No es mi guardia sombra, es mi amante – Capítulo 7: Muerte, saltando del acantilado

Traducido por Shisai

Editado por Shiro


Antes de que su Maestro despertara, An Jiu se escabulló en la ciudad para preguntar por noticias, pero no esperaba que los soldados estuvieran buscando por todas partes, y que los avisos de búsqueda de su amo se publicaran en todas partes.

Apenas vio esto, no se quedó. Compró algo de comida y se fue en silencio. Inesperadamente, no era seguro escapar de la ciudad imperial, ésta había sido incluso bloqueada. Afortunadamente, ayer no llevó a su amo a la ciudad, o habría sido difícil huír.Cuando An Jiu regresó a la cueva, Xia Qian’an todavía no estaba despierto. El guardia sombra se sentó junto a él y esperó.

Después de mucho tiempo, el joven finalmente se levantó, y comieron algo para llenar sus estómagos. Entonces An Jiu le dijo lo que acababa de ver.

—Maestro, salgamos de aquí.

—Mn, ¿qué tal si vamos a vivir a otro país? Uno donde nadie sepa quiénes somos.

Se trataba de la vida de ambos. Xia Qian’an pensó para sí mismo que realmente odiaba los lugares donde había mucha gente.

—Escucharé al Maestro… Maestro, alguien viene —Los ojos del hombre de repente se tornaron fríos. Fue demasiado descuidado e inesperadamente dejó que lo siguieran. No tuvo tiempo de explicar, así que rápidamente levantó al muchacho y corrió en la dirección opuesta para irse.

No había corrido ni siquiera durante unos minutos cuando algunos soldados con armadura de hierro entraron en la cueva. Primero miraron alrededor de la misma, cosa que los llevó a encontrar ceniza de madera quemada en una esquina. Además había un montón de hierba seca cerca; parecía que alguien se había quedado aquí anoche.

—Lleva a la gente a buscar. Los soldados se dividirán en varias rutas. No deberían encontrarse muy lejos.

An Jiu, para ahorrar tiempo, se fue rápidamente con su Maestro en sus brazos, pero aun así no pudieron escapar. Por lo que se paró frente a éste sosteniendo una espada en la mano, el cuerpo tenso, la boca en una línea recta, y los ojos llenos de intenciones asesinas mientras miraba a los guardias sombra que los perseguían.

Pensó que no habría posibilidad de sacar una espada también para su amo. Los atacantes no le dieron tiempo extra para pensar. Sus cuerpos se movieron hacia él; atacando rápido. Xia Qian’an no podía ver con claridad. De hecho, las artes marciales de An Jiu eran mejores que la de sus adversarios. No era un problema matar a estas personas. En el peor de los casos, sólo saldría herido.

Pero ahora An Jiu necesitaba vigilarlo a él, y no podía ser descuidado. Además, se estaba enfrentando a un grupo de guardias sombra que eran hábiles en el asesinato, por lo que era inevitable que sufriera algunas heridas. Afortunadamente, esos tipos no le hicieron nada a Xia Qian’an. Querían atraparlo vivo en lugar de matarlo. Esta era una buena noticia. Aunque a él le pasara algo, su amo estaría bien. Ahora lo que tenía que hacer era no dejarlos acercársele y matarlos al mismo tiempo.

La cara del joven estaba extremadamente pálida, y el olor a vómito y sangre estaba atrapado en su nariz. Aunque sus ojos estaban llenos de miedo, su rostro estaba tranquilo.

No podía entrar en pánico ahora. No podía causarle más problemas a An Jiu. Esta era la primera vez que olía el olor a sangre, que sentía el miedo a la muerte. Vio la matanza frente a él y se dio cuenta de lo rápido que uno podía morir.

Estaba tan cerca de la muerte, pero no se dio tiempo para gritar y desahogarse. Lo que necesitaba ahora era estar tranquilo. Odiaba la muerte y odiaba matar, pero si fuera por An Jiu, preferiría que éste acabara con la vida de otros antes que ser lastimado por ellos. Su ser querido era más importante que los demás. Él era egoísta. Este hombre era el único en su corazón. Si no quería que él muriera, sólo podría desear que sus atacantes lo hicieran.

An Jiu mató a la mitad de los guardias sombra, aunque en el proceso sufrió algunas heridas, entre las cuales había unas muy pesadas, pero esto fue suficiente para mostrar cuán fuerte y hábil era. De hecho, los agresores que quedaban con vida habían pensado en sus corazones que un guardia sombra con tanta fuerza no sería asignado a bastardos cobardes como Xia Qian’an.

An Jiu ignoró sus pensamientos internos y recogió a su Maestro para separarse de ellos e irse rápidamente. Los ojos del joven estaban rojos, mordiéndose el labio inferior para contener las lágrimas que quería derramar. Había más heridas en el cuerpo de su ser querido. Ahora podía oler claramente la sangre.

Al pensar en esas feroces heridas en su cuerpo, se sintió sofocado.

Sin embargo, en poco tiempo, los guardias los alcanzaron nuevamente, y su número se había duplicado. Después de que An Jiu mató a varias personas, también obtuvo varias heridas, lo que lo ralentizó. Tan pronto como éstos lo vieron, sus técnicas fueron aún más rápidas y afiladas, y todos comenzaron a realizar cortes fatales.

