A cambio de anular el compromiso, permítanme cortar lazos con mi familia – Parte 2

Traducido por Miicah

Editado por Sakuya

Corregido por Sharon


—Hasta ahora, has estado tratando cruelmente a Miriam, y como ella nunca te recriminó nada, lo dejé pasar… Pero esta vez te has pasado. Miriam es una buena chica. Comparada con ella, ¿por qué te convertiste en algo como esto…?

Escuchando las frías palabras de su padre, Miriam no pudo cubrir su felicidad.

Sin importar cuantos años Lucía la observó, aún no podía comprenderla. Su padre, su madre y las personas alrededor, habían sido totalmente engañados por ella; todos la miraban con aprecio.

—¿Estoy siendo exiliada de la casa del duque?

—Si te disculpas ahora, consideraré reducir el castigo —contestó con desprecio Randall al escuchar su pregunta.

Había anticipado que Lucía podría confesar su pecado por el miedo a un severo castigo.

—No haré eso… Padre… No, duque de Sennett, ¿no hay mentira en tus palabras?

—¡¿Qué… ?!

La voz de Lucía, que se escuchaba como si descartara la necesidad de pedirle perdón, hizo eco en el salón. La respetada aristocracia y los estudiantes, quienes observaban aburridos, comenzaron a mirar en su dirección pensando que algo había comenzado.

El duque de Sennett no se dio cuenta de esto, y gritó con su rostro rojo:

—¡A partir de este momento, estás expulsada de la casa del duque! —Y con esa sentencia final, él la miró triunfante. Lucía conservaba su expresión de calma.

Los espectadores difícilmente podían creer que fueran padre e hija.

—Entiendo. Así que también renunciarán a todos sus derechos como mis padres, ¿verdad? —pronunció ella con lentitud, pidiendo una confirmación definitiva.

—Sí, es cierto. Por una persona como tú, incluso si no te tengo como hija, ni siquiera me preocuparé.

Por sus palabras que denotaban sus crecientes emociones, el duque de Sennett parecía tener dificultades en juzgar las cosas con calma. De otra forma, se habría sentido incómodo ante su hija, que no mostraba el más leve estremecimiento.

Al mismo tiempo, una persona se acercó desde los asientos de invitados. Era el padre de Randall, el rey Grandall Harvey Fistonia.

— ¡Padre!

Todo el mundo se inclinó y se hincó.

—Bueno, es un alivio.

Con su baja y noble voz, la anterior atmósfera rígida comenzó a tranquilizarse. Randall no pudo esperar. Tan pronto como vio a su padre, pensó que podría ayudarlo a condenar a Lucía.

—Duque de Sennett, ¿realmente piensas las palabras que declaraste justo ahora?

—Sí. Lucía será exiliada de la casa del duque como castigo. Por lo tanto, me gustaría que Su Majestad permita el compromiso entre Miriam y Randall.

—Eso sería bueno.

El duque de Sennett y Randall, que estaban pensando lo mismo, se llenaron de confianza con su respuesta. El rey consideraría el asunto. Eso era todo lo que Randall y Miriam deseaban… Incluso en ese momento.

—¡Padre, muchas gracias!

—Señorita Lucía, no tiene ninguna objeción, ¿cierto?

—Sí.

Randall captó cómo sus ojos se llenaron de deleite desde el rabillo de sus ojos con la confirmación del rey.

—¿Huh?

Randall se frotó sus ojos. Quedó sorprendido al escucharla aceptar su compromiso con Miriam con tanta facilidad.

Lucía nunca tuvo ningún sentimiento romántico hacia Randall. Por lo tanto, no había razón para que ella se rehusara a ello.

—¡P-Padre!

—¿Qué pasa?

—Esta chica destruyó las posesiones de Miriam, además, le mostró desprecio esparciendo chismes maliciosos. Debería ser razonablemente castigada.

—Por favor, deja esta conversación para más tarde.

Cuando Lucía abrió su boca, miró fijo a Randall, advirtiéndole que debía mantener su boca cerrada.

Ligeramente asustado por esa mirada, él recordó la existencia de Miriam, quien estaba a su lado, y la abrazó contra su pecho.

—No tengo nada más que decir.

—Yo, verdaderamente lamento haber tomado el precioso tiempo de todo el mundo por algo que no tiene relación con la fiesta de graduación… Su Alteza, ¿esto está bien para usted?

