Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 114: Preguntando nuevamente

Traducido por Herijo

Editado por Sakuya


Inmediatamente comencé el proceso necesario para preparar los documentos para la llegada de la persona crítica para establecer mi orden de caballería, Oscar Terejia. Mi solicitud de orden de caballería debe ir a la oficina central de la sede del Ejército Real ubicada en la capital y también debo pagar algunas cuotas. Su oficina es también un lugar bastante grandioso.

—Estoy aquí en nombre del Conde Terejia. Por favor, denme los documentos necesarios para solicitar una orden de caballería.

Bellway me había traído aquí hoy y estaba en la ventana de al lado , encargándose de lo que vinimos a hacer, pero ya que nos tomamos la molestia de venir a la sede de los caballeros, también podría investigar algunas otras cosas.

—También me gustaría hacer una pregunta. Puede que haya escuchado un rumor de que los bandidos atrapados en mi territorio de Kaldia han sido ejecutados.

—¿Un grupo de bandidos, dices…? Oh, ¿territorio de Kaldia? ¿Podrías ser la Vizcondesa Kaldia…?

El caballero en la ventana, que estaba hablando conmigo, tenía una voz cansada y aburrida. No pude evitar fruncir el ceño ante su falta de modales. ¿A qué han llegado las cosas si un caballero que trabaja en la sede principal tiene una actitud así?

Logré escuchar al caballero diciendo la palabra —tortura…— para sí mismo en voz baja mientras revisaba algunos documentos. Mis oídos pueden ser mejores de lo que esperaba.

—¿Qué negocio tienes sabiendo estos asuntos? Los métodos utilizados para obtener información de ellos se clasifican como de alta seguridad al igual  que dónde están y qué les pasó.

—Quizás has malinterpretado algo. Me gustaría simplemente ver los documentos públicos disponibles sobre la información aprendida de los bandidos.

—Oh, ohh, ahh, los documentos públicos.

Mientras seguía hablando tan lentamente como un perezoso, el caballero consiguió los documentos públicos para mí. Creo que este caballero probablemente piensa que soy un maníaco de la tortura o algo así. Me pregunto si él ha visto las cicatrices que dejé en el grupo de bandidos por sí mismo.

—Está bien, aquí están, los documentos públicos disponibles sobre el grupo de bandidos.

Tomé la carpeta de documentos que me entregó, y la revisé rápidamente. Como esperaba, no vi el nombre del Marqués Nordsturm en ninguna parte, pero sí vi el nombre de un noble del norte de bajo rango, el Vizconde Garmstead. ¿Quizás le fue imposible ocultar todas las conexiones por completo, y esto es solo un chivo expiatorio? De cualquier manera, grabé el nombre del Vizconde Garmstead en mi memoria, luego devolví los documentos al caballero.

—Gracias.

—Oh, seguro.

Al devolver los documentos, el caballero los archivó de inmediato nuevamente. Su expresión no parecía tener miedo o curiosidad, sólo aburrimiento, por lo que decidí abandonar la ventana antes de escuchar algo innecesario de nuevo.

—Oh, vaya, vaya. Qué coincidencia, nunca hubiera pensado que te encontraría aquí, Vizcondesa Kaldia.

De repente, una voz ronca me saludó. Qué lugar para encontrarlo.

—Saludos, Vizconde Ogren.

—Hmph, no puedo decir que me sienta muy bien ahora mismo. A diferencia de algunos bárbaros, prefiero evitar este tipo de lugar siempre que sea posible.

Me limité a reír mentalmente ante el Vizconde Ogren que estaba riendo a carcajadas como un idiota. No sé por qué está aquí, pero sus palabras ya han revelado que debe estar aquí por algo que sólo él personalmente puede hacer, ya que odia estar aquí tanto.

—Por cierto, Vizcondesa Kaldia. ¿Cómo van las cosas con mi solicitud de hace varios días?

—He contactado con la familia Rogshia.

—Ya veo. Eso significa, ¿todavía no has conocido a su hija personalmente? ¿Qué estás haciendo, ni siquiera has conocido a la persona en sí misma para encargarte del problema?

El Vizconde Ogren parecía bastante sorprendido, mientras yo simplemente le devolvía una mirada fría. Tal vez estaba irritado de que me enfrentara a él, me dio una mirada que decía que estaba aburrido de mí.

—Bueno, espero que te ocupes de las cosas pronto.

Dijo eso como si tuviera que tener la última palabra mientras yo continuaba mi camino. Aunque me pregunto, ya que sigue siendo un noble, ¿es realmente correcto que revele sus emociones y pensamientos tan fácilmente? Parece muy fácil de aprovechar. Bueno, es sólo un peón desechable.

Pero sólo por el gusto de acosarme, el Marqués Nordsturm no se desharía de este peón a propósito, ¿verdad? Definitivamente me ha incomodado en un momento en el que debería estar ocupada con otros asuntos, pero creo que eso sería descuidado de su parte.

—He vuelto. Eliza, ¿qué has estado haciendo?

Bellway volvió con documentos en la mano cuando me vio simplemente de pie ahí inclinando la cabeza mientras pensaba.

—Oh, nada en particular. ¿Has terminado?

—Sí. He recibido todos los documentos necesarios.

—Entonces volvamos con el Conde Terejia. El tiempo apremia.

♦ ♦ ♦

—¿Fiesta de té?

—Sí. Hay una invitación de la familia Rogshia para ver si te gustaría conocer oficialmente a su hija en una fiesta de té.

—¿Su hija viene a la capital real?

—Ya está aquí, como estudiante de primer año en la escuela de nobles.

Ahh, asentí en entendimiento. Así que esto significa que el próximo año será la ceremonia de mayoría de edad y la fiesta de debut de Feria Rogshia.

En Arxia, las personas son consideradas adultas a los 16 años, y oficialmente entran en círculos sociales. Bueno, sólo aquellos de la familia real o las familias del duque son capaces de estar bien conectados instantáneamente al llegar a la adultez, pero todavía es un proceso necesario para todos los nobles. …O decir, es básicamente una necesidad para los nobles asistir a todo tipo de eventos sociales. Es por eso que aunque aún no soy adulta, todavía necesito asistir a muchos de estos también.

—¿Se ha decidido una fecha?

—Todavía no.

—Entonces… ¿Qué tal si lo dejamos a Bellway?

—Si eso es lo que quieres hacer.

Asentí al Conde Terejia, mientras también capté la mirada de sorpresa de Bellway en la esquina de mi ojo mientras él estaba en la esquina de la habitación. Luego me volví y enfrenté a Bellway directamente.

—Bellway, ¿puedo dejarte que arregles la fecha?

—Eliza…

Bellway miraba de un lado a otro entre el Conde Terejia y yo con una expresión confusa. No sé cuál era la expresión del Conde, no podía ver su cara desde aquí.

Bellway tosió ligeramente, luego me miró directamente de nuevo.

—Por supuesto. Gracias por dejármelo a mí.

—No, gracias a ti en cambio. Confío en que lo harás bien, Bellway.

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