La probabilidad de matar a mi esposa – Capítulo único

Traducido por Den

Editado por Yusuke

Corregido por Sharon


«0,061%».

Mis mañanas siempre comenzaban activando mis gafas portátiles y comprobando cierta predicción futura.

—Bueno, supongo que eso es correcto.

Últimamente no había visto que el número que transmitía fuera del 1%.

«La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran».

Esa era la predicción futura que había preestablecido para calcular.

Ya han pasado alrededor de quince años desde que los ordenadores domésticos podían realizar predicciones sencillas si introducías la pregunta. Se usaba para diferentes aplicaciones, y yo no era la excepción.

Mi esposa y yo éramos lo que llamarías un matrimonio político, establecido por la compañía que dirigía mi abuelo, y la empresa de apoyo financiero del padre de mi esposa, ahora mi suegro. La razón por la que ella me quiso, cuando tenía un aspecto normal y no había nada especial que pudiera hacer, fue porque a esa chica que nunca había conocido antes le había gustado mi fotografía.

—No puedo pensar en que te amaré, pero si estás bien conmigo… 

Habían pasado diez años desde que le dije eso. Y nuestro matrimonio también. No es que tuviera una novia ni nada. Y su aspecto tampoco era malo. La compañía de mi abuelo evitó la bancarrota y yo sería el próximo presidente. Cada pequeña cosa iba a las mil maravillas. Para el resto del mundo nuestra relación era de sentido común, seguramente. Pero yo no lo creía así.

Quizás fuera porque sentí que me habían comprado con dinero que llegué a odiarla un poco.

Si no lo quería, simplemente podría haberme negado, pero la situación no me lo permitió. Quiero decir, había llegado al punto en que la compañía de mi abuelo no duraría más, y en caso de que se declarara la bancarrota, una parte de mí estaba convencido de que ese terco abuelo mío, con su sentido de la responsabilidad demasiado fuerte, podría intentar convertir su propia vida en dinero. Dijo que su vida era suficiente para salvar la mía de una deuda masiva, así que solo podía permitirme el matrimonio.

—Podría matarte y quedarme con todo el dinero que debas heredar. ¿Aun así estás bien conmigo?

Cuando nos casamos, le solté esas palabras despreocupadas. Por un momento se sorprendió, antes de sonreír mientras asentía.

—Está bien. Solo es cuestión de si puedo hacer que te enamores antes de eso, ¿verdad?

Sus palabras desafiantes de alguna manera la hicieron parecer una valiente guerrera, haciendo que ensachara los ojos de la sorpresa por un segundo.

Ese día, introduje en mis gafas: «La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran». Después de introducir la pregunta sencilla, el terminal portátil se ocupó de varios asuntos, calculó un valor preciso de ellos y generó una probabilidad. El primer número que salió fue: «38,235%»

Ese número sorprendentemente alto me congeló.

¡Para que esté tan cerca del 40%…!, pensé, pero luego recordé que mi esposa se iba de viaje al día siguiente. Además, se iría sola. Matarla y hacer que pareciera que todavía estaba en el extranjero sonaba posible.

—¿Debería hacer que parezca que viajé y matarte? Parece que tendré éxito casi el 40% del tiempo.

—Ya veo, buena suerte con eso. ¿Quieres que te traiga algo?

Sus palabras frívolas fueron tan interesantes que pregunté:

—¿Crees que no puedo matarte?

Solo para que ella respondiera con ojos fríos:

—No, si me matas, será porque no me esforcé lo suficiente.

Me despedí de ella y calculé otra predicción futura.

«La probabilidad de que ame a mi esposa dentro de medio año a partir de hoy: 0,001%»

Apostaré por ello. 

Asentí para mí mismo. Incluso si pensaba que era una mujer interesante, era un hecho de que no albergaba sentimientos hacia ella. No me imaginaba que eso cambiaría en solo seis meses.

♦ ♦ ♦

Unos días después, se lo dije cuando regresó. Había estado esperando ansiosamente su reacción, pero solo me respondió un “Ya veo”. Para ser sincero, fue decepcionante.

—Estaba segura de que no me odiabas.

Me eligió como pareja matrimonial, así que incluso si no me odiaba, estaba seguro de que tenía algún sentimiento favorable hacia mí. Pero había dicho dos palabras simples como si no le importara en absoluto. No diré que quería que llorara, pero al menos quería ver su expresión enfadada.

