Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 93: El príncipe y yo

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Antes de las vacaciones, existe un periodo donde debes presentar exámenes de todas las asignaturas que estás tomando.

Desde luego, es una deshonra no recibir una nota de aprobación en ellas.

Aunque digo eso… no era como si todo el mundo estuviera preparándose diligentemente para los exámenes. Ya que la mayoría de los nobles de este país ya habían aprendido todo lo que se enseñaba en las clases, no había que preocuparse por estudiar, en especial los cursos de dama.

A lo sumo, aunque estudiaran, sería un rápido repaso de la clase un día antes de la prueba.

Cuando terminé uno de mis exámenes, comencé a caminar por el desolado jardín.

Sharia había vuelto al dormitorio porque quería repasar para uno de sus exámenes de mañana, era una asignatura en la que no le iba muy bien.

—¿Por qué está aquí, Su Alteza…?

Al sentir la presencia de alguien, me doy la vuelta. La persona en cuestión no corrió ni se escondió, simplemente se quedó ahí.

—Quería hablar con usted un momento.

—Ya veo. ¿Está seguro que quiere hacerlo en este lugar…?

De ninguna manera podía estar a solas con el príncipe, así que al menos propuse tener nuestra charla en un lugar abierto bajo el azul del cielo.

—Sí, lo prefiero así… Por suerte, en este momento se están llevando a cabo los exámenes, así que no hay muchas personas.

—Entonces, Su Alteza, ¿qué asuntos tiene conmigo?

—He estado observándole por órdenes de mi madre…

Cambié mis sentimientos ante el repentino e importante tema que se me había lanzado sin ninguna preparación o conocimiento previo.

—No… Observar no es el término correcto. Se me ordenó “intimar” más con usted, por eso, he estado observándola.

—Dice que se le ordenó intimar más conmigo, ¿no es así…? Entonces, ¿qué resultados ha obtenido de su observación?

Sus ojos se abrieron momentáneamente… como si estuviera sorprendido por mi pregunta, y luego se rió.

—Los resultados de mi observación… ¿No va a cuestionar la intención que hay detrás?

—En efecto… Supongo que fue algo tonto de mi parte preguntar por los resultados de su observación pensando que de esa manera podría llegar a entender su propósito.

—Eso es verdad… Bueno, llegué a la conclusión que usted no me convendría; sin embargo, parece que ha causado una gran impresión en mi madre. Para empezar, aunque le mencioné lo íntima que es con el joven Louis regularmente, no veo que su actitud hacia usted cambie… Intentaré convencer a mi madre, ya que no creo que desee atarnos tanto que esté dispuesta a hacer de la casa ducal Armelia su enemigo.

—Oh, Dios, ya veo… En otras palabras, la familia real desea tenerme, ya que me respalda el nombre de mi padre. ¿Es así?

—Probablemente… En términos más simples, eso es lo que creo.

—No obstante, ¿está realmente bien que me hable tan honestamente sobre estos asuntos…?

—No busca convertirse en mi esposa para obtener el puesto de reina, ¿correcto?

—Sí, sí. Es exactamente como usted dice.

—Más bien, pensé que sería más provechoso ser honesto con usted y ganar su confianza… Eres la hija del general Gazelle, y siendo la que se casará en la casa ducal Armelia, construir buenas relaciones con usted es necesario como el próximo rey.

—Ya veo. Al final, todo fue idea de Su Majestad, la reina, y no de su intención, Su Alteza…

La idea de que intentaran separarnos a Louis y a mí, momentáneamente causó que la ira brotara dentro de mí, pero…, como no debo permitir que mis emociones me arrastren, me calmé.

Un momento después, me las arreglé para resolver la situación en mi cabeza.

Su majestad probablemente quiere utilizar el nombre de mi padre tanto como pueda, y estaba pensando en unirme con el príncipe, que aún no tiene una prometida.

Incluso sabiendo que la casa ducal Armelia y yo teníamos un compromiso previo…

Si su alteza y yo profundizamos relaciones, entonces, quizás… Es lo que imagino que ella había estado pensando.

