Traducido por Akirie
Editado por Raine
El mosquito dijo:
— Si me vuelvo una luciérnaga, podré acercarme con valentía a los humanos.
La mosca dijo:
—Si me convierto en una abeja, podré probar la mejor comida del más alto nivel.
Como tal, ambas fueron al salón de belleza y, después de unas cuantas horas, una luciérnaga y una abeja salieron volando.
Pocos días después, la “luciérnaga” se rompió una de sus piernas, mientras que la “abeja” perdió media ala.
Volvieron al salón de belleza para que les devolvieran su dinero, pero el doctor les dijo:
—La cirugía plástica fue muy exitosa, pero ustedes, chicos, olvidaron una cosa: una luciérnaga nunca intentaría chupar la sangre de un humano, y una abeja nunca esperaría ansiosamente en la mesa del comedor. Puedo cambiar sus apariencias, pero no puedo cambiar sus hábitos.