La Esposa del Fantasma – Capítulo único

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami

Corregido por AuroraBlue


Li Wei se mudó de su casa a un edificio residencial. Esta edificación se encontraba dentro de la nueva urbanización al este de la ciudad, la cual no podía considerarse como nueva o antigua.

Cuando decidió irse de casa, su cuenta bancaria fue congelada, por lo que no contaba con mucho dinero. Por suerte, en ese momento, vio que en ese lugar buscaban inquilinos con un arriendo a un precio muy bajo; por ende, se apresuró a echar un vistazo. El apartamento tenía un ambiente tranquilo, contaba con dos habitaciones y una sala de estar; por lo cual, lo alquiló sin dudar.

El día de la mudanza llegó, y el ascensor está dañado. Lamentó su mala suerte. Por fortuna, había llamado a un amigo con antelación para que le ayudara a mover su equipaje, así que no tuvo que hacer el trabajo solo.

Como no había traído mucho consigo, terminaron de mover todo en una hora. Sin embargo, al finalizar, se dio cuenta de que había dejado su mochila en el coche de su amigo. Entonces, Li Wei decidió ir a buscarla.

—¡Búscala luego! —exclamó su buen amigo, Fang Guo, desde la cocina.

—No, ahí tengo mi netbook. Tengo datos importantes guardados allí —contestó él.

Cuando terminó de hablar, bajó a buscar la mochila, y de regreso, vio a alguien esperando el ascensor. Quiso informarle que no estaba funcionando; sin embargo… ¡Quién se habría imaginado que, en un abrir y cerrar de ojos, el medio de transporte estaría funcionando!

Li Wei lamentó su suerte en su corazón.

Cuando las puertas se abrieron, la persona frente a él entró. Él se apresuró a seguirlo y, una vez entró, apretó el botón del cuarto piso. Entonces, cayó en cuenta de que la otra persona no había presionado ningún botón. Se dio la vuelta y preguntó:

—¿A qué piso vas?

La persona estaba de pie a un lado del ascensor, con la cabeza agachada.

—Cuarto —Al hablar, su cabeza se movió un poco.

¡Qué coincidencia!, pensó Li Wei. Ambos vivían en el cuarto piso; muy probablemente, eran vecinos.

Li Wei era un tipo extrovertido, y aunque la otra persona parecía de temperamento solitario, bien podía entablar una conversación por su cuenta.

—Hermano, soy Li Wei. También vivo en el cuarto piso: departamento 403 —se presentó—. ¿Cuál es el tuyo? Ven a comer más tarde, anímate.

La otra persona continuó con la cabeza gacha y no respondió.

Li Wei se sintió avergonzado. Se amonestó por ser imprudente y haber hablado cuando no se lo pedían y no dijo más. Sin embargo, sus ojos se fijaron en el reflejo de la persona detrás de él. Era de estatura media, con una buena figura. Llevaba puesta una camiseta simple y una chaqueta delgada, pantalones negros cubrían sus largas y bien proporcionadas piernas.

Li Wei se sintió un poco acalorado. Una imagen de aquellas piernas enrolladas alrededor de su cintura vino a su mente. La piel de estas debía de ser blanca. No pálida como el papel; sino de un blanco delicado, con un toque de rosa.

Ese rosa seguro cubrirá toda su piel en los momentos de pasión.

La parte inferior del cuerpo de Li Wei se puso dura por culpa de aquella obscena fantasía. Las puertas del ascensor se abrieron y la otra persona se apuró en salir. Él le dio una mirada fugaz, pero no consiguió vislumbrar su rostro. Su cabeza permaneció gacha mientras se alejaba y su cabello era un poco largo, por lo que bloqueaba la visión de su cara. Aun así, la porción de su cuello que no cubría su camisa, le confirmó que su piel era muy blanca.

Li Wei salió del ascensor también. Cuando llegó junto a su puerta, descubrió que el muchacho estaba abriendo el departamento de enfrente.