Lucía había declarado con tono sarcástico que el asunto no tenía nada que ver con la fiesta en absoluto. El rostro de Randall se distorsionó con desagrado.

—Sí. Estoy bien.

—Entiendo, entonces… —Obteniendo el acuerdo de la realeza, Lucía se detuvo por un momento para ver a sus alrededores y confirmar que tenía la atención de todo el mundo—. Acuso a Douglas Sennet por el crimen de malversación.

El interior de la sala estalló con el ruido más fuerte hasta ahora. La dama quien había sido expulsada justo hace unos momentos ahora acusaba a su padre. No era de extrañar que los espectadores estuvieran sorprendidos.

—¿Quién va a creer tal estupidez? Supongo que está planeando vengarse de la casa del duque.

—Si es sobre la evidencia, la tengo aquí.

Ignorando las palabras del duque Sennett, Lucía usó su magia para sacar a relucir el documento.

—¡¿Por qué está eso aquí?! —exclamó el duque al verlo.

Lucía robó el documento del cajón del duque, el cual estaba bloqueado con magia. Cualquier extraño habría tenido dificultades para obtenerlo.

El duque notó que Randall y Miriam lo miraban con sorpresa. Intentó imitarlos, pero ya era demasiado tarde.

Lucía escuchó su grito, pero lo ignoró y se acercó directamente al rey.

—Sin duda. Gracias por proporcionar la evidencia, señorita Lucía.

—El elogio es demasiado.

—Nunca podría haber agarrado la cola del duque sin su cooperación.

El rey había estado luchando por obtener ese documento antes de trabajar con la dama. Por eso no estaba sorprendido por la acusación de Lucía.

Por sus palabras previas, era obvio que el duque ya estaba bajo vigilancia.

—Detengan al criminal.

Con la orden del rey, Lucía rápidamente detuvo a ambos con su magia. Todos los estudiantes en la escuela vieron su elegante mano moverse con demasiada rapidez.

Aunque Lucía siempre fue la mejor, todos pensaron que Miriam y Randall la superaban.

—Esta desagradecida… ¡¿Has olvidado quién te ha llevado tan alto?! ¡¿Por qué estás acusando a tus propios padres?!

—Nunca pensé en ti como mi pariente. Mi madre fue quien me dio a luz. La razón por la malversación fue debido a tu incompetencia en el manejo de las finanzas familiares a causa del despilfarro de Miriam. No creo que hubiera espacio para simpatías.

Los rostros de los duques se distorsionaron. Ellos recordaron cómo la madre de Lucía fue recibida con frialdad, mientras Miriam y su madre fueron vistas con amor. A ambos se les cayeron los hombros.

Lucía pensó que por fin podría tener un descanso después de toda esta situación, cuando de repente, Randall comenzó a implorar al rey.

¿Esto aún va a seguir?, quiso decirle, pero se contuvo.

—Padre, esa chica ha destruido las posesiones de Miriam, además de esparcir maliciosos rumores. Es cierto que el duque ha pecado, sin embargo, Miriam no necesita soportar la culpa. La evidencia traída por Lucía no tiene nada que hacer con su abuso a Miriam.

Era inusual para Randall hablar cosas decentes. Era genial que no tuviera ninguna evidencia por las cosas sobre las que la acusaron.

Pero era demasiado tarde. Las palabras y conductas de Miriam estaban a la vista de todos.

—Necesitas ser claro sobre esto.

—Es un delito menor hacia la hija del duque. Tú deberías enmendar el crimen que cometiste.

Aparentemente satisfecho con el consentimiento de su padre, Randall comenzó a enumerar los crímenes que Lucía había cometido.

Cortando el libro de Miriam con tijeras hasta que no pudiera ser usado; insultándola con malos rumores, rebotando los cheques de Miriam, etc.

Lucía se mantuvo repitiendo que no sabía, ni tenía ningún conocimiento sobre eso.

No importa cuántas veces lo dijera, sus palabras no penetraban en los oídos de Randall, y él continuó con su estrecho campo de visión. Cuando Lucía estaba por preguntarle si disponía de pruebas, escuchó una voz familiar detrás suyo.

—¿Hay alguna prueba de que Lucía cometió tal crimen?

La multitud rápidamente se dispersó, mientras daban paso al anciano y al joven que avanzaban. Los nobles que los vieron comenzaron a bajar sus cabezas; asombrosamente, muchos de los rostros de las damas, se tiñeron de rojo.