—¿Puedo preguntarte cómo planeas matarme la próxima vez…?

—¿Qué?

—Antes de irme dijiste: “¿Debería hacer que parezca que viajé y matarte?” ¿verdad? Te estuve esperando todo el tiempo. Si venías, estaba segura que habría sido una maravillosa luna de miel.

—¿Quieres que te mate?

—Si es posible, quiero que me amen.

Pensé que era una mujer incomprensible. Frente a ella, accioné el interruptor de mis gafas y calculé la probabilidad nuevamente.

«La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran: 12,253%»

Así que de diez intentos, no me descubrirán en uno. Es un buen número.

Como éramos los únicos en la casa en mitad de la noche, eso era lo que podía esperar. Dejé de pensar.

—En este momento, está cerca del 12%. Supongo que no lo haré por ahora. Si te mato, lo haré de tal modo que nunca regreses de ese viaje, y dejaré tu cuerpo en alguna cuneta [1] cercana. Apuesto que pensarán que fuiste la víctima de un atropello con fuga.

—En ese caso, recomiendo el parque cercano. Ese lugar es famoso por su actividad sospechosa.

—No entiendo qué pasa por tu cabeza…

—Solo estoy desesperada por lograr que me ames.

Cuando le dirigí una mirada peligrosa, soltó una carcajada, y me entregó una caja, diciendo que era un recuerdo.

—Lo tiraré.

—Te lo dí, así que no me importa lo que hagas con él.

Así que para responder completamente a su pedido, lo tiré a la basura con buen ímpetu girándome triunfante para ver su rostro. Pero me arrepentí un poco. Sus cejas se juntaron de forma triste mirando esa caja. No quería mirarla a los ojos, así que me dirigí rápidamente hacia mi habitación.

Mientras estábamos casados, por supuesto, nuestras habitaciones estaban separadas. Porque pensé que nunca la abrazaría, y estaba seguro que ella tampoco lo quería.

Ese estilo de vida brutal continuó y pasó medio año. Cuando comenzaba mis mañanas, antes de incluso levantarme de la cama, calculaba «La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran». Y después de levantarme, me vestía y me dirigía al salón.

—Fue un 15% esta mañana.

—Oh, ¿debería sentirme aliviada?

—Nunca se sabe. Es posible que mezcle tu café con veneno.

—¿Cuando lo acabo de preparar justo ahora?

—Si lo preparé ayer es una posibilidad.

—Entonces lo tendré en cuenta. Aquí tienes un poco.

—Gracias por tu amabilidad.

Tomando en la mano ese café que obviamente no contenía ningún veneno, me senté en mi sitio. A partir de allí, comer el desayuno que preparaba era nuestra rutina habitual.

Por otra parte, había días en los que no teníamos una conversación apropiada, pero había comenzado, más o menos, a sentirme cómodo con eso.

Su política de no intervenir era agradable. El desayuno y el almuerzo que preparaba arbitrariamente eran encantadores. Pero eso era un reconocimiento diferente al amor, y si me preguntaran si la amaba, podía responder con claridad que no.

Y así, pasaron dos años. Era lo que otros veían como el periodo en que los cónyuges se separaban como parejas o comenzaban a operar como una familia. Dijo que quería ir a una cita conmigo.

—Bueno, no quiero ir.

—Pero yo sí. ¡Vayamos al acuario!

—No te amo. Ni siquiera me gustas.

—Pero yo te amo.

¿Y qué?, pensé. ¿Por qué pensó que podíamos llevarnos bien como una pareja normal después de tanto tiempo? 

Mi irritación hizo que la mirara en silencio. Percibí su sonrisa risueña.

—¿Estás seguro que estás bien con eso? ¿Planeas dejar pasar esta oportunidad?

—¿Qué quieres decir?

—Si respondes a mi invitación, podrías matarme.

—No solo quiero matarte. Quiero matarte sin que me descubran. Si me atrapan, no tiene sentido.

—¡Exacto! ¿Recuerdas los números de hoy?

—5.7%… ¿Creo?

