Traducido por Sharon
Editado por Narumi
Corregido por Maru
Iluminada por la luz de la luna llena, sentí algo de arrepentimiento.
Podía perdonarme por haber escapado del Salón de Baile e ido al jardín con tan poca elegancia.
Y, sí, incluso por sentarme en la banca de ese modo.
Sin embargo, me di cuenta de que no debí reír tan fuerte.
Si me hubieran descubierto sentada en el jardín con una pose tan torpe, pude haber sido perdonada; o inclusive podrían haberme encontrado linda, un poco caprichosa.
Pero estallar en risas tan fuertes… Eso no estaba bien. No es que me avergonzara del modo en que me rio, pero los únicos que podría aceptar que me escucharan son mi familia, los sirvientes y Marywa.
Es cierto.
Repentinamente me di cuenta, con gran decepción, que un chico que nunca había visto antes me miraba en silencio.
Escondiendo su rostro como yo, me sentí libre de tomar aire: la música que se podía escuchar desde el Salón de Baile cubría mi risa, pero no significa que yo pudiera relajarme. Si alguien se acercara, de hecho, sería descubierta, ya que soy la única persona en los alrededores. Así que me mantuve bajo control hasta alejarme un poco del Salón, pero, aparentemente, no fue suficiente: me distraje.
Mientras me arrepentía, el daño ya estaba hecho. Me descubrieron.
Por supuesto hubiera sido mejor que no hubiera sucedido, pero decidí inventar un Plan B para salvar la situación.
Después de recuperar algo de comportamiento, me puse de pie y me encontré con los ojos azules del niño que se mantenía mirándome desconcertado.
—¡Hola! Mi nombre es Christina Noir.
A pesar de que me vio reír de ese modo, prefería mantener una actitud formal cuando me presentaba por primera vez.
Mi plan era simple. Soy la hija de un duque, y el caballero frente a mí probablemente fuera un joven noble hijo de algún Conde o Marqués, casi de la misma edad, pero socialmente inferior.
En otras palabras, afirmaré mi superioridad aristocrática para mantenerlo en silencio.
—¿Entonces?
Le di un vistazo desde la cabeza hasta los pies. Pensaba que tenía unos años menos que yo, y eso me daba algo más de confianza: tenía que mostrarle quién de los dos era el comandante.
—Podrías no saberlo, pero mi linaje, los Noir, es parte de una de las tres Familias Ducales que quedan en el país. Soy Christina Noir, única heredera, y por mis venas fluye sangre azul: ¡muéstrame respeto y reverencia!
—Ooh…
Mientras inflaba mi pecho arrogantemente, el niño comenzó a aplaudir con sinceridad.
Es una reacción bastante única. Su honestidad se sintió bien, y me hizo enderezar los hombros aun más.
—Hehehe, lo entendiste rápido para ser tan pequeño. Aprecio a la gente inteligente. Incluso puedo hacerte mi seguidor… ¿Quién eres, de todas formas?
—Ah, cierto.
El chico quedó tan asombrado con mi abrumadora presencia que olvidó presentarse. Él aplaudió. Las acciones apropiadas para su edad sugerían que su educación formal todavía no había comenzado.
Bueno, no es amable compararlo con una genia como yo. Y probablemente sólo tiene cinco años. Probablemente habla mejor que la mayoría de los niños de su edad.
Pensando en ello, le vi presentarse con una sonrisa indulgente.
—Mi nombre es Charles Edward. ¡Un placer!
—Oh.
Acepté el nombre del niño con una sonrisa.
—Ya veo. Te llaman Charles Edward, ¿eh?
—Sí.
—Ya veo, ya veo. Charles. Charles Edward…
Saboreé su nombre por un momento, y después de probarlo por completo, finalmente comprendí el nombre que entró en mis orejas.
Este chico es de la Realeza.
—Ehmmm… ¿En serio…? ¿E-Eres Charles Edward? ¿Estás seguro?
—Absolutamente.
—Ah… L-Lo entiendo… —dije vacilante, sorprendida por mi descubrimiento.
Entonces, en síntesis: le mostré a ese príncipe esas actitudes poco femeninas y, por si no fuera suficiente, también fui arrogante con él. No importaba que sólo tenga cinco años, un día se sentará en el trono. Mi estúpido Plan B fue una bomba del tiempo: lo único que puedo hacer es reírme de ello.
Sí. Era malo que tampoco pudiera hacer eso.
Levanté mis ojos hacia el cielo por ayuda: la luna, la cual hasta ahora había iluminado la noche, estaba oscurecida por las nubes.
—La luna está oculta —dijo el niño siguiendo mi mirada.
—Sí… ¡L-Lo está…!
A través del país había una sola familia que llevaba ese nombre: anunciarse de ese modo sin derecho involucra un castigo muy duro, así que no había dudas de que este niño realmente era el verdadero Charles Edward, un miembro de la Familia más rica y poderosa en todo el Reino, y Heredero de Su Majestad, el Rey Gillick, fundador de nuestro país.
—Bueno, Charles Edward. Así que eres Charles Edward…
—¿Estás bien?
—Sí, sí… Muy bien.
Viéndole más cuidadosamente, uno podía decir al instante que era un príncipe por su cabello rubio y ojos azules, ¿cómo pude ser tan ciega?
Qué inmadura fui con mi comportamiento tonto. Ahora no podía escapar de este desastre en el que metí; como Marywa me enseñó, debía aceptar la amarga realidad: mi Plan B era un completo desastre. La superioridad con la que me aproximé a este niño volvió como un boomerang golpeándome más fuerte.
