Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
Al escuchar a los gemelos halagar a Charles comentando lo buen hombre que era, cómo les decía todos los días cuánto lo amaba, lo extrañaba y lo alababa, Tang Feng dejó de pensar sobre esa extraña sensación de que alguien lo miraba.
Pasaron menos de cinco minutos antes de que Charles volviera, tal como dijo que lo haría.
—¿Realmente fueron cinco minutos? —Tang Feng no pudo evitar suspirar mientras miraba al bebé oso caminar hacia él. ¿No bebió medio vaso de vino y ya terminaron de hablar Iván y Charles?
—Bebé, ¿crees que me atrevería a darle incluso un segundo extra? No quisiera que malinterpretes lo que sucede entre Iván y yo. No hay muchos hombres reflexivos como yo en esta época, así que debes cuidarme bien.
Cuando Charles se acercó, de inmediato abrazó a Tang Feng. Había sido tan agresivo que lo obligó a retroceder dos o tres pasos para estabilizarse.
—¿Eres un oso? —No pudo evitar regañar.
—Soy tu bebé oso.
Charles gimió contra el cuerpo de su pareja, luciendo como si hubiesen pasado tres años desde que se fue en lugar de tres segundos.
Qué cabeza de chorlito, ni se fija en donde estamos y actúa como quiere.
—¿Qué puedes hacer en cinco minutos, a menos que seas demasiado rápido? —no pudo evitar molestarlo.
Charles sonrió, sosteniendo la cintura del hombre y dijo significativamente: —No podré hacerlo en cinco minutos, ¿no eres el más consciente de esto?
Tang Feng le devolvió la sonrisa, pero en lugar de responder, golpeó con su codo el pecho del mayor.
Este último gimió de forma dramática.
—Mi corazón está roto.
—Se rompe y se pega.
—Tan cruel, tan frío.
—¿Te acabas de dar cuenta que soy este tipo de persona? —comenzó a pelear con Charles.
—¡Amo tu crueldad y frialdad! —Esto dejó a Tang Feng completamente sin palabras.
Obviamente, ya era un adulto que ha pasado por todas las vicisitudes, pero de vez en cuando, terminaba discutiendo con Charles de esta forma juguetona a pesar de que Tang Feng no cree que esté tan tranquilo.
Sin embargo, no era momento de que siguieran tonteando, ya que Iván se les acercaba.
—Como una persona secuestrada, el Sr. Tang parece estar pasando un buen rato. —intervino el oficial de Interpol.
—El secuestro ya es un hecho. Creo que sería una mejor opción tratar de hacerme sentir mejor. —Tang Feng se echó a reír—. ¿El oficial Iván está aquí para rescatarme?
Tan pronto como Charles lo escuchó, apretó la cintura del hombre.
—¡No! ¡Cariño! Iván vino a hablarme sobre cooperación, así que lamento que solo puedas quedarte conmigo ahora, y esto no lo llamaría secuestro, es coqueteo.
—Vete. Tu forma de coquetear es realmente especial.
—La persona promedio realmente no podría soportarlo.
—No creo que el Sr. Tang tenga que pedirnos a la policía que resuelva el problema. Incluso si todos aquí están muertos, el Sr. Tang será el último vivo. —comentó Iván y aunque Tang Feng no entendió muy bien a lo que se refería, sonaba un poco aterrador.
Charles salió de manera oportuna y, como siempre, sonrió alegremente.
—Iván, ¿estás celoso de Tang Feng? No hagas esto, te hará quedar mal.
Con eso, procedió a subir las escaleras con Tang Feng, caminando en dirección a la sala de banquetes.
—¿A dónde vamos ahora? —preguntó Tang Feng.
—Después de toda la charla de negocios, por supuesto, deberíamos ir a apostar para divertirnos un poco. Cariño, por favor inténtalo. —dijo Charles, guiñándole un ojo—. Sé que no te gusta deber dinero. Pero ¿qué tal si te presto dinero?
—No puedo permitirme perder.
—No importa, si no puedes devolverme con dinero, puedes pagarme con tu cuerpo —mencionó estrechando los ojos de forma lujuriosa.
—Así que estás buscando atraparme en una deuda contigo. —Tang Feng bromeó. Realmente no tenía mucha motivación para follar con un tipo como Charles, incluso si este estuviese tumbado desnudo delante de él, tendría que pensárselo dos veces.
Mientras conversaban, Charles lo había llevado a la sala VIP de arriba donde solía haber un pequeño casino separado. Además de ellos e Iván, quien los seguía, había otro invitado sentado al final de la larga mesa.
Parecía un alemán, con una barba bien cuidada. Un aspecto algo serio, tenía entre 40 y 50 años y daba una sensación de ser inteligente.
Después de verlos entrar, el alemán les sonrió levemente. Aunque Tang Feng no estaba seguro de si había sido una ilusión, sintió que el alemán lo miraba más, sin hostilidad, solo parecía tener curiosidad.
Tang Feng pensó que era porque estaba con Charles.
Solo había unas pocas personas en la habitación. Iván se sentó conscientemente en la mesa de juego y la pareja lo imitó. Quedando Tang Feng sentado justo enfrente de Iván.
Los guardaespaldas a su lado vigilaban la puerta y un par de empleados parecían estar listos para atenderlos.
