Traducido por Yonile
Editado por Lugiia
Cuando me encuentro con mi familia, encuentro a Gayle, Curtis y Duke sentados en el salón.
Me pregunto si vinieron aquí después de que terminaron las clases.
—Buenas noches —les saludo.
Tan pronto como Albert me ve entrar en la habitación, se levanta y camina hacia mí, sosteniendo una bolsa aparentemente llena hasta el borde con algo. Después de que finalmente cierra la distancia entre nosotros, extiende sus manos y me la ofrece.
¡Bajando la mirada, veo que la bolsa está llena de macarrones dulces, los cuales son mi postre favorito!
—Ali, lamento mucho lo de ayer —dice Albert con una expresión llena de arrepentimiento.
—Estos macarrones… ¿Me los estás regalando?
—Sí… —dice Albert, sonriendo algo vacilante.
Acepto la bolsa llena de macarrones, y la miro por un momento. ¡Qué bien se ven! Lucen casi como joyas, tan coloridos y hermosos que hacen que mi corazón lata anticipando su sabor.
—Muchas gracias, hermano Albert —digo, sonriendo con satisfacción.
Ante mi reacción, su rostro también se ilumina.
Mis sentimientos se complican un poco al verlo tan feliz, ya que el Albert del juego no quería tener nada que ver con su hermana pequeña… Por un lado, su sonrisa me reconforta; no obstante, por el otro…
¿No significa esto que mi conducta villana todavía tiene un largo camino por recorrer?
—Joven Albert, Su Majestad, el rey, está aquí.
¡¿Qué?!
¿El rey viene a nuestra casa? ¿Qué asuntos podría tener aquí?
Además, ¿por qué nadie más parece sorprendido? ¡Es el rey, saben! ¡No me digan que acaso ya sabían que venía!
Se escuchan dos golpes y luego la puerta se abre lentamente.
El rey tiene un aura bastante asombrosa.
Cuando termina de entrar en la habitación, hago una reverencia.
Cuando lo miro de reojo, me doy cuenta de que parece haber bastantes personas siguiéndolo también.
¿Quizás podrían ser otras personas poderosas de esta sociedad? Parece que mi padre también está entre ellos…
—Pueden levantarse —dice el rey mientras su voz profunda y digna resuena en toda la habitación.
Justo en frente de mí, veo a los cuatro hombres alineados al lado del rey.
Y una vez más, recuerdo que este es realmente el mundo de un juego otome, ya que todos son tan guapos… Hubiera sido genial si los hombres en mi mundo anterior hubieran sido también así de hermosos.
Mi padre y estos otros hombres son… Hmm, está en la punta de mi lengua… Estoy seguro de que vi a este grupo de personas de esa manera durante el juego, pero no puedo recordarlo.
—Buenas noches. Soy Johan Evans —dice el hombre con el fino cabello plateado, el cual está más cerca del rey.
¿Evans? Entonces, eso significa que este es el padre de Gayle, ¿verdad?
—Soy Neville Smith —dice el siguiente hombre en la fila, y con solo mirar su cabello rubio, puedo decir de inmediato que debe ser el padre de Finn.
—Derek Hardson los saluda.
Ser alto realmente viene de familia. El hombre más alto del grupo, por supuesto, resultó ser el padre de Eric.
Todos son la misma imagen de sus hijos.
El último hombre de pie en la fila era mi padre, pero no se molestó en presentarse.
¿No significa esto que las cinco principales potencias elementales de este país se han reunido en un solo lugar?
Me pregunto si pasó algo grande.
—Señorita Alicia, me gustaría hacerle unas preguntas —dice el rey, mirándome.
¿Preguntarme? ¿Eso significa que estoy a punto de ser interrogada?
—¿Le gusta este país?
La pregunta está tan fuera de mis expectativas que termino poniéndome rígida por la confusión y la sorpresa.
¿Podría estar tratando de evaluar mi lealtad a este país?
En el momento en que estoy a punto de decir que “me gusta”, aparece en mi mente una imagen del pueblo empobrecido.
Sin embargo, si llego a dar mi opinión de forma sincera, entonces tendría que exponer el hecho de que en realidad he estado allí antes.