Dios mío, probablemente subestimó mi amor.

Ahora mismo, lo único que puedo hacer es creer que el príncipe no tiene tales intenciones. Después de todo, en el momento en que me habló de estos asuntos, el plan de su madre se convirtió en un fracaso.

—Sí.

—¿Es así? Gracias por su generosa evaluación… Seguiré siendo diligente para cumplir con las expectativas de Su Alteza en el futuro también.

—Es muy amable de su parte que diga eso.

—Hmm, Su Alteza, ¿podría, quizás, hacerle dos preguntas?

—Adelante.

—¿Cuál es la razón por la que no cree que usted y yo nos convengamos mutuamente?

Al escuchar mi pregunta, él sonrió como un niño travieso.

—Usted y yo somos muy similares…

—¿Similar, Su Alteza?

—Sí. Por lo general, clasifico a las personas en dos categorías: las que están activas y las que están estancadas, o quizás, en otras palabras, aquellas que atacan y aquellas que defienden… Me considero a mí mismo un atacante. Fui criado para pensar por mí mismo y actuar en consecuencia de esos pensamientos… pero, en lugar de quedarme parado pensando, soy del tipo que preferiría soportar todo el peso de mis acciones. Y, si tuviera que decirlo, usted también es igual, ¿no es así? En lugar de sentarse en casa y protegerla desde su comodidad, parece más bien de las que salen y cazan proactivamente a sus enemigos. Mientras que es agradable para dos personas que son similares ser amigos e intercambiar opiniones, caminar juntos como compañeros es un poco…

—Ya veo… Cuando usted se convierta en rey, Su Alteza, es probable que tenga que manejar los puntos de vista y opiniones de mucha gente. Siendo así, creo que puedo entender por qué se siente así con las personas que son similares. Sin embargo… me parece que “cazar enemigos proactivamente” no es algo que deba decírsele a una dama, ¿no lo cree?

—Era una metáfora. No creo que usted vaya a atacar a sus enemigos directamente. Es solo que estaba pensando que su audacia era de esperar de la hija del general Gazelle.

Suspiro internamente aliviada al oír sus palabras. Parece que no conoce el hecho de que tomé una espada y luché directamente contra mis enemigos.

—Aunque sea una metáfora, las damas deben tratarse con más cortesía, ¿no lo cree…? —respondí riendo.

—Eso es cierto… Fue descortés de mi parte. Por lo tanto, haré una excepción y responderé una pregunta más, no importa cuál sea.

—¿Eh? Ah, sí… Antes dije que tenía dos preguntas. Sin embargo, Su Alteza, si puedo aconsejarle respetuosamente, no creo que deba decir tan fácilmente “no importa cuál sea”…

—Me imaginé que, si es usted, entonces no preguntará nada extraño.

—¿Es así…? Mi otra pregunta no la hago como mujer, sino como ciudadana del país. ¿Usted ya tiene a alguien en su corazón?

—¿Qué pretende hacer al preguntar eso?

—Es mera curiosidad… De cierta manera, parece que usted ya tiene a alguien que desea.

Ante mis palabras, el príncipe Edgar dejó escapar una risa. Se acercó silenciosamente a mi oído y susurró:

—Ha visto a través de mí bastante bien… Sí, tengo a alguien a quien quiero.

—¡Oh, Dios…!

—Sin embargo, ni una palabra a nadie.

—Por supuesto… Su matrimonio es uno de los asuntos más importantes para este país, por lo que usted debe ser especialmente cuidadoso al avanzar en estas conversaciones. No podré ayudarle con mi pobre habilidad, así que rezaré por su buena fortuna.

Mientras digo eso, tomo distancia y me inclino.

Era la reverencia de un súbdito hacia su rey.

—Ah, lamento haber ocupado bastante de su tiempo…

—No se preocupe, Su Alteza. Entonces, me despido —respondí alejándome del área.

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