Aún así, es probable que todavía pudiera salvar esta situación: mi ingenio estaba preparando un Plan C.
—Mira, Charles…
—Dígame, Señorita Christina.
¡Arghhh…!
Un príncipe acababa de llamarme con tal extrema cortesía, incluso me llamó ‘Señorita’.
¿Por qué? ¿Dónde está el truco?
—Quiero que me digas algo, pero lo dejaré a un lado por el momento: en su lugar, ¿por qué me llamaste ‘señorita’?
Prefiero hablarle con el mismo tono arrogante de antes: un cambio de actitud repentino causaría sospechas.
—Lo lamento, pero me dijo que le trate con ‘respeto y reverencia’… —respondió con una expresión sorprendida.
—Ah, sí, es verdad, lo hice.
De hecho era cierto.
Este pequeño niño no dejaba de impresionarme. Todavía recordaba las más impertinentes palabras que pude haber pronunciado en mi corta vida e incluso se comportaba como le ordené.
¿Es una táctica para engañarme? Aún así, parece honesto y puro.
Temía por mi futuro.
Hasta ahora, la única que me había derrotado luego de un breve intercambio de palabras era Marywa.
—Sí… Sí, es verdad, lo hice.
—Sí, lo hizo.
Después de la ofensiva de Charles comencé a rechinar mis dientes: era la segunda vez, después de Marywa, en el que me sentía en problemas, pero no estoy acostumbrada a rendirme. Recuerdo que soy buena en recibir los golpes y defenderme.
Una vez que enfoque mi mente en el presente, reuní coraje y miré a mi enemigo con confianza:
—Mira, Charles…
—¿Sí, Señorita Christina?
¡¡¡Detente!!!
A pesar de que estaba lista para replicar con brusquedad, de mi boca salió un tono de voz tranquilo.
—Aunque te dije eso antes, ¿podrías parar de llamarme ‘Señorita’?
—¿Por qué?
¿Por qué? Una simple pregunta. Todavía podía volver a tomar la ventaja del juego. ¡Este formidable oponente ya nunca más se verá invencible!
¿Podría no ser una trampa?
En frente de su mirada cuestionadora, sentí que algo de sospechas aumentaban en mi interior, pero me forcé a calmarme:
—¡¿Cómo por qué, Charles?! En síntesis, somos amigos, ¿verdad? —repliqué, sonriendo con inocencia.
—¿Amigos?
—¡Por supuesto!
Charles tuvo la reacción que esperaba: mostró interés en lo que acababa de decir, y pareció gustarle la idea, a pesar que todavía no se dijo la última palabra.
—Somos amigos. O mejor dicho, lo seremos a partir de ahora.
—¿Lo seremos?
—¡Por supuesto! Ser amigos es algo maravilloso, ¿verdad? Entre amigos no hay diferencias en el rango o edad, tú y yo somos iguales, ¡somos amigos! —dije esas palabras mientras abría mis brazos para enfatizar las maravillas de la amistad y Charles me miraba con ojos admirados.
—Ooooh…
Excelente: tenía toda su atención. Ahora era tiempo de dar el golpe final:
—Si estás de acuerdo, deja de llamarme Señorita. ¡De hecho, llámame Chris!
—¡De acuerdo, Chris!
Charles era un niño muy puro.
Dentro de mi ya estaba saboreando la victoria, viendo cuán entusiasta estaba Charles con la idea de haber hecho un amigo. Mi estrategia probó ser un éxito: ¡habiéndome declarado amiga del príncipe, no seré acusada de traición! Por último, solo quedaba una última cosa por hacer.
—Y… Una cosa más, Charles…
—¿Qué, Chris?
Puse un dedo en mis labios, como si le indicara que se mantuviera en silencio.
—¡Lo que acaba de suceder es nuestro secreto!
—¿Secreto?
—Sí, un secreto. Que nos conocimos aquí y todo lo demás, es un secreto.
—¿Incluso la forma en que reíste antes?
—¡¡¡Eso es MÁXIMO SECRETO!!!
Acababa de retorcer el cuchillo en la herida.
—Entonces, ¿estás de acuerdo? No puedes decirle a nadie lo que ocurrió aquí esta noche.
—¿Y por qué?
Charles apretó sus labios con fuerza.
Creo que estaba dudando tanto porque él realmente quería compartir con alguien lo que acaba de suceder: no el haber sido testigo de mi torpe risa, sino el que se hizo mi amigo.
Entendiendo perfectamente el corazón de un niño, le guiñé un ojo:
—¿Cómo por qué? Como recuerdo de nuestro primer encuentro, ¿verdad? ¡Sólo tú y yo mantendremos este secreto!
Ante estas palabras, los ojos de Charles brillaron con aprobación.
—¡Muy bien! ¡Será nuestro secreto!
¡¡¡Victoria!!!
Dentro de mi corazón me aplaudí silenciosamente ante la excelente actuación que acababa de ejecutar.
Jajajajja no mames Cristina jajaja xD
Dios, que tenso jajaja
Aajajajja me muero
Pero a mk no me engaña ese charles, alho raro tiene, si es ahira lo sera despues ;v
Se hizo amiga del principe heredero ? Eso he entendido, estoy bien verdad? Es este uno de los candidatos de su hermanita querida? El principe la tendra dificil si quiere quitarle el angel a esta sis-con onee-chan, seguro se dara cuenta de la inmensidad de su amor fraternal en el proceso que aumente la amistad entre el y la sis-con jajajjaja