Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 224: Biblioteca real

Traducido por Herijo

Editado por Sakuya


La residencia se dividió en dos partes, asignando a Emilia el lado que antes se utilizaba para las mujeres. También se acordó que su sirviente compartiera el espacio con ella, no solo como guardián sino también porque no había traído criadas consigo cuando llegó a Arxia.

Era necesario hacer arreglos para la criada de Emilia también… Pero su minoría de edad era un inconveniente, y no sería posible que viniera hasta que finalizaran las vacaciones de primavera en la escuela. Tendría que quedarse con Emilia también. Afortunadamente, estaban Tira y Ratoka, quienes también fungían como criadas. Eso sí, Ratoka probablemente la observaría con ojos llenos de admiración.

Hasta que nuestras pertenencias llegaran de Kaldia, Emilia se alojaría en la villa del archiduque y yo decidí permanecer en la residencia en la que me encontraba. Mientras tanto, organizaba la mudanza a la nueva residencia, reflexionando sobre un nombre adecuado para el huérfano.

Intentaba pensar en un nombre que no tuviera connotaciones de Jugfena. Los nombres en la familia Einsbark históricamente provenían de obispos y sacerdotes… En su mayoría, eran de figuras religiosas veneradas como santos. No sabía el origen del nombre Ergnade, pero esto se aplicaba tanto a los nombres de Volmar como al de Wiegraf.

Sin embargo, en Arxia era bastante inusual tomar nombres de santos y raramente se mencionaba entre la alta sociedad. Por ello, esta convención de nombrar era una característica distintiva de la familia Einsbark.

Pero había acogido al niño para protegerlo de sus parientes, así que no podía darle un nombre que generara sospechas. Al mismo tiempo, considerando que podría algún día volver a la casa Einsbark, sentí que tampoco podía asignarle un nombre específico de Jugfena, ya que la familia Einsbark no era de esa región.

En ese caso, lo ideal era seleccionar un nombre basándose en la capital real. Optar por un nombre estándar de Arxia sería lo más adecuado.

Pero, desafortunadamente, no era muy diestra en estos asuntos.

—Señora Heideman, lamento molestarla, pero necesito que prepare un caballo para mí.

—Por supuesto. ¿A dónde irá?

—A la Biblioteca Real.

No tenía libros a mano que pudiera consultar para elegir nombres, ni estaba lo suficientemente informada para pensar en palabras útiles. Así que decidí hacer una investigación exhaustiva.

La Biblioteca Real se encontraba en la esquina oeste del terreno escolar, específicamente dentro de la puerta que daba al centro del pueblo noble. No solo era la más grande, sino que también contaba con la mayor colección de libros en Arxia.

Los estudiantes de la escuela tenían acceso gratuito y podían tomar prestados libros, siempre y cuando no salieran del terreno escolar. Los ciudadanos de la capital real también podían acceder pagando una tarifa anual. Por eso, la escuela permanecía abierta incluso durante las vacaciones de primavera.

Había una modesta sala de lectura dentro de la propia escuela, más que suficiente para encontrar información relacionada con mis estudios, por lo que hasta ahora no había necesitado ir a la biblioteca.

Tenía recuerdos vagos del juego sobre ciertos eventos que ocurrían aquí, así que había evitado el lugar un poco. Aunque no recordaba exactamente qué tipo de eventos eran, específicamente.

Pero era poco probable encontrar libros sobre nombres en la sala de lectura, así que tuve que ceder ante esta fuerza irresistible que me llevó ahí.

Realicé el registro en la recepción y rápidamente tomé un directorio de nobles y varios diccionarios que parecían útiles, y luego me dirigí al área de lectura donde me senté.

Cualquier nombre potencial que encontrara en el directorio lo buscaría en el diccionario. Mientras estuviera asignando un nombre al hijo de otra persona, quería que tuviera un significado bien considerado.