—Exacto. ¿No ha sido bajo últimamente? ¿Estás seguro de que estás bien con eso? Si vas a lugares conmigo, ¡ese número podría dispararse! Si estamos en una multitud, y me apuñalas por la espalda con un cuchillo, eso no te ataría a ello, no te atraparán. Pero por ese motivo, tenemos que comenzar a entrar en multitudes.

—De verdad estás de buen humor a pesar de que estamos hablando cómo matarte.

—Quiero estar de buen humor por hoy. Está bien, te dejaré mi espalda a ti.

—¿Para apuñalarla?

—Oh, ¿puedes abrazarme con fuerza si lo deseas?

Atraído por su sonrisa divertida, sonreí. Al final, dejé de oponerme y fuimos a nuestra primera cita. Ya casi era nuestro tercer año de casados.

Si me dieras dos opciones, si me divertí o no, estoy seguro de que diría que sí. Fue mi primera vez en el acuario después de mucho tiempo, y estaba de muy buen humor a pesar de mi edad. Fue un día en que mi corazón bailó demasiado como para comprobar los números. Y por ella, que sonreía a mi lado, quería agradecerle por ese tiempo a solas.

Cuando se hizo de noche, cenamos en casa como de costumbre. Fue un poco más extravagante de lo habitual, y al mirar la mesa llena de nada más que mis platos favoritos, finalmente miré el calendario.

—¿Es mi cumpleaños?

—Entonces lo olvidaste después de todo. Lo estábamos celebrando todos los años, por el bien de la discusión.

Al recordarlo tuve la sensación de que siempre había un día una vez al año en que mi comida favorita estaba alineada sobre la mesa de forma extravagante. Pensé que era una casualidad. No había sido consciente en ese momento, pero ahora, me di cuenta de que debió haber sido mi cumpleaños.

—No diré gracias.

—Lo acabas de hacer, eso es suficiente.

—No pienso celebrar tu cumpleaños.

—Lo hice porque quise, así que no necesitas preocuparte por eso. Gracias por nacer.

—De nada.

En retrospectiva, puedo entender que solo estaba avergonzada, pero en ese momento estaba nervioso y todo lo que podía pensar era:

¿Esta mujer está bien?

♦ ♦ ♦

Como era de esperar, mi actitud no cambió y tampoco la de ella.

Pero una vez al mes, salíamos juntos.

Yo para matarla. Ella para ir a una cita conmigo.

¿Realmente pretendía matarla? Si lo preguntaras, tendría que responder que nunca lo intenté desde el principio.

Era cierto que no pensaba bien de ella, y si moría entonces… No es que nunca lo haya considerado. Pero, algo tan arriesgado como matarla no era una opción que un cobarde como yo pudiera elegir tan fácilmente.

Como nos habíamos convertido en una pareja casada, surgió como el tema de conversación correcto.

Estoy seguro de que ella lo sabía. Lo sabía y lo usaba para negociar. Lo sabíamos y seguíamos con esos tratos.

¿Por qué? Pensé que tenía una leve idea de lo que era, pero cerré rápidamente la caja. Quiero decir, ha pasado mucho tiempo.

♦ ♦ ♦

De ahí en adelante pasaron dos años. Era nuestro quinto año de matrimonio.

—Hoy fue 2.524%. El peor. Es demasiado bajo.

—Estoy aliviada de que mi tranquilidad continuará.

—Para empezar nunca cambias. Eres el epítome [2] de la calma.

—No siempre es así. Cociné demasiado tiempo el pescado de hoy y lo quemé.

—Aunque el mío se ve normal.

—Hice otro rápido para ti. Mira aquí, está quemado.

Diciendo eso, mostró el pescado en su plato, y sonrió amargamente. Tomé su plato, lo cambié por el mío y comencé a desayunar.

—¿Estás seguro? Es prácticamente carbón.

—¿Y tú estás segura? Podría haberle puesto veneno al plato cuando no estabas mirando.

—Si se trata de veneno, me gustaría probarlo.

—Entonces adelante.

—Gracias por la comida.

Mientras desayunábamos como de costumbre, miré el reloj. Junto a la hora, mostraba la fecha.

Pasaron cinco años.

Para ser sincero, pensé que ya era hora de dejarlo. Comiendo con ella, hice una predicción futura. Al ver los números proyectarse en los lentes de las gafas, solté un suspiro.

«1,524%».