404. No es un número muy afortunado, reflexionó.

Li Wei quiso aprovechar de preguntarle el nombre al chico antes de que entrara a su apartamento; sin embargo, una vez la puerta se abrió, una brisa helada lo golpeó en la cara, haciéndole temblar.

Ese breve momento de vacilación de su parte, le dio al joven la oportunidad de entrar en su casa y cerrar la puerta.

Li Wei se quedó parado ahí durante un rato, aturdido; luego, se dio la vuelta para volver a su apartamento. Tras cerrar la puerta, se desplomó contra esta.

Fang Guo se apresuró a ayudarlo.

—¡Maldita sea, Li Wei! ¡¿Qué rayos te pasa?! ¿Te flaquearon las piernas solo por subir y bajar las escaleras?

Li Wei se acostó en el sofá y puso los ojos en blanco a Fang Guo.

—Me asusté —respondió.

—¿Viste un fantasma? —Su amigo estalló en carcajadas.

—Sí, vi un fantasma.

—Un fantasma seductor, si te dejó así… —bromeó.

—¡Maldita sea! ¡Piérdete! Me voy a tomar un descanso.

—Claro. Voy a beber un vaso con agua en la cocina. Esta noche, no arruines la fiesta de inauguración de la casa.

Li Wei agitó la mano y cerró los ojos. Al hacerlo, las imágenes del cuello blanco del joven lleno de marcas de chupetones regresaron a su mente. Marcas más oscuras cubrían a las más claras. Con esa cantidad y para verse en ese estado, debían besarle el cuello todos los días. Algunas eran de color rosa; otras, carmín. En esa piel tan blanca, se veían encantadoras y atrayentes. Hasta se había sentido tentado a besar una de ellas. Sin embargo, justo cuando ese pensamiento cruzó por su cabeza, una mirada terrorífica se clavó en él. Era espantosa, fría e implacable. Como si aquellos ojos pertenecieran a una gran bestia, cuyo mayor tesoro estaba siendo codiciado, lo cual incitó su ira.

Li Wei se asustó hasta el punto de sentirse asfixiado. Era un terror similar a cuando una persona le agarran por la garganta y siente cómo su vida peligra al no poder respirar. Solo cuando la serie de pensamientos indecentes cesaron fue que el miedo desapareció. Entonces, comprendió que en la casa del joven de enfrente debía haber algo.

—¿Sabías que este edificio tiene un problema? —preguntó Fang Guo al regresar de la cocina.

—De haber uno, sería debido a tu gran bocota —contestó malhumorado.

—¿Ah? ¡No dudes de mí! Estaba sacando la basura, cuando me encontré a una anciana quemando papel amarillo[1] en el pasillo y murmurando algo. ¿No sientes que este edificio es extremadamente tranquilo? Ahora es mediodía, pero… ¿no encuentras este silencio anormal? Además, creo que lo más problemático, es la unidad opuesta a la tuya.

¿El apartamento 404?

—¡No hables tonterías solo porque los números son de mala suerte! —exclamó mientras su mal humor se agravaba.

—Yo no digo tonterías. Estaba sacando la basura justo ahora y, cuando venía de regreso, vi las puertas del apartamento 404 abiertas. Estaba completamente oscuro dentro; ni una sola persona a la vista. Me dejó desconcertado, justo al mediodía y con un calor tan abrasador afuera, ¿cómo puede estar tan oscuro adentro? Y… es ese tipo de oscuridad donde ni siquiera puedes distinguir los dedos de tu mano aún teniéndolos justo en frente. Fui a echar una mirada por curiosidad y, al llegar a la entrada, ¡un viento frío me golpeó en la cara y las puertas se cerraron abruptamente frente a mí! El sonido fue explosivo, e hizo eco en todo el pasillo. Fue realmente aterrador.

