Mi hermana, la heroína – Capítulo 12

Traducido por Sharon

Editado por Narumi

Corregido por Maru


Después de separarme, por lo menos temporalmente, de Charles, regresé al Salón como si nada hubiera sucedido.

Caminé dentro de la habitación refrescada, dando saludos y cortesías a los invitados. La hija del marqués me señaló que todavía tenía algunos pétalos en mi cabello, pero rápidamente encontré una excusa sin perder la calma. La noche terminó pacíficamente y me las arregle excelentemente para interpretar mi rol de ‘Hija Perfecta’.

Al día siguiente me encontré esperando impacientemente a que la puerta de nuestro edificio se abriera. Estaba de pie fuera de la puerta, puntual, en un punto en el cual podía ver con orgullo al jardín extendiéndose hasta la entrada principal. Los rayos del sol eran fuertes, y para no quemarme, mi sirvienta me hizo sombra con una sombrilla.

Se supone que ella llegará pronto; ¡No podía esperar!

—¡Vamos, por favor, ven rápido!

Estaba tan emocionada que me encontré sonriendo, cuando escuché el sonido del carruaje deteniéndose en la puerta.

—¡Llegó!

—Por favor, Señorita, venga por aquí.

La puerta se abrió para dejar entrar al carruaje: la sirvienta me urgió moverme a un lado del camino, pero me rehusé.

—No, esperaré aquí —dije obstinadamente, permaneciendo inmóvil en el medio del camino.

Ya que estuve esperando su llegada todo el tiempo, por todos los medios quería que me notase cuando entrara, y que no pasara sin verme… ya fuera por estar distraída o deliberadamente.

Estando detenida en el medio del camino, no podría evitar verme en el punto en que la esperaba, sin mencionar que su carruaje debería detenerse por la fuerza para no golpearme.

—Entendido, Señorita…

Viendo que estaba tan resuelta, incluso mi sirvienta se rindió en convencerme. En su lugar se puso de pie a mi lado, protegiéndome del sol con la sombrilla. Estoy muy agradecida, hacia ella y a los sirvientes, por su lealtad.

—¡¡Finalmente!! ¡¡Y ahora detente!! —dije tan pronto como el carruaje estuvo frente a mí.

El cochero, uno de mis sirvientes, me miró consternado. Le vi girándose hacia la persona sentada dentro del carruaje, intercambiando algunas palabras con ella. Entonces, las puertas del carruaje se abrieron y Marywa Toinette, mi profesora privada, bajó. No se veía muy feliz de que su llegada fuera anticipada con tanto entusiasmo.

—Dándome la bienvenida en tal forma significa que está llena de deseo para estudiar hoy. Estoy agradecida, Señorita —dijo mientras se acercaba.

—No digas estupideces, Marywa, una genio como yo puede aprender todo perfectamente incluso sin el deseo de estudiar. ¡En realidad estoy aquí para hablar de algo más hoy!

—Debería cuidar su lenguaje, Señorita. Contrario a lo que parece pensar, no es fácil volverse una dama en todas las formas.

Escuchando esas palabras, el cochero y la sirvienta miraron a otro lado.

—Sí, sí, estoy de acuerdo… Sin embargo, ¡debemos hablar de algo urgente, Marywa! —corté sus palabras.

—Sí, lo sé. De cualquier forma, es Señorita Toinette, por favor.

¿Qué sabía de todo esto…? Ella no podía saber. ¡Solo estaba diciendo palabras vacías!

—Marywa, anoche en el Baile les mostré a todos cuán bien me estás educando… Bueno, ¡incluso más! ¡Deberías estar orgullosa de mí! —me jacté.

Ella entrecerró sus ojos y me miró sospechosamente.

—Oh, ¿aún más de lo que te enseñé?

—¡Y de qué forma también! ¡Estaba centelleando de satisfacción como la luna llena lo hacía en los cielos anoche! También puedes preguntarle a Padre para confirmarlo si quieres. Lo repito: ¡Definitivamente supere tus expectativas!

Mi Padre incluso me preguntó si estaba bien, porque para él no me veía como la ‘Christina usual’. ¡Pronto, mi nombre estará en los labios de todos en la alta sociedad!

—¡Vamos Marywa! ¿No merezco tus elogios? ¿Palmear un poco mi cabeza? —me reí, inclinando mi cabeza hacia ella.

Realmente me lo merecía: puede que esta fuera la única vez en la que era merecedora de su aprobación y afecto.

—Seguro… Por qué no…

Ansiosamente esperé para sentir su mano en mi cabeza, cálida como esa vez en la despensa. Sin embargo, al final, sentí un golpe duro inesperado.

—¿Marywa? —le pregunté vacilante, levantando la mirada hacia ella.

¿Por qué me golpeó? ¿Por qué no era dulce y buena conmigo? ¿Qué hice mal para merecer este trato?

Mis dudas fueron disipadas inmediatamente cuando me encontré su mirada, fría y cruel, mirándome como un demonio.

—¿Marywa? —me aventuré otra vez, buscando seguridad.

—Señorita Christina —dijo rígidamente.

Apretó con más fuerza su mano en mi cabeza, como si quisiera perforarla, y tan repentinamente que ni siquiera tuve el instinto de reaccionar al dolor.

—No dudo que es como dijo, Señorita. Cayendo y dañando las flores del Rey definitivamente pertenece a las cosas que le he enseñado, y en efecto, las sobrepasa. Realmente, lo hizo más seriamente de lo que jamás esperé. Supongo que debe estar al tanto de ello.

Quedé petrificada.

—Perooooooooooooo, cómo… ¡¡¿¿Cómo te diste cuenta??!!

2 respuestas a “Mi hermana, la heroína – Capítulo 12”

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