Como pensé. Era bajo. Lo que le dije antes fue un número por encima. Cuando me desperté, no había sido ese. Por cierto, ese número de más que le añadí fue una muestra inútil de obstinación.

En el pasado, hablé con un amigo que sabía sobre el sistema de futuras predicciones sobre la que estaba haciendo, y sobre nosotros, los cónyuges. Tenía curiosidad sobre la disminución de los números a lo largo de los años.

—Realmente eres un idiota —dijo y suspiró. Después de eso me dio una explicación detallada.

Según él, al consultar «La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran», la máquina comenzaría sus cálculos a partir de la probabilidad de que la persona que la introdujo “matará a su esposa”. Lo que significaba que la tasa decreciente durante los años indicaba un cambio en mis sentimientos, me dijo.

Eso es absurdo. Después de que ese pensamiento cruzara mi mente, le siguió: Incluso si ese fuera el caso, ¿qué esperas que haga después de tanto tiempo? 

Y se volvió más difícil. Después de no decirle nada más que cosas crueles, era siempre la misma, y después de ignorar aniversarios, solo soportaba lo que me daba.

Ya eran cinco años. Cinco años.

¿Qué tipo de cara se supone que debo poner mientras le digo que la aprecio?

Y al final, incluso después de eso, elegí hacer nada más que soportar tus sentimientos.

Pero terminemos esto ya. Es hora de acabar con esto.

No tengo ni idea si te amo, pero estoy seguro de que te aprecio. Creo que eso es lo que le diré. Hoy es el día en que naciste. 

Terminé de desayunar y me arreglé para salir a trabajar. Como siempre, me despidió en la puerta. Abrí ligeramente la boca, y solté una voz que sonó como si se desvaneciera.

—Hasta pronto.

—Sí… Regresa a casa a salvo.

Estaba poniendo una cara llena de lágrimas mientras sonreía, así que eso de alguna manera me hizo feliz, e intenté despedirme de nuevo. Lo dije con una voz un poco más clara que antes, y parecía que iba a romper en llanto de verdad, así que salí rápidamente de casa.

Este es un lugar al que podría regresar. Esas palabras que no podía decir porque no quería pensarlas.

Si ibas a estar tan alegre, debería haberlas dicho antes, pensé mientras me dirigía hacia la compañía.

Empecemos de nuevo.

Lo pensé con sinceridad. Compraré un ramo de flores de camino a casa. Reservé un pastel. Vamos a celebrar por lo que nunca celebramos antes. No sé qué clase de regalo te hará feliz, así que compremos uno juntos. Comencemos desde aquí. Ni siquiera sabía sus preferencias. Cuando ella sabía perfectamente las mías, y yo nunca las mencioné, simplemente era vergonzoso. Pero las aprenderé de ahora en adelante. Tenemos mucho tiempo. Somos un matrimonio.

Era la primera vez que me daba cuenta de cuánto tiempo pasaba en la oficina.

Después de trabajar, me despedí y como planeaba regresar a casa directamente, me detuve en una floristería.

No sabía qué color le gustaría, así que elegí las rosas e hice que las envolvieran. Me preguntaron cuántas quería, dije cien al azar, mencionando una cantidad increíble. Aún así, dijeron que sólo tenían lo que habían preparado para el día, y con el número reducido en setenta, todo estaba bien con el mundo.

Cuando me incliné para aceptar el ramo, las gafas de mi cara se cayeron e hicieron un ruido metálico. El golpe mostró al instante la predicción de la mañana del historial.

«25,283%».

El número que mostró hizo que abriera mucho los ojos. Rápidamente me puse las gafas para ver el número actualizarse por segundos.

«32,154%».

«38,259%».

«42,985%».

Los dígitos aumentaban con cada parpadeo, hasta que excedían la marca del 50%.

«La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran: 52,385%».

En el momento en que lo vi, salí corriendo como si un interruptor hubiera sido accionado.

Recordé las palabras del amigo al que le había consultado sobre nosotros.

—Si quieres atesorar a tu esposa, pero además de esos sentimientos, la probabilidad excede el 50%, entonces ten cuidado. Porque independientemente de cómo te sientas, significa que ha llegado a una situación en la que es más que posible.

—¿Qué quieres decir? —le pregunté, y solo se rió.

—¿Cómo podría saberlo?