Li Wei recordó el miedo que sintió antes; estaba asustado.

—Lo inventaste —dijo, reacio a admitir que tenía miedo.

—¡No importa si lo crees o no! Solo digo, Wei-er, deberías regresar a casa y reconciliarte con el tío.

Li Wei miró a su amigo y no dijo nada. Después de un tiempo, gritó:

—¡Maldita sea! ¡Si me vuelves a llamar Wei-er, te mato!

—¡Oye, oye! ¡¿Por qué te enfadas?! ¡Qué mal carácter!

♦️ ♦️ ♦️

A altas horas de la noche, Li Wei regresó de la comida grupal un poco mareado y ensimismado por haber bebido algo de alcohol. Presionó el botón del ascensor, pero, antes de que tuviera la oportunidad de entrar, un joven se metió antes que él, cerrando la puerta trás de sí. Como estaba ebrio, su reacción fue lenta; solo minutos más tarde fue que su enojo surgió al punto de patear la pared.

¡Jódete!, pensó.

A falta de una mejor opción, se fue por las escaleras. Entonces, al llegar al cuarto piso con gran dificultad, a la luz de la luna, verificó su reloj: eran las 0:44.

¡¿Qué número es este?!, maldijo Li Wie mientras sacaba sus llaves para abrir su departamento, sin darse cuenta de que la puerta detrás de él se abría en silencio.

Una ráfaga de aire frío le heló la garganta, lo que hizo que su cuerpo temblara y las llaves se le cayeran al piso. Sus sentidos parecieron volver a la sobriedad.

Mientras recogía las llaves, oyó un repiqueteo largo y continuo y el sonido sutil de embestidas y agua. Li Wei estaba bastante familiarizado con esa mezcla.

El alcohol, sumado al hecho de no haber podido desahogarse hace mucho tiempo, hicieron que se endureciera con solo escuchar. Entonces, como si estuviera poseído, se dio la vuelta y entró al apartamento 404. Dentro estaba muy oscuro. A pesar de que la luna brillaba con fuerza fuera de la ventana, el interior permanecía en tinieblas. Sacó su celular para alumbrarse, usando el sonido como guía para avanzar. Se detuvo en la puerta del baño. Dentro, la luz se veía encendida. Abrió la puerta con cautela. Un joven yacía desnudo recostado dentro de la bañera. Sus piernas estaban extendidas a ambos lados de la misma, su cabeza se apoyaba en el respaldo y sus ojos miraban al techo, al tiempo que gemidos roncos salían de su boca.

El joven tenía una apariencia delicada y bonita, y su piel era clara. Su cuerpo se impulsaba hacia arriba de forma constante, como si algo lo embistiera sin piedad. Con cada arremetida, era impulsado hacia atrás, y esto se repetía una y otra vez. Durante este proceso, su voz se escuchaba aguda, con un toque de dolor y deleite. Por el ángulo donde Li Wei se encontraba, podía distinguir solo la clavícula y las piernas fuera de la bañera del joven; por lo que pensó que se estaba dando placer a sí mismo.

Ante tal escena, su corazón comenzó a latir con prisa, y no pudo evitar dar un paso adelante para intentar acercarse, pero no avanzó mucho. Su pie pateó algo, haciendo un ruido lo bastante fuerte como para llamar la atención del muchacho.

Cuando sus ojos se encontraron, el joven comenzó a gritar y a luchar, salpicando todo el piso. Sin embargo, parecía que algo lo retenía en aquel lugar, impidiéndole darse vuelta y huir. De repente, sus extremidades cedieron; parecía como si lo único que pudiera hacer era dejar que se aprovecharan de él. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Se veían rojos en los bordes, como si hubiera sido atormentado por un buen tiempo y, su acosador, hubiese disfrutado viéndolo llorar; aunque también se apreciaban empañados por la lujuria.