—¡¿H-Hermano mayor?! —gritó Randall como un tonto— ¿Por qué el señor Nordis está aquí también?

—Su Alteza, Líder.

Al lado de Lucía estaba el primer príncipe, Elías Siles Fistonia, y el líder de La Orden Mágica Real de Caballeros, Dian Nordis.

El hermano mayor de Randall poseía cabello y ojos negros azabache. A pesar de que raramente atendía las reuniones sociales, era conocido por su excelencia en deportes y en lo académico.

Lucía sabía que a pesar de su atroz lenguaje, él era bastante popular entre las damas debido a su hermoso rostro. Parece que su estado de ánimo, ahora mismo, era bastante malo.

Dian Nordis, el Líder de la Orden Mágica Real de Caballeros, era conocido como el mago más poderoso en este país. Durante la batalla con el demonio hace un año, él ejerció su poder de negociación y así, trajo la victoria al Reino de Fistonia. Era descendiente de la Familia Nordis, quienes habían engendrado a muchos excelentes magos.

Cuando sus ojos se encontraron, ambos elevaron sus manos en reconocimiento, mientras Lucía se inclinó ligeramente. En ese escaso momento, ella sintió la energía regresar a sus hombros.

—Es un completo desastre, Lucía.

—Lamento las molestias que Randall te ha causado.

—Está bien.

—¡Hermano mayor! Esa mujer…

—No hay evidencia de que Lucía cometiera algún crimen.

Viendo esta amistosa atmósfera entre los dos, Randall se sorprendió y abrió su boca en pánico, pero las palabras de Elías lo callaron.

—Pero Miriam tuvo testigos… —murmuró asustado ante la mirada en sus ojos.

Sus palabras no eran diferentes a lo que había dicho hasta ahora.

—Pero tú no tienes evidencias materiales —replicó Elías, asombrado. Al ver la mirada que Randall le daba a Miriam, continuó—: Esto es ridículo. ¿Solo tienes el testimonio de la víctima? Es una pérdida de tiempo hablar sobre esto.

Contrario a su hermoso aspecto y atmósfera, las palabras de Elías hicieron que Randall se quedara sin palabras, ya que lo hacían ver como un idiota.

—Su Alteza, ellos no poseen ningún tipo de originalidad —le susurró Lucía para no dejar que nadie escuchara sus palabras.

—Eh, ¿hermano mayor?

—Randall, ¿hay alguna evidencia física en primer lugar?

Cuando el rey preguntó lo mismo que Lucía, Miriam comenzó a agitarse. Randall abrazó su cintura cuando ella derramó lágrimas, como si recordara el abuso que había recibido de su hermana.

—Ah, Mi… Ella lanzó mis libros lejos, y además, los mojó en el agua…

Miriam y Randall comenzaron a entrar en su propio mundo y no se dieron cuenta de las miradas de las personas que los rodeaban. Los estudiantes que los apoyaban antes ahora los veían con apatía.

—Randall.

—¿Sí, padre?

—Yo nunca pensé que fueras un tonto. Sin ninguna evidencia física, y ninguna investigación sobre esto… Dudaste de tu prometida solo al escuchar a una persona…

Randall, quien tenía un rostro despreocupado antes, palideció ante las palabras del rey, las cuales eran bastante razonables.

No obstante, el segundo príncipe seguía incrédulo.

Elías, que se acercó a Lucía, suspiró.

—Mi estúpido pequeño hermano… —Lucía decidió fingir que no lo había escuchado, y se volvió hacia su anterior prometido.

—¡No es una mentira, es verdad! Incluso en esa fiesta un mes antes, mi hermana me molestó por acercarme al príncipe Randall. El primer príncipe Elias nos creerá, ¿cierto?

Mientras Miriam se ponía frenética, soltó la mano que tocaba a Randall y se enfocó en Elías, hasta llegar frente a él. Puso sus manos frente a sus pechos de forma adorable, para lucir linda. Sin embargo, esto no funcionaba en Elías.

Lucía sintió que podía ver un aura oscura levantándose detrás suyo. Él estaba seriamente enojado.

—Parece que no sabes lo que es la etiqueta. ¿Alguna vez te he permitido llamarme por mi nombre?

Miriam se estremeció ante la mirada fija del primer príncipe. Randall también se marchitó tras ser visto con esa mirada asesina.

Parece enfermo con ese color en el rostro.

Lucía supo que si esto continuaba, el estado de ánimo se volvería incluso peor. Por lo tanto, decidió revelar el hecho decisivo.