Al verme allí de pie, sin decir nada, el rey vuelve a abrir la boca.
—Entonces, déjeme reformular la pregunta. ¿Cuál es su opinión sobre la forma en que este país se está gobernando actualmente?
No puedo imaginar lo que el rey podría estar tratando de ganar al hacerme estas preguntas.
Solo soy una niña de diez años, ¿sabe?
Pero por ahora, simplemente descartaré el pensamiento que se me acaba de pasar por la cabeza.
—Me disgusta el trato preferencial que este país le da a su nobleza.
—¿No le gusta tener un trato preferencial?
—Así es, lo detesto. —Ante mis palabras, las expresiones de todos se vuelven dudosas.
—Y…, ¿por qué podría ser eso? —interviene el señor Johan.
—Porque es justo ese tipo de parcialidad lo que ha permitido que personas tan débiles mentalmente y poco inteligentes ocupen posiciones de poder —afirmo, pero antes de que termine de hablar, los rostros de todos los hombres en la sala ya se habían oscurecido, mostrando disgusto.
Sin embargo, en lugar de sentirme intimidada por sus expresiones, puedo sentir que mi confianza aumenta, ya que el hecho de que fui capaz de inducir tal reacción es uno de los testimonios más gratificantes de mi habilidad como villana.
—¿Así que quieres decir que nos desprecias a todos? —pregunta el señor Johan, con una mirada llena de furia.
Ciertamente, que una niña de diez años le diga algo así sería bastante ofensivo, pero aun así apreciaría que no me dirigiera ese tipo de mirada. Si fuera una niña normal de diez años, sin duda habría estallado en lágrimas ante esa mirada.
—No, no todas las personas son así. Solo que aquellos que están en la cima y dirigen este país no son necesariamente los más sabios ni los más adecuados para el puesto.
—¿Qué quiere decir con eso?
—En otras palabras, la razón por la que la nobleza está actualmente en el poder es muy probable… debido a que pueden utilizar la magia.
—Entonces, ¿nos está insultando?
—No, no lo hago —respondo con deseos de discutir, pero mis nervios pierden ante la mirada intimidatoria del señor Johan y termino quedándome en silencio.
Como era de esperar de una de las personas más poderosas del país. Qué presión coercitiva sin precedentes.
—Continúe —ordena el rey. Al escucharlo tomar mi lugar, el señor Johan parece considerablemente sorprendido.
Siendo honesta, incluso yo estoy un poco sorprendida. Pensar que me ordenaría continuar cuando todo lo que he dicho hasta ahora no ha sido más que insultos para su organización actual.
Inhalo un poco, enderezo mi espalda y hago la postura más alta y hermosa que puedo lograr.
—Hay muchas personas por ahí que son más inteligentes que la nobleza que ocupa actualmente las posiciones poderosas en nuestra sociedad. Lo que estaba tratando de decir es que poder usar magia y poder tomar decisiones sabias e inteligentes son dos cosas muy diferentes. En otras palabras, dado que empoderamos a la nobleza solo por ser capaces de utilizar magia y no debido a sus habilidades intelectuales, es la razón por la que este país no opera basándose en la meritocracia.
—Entonces, ¿debo suponer que usted no tendría objeciones a ser despojada de su título y estado actual? —pregunta el rey, mirándome como si estuviera tratando de leer mis propios pensamientos.
Siento que se me acelera el pulso ante su mirada seria.
—Nacer como la hija de la familia Williams fue simplemente un golpe de buena fortuna. No fue por mi propio poder que pude obtener este título. Por lo tanto, incluso si me despojaran de él, no estaría en ninguna posición para objetar.
Ante mis palabras, el rey comienza a mirarme con asombro. El señor Johan también me dirige una mirada intensa pero diferente a la de antes, una cuidadosamente observadora y evaluadora.
—Alicia, puedes volver a tu habitación ahora —dice mi padre, sonriendo.
¿Qué clase de contrainterrogatorio era este?
Tengo muchas ganas de preguntarles a todos qué podrían haber estado pensando, pero el ambiente actual no permite hacer tales preguntas, así que abandono la idea.
Dándoles a todos otra reverencia, me despido de ellos y salgo de la habitación.