Matrimonio Oculto – Capítulo 131: Accidente o no

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


Al instante en que lo vio, Ning Xueluo puso una expresión tímida.

—¡Es que me has agotado!

—Tú… ¡Fuiste tú quien me sedujo! —Dijo Su Yan con una expresión impotente. A continuación, levantó la bolsa de plástico que traía—. Traje sopa de pollo para que puedas recuperar tu fuerza. ¡Así no podrás seguir diciendo que estás cansada!

—¡Eres muy molesto~!

♦ ♦ ♦

La siguiente escena era una cercana a la que filmaron anteriormente. Se trataba de una batalla en el bosque de bambú.

Al ver que Meng Changge había enloquecido y no escucharía de razones, después de vacilar brevemente, Shangguan Yingrong se preparó para matarla y así evitar problemas más tarde.

Después de que el instructor de artes marciales les enseñara por más de dos horas, las dos, casi habían terminado de aprender todos los movimientos. El director se había preparado para encontrar a dobles de riesgo para ellas al principio, pero ya que Ning Xi era una buena artista marcial, y había participado como doble de riesgo antes, no necesitaba una. Ning Xueluo, al escucharlo, expresó que también quería hacer la escena por su cuenta.

Guo Qisheng quería los mejores efectos para su película, así que accedió sin dudarlo.

El profesor de artes marciales profesional las ayudó a modificar sus posturas. Después de verificar varias veces y confirmar que todo estaba listo, la filmación comenzó.

—Meng Changge ya está muerta —dijo Shangguan Yingrong cerrando los ojos llena de dolor y arrepentimiento.

La persona frente a ella era solo un cascarón hermoso y peligroso, un arma que destruiría el reino.

Al instante, un instinto asesino surgió de sus ojos. Al mismo tiempo, sacó su espada, la cual colgaba de su cintura, y cargó contra Meng Changge.

Habiendo predecido sus acciones, Meng Changge permaneció en el lugar con calma. No fue hasta que la espada estaba a unos centímetros de su nariz que se movió. Solo extendiendo sus brazos y, tocando el suelo con la punta de sus pies, voló hacia atrás como un ave y evitó el ataque.

Shangguan Yingrong respiró con frialdad y volvió a tomar su espada.

Meng Changge se tomó su tiempo evitándola. Era como un gato jugando con un ratón. Finalmente, desenvainó la espada que llevaba en la cintura de su vestido rojo con pereza, y comenzó a contraatacar con fiereza.

Después de diez movimientos, Shangguan Yingrong se encontró del lado perdedor. Casi fue tirada de las ramas de bambú, algunas veces. A pesar de que tenía algunas habilidades con la espada, era como un infante frente a la gran General que había derrotado a ejércitos completos.

Se había sobreestimado. Había pensado que las habilidades de Meng Changge se habrían entorpecido después de haberse ocultado en el Palacio por tanto tiempo. ¿Quién habría pensado que no podría hacerle frente? Sin embargo, ya era demasiado tarde cuando se dio cuenta de que el enemigo era demasiado poderoso.

Al final, Meng Changge tuvo suficiente de juegos. Su mirada se volvió helada, y su espada se dirigió directamente hacia el pecho de Shangguan Yingrong con la fuerza de diez mil soldados…

El sonido de una hoja afilada atravesando carne resonó.

Shangguan Yingrong se sostuvo el pecho, dolor escrito en su rostro. Era como un cometa cuyo hilo fue cortado, y se tambaleó desde el cielo hacia el mar de bambúes…

A continuación, se suponía que se haría un acercamiento a la expresión de Meng Changge. Guo Qisheng estaba observando la actuación de Ning Xi con gran atención, pero descubrió que había algo raro.

—¡Ning Xueluo está herida! ¡Sálvenla! ¡Rápido! —Gritó de repente, aun suspendida de los cables.

Todos se congelaron por un momento, hasta que se dieron cuenta de que esa no era una línea y que Ning Xueluo en verdad estaba herida.

El estudio se volvió un desastre con todos corriendo hacia la chica.

Después de que la bajaron de los cables, Ning Xi se apresuró a presionar contra la herida en el pecho de Ning Xueluo que no dejaba de sangrar.

—¡Rápido, una ambulancia!

En cuanto terminó de hablar, fue tirada a un lado por una gran fuerza, y Su Yan apareció, pálido del miedo.

—¡Xueluo! ¡Xueluo! ¡¿Qué sucedió?! —Gritó, sosteniendo a su novia en sus brazos.

—Hermano Yan… Duele mucho…

—¡No tengas miedo, estoy aquí! ¡Estarás bien! ¡Definitivamente!

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