—No fui a ningún tipo de fiesta hace un mes.

—¡Estás mintiendo! —se sorprendió Miriam, abriendo sus ojos de par en par.

—¿Tienes algún tipo de evidencia? —preguntó Randall.

Al parecer, se habían olvidado que antes habían condenado a Lucía sin pruebas.

Nordis aclaró su garganta un poco antes de dar un paso adelante, y habló con claridad:

—Si miras la lista de la Orden de Caballeros, estoy seguro que la señorita Lucía estuvo trabajando en el Castillo durante el día del festival. Sus hombres y otros capitanes, deberían ser capaces de testificar por ello.

Con esas palabras, todo el mundo la miró desconcertado a excepción de cierta persona. Era inaudito que una dama fuera parte de la Orden de Caballeros. Y como era imposible, no podía usarse la lista como evidencia para probar su coartada.

—¿Qué significa esto?

El duque, retenido con su esposa, puso una cómica máscara de incredulidad.

—Esto debía anunciarse un mes después de que la señorita Lucía se graduara de la escuela, pero… Líder de caballeros, no hay otra manera.

—Sí, también lo pienso… Lucía.

Con el permiso del rey y el Líder de la Orden de Caballeros, ella puso un hechizo en sí misma. Era sabido que podía usarse magia de transformación para cambiar la apariencia.

La luz la envolvió. Mucha gente empezó a dudar de sus ojos cuando esta se desvaneció.

—¡¿Rion Calder… ?!

En la sala donde Lucía había estado ahora se encontraba un joven hermoso y andrógino. Usando el uniforme de Caballero Mágico, esa persona era el centro de muchos rumores.

—Tomando en cuenta su posición como estudiante, nosotros nunca lo hubiéramos revelado. Sin embargo, Lucía ha trabajado como Caballero desde hace dos años. Ella fue admitida por sus logros en la batalla con el demonio un año atrás. Actualmente es una Oficial de Mando al frente de su propia fuerza de Caballeros.

—Esto, este tipo de cosas…

El joven alzó su rostro, y un suspiro se filtró de sus labios. Los oscuros ojos verdes, los cuales estaban bordeados por pestañas de color rubio platinado, que tenían el mismo color de cabello, miraron directamente a Randall y Miriam antes de hablar.

—Estas es la apariencia que uso para la Orden de Caballeros. Juzgué necesario disfrazarme durante mi trabajo en consideración hacia mi posición como la hija del duque, al igual que mi estatus de estudiante. Ustedes podrían no saberlo, pero es el deber de la Orden aparecer ante el público.

Randall por fin lo había comprendido. Enfrente de él estaba su ex prometida, Lucía. Ella había estado ocultando su poder todo este tiempo.

El Oficial al Mando es una importante posición entre los Caballeros.

Aparte de sus habilidades mágicas, para comandar a las fuerzas se necesitaba una habilidad natural de liderazgo. A menudo en las primeras etapas de la batalla, una enorme cantidad de magia era requerida de ellos. Si el Comandante era alguien aún joven y, sin mencionar, la hija del duque por ejemplo, había una gran posibilidad que hubiera una rebelión debido a la alteración del balance entre el poder aristocrático.

Al parecer, el talento de Lucía hizo que el Comandante sintiera la necesidad de hacerla ocultar su identidad.

—Los Caballeros que no sabían sobre las circunstancias, y vieron la feroz batalla con el dragón extendieron un rumor de inmediato sobre el “mago de hielo que fue promovido a Oficial de Mando”. Ni siquiera notaron la verdadera identidad de la hija del duque. Ella pasó como una plebeya que fue invitada personalmente a unirse a la Orden.

—Mientras ella trabajaba con la Orden Mágica Real de Caballeros, participó en algunas misiones, como proteger el lugar de las fiestas reales… Bueno, en esa fiesta hace un mes, ¿me pregunto quién habrá comenzado los rumores para atacar a la señorita Miriam? —dijo Nordis.

—En primer lugar, no tiene motivos para abusar de esa mujer de ahí. Randall, déjame decirte que Lucía no pensó en ti en absoluto —terminó Elías. Sus palabras destrozaron el orgullo de Randall, mientras el rostro de Miriam había ido desde el azul al blanco.

Lucía por fin entendió a la persona que había intentado engañar a otros para cometer un crimen.

—Eh, yo solo..

