Mi hermana, la heroína – Capítulo 14

Traducido por Sharon

Editado por Narumi

Corregido por Maru


—Christina, tu prometido ha sido decidido.

Un día, tiempo después del Baile, mi Padre me convocó y comenzó su discurso con estas palabras.

—¿Qué?

En la biblioteca, de pie frente a él, dejé escapar un jadeo.

—Padre, dijiste que necesitabas hablar conmigo y terminas diciéndome que has decidido mi prometido. Esas son noticias repentinas para mí.

No era raro que, en las Familias Nobles, decisiones similares se tomaran cuando la novia y el novio tuvieran más o menos la misma edad. De hecho, cuando la posición era alta, la decisión se tomaba más temprano. Siendo la hija del duque Noir, era extraño que nunca lo hayamos discutido antes.

Sin embargo, cuando escuché esas palabras de mi Padre, en lugar de estar emocionada porque pronto conocería con quién pasaría el resto de mi vida, me sentí algo confundida.

—No, no es algo repentino. Estuve trabajando por un tiempo en él, y ahora el acuerdo ha terminado, gracias a la buena impresión que hiciste durante el Baile.

—Oh, ya veo…

Así que la decisión ya estaba tomada a mis espaldas desde hace un tiempo, pero sólo lo supe en este momento, cuando era definitivo.

—Christina… Déjame ser claro en este punto: no puedes entrometerte en estos asuntos. Tu voluntad no cuenta en este caso. ¿Está claro?

—Ciertamente, Padre.

Sabía que no había lugar para mi opinión: decisiones similares eran tomadas sólo con los padres. Era el precio por ser parte de los nobles, y yo lo era.

Estaba orgullosa de ser miembro de la Familia Noir, una de las tres Familias Ducales más poderosas del Reino.

—No tengo pretensiones sobre mi prometido. Lo que es bueno para la familia estará bien para mí también —dije sin vacilar.

Mi Padre me miró presumidamente:

—Bien dicho. Realmente eres mi hija.

—Por supuesto. Soy tu hija… Ah, Padre, ¿puedo preguntar quién es?

Ya sabía la respuesta, pero necesito confirmarlo.

Estaba un 90% segura de que era Charles, pero era posible que, gracias a la buena impresión que les di a todos, alguien más me haya elegido en su lugar. Puede que fuera alguien de los altos círculos políticos del país, que encantado con mi gracia, me haya defendido para casarme con el príncipe mayor y volverme la reina.

—Sí, por supuesto. —La respuesta de Padre obviamente no traiciono mis expectativas: —Su nombre es Charles Edward. Como sabes, es el tercer hijo del rey.

—Lo entiendo —dije, moviendo mis labios.

—Su familia me preguntó si podían venir para realizar los saludos. Pero recuerda, cuando eso suceda, no hagas nada estúpido.

—¡No te preocupes, Padre! —dije con tono agudo, emocionada porque podría encontrarme con mi amigo Charles más temprano de lo que pensé.

Dentro de mí decidí que, para anticipar nuestro encuentro, trabajaré más duro en mis buenos modales para volverme una señorita perfecta y dejarlo sin palabras.

—¿Christina?

—¿Sí, Padre?

—¿Por qué estás tan feliz? —me preguntó, sospechando.

¿Feliz?

—¡Estoy como siempre, Padre!

—¿Estás segura?

Dentro de mi cabeza estaba preparando un plan que, en realidad, no lastimaría a nadie: sólo tenía curiosidad por ver el rostro que Charles hará. En cuanto a los demás, sólo seré yo…

—¡Sí! —asentí vigorosamente, mostrándole mi mejor sonrisa, pero Padre no pareció cambiar de opinión.

—Si tú lo dices…

¡Qué melancolía! ¿Qué diablos se le metió? Sus ojos parecían mirar a la distancia, pensando: “Ahora está en esa edad…”

Quería saber lo que estaba pasando por su cabeza, pero no pude descifrar sus respuestas.

—Te ves feliz, pero en realidad me odia-… No, olvídalo.

No puedo entender lo que estaba intentando decirme, pero estaba molesta porque estaba estancado y asintiendo a sus propias suposiciones.

—¿Padre?

—Una vez fuiste una mocosa voluble… O puede que sigas siendo así ahora… O puede… ¿Christina? ¿Todo está bien?

—¡¡Eso apesta!!

Con estas palabras, vacié sobre él todas mis preocupaciones.

Los ojos de mi Padre se abrieron por el asombro, yo me controlé y me puse otra vez mi máscara de una buena señorita.

—Con su permiso.

—Christina… ¡Christina espera! ¡Demando una explicación por este comportamiento!

Caminé lejos, dejando atrás la biblioteca y sus gritos llamándome.

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