Aquella persona era la representación terrenal de un demonio que seducía a la gente. Un joven de rostro encantador y belleza extraordinaria, malvado y, sin duda, en ese mismo momento, la imagen de un demonio capaz de convencer a incontables hombres de cometer toda clase de crímenes.

Ojos enrojecidos que se mostraban desvalidos; clavícula húmeda, tentadora y pecaminosa; piel clara, suave como la seda; piernas esbeltas llenas de cardenales… ¡Esperen! ¿Cardenales?

¿No estaba solo? ¿Cómo se los hizo, entonces?

Li Wei observó con detalle; solo entonces, se dio cuenta de que la bañera salpicaba en todas las direcciones, y que el joven estaba siendo agarrado firmemente por la cintura mientras recibía un ataque frenético y violento. Los diminutos dedos de sus pies se curvaban, sus manos sujetaban con fuerza los bordes de la bañera y su cuerpo se contorsionaba como si la intensidad de los empujes fueran más de lo que podía soportar, dejando escapar gemidos de placer.

Li Wei no pudo controlar el miedo que se añadió a su emoción previa; por ende colapsó y cayó al suelo como si alguien hubiera drenado toda su energía. La bañera también quedó en silencio. Una ráfaga de frío y miedo caló hasta sus huesos cuando la presencia de algo se acercó a él lentamente. Todo su cuerpo se congeló, hasta el punto de comenzar a temblar. Sintió un peligro palpable envolverlo, pero no podía moverse. Al momento siguiente, su cuerpo salió volando y golpeó la pared junto a la puerta de entrada. El momento en que colapsó en el suelo, sintió como si todos sus órganos internos hubieran sido sacudidos; en extremo doloroso.

Un sabor cobrizo y salado se aglomeró en su garganta, al tiempo que sangre salía de su boca. Li Wei gateó por el piso, obligando a sus brazos y piernas a trabajar en sincronía para conseguir llegar a la puerta y escapar. Sin embargo, percibía al ente que provocaba que su piel se erizara justo detrás de él; acercándose de forma amenazadora.

Ese peligro le hizo saber, que estaba acabado.

¿Moriré aquí? ¡¿Este va a ser el fin de mi vida?!, se aventuró alarmado. ¿Todo porque codicié el tesoro de la bestia?

Aquello, sin duda, lo había hecho enfurecer.

—Lin, no lo mates…

Li Wei a duras penas consiguió escuchar la suave voz del joven, suplicando clemencia por él. Gracias a ello, la cosa detrás de él se detuvo. Entonces, aprovechando el subidón de energía, gateó los centímetros que le faltaban para alcanzar la puerta, la abrió y salió corriendo. No entró a su casa ni tomó el ascensor, sino que se dirigió hacia las escaleras y bajó los peldaños de dos en dos. Cuando estaba a punto de llegar al primer piso, notó que el ente demoníaco que hacía que su cabello se pusiera de punta, lo seguía muy de cerca.

Asustado, Li Wei comenzó a correr más deprisa y, por no prestar suficiente atención, se tropezó y rodó escaleras abajo. A medida que la oscuridad se apoderaba de él, vio a un hombre de pie en el descanso. A pesar de que no podía discernir bien su rostro, sabía que el sujeto lo observaba con frialdad. La mirada que este le dedicaba, parecía la de un cadáver.

♦️ ♦️ ♦️

Cuando Li Wei abrió los ojos, se encontraba en la cama de un hospital. Fang Guo estaba a su lado, al verlo despierto, le sirvió de inmediato un vaso de agua.

—¿No estoy muerto? —preguntó a su amigo.

—Apenas escapaste con vida —contestó este, poniendo los ojos en blanco.

Li Wei se enderezó y se sentó; sus piernas le dolían bastante.

—¡Hey! ¡No te muevas! Tu pierna está rota, te la fracturaste al caer.

—Fang Guo, el departamento 404 está embrujado.