—¿Puedo mirar? —Tang Feng no quería participar, y declaró su posición antes de comenzar.
Charles lucía como si fuese a tratar de convencerlo de jugar para seguir con su idea de hacerlo pagar las deudas con su cuerpo, pero esta vez alguien se puso del lado de Tang Feng antes de que el bebé oso pudiese decir algo.
—Sería un honor si nos pudieras repartir las cartas. —el alemán dijo en inglés rígido—. De cuatro.
Iván no dijo nada. Charles recibió la advertencia de Tang Feng y solo pudo asentir, un poco apesadumbrado porque parecía que pasaría otra noche donde solo podría mirar y no podría comer.
—¿Qué quieren jugar? —preguntó el alemán.
—Algo simple, el blackjack estaría bien.
Iván golpeó la mesa con la punta de los dedos.
—Me da igual —mencionó Charles.
Tang Feng tampoco se opuso, no había nada complicado o difícil en repartir en blackjack.
Se ha establecido qué jugar, el siguiente paso sería ir por las fichas, pero no eran lo que esperaba.
—Veinte por ciento —Iván tomó la delantera en las apuestas, pero Tang Feng no podía entender lo que significaba.
—¿Veinte por ciento del contrabando? Por desgracia, Su Majestad la Reina no estará de acuerdo, cuarenta por ciento. —Charles golpeó su dedo contra la mesa varias veces.
Oh, es el inframundo y apuestan con negocios, ¿es así como se hace? ¿En una mesa de juego?
—Entonces haré un compromiso, treinta por ciento —se unió el alemán.
Después de hacer la apuesta, Tang Feng comenzó a repartir cartas y en la primera mano Charles ganó gracias a su buena suerte, haciendo blackjack con una sonrisa de deleite en su rostro.
Lo que estaban jugando era un poco diferente del juego de blackjack normal, ya que parecía haber un solo ganador por mano.
La primera partida la ganó Charles, la segunda el alemán, Iván no tuvo tanta suerte y al final de la tercera partida era realmente el crupier, Tang Feng, quien tenía el comodín.
Los jugadores reales eran en realidad sólo los tres de la mesa, Tang Feng sólo estaba haciendo los números para repartir las cartas que se acordó al principio, por lo que incluso si ganaba, sólo sería una ronda anulada.
—Tres rondas para decidir, Iván. Hoy no tienes suerte. —Charles se rio en voz baja, luciendo arrogante.
—¿Qué tal otra ronda, solos tú y yo? —le preguntó el joven oficial directamente.
El ganador Charles estuvo de acuerdo con mucho gusto y dijo sin pensar: —Por supuesto, ahora bien, ¿en qué quieres apostar? ¿Por qué no apostamos por un diamante?
—No, la apuesta requiere algo más.
Iván se puso serio, y un escalofrío comenzó a surgir de todo su cuerpo, especialmente cuando notó como miraba a Charles. Tang Feng sintió las complejas emociones del joven hacia ese oso.
Pregúntale al mundo qué es el amor… el actor suspiró en secreto, pero de repente escuchó su nombre de boca de Iván.
—Apostamos a Tang Feng, el hombre frente a mí.
—No soy una apuesta para ninguno de ustedes —le resultó desagradable la propuesta, él no era un objeto.
Charles obviamente estaba de acuerdo. Se dirigió a Iván con frialdad y aunque en su rostro lucía una sonrisa, esta no hizo que la gente se sintiera cálida.
—Iván, no puedo darte la persona con la que quieres apostar. Mi bebé Tang Feng no es algo que pueda sacar casualmente. Acabamos de llegar a una cooperación. No me hagas enojar, Iván.
El joven de la Interpol se echó a reír de repente.
—¿Así es como valoras a esta pequeña estrella? —Sus palabras fueron amargas y duras—. Este hombre llamado Tang Feng, ¿es tan atractivo para ti? Sí puedo garantizar que la sucursal británica no interferirá en tus actividades en el Reino Unido, siempre y cuando me lo brindes por una noche, ¿no puede tentarte una oferta así? —Iván se levantó, señaló a Tang Feng con un dedo y le dijo a Charles en voz alta—: ¡Dime, Charles, tú eliges!
¿Entre beneficio y carne? Tang Feng se sintió realmente relajado, y aún implicado en esta situación, le surgían pensamientos extraños.
¿Nervioso? ¿Temeroso de que Charles lo venda? Por extraño que parezca, no estaba nervioso en absoluto.
La respuesta de Charles superó las expectativas de Iván. Este tipo no estuvo de acuerdo ni se negó, pero lo que dijo tenía otro significado.
—Es ridículo, Iván, Tang Feng es Tang Feng. Incluso si él está conmigo, no tengo el derecho de decirle qué hacer. Si tus condiciones lo involucran, deberías hablar con él, no conmigo.
Esta respuesta era exactamente lo que Tang Feng quería, porque se pertenecía a sí mismo.
—Agente Iván, ese tipo de palabras viniendo de usted me decepcionan.
No estaba dispuesto a escuchar en silencio a los demás discutiendo sobre él.
—Espero que puedas entender que yo no pertenezco a nadie, y mucho menos seré tu apuesta o moneda de cambio —dijo bastante serio.
—Muchas cosas no dependen de ti —Iván comentó a la ligera.