¿Una situación en que sea más que posible? ¿Qué situación es esa?, pensé, mientras ponía un pie en la calle de casa. Su rostro apareció en mi mente y sentí un sudor frío.

Pasé por la calle comercial, y cuando pasé por la tienda de electrodomésticos, mis pies se detuvieron. Porque las noticias que se transmitían en el televisor proyectaban su imagen.

«Accidente de tráfico, camión de la basura, condición crítica»

Clasifiqué frenéticamente la información que aparecía. Como golpe final, publicaron su imagen una vez más. Caí de rodillas.

Realmente no recuerdo lo que vino después. Al final del timbre de mi teléfono, pude escuchar a mi suegro gritando algo, pero no me llegó.

♦ ♦ ♦

Estaba dormida. En la cama de un hospital con muchas máquinas conectadas a tu cuerpo.

El vendaje que vi me hizo querer apartar los ojos, pero era la primera vez que veía tu cara durmiente y era tan hermosa que no pude apartarlos.

—Feliz cumpleaños.

Fueron las primeras palabras que salieron.

—Perdón por todo.

Y lo siguiente fue una disculpa.

Por suerte éramos los únicos en la habitación, así que me senté a su lado y volví a hacer una predicción futura.

«La probabilidad de que pueda matar a mi esposa sin que me descubran: 99,274%»

Lo apuesto, pensé. Incluso si mis sentimientos se interponían, si tocaba uno de los numerosos botones a mi alrededor, estoy seguro que moriría. Y si eso se pudiera rastrear, entonces una mano contra su garganta sería suficiente.

Mi amigo lo había dicho, que “comenzaría sus cálculos a partir de la probabilidad de que la persona que introdujo la pregunta probablemente matará a su esposa”.

Dudé, por así decirlo. Cuando se trataba de matar, mis pies se detenían.

En este momento, ella era una existència que podría morir antes de que pudiera dudar. Incluso si caminaba hacia la línea de salida, ella se iría.

—Oye, la probabilidad de hoy fue 0%. No se trata solo de que sea bajo.

Se lo dije como siempre. Quiero decir, la probabilidad era del 0%. Incluso si las lentes de mis gafas proyectaban 99,358%, quería que viviera, así que la probabilidad era del 0%. No había forma de que pudiera matarla.

—Así que prometo dejarte tranquila por hoy. No duermas para siempre, vayamos a comer juntos y al parque. Nunca lo dije antes, pero me encantan los huevos dulces que haces. El pollo frito que haces también es delicioso. Siempre había comido en silencio esos almuerzos que hacías con todo tu corazón. Pero aún así, sonreías alegremente, así que me había convencido de que estaría bien si seguía así.

Para calentarla, acaricié su cara que se enfriaba, rogando que se sonrojara con su rosa habitual.

—Hoy aprendí por primera vez que querías que dijera “hasta pronto”. Debido a mi mezquindad, nunca pude decirlo hasta ahora, pero ese lugar ya se había convertido en mi hogar al que regresar hace mucho tiempo. Te hice llorar, ¿verdad? ¿Estabas llorando cuando no estaba mirando o solo es mi soberbia? No dejaré que vuelvas a llorar nunca más. Es verdad. Lo juro.

Mis sollozos se habían hecho más fuertes.

Sentía un dolor punzante en mi nariz e incapaz de soportarlo, mis lágrimas brotaron.

—Realmente lo siento. Gracias por esperar todo este tiempo. Y ahora quiero escuchar tu voz, cariño.

Agarré su mano con fuerza suficiente para que se pusiera blanca y sollocé. No confiaba en que mis palabras salieran apropiadamente. Pero aún así, sabía que había algo que tenía que decir.

—Te amo. Regresa Yuri…

♦ ♦ ♦

Pasamos nuestro sexto aniversario de casados en la habitación de un hospital.

Nuestro aniversario y su cumpleaños estaban cerca, así que había pasado casi un año desde que estaba postrada en cama. A los ojos del mundo en general, Yuri se había convertido en un vegetal humano. No quería usar ese término desagradable para describirla, pero cada vez que tenía que explicar su condición, me veía obligado a usarla por necesidad. Realmente tengo que pulir mi vocabulario, tenía la sensación de que sonreía más que de costumbre cuando le dije eso ese día.