—Te lo dije y no quisiste creerme. Múdate —le aconsejó Fango Guo.

—No. Alguien vive allí; está involucrado con ese fantasma. Me salvó y, ahora, yo lo quiero salvar a él —declaró con el ceño fruncido.

—Entonces, cien vidas no van a alcanzarte. Además, ¿piensas que quiere que lo rescates? —preguntó mirándolo con desdén.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Haz a un lado tus intenciones lascivas. —Fang Guo suspiró—. No codicies las cosas de los demás. La cosa en el departamento 404 es maligna y feroz, no la provoques.

—Alguien vive allí…

—¡Alguien oficialmente casado! ¡En una relación legítima! —le interrumpió.

—¿Ah?

—¿No has oído hablar del matrimonio fantasma?

—Escuchar de ello es una cosa, pero… ¿están de verdad casados? Eso no está bien, ambos son hombres.

—El matrimonio fantasma se basa en los Ocho Caracteres [2]. Ellos ya están unidos y tú estás buscando lo que no se te ha perdido [3] —explicó Fang Guo—. Los interrumpiste mientras hacían el amor e, incluso, codiciaste a la esposa de alguien más. Es natural que quisiera deshacerse de ti.

El corazón de Li Wei se sintió conmocionado; él no estaba al tanto de la situación. No es de extrañar que el joven no se viera triste viviendo solo. Contrario a sus expectativas, era querido día y noche. Ahora entendía por qué ese apartamento estaba siempre oscuro y por qué el joven estaba cubierto de cardenales.

Fang Guo fue a lavarse las manos y, a mitad de camino, se dio la vuelta para decir:

—Por cierto, menos mal que no tomaste el ascensor anoche. Un muchacho murió, oí que de un susto [4].

Pensó en el joven que había entrado corriendo al ascensor anoche y su corazón se encogió, llenándose de pesar y miedo.

Después de salir del hospital, Li Wei empacó sus maletas para abandonar el departamento 403. Antes de irse, miró la puerta del 404. Esta estaba firmemente cerrada, sin embargo, una atmósfera fría y sombría parecía envolverla.

Cuando se metió en el coche, sin querer miró hacia atrás y vio al joven del 404 en el balcón. Se veía pálido; no obstante, su apariencia era delicada y bonita. De repente, la mano de un hombre se extendió desde el interior, agarrándolo del hombro y arrastrándolo hacia la oscuridad. Las cortinas se cerraron, pero antes de que el rostro del joven desapareciera por completo, Li Wei lo vio esbozar una sonrisa.

Con seguridad, era feliz pese a su situación.


[1] Papel amarillo: también conocido como dinero fantasma o espiritual, son hojas de papel que es quemado en ceremonias para deidades o cuando se le presentan respetos a los antepasados en feriados especiales en China. Este papel también es quemado en funerales tradicionales chinos.

[2] BaZi significa 8 Caracteres. Estos 8 caracteres se derivan de la data de nacimiento de cada persona; el año, mes, día y hora forman 4 columnas denominadas “Pilares” las cuales tienen 2 Caracteres cada una. Los 4 pilares suman 8 caracteres, por lo que este método es llamado Los Cuatro Pilares del Destino o Los Ocho Caracteres del Destino. Un BaZi representa las energías reinantes en el momento exacto del nacimiento de una persona.

[3] Buscar lo que no se ha perdido significa meterse o intervenir en asuntos ajenos o que no son de su incumbencia.

[4] Podemos asumir que el chico del ascensor fue un chivo expiatorio, falleciendo en lugar de Li Wei.

Shiro
¡Espero les haya gustado! Recuerden pasarse por El Perseguido si les gusta este género. (^.~)

Ayanami
Gracias por leer este hermoso one-shot y no olviden leer la historia principal, que al igual que éste se publicará en la revista especial de Halloween 🙂 y aunque es una novela corta vale mucho la pena leerla \\(^^)//~

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