Traducido por Sharon
Editado por Ayanami
Después de escucharlo, Ning Xi dejó a un lado toda su vergüenza en un segundo.
—¿Terminaste todo?
Lu Tingxiao asintió, y le indicó que echara un vistazo por su cuenta. Ning Xi estaba preocupada de no poder entenderlo, pero al final, descubrió que no quería que revisara líneas complicadas de código, sino que le estaba mostrando los resultados.
La dirección de IP del perpetrador fue rastreada a un edificio departamental en el que Ning Xueluo se hospedaba, el Hotel Gran Vista: Perla de Río. El propietario de la cuenta anónima en el extranjero era Cui Caijing, la asistente de Ning Xueluo.
—Pensé que este tipo de hackeo solo existía en la televisión. Especialmente en cuentas anónimas porque son super seguras. Tienes que entrar en el sistema de un banco para descifrarla, prácticamente es imposible… —Ning Xi estaba tan emocionada, que por un momento se quedó sin habla. Finalmente, arrojó sus brazos alrededor de Lu Tingxiao—. ¡Gran Jefe! ¡Eres impresionante!
En ese mismo momento, Lu Tingxiao descubrió que no podía dejar de evitar el problema…
Ning Xi confiaba en él por completo, pero tenía demasiada fe en él… Al punto en que se había olvidado de que también era un hombre. Para ponerlo en términos sencillos, lo estaba tratando como a un mentor y un buen amigo; incluso como un padre algunas veces, pero nunca como un hombre.
Este era un gran problema.
Por otro lado, también tenía sus puntos positivos. El momento que estaba esperando era inminente. Esperó a que ella calmara sus emociones turbulentas antes de poder hacerle una pregunta.
—¿Qué harás con toda esta evidencia?
—No hay necesidad de apresurarse en hacerla pública. Voy a dejar que Ning Xueluo siga causando problemas. Mientras más situaciones cause, el golpe será más difícil cuando llegue. Estoy preparando… preparando…
—¿Preparando qué?
—Uh… Lu Tingxiao, sostenme por un segundo, ¿por qué estoy sintiendo que el suelo tiembla…?
En ese momento, la visión de Ning Xi se oscureció, y ella colapsó en el suelo.
—¡Ning Xi! —La expresión de Lu Tingxiao cambió al instante, y se apresuró a sostenerla. El cuerpo suave en sus brazos estaba ardiendo. Extendió una mano y tocó su frente, descubrió que tenía fiebre.
Había sentido su temperatura antes, pero pensó que estaba imaginando cosas. No había pensado que estuviera enferma de verdad.
Lu Tingxiao levantó a la persona en sus brazos, y se apresuró a bajar las escaleras.
—¡Tío Yuan! ¡Prepara el auto!
El viejo mayordomo quedó sorprendido al ver la situación.
—¿Qué le sucedió a la señorita Xi?
—No lo sé. —Lu Tingxiao estaba tan en pánico, que su expresión indiferente usual se había roto.
Pero él no lo sabía. No sabía si eran remanentes de la droga en su sistema, o si simplemente tenía fiebre. ¿O quizás Zhu Xiangcheng le dio algo más?
Ahora mismo, estaba sumergido en la culpa. Debería haberla llevado al hospital para que la revisaran en el instante en que la descubrió. Sin embargo, no solo no había hecho eso, sino que dejó pasar demasiado tiempo. Incluso la había agotado al mantenerla ocupada.
Habían pasado tantas cosas; ella debía estar sintiendo una increíble presión. Probablemente había alcanzado su límite después de soportarlo por tanto tiempo…
—Joven Maestro, no se ponga nervioso. Parece que la señorita Xi solo tiene fiebre. ¿Por qué no llamamos al doctor de la familia para que la revise?
Sin embargo, Lu Tingxiao estaba sordo a cualquier sugerencia. El conductor había llegado con el auto, y no tardó más tiempo en subir con ella.
—¡Al hospital! —Luego se dirigió hacia el mayordomo, que lo estaba observando desde afuera del vehículo, y le instruyó—: ¡Llama a Qin Mufeng!
—Sí, señor —accedió el mayordomo sin poder hacer nada más.
Si tenía alguna duda antes, después de ver al joven maestro mayor actuando así ahora, no podía quedar ninguna duda.
Esa chica definitivamente se convertiría en la futura señora del hogar.