Mientras continuaba así, el número de visitantes en la biblioteca comenzó a aumentar y el edificio se volvió bastante ruidoso sin que me diera cuenta. Pero no presté atención y seguí sumergida en mi tarea.

—¡Ah!

Al parecer, me había concentrado demasiado y había estado apilando libros al azar sin darme cuenta. Cuando alguien pasó, dos o tres volúmenes se desplazaron y cayeron ruidosamente al suelo.

—Lo siento mucho.

Recogí rápidamente los libros caídos. Les eché un vistazo rápido, pero parecían estar en buen estado. Suspiré aliviada y levanté la cabeza, encontrándome con la mirada de la otra persona que se había quedado sorprendida por el sonido de los libros cayendo.

—Ah, um, no. Debo disculparme, fue mi culpa. ¿Están bien los libros, Señorita Einsbark?

La persona frente a mí era Emilia, quien ahora mostraba una mezcla de vergüenza y preocupación por el estado de los libros.

Ya veo. Así que ella había causado el alboroto anterior.

No estaba segura sobre los estudiantes menores de edad, pero en ese momento, la cara de Emilia empezaba a ser conocida entre todos en la escuela. Por otro lado, ella vivía bastante abiertamente en el castillo real y en la casa del archiduque, así que era de esperar.

—Señorita Emilia. Qué agradable sorpresa encontrarte aquí… Por favor, disculpa mi error. Y no te preocupes por los libros.

—No, fue mi propia negligencia… Creo que tal vez el dobladillo de mi falda se enganchó en ellos.

Tan pronto como Emilia dijo esto, un noble sentado casualmente en el mismo escritorio que yo levantó rápidamente la mirada hacia nosotros.

Esto fue desafortunado.

Lo que Emilia llevaba ahora no era un vestido al estilo de Rindarl con una falda recta, sino un vestido de Arxia con un aro bajo la falda para darle volumen.

Era evidente que Emilia no lo había pensado realmente, pero no se podía culpar a un espectador por pensar que sus palabras implican que los vestidos de Arxia eran difíciles de moverse.

—Bueno, bueno. Eso es bastante molesto… Pero no tienen lecciones tan básicas para las damas en esta escuela.

—¿Eh?

Dije esto intencionadamente, como si la estuviera protegiendo. Los ojos de Emilia se abrieron un poco más mientras su confusión aumentaba.

El noble que apareció en la esquina de mi visión pareció quedar satisfecho con esto y volvió a su libro. Probablemente, la sonrisa en su rostro se debía a que sentía que estaba siendo un poco duro con Emilia.

—Debe ser bastante difícil tener que vivir usando ropa tan poco familiar. Haré que preparen algunos vestidos más acordes con la moda de Rindarl para ti en la casa.

Esta vez bajé la voz y susurré para que solo Emilia pudiera oírme.

La entendía, porque yo misma no usaba vestidos con frecuencia. Incluso los vestidos de Arxia usados durante el día eran extravagantes y utilizaban corsés, lo que los hacía muy difíciles de mover hasta acostumbrarse. El mayor problema era que el espacio entre el cuerpo y el dobladillo de la falda era completamente diferente, por lo que constantemente chocabas con otras cosas.

—¿Uh, oh?

Emilia me miró con una expresión incierta. Se había detenido aquí un poco demasiado tiempo, y podía ver que varios pares de ojos se dirigían hacia nosotras. La mayoría mostraban caras retorcidas de desprecio, como si algo de todo esto no les pareciera divertido.

Bueno, en fin.

—¿Qué libro estabas buscando?

Debería hacer que rápidamente tomara prestado el libro que buscaba y enviar de vuelta antes de que esto cause algún incidente.

Estaba pensando en esto mientras me levantaba, pero los ojos de Emilia se abrieron de nuevo, sin comprender.

Sentí que esto podría haber sido la primera vez que la veía con una expresión que encajaba con la de una heroína de un juego de Otome.

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