De pronto, An Jiu escuchó el sonido de un objeto punzante perforando la piel, tras lo que sus pupilas se encogieron y su espalda se hundió. Rápidamente cortó la garganta de la persona frente a él, se dio la vuelta y abrazó a su Maestro, quien se había usado a sí mismo como escudo.

Otras personas también se detuvieron. Observando la situación frente a ellos, pensaron que no era bueno. Su maestro y el hijo de éste les dijeron que trajeran a Xia Qian’an intacto. Inesperadamente, el muchacho se estaba muriendo. Todos habían hecho un buen trabajo evitando el objetivo de la tarea, pero no sabían qué le pasaba a éste, quien había ayudado a bloquear una flecha mortal.

De hecho, él tampoco sabía por qué lo hizo. Tal vez no quería ver al otro  morir frente a él. Se preocupaba por esta persona. Desafortunadamente, ya no podría verlo. Xia Qian’an cayó sobre An Jiu.

Duele mucho…

Le resultaba tan doloroso que no pudo contener las lágrimas. Le dolía mucho donde la flecha estaba clavada. Pero las heridas en el cuerpo de An Jiu debían ser más dolorosas.

—An Jiu… me duele mucho —lloró, sintiendo que incluso respirar lo estaba matando.

—Maestro… —La voz de An Jiu era ronca, aunque se veía impasible e inexpresivo. En este momento, todo su cuerpo estaba lleno de tristeza, y colapsó. Sus ojos estaban rojos—. Maestro, espere. Este subordinado lo llevará con un médico de inmediato.

—An Jiu… No… No te vayas. Conozco mi situación. —Xia Qian’an agarró con fuerza la mano del otro, cerró los ojos y su cuerpo se debilitó cada vez más. Sabía que realmente iba a morir.

—Maestro… —Tembló mientras limpiaba la sangre de la boca de su amo.

Este hombre, cuando ingresó al campamento de guardias sombra por primera vez, no se dio por vencido. Cuando estaba al borde de la muerte durante el entrenamiento, no albergaba miedo en su corazón. Sin embargo, se derrumbó debido a la muerte de su nuevo Maestro, quien sólo había estado con él durante dos años.

Xia Qian’an tosió dolorosamente.

—An Jiu… te amo —dijo con dificultad, volvió a toser y escupió sangre, pero aún miraba tercamente a la persona frente a él. A pesar de que su visión estaba borrosa, temía que si no lo decía, no sabría lo que realmente pensaba An Jiu sobre él, incluso si era sólo una ilusión, deseaba que sintiese lo mismo.

—Maestro… Yo también te amo… —Inclinó la cabeza y besó sus labios, suave y firmemente. Cuando la mano que sostenía su brazo se deslizó hacia abajo, sus lágrimas hirvientes cayeron sobre la cara de Xia Qian’an.

Maestro, no te mueras. Por favor, no mueras…

Cerró los ojos con desesperación.

—Ustedes… Malditos sean, todos. Los enterraré con mi Maestro. —An Jiu de repente levantó la vista, sus ojos estaban llenos de intenciones asesinas y locura, y toda su aura era aún más terrible que antes.

Antes de que pudieran reaccionar, varios de los guardias ya tenían la garganta cortada. Sin embargo, incluso si hubieran reaccionado, no había forma de que pudieran enfrentar a la persona demente frente a ellos.

Después de un corto momento, no quedó nadie vivo a su alrededor. Cuando la mano del guardia sombra se aflojó y su espada cayó al suelo, la locura en sus ojos se había convertido en una desesperación sinfín.

En ese momento se inclinó rígidamente para recoger a su Maestro, con movimientos cuidadosos.

Su espalda estaba recta mientras abrazaba el cuerpo aún cálido de su amo y se dirigía hacia el acantilado. Por su mente pasaron muchas escenas. Su Maestro no pudo sostener el pesado guqin, se sonrojó y avergonzó. Su Maestro pensó torpemente en formas de hacerle comer cuando no podía terminar los pasteles. Después de tocar el guqin, la encantadora apariencia de su Maestro le pidió elogios. Su Maestro odiaba la proximidad de otras personas pero confiaba en él. Quería que lo acompañase cuando tenía miedo de dormir. ¿Cómo podría no enamorarse de él? Tenía miedo de haber estado enamorado de él durante mucho tiempo.

Originalmente pensó que era una ilusión, pero no pensó que su Maestro también lo amara. ¿Era muy tarde? No, cualquiera sabría a quién aman antes de morir. Pudo decirlo y murió satisfecho.

Vivir en el mismo mundo, morir en la misma cueva, no vivir juntos, sino morir juntos.

—Maestro, le acompañaré para que no se sienta solo —An Jiu miró la cara de su amo durante mucho tiempo, como para grabarlo en su mente, y luego bajó la cabeza y besó su frente. Abrazó el cuerpo del joven y saltó del acantilado.

Aunque soplaba el viento, éste no podía dispersar el fuerte y desagradable olor a sangre en el aire y la tristeza que conllevaba.


Shisai
Se suicidó para seguir a su maestro, recuerden que esta historia aún no termina, no es el final, noooooo

Una respuesta en “No es mi guardia sombra, es mi amante – Capítulo 7: Muerte, saltando del acantilado”

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