—¡Basta ya! —la cortó el rey, y se dirigió a su hijo—: Randall, voy a volverte un sujeto del Estado [1]

—¡Eso no puede ser! —gritó Randall.

Su comportamiento y abuso de su poder en la escuela, así como la inadecuada conducta para su papel como príncipe, fueron reportados a la Familia Real. A pesar de que era el heredero real, su padre no vaciló.

—También tomaremos acciones acerca de lo demás… Sígueme.

—Eso es una mentira.

—¡Déjame ir! E-Esto no es como suponía que debía ser. Todo es por tu culpa.

Miriam y las personas que los rodeaban fueron arrestados, incluyendo al duque y a la duquesa. Los ojos de los nobles fueron severos mientras los observaban, porque por su enamoramiento con una mujer, él desprecio a su propia prometida.

Aquellos que no cumplían con su deber como aristócratas, no tenían el derecho a vivir una vida de lujos.

Randall y los demás observaban aturdidos la resistencia de Miriam. La chica le gritó a su hermanastra con su cabello desaliñado.

Su aparente lindura que todos amaron tanto no se encontraba por ninguna parte en la persona que miraban ahora mismo.

♦ ♦ ♦

Después de verlos ser escoltados fuera del lugar, Lucía canceló la magia de su cuerpo. Con su uniforme todavía intacto, su apariencia retorno desde el joven plebeyo “Rion Calder” a “Lucía”.

Cielos…, suspiró. Al parecer también se había sentido un poco nerviosa. Al verla, Nordis golpeó su hombro ligeramente.

—Lo hiciste bien. Debió ser duro para ti, señorita Lucía.

—Muchas gracias.

Lucía se inclinó ante el rey. Luego examinó a los aristócratas y estudiantes y se disculpó por hacerlos testigos de la discusión.

—Realmente lamento haber permitido que este tipo de situación sucediera durante la fiesta de graduación. Y espero que perdonen cualquier problema concerniente con Miriam durante su estadía en esta escuela.

—No hay tal cosa, señorita Lucía —negó un estudiante, dando un paso al frente.

Siguiendo su ejemplo, otras tres avanzaron, Lucía las recordaba. Ellas eran las prometidas de los estudiantes que eran parte del séquito de Miriam… Por razones desconocidas, sus mejillas estaban teñidas de rojo y sus expresiones decían que estaban fascinadas por algo.

—La señorita Lucía nunca fue parcial hacia alguien, independiente de su estatus social. Nosotras ya habíamos sido abandonadas por nuestros prometidos cuando quedaron encantados por Miriam.

—Hay personas que fueron heridas por su comportamiento. Yo también soy una de ellas. Y sin embargo, usted intentó consolarme… Muchas gracias.

—Mi corazón no puede evitar latir con fuerza —dijo otra de las chicas avergonzada. Lucía repentinamente recordó su actual estado de vestimenta.

Su corte de cabello, sus rasgos faciales andróginos y el uniforme asexuado de la Orden de Caballeros. A su lado, Elías entendió lo que pensaba.

No era de extrañar que Rion Caldre se pareciera a un joven noble. Su rostro, no, el de Lucía es muy elegante.

—Técnicamente, eres una mujer.

—Técnicamente, ¿huh? Soy consciente de que parezco un hombre —le replicó Lucía como acostumbraban, cuando él de repente la miró con expresión seria.

—Yo solo te veo como una mujer.

—¿Qué?

Escuchando su murmullo, se giró para encontrarse con sus ojos. Por alguna razón, su corazón comenzó a latir por este hombre. Estaba paralizada cuando él la miró fijamente.

—Lucía.

—¿Sí?

—Conviértete en mi prometida.

Las personas a su alrededor sostuvieron su aliento en sorpresa. Elías se arrodilló ante ella mientras sostenía su mano. Lucía podía ver la emoción acechando detrás de sus ojos.

—Lo siento.

—¿Por qué?

—Ya no soy una aristócrata. Solo soy Lucía. No puedes pensar en poner a una plebeya como reina, ¿cierto?

Era la hija de un criminal, además de la hermana mayor de su joven hermana de una madre diferente, quien engañó a una persona influyente. Aunque ella fuera quien los acusó y el asunto no la involucraba, seguía siendo su historia.

Además, como abandonó la casa del duque Senett, no tenía un Escudo que la protegiera. [2]

No tendría problemas en permanecer con la Orden de Caballeros, no obstante, lo mismo no podría ser aplicado si fuera a convertirse en la esposa del rey.