Como Yuri siempre había hecho por mí, cambiaba las flores de la habitación todos los días y hablaba con ella de cosas triviales. Limpiaba su cuerpo y si hacía buen tiempo, abría la ventana y la luz del sol nos bañaba a ambos. Estaba aprendiendo a cocinar con uno de mis subordinados y me estaba desesperando porque quería que fuera lo primero que comiera cuando despertara.

—Oye, Yuri, hoy la probabilidad fue del 0% otra vez. Tu tranquilidad está a salvo hoy.

«96,783%».

Sonreí un poco mirando los números que solo habían descendido un 3% en un año. Está bien, puedo esperar. Esperaré para siempre. Así que tómate tu tiempo, y regresa.

Hace unos días, el doctor me había dicho que “apagara su soporte vital”. Al parecer, sus posibilidades de recuperación eran bajas. Levanté la voz y le di un puñetazo, pero ahora, me arrepiento de ello. Así que Yuri, no estés enfadada cuando abras los ojos.

♦ ♦ ♦

Medio año después, mi suegro ya se había rendido.

Pero yo no. Lo superaba frenéticamente cada vez que me sentía rendir, y hablaba desesperadamente con Yuri, aunque no me respondía.

Y otro medio año pasó, era nuestro séptimo aniversario de casados.

Mirando a Yuri, que no me respondería si le hablaba, pensé en los cinco años que no le respondí a ella.

¿Se sintió así tratando conmigo? ¿Hice que Yuri sintiera esta sensación de nihilidad?

Incluso cuando era su cumpleaños, mi vista se estaba nublando, y no había nada que pudiera hacer.

Sin secarme las lágrimas que caían por mi rostro, le hablé.

—Feliz cumpleaños. Compré las flores que no pude traerte la última vez. Esta vez tengo cien. Increíble, ¿verdad? Podemos ir a comprar un regalo una vez que despiertes. Durante siete años, no importa lo que sea que me pidas. Y no tengo la menor idea de lo que te gustaría. Tendrás que decirme todo en detalle la próxima vez.

—Oye, la probabilidad de hoy también fue del 0%.¿Por qué sigues en cama?

«92,693%»

—¿Qué color te gusta? ¿Cuáles son tus aficiones?

«85,696%»

—¿Qué hacías cuando no estaba? ¿Qué flores te gustan?

«68,258%»

—Muéstrame algunas fotos de tu infancia la próxima vez. ¿A qué preparatoria fuiste?

«51,258%»

Habiendo llegado tan lejos, estaba sorprendido. No me había dado cuenta de que los números descendían. Los números siguieron cayendo, más y más. Mi ritmo cardíaco se aceleró en proporción invertida.

No podía ser, no podía ser, no podía ser.

«32,258%».

«20,258%».

«12,258%».

«3,178% ».

«0,001% ».

—Buenos días. Sí que dormiste hoy.

Detrás de su máscara de oxígeno, sus labios sonrieron en silencio. Sus ojos grandes me reflejaron mientras temblaban un poco.

—Buenos días, Masahiro.

Su voz no salió, pero viendo sus labios formar las palabras, rompí en llanto.

♦ ♦ ♦

Y seguía con mi hábito.

«0,061%»

Ese fue el resultado de hoy.

Levantándome de la cama, acaricié a Yuri a mi lado, y hoy, una vez más, la pequeña vida más allá de ella rompió en llanto enérgicamente.


[1] Una cuneta es una zanja en cada uno de los lados de un camino para recoger las aguas de lluvia.

[2] Epítome es un resumen de lo más sustancial de una obra, materia, etc. En este caso, Masahiro está insinuando que ella es el mejor ejemplo de la calma por completo.

Den
Cuando leí este One-Shot la primera vez, no pude evitar llorar a mares. Cuando fue la parte del accidente lloré de tristeza, y al final, no saben lo alegre que me puse. ¿Fui la única? Bueno, este One-Shot tiene otro que lo complementa, desde la perspectiva de la chica. Ese también lo traduciré, no se preocupen.

3 respuestas a “La probabilidad de matar a mi esposa – Capítulo único”

  1. Intentando no llorar a la una de la mañana, ¡Definitivamente es de mis one-shots favoritos ahora! (¿Acaso será que me gusta el sufrimiento? jaja)

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