De sirvienta a madre
Reencarné en otro mundo pero ¿cómo pasé de ser la Sirvienta de la Familia Real a la madre de la hija adoptiva del Mago de la Corte?
Relación romántica entre dos o más personas.
Reencarné en otro mundo pero ¿cómo pasé de ser la Sirvienta de la Familia Real a la madre de la hija adoptiva del Mago de la Corte?
He reencarnado como la villana de un juego, hermanastra de un objetivo de captura y prometida de otro. Estoy ocupada haciendo cosas malas… Mentira. Después de la condena, voy a compensar mis pecados.
Una mujer casada, que está en un juego de otome, se niega a permitir que el Santo invocado le arrebate a su marido y lucha por ganar el amor de este. Pero… ¿es realmente necesario?
El Segundo Príncipe busca novia. Mi hermana es una de las candidatas pero… ¡¿se ha escapado?! Yo, la hermana mayor que se parece tanto a ella, tendré que reemplazarla.
Si me caso entonces… ¡tendré el mismo nombre que esta bruja malvada! Debo escapar.
Al fin mi compromiso con su Alteza quedó anulado y podré vivir como una alegre y despreocupada plebeya.
Mi amigo de la infancia es el típico protagonista de manga. No me sorprende que sea convocado a un mundo de fantasía pero… ¿tenía que traerme también?
Travestido para suplantar a su señora, el novio esta sorprendido de que la actitud de su prometida sea tan diferente de lo que imaginó.
¿Quiere romper el compromiso? ¡Bien, no más entrenamiento con esa severa Reina! Iré a cazar monstruos.
Soy la Villana de un Juego Otome, ¿por qué hay tantos objetivos capturables reuniéndose a mi alrededor? Apresúrense y enamórense de la heroína…
Ah, ¿de nuevo? Incluso en mi última vida mi novio se enamoró de mi hermana menor…
Se suponía que Tiararose sería desvinculada y exiliada del país. Pero al final del juego, las cosas no fueron según la historia.
Soy unas de esas protagonistas de esas historias cliché, pero… ¡No quiero ser parte de algo problemático!
Por el bien de su hermana, sacrificaria su futuro. Siguiendo con la historia de juego.
Una voz en su cabeza le dio consejos, pero no le hizo caso. Dos años después… “¿Voz, qué hago ahora?”