante sus deidades protectoras y las leyes del hombre, e inalterable también, era natural que quisiera disfrutar de su noche de bodas al máximo.


[1] Changpao (Qipao masculino)

[2] Cheongsam

[3] Vestido de fénix y corona:

[4] Segunda vigilia: periodo de tiempo entre las 9 p.m. y las 11 p.m.

 

3 respuestas a “Matrimonio Fantasma – Capítulo 4”

  1. En el capitulo anterior me dije a mi misma
    “Lo voy a gozar, como no te lo puedes imaginar…” xD
    Y mierda que lo he gozado actualmente jajajaja

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