—Si ese es el caso, no hay problema en lo absoluto —dijo Nordis con una desbordante sonrisa—. Solo tendría que adoptarte. Tengo el mismo rango que el duque de Sennett. Mi Escudo Familiar debería darte la protección suficiente. Solo tendrías que convertirte en Nordis en lugar de Sennett, ¿cierto?

Lucía volvió su vista y miró a Elías después de oír las palabras que Nordis había declarado tan ligeramente.

—¿Estás seguro?

Pero Lucía aún estaba un poco vacilante de que Elías no quisiera eso. Los ojos de él se entrecerraron.

—¿Estás rechazando mi oferta?

—No, no es así.

Quedó desconcertada por sus palabras. Tenía miedo de que Elías empezara a enojarse porque no aceptó de inmediato.

Incluso si deseaba pedirle ayuda al rey, sintió que no había vuelta atrás cuando lo vio sonreír. Así que asintió con la cabeza.

—Está arreglado entonces.

Elías rápidamente tiró de ella a sus brazos y la besó.

—¿Odias esto? —le preguntó cuando la sintió congelarse en sus brazos por la sorpresa.

—Esto es…

Lucía había conocido a Elías por primera vez en la Biblioteca Real.

En ese tiempo, ella había notado que su capacidad mágica superaba al de la mayoría. Por eso estaba absorta en aprender la forma de controlarlo.

Mientras se reunían en la Biblioteca por un corto tiempo, había comenzado a consultarle sobre su situación. Elías la introdujo con el Líder de la Orden de Caballeros, con quien se reunió mientras ocultaba su verdadera identidad.

A diferencia de su hermana Miriam, quien sobresalía constantemente a donde sea que fuera, Lucía permanecía en las sombras. Aunque la familia de su madre tenía el mismo rango que el duque de Senett, ellas fueron rechazadas así que no podían expresar su opinión dentro de esa casa.

Por lo tanto, ella solo podía confiar en su propio poder.

Estuvo muy feliz cuando pasó la evaluación que le permitió unirse legalmente a la Orden de Caballeros, lo que le permitió seguir mejorando sus propias habilidades mágicas. Hasta que fue ascendida a Oficial al Mando.

El sentimiento era diferente a ser respetada por otros.

Estaba profundamente agradecida hacia Elías, quien le había dado esta oportunidad y, al mismo tiempo, también se dio cuenta de sus propios sentimientos. Y por primera vez, Lucía odió la obligación de haber nacido como una aristócrata.

El prometido, quien no sabía de su verdadera apariencia y, el hermano de este, quien le extendió su mano. No fue el primero quien descubrió su abundante poder mágico y la salvó del sufrimiento que le daba el descuido de su propia familia.

Sin embargo, por el bien del país, no tenía permitido hacer algo como despreciar su propio compromiso.

Ella había planeado matar sus propios sentimientos. Aunque su prometido estuviera en un amorío con Miriam, no le importaba, siempre y cuando fuera capaz de servir a Elías, quien estaba en el camino a convertirse en el futuro rey.

—No, no odio esto —admitió Lucía, pensando en las cosas que habían pasado hasta ahora. El futuro que ella había abandonado, ahora era visible ante sus ojos.

Ella alzó sus ojos abatidos y miró a Elías.

—Yo, hacia ti… Realmente te quiero.

Las alabanzas resonaron en su entorno cuando Elías abrazó a Lucía delicadamente una vez más.

Ella sonrió con ironía a este inesperado desarrollo y su dominante comportamiento. Elias rió con satisfacción mientras le acariciaba su cabeza.


[1] Esto se conoce como Shinseki-kouka: los hijos de los emperadores / reyes son degradados a súbditos del emperador.

[2] Se refiere al escudo familiar.

16 respuestas a “A cambio de anular el compromiso, permítanme cortar lazos con mi familia – Parte 2”

  1. Oooooooooo 😣😊😄 que hermoso final 😘😘
    Lastima que sea un one shot
    Me hubiera gustado que siguiera un poco más😫😫
    Gracias por traducir 💗💗💗

  2. Nataly Boirele-sama gracias por patrocinar el capítulo 🌹🌹🌹🌹
    Yey q bueno es cuando el príncipe y su séquito son tan competentes q ya tiene todo listo solo falta q le den el si 😀😀😀😀
    Gracias por la droga 😆😆😆 y cada cuánto se planea actualizar esta novela 🤔🤔🤔 gracias 🌹

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