Matrimonio Oculto – Capítulo 132: Esos son sus padres

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


Hey, estaba presionando su herida, pero me empujaste a un lado y ahora solo la estás observando desangrarse con una expresión llena de dolor. ¿Estás loco? ¿Te has vuelto adicto a actuar de forma dramática?

Si no fuera por lo grave de la situación, Ning Xi lo habría regañado con las manos en su cintura.

—¡¿Qué sucedió?! —Gritó enfurecido Guo Qisheng, corriendo hacia la escena. Ning Xi se pinchó la nariz.

—Me di cuenta de que no se sintió bien cuando la atravesé. ¡La hoja no se retrajo!

Se suponía que era una espada retraible. Una vez que la golpearan con fuerza, la hoja debería haberse retraído. No había esperado que un accidente como este sucediera.

—¡¿Dónde está el director de utilería?! ¡Ven de inmediato! ¡Te dije un millón de veces que revises todo apropiadamente! ¡No podemos permitirnos que suceda ningún accidente! ¡¿Cómo hiciste tu trabajo?!

—Director Guo —dijo el director de utilería, sudando con fuerza—. Todo estaba bien cuando lo revisé. ¡No debería haber ningún problema!

Guo Qisheng lo golpeó con el libreto y rugió.

—¡Entonces explícame qué acaba de pasar!

Los problemas no dejaban de aparecer desde el comienzo de la filmación, su paciencia estaba al límite.

—¿Quién fue el último en tocar la espada? —Preguntó Wang Taihe de repente.

—D-Debería ser Ning Xi… Se la di después de que terminé de inspeccionarla, y la estuvo sosteniendo todo este tiempo para practicar. Es mi culpa, debí haberla verificado de nuevo antes de comenzar a rodar —dijo el director sin dejar de disculparse.

Al escucharlo, las pupilas de Ning Xi se contrajeron. Tendría que ser una idiota para no darse cuenta de lo que estaba sucediendo ahora.

En ese momento, todos los presentes tenían expresiones mezcladas.

Guo Qisheng le lanzó una mirada airada al director de utilería, luego de dirigirse hacia Ning Xi con ojos complicados. Finalmente, contuvo su ira.

—Lo discutiremos más tarde. Tenemos que enviarla al hospital primero. Cierren el estudio, no dejen que las noticias se filtren.

♦ ♦ ♦

En el Primer Hospital Público de Beijing.

Mientras la herida de Ning Xueluo era tratada, Su Yan no se despegó de su lado. Ning Xi permaneció en el corredor fuera de la sala de atención médica, con su espalda contra la pared, mientras los engranajes giraban en su cerebro.

Ning Xueluo merecía ser llamada la ancestro de todas las flores inocentes. Incluso sus planes patéticos estaban en un nivel diferente. ¿No temió que ella no hubiera logrado detenerse a tiempo y terminara matándola?

Desafortunadamente, se había detenido en el instante en que sintió algo mal con la espada, así que la herida no era muy profunda. Como máximo, tendría una herida superficial. Sin embargo, las consecuencias de este incidente serían problemáticas…

Lo más importante ahora era encontrar una manera de probar su inocencia.

Ning Xi estaba pensando profundamente, cuando escuchó unos pasos apresurados. Había levantado la cabeza cuando alguien la abofeteó. A continuación, su mejilla ardió profundamente.

—¡Maldita! ¡¿Cómo pudiste hacerle algo así a Xueluo?! ¡Si tienes alguna queja, entonces ven conmigo! ¡Yo fui quien la mantuvo en la Familia Ning, quien estuvo dispuesta a mimarla y amarla! ¡¿Qué es lo que Xueluo hizo mal?! —Gritó la recién llegada, histérica. La mirada en sus ojos parecía decir que estaba observando a su enemigo jurado.

Ning Xi se limpió la sangre desde la esquina de la boca, y levantó la cabeza lentamente para observar a la dama frente a ella sin mostrar emoción alguna. Vestida con ropas rojas lujosas, noble y refinada, esta era su madre.

Detrás de Zhuang Lingyu estaba su padre, Ning Yaohua. El mismo disgusto brillaba en sus ojos.

—¡Si algo le sucede a Xueluo, no te lo perdonaré!

Las dos personas frente a ella eran sus padres biológicos. Desde el principio hasta el final, nunca le pidieron la historia completa. En su lugar, en el momento en que escucharon lo sucedido, solo tenían golpes y amenazas para ella.

Ning Xi tenía un millón de cosas que podría decirles por la ira. Sin embargo, ahora mismo, se sentía sin energía. No tenía ganas de hablar. Solo los observó con una mirada siniestra.

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