¡No quiero ser princesa! – Capítulo 46: Ella y el ninja (2)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Debido a que discutió conmigo en el Castillo Real, absolutamente, no la dejaré decir que se olvidó de mí.

Le acerqué mi rostro para obtener la reacción deseada, pero su expresión decía que no sabe quién soy. Pero, eso fue solo al principio.

Miró mi rostro una vez más, y su expresión cambió en un abrir y cerrar de ojos.

—Ah…Duque Vivoir…

Como finalmente entendió quién soy, sonreí dulcemente.

—Sí, me alegra que lo hayas recordado. Ha sido un largo tiempo. No podía saludarte en el Castillo Real. ¿Entonces? ¿Quién está siendo grosero con quién? Quizás puedas decirme…

Exprese provocativamente. Cuando se trata de nuestro estatus social, tengo una clara ventaja. Si hace alarde de su nivel, debe entender esto. Si tiene la impresión de que soy una mujer enferma a la que puede vencer adoptando una actitud segura, está cometiendo un gran error.

—Eso, eso es…

Como era de esperar, Mari desvió la mirada y no pudo responder. Sin embargo, no puedo olvidar lo que hizo solo con eso.

—Es inesperado el encontrarnos en un lugar como este. Me sorprendió verte en la ciudad con la apariencia adecuada para asistir a un baile, pero, por encima de eso, estoy pasmada por la actitud que le mostraste a este hombre en este momento. ¿Conoces el significado de la frase ‘noblesse oblige’? Estamos aquí gracias a ellos. No es bueno abusar egoístamente de los derechos de la clase privilegiada. Estamos obligados a servir como un ejemplo para el público, siempre que sea posible. Pobrecita, pareces incapaz de comprender hechos tan obvios.

Mari se burló débilmente, parecía molesta.

— ¡No me menosprecies! ¡¡¡No me importa que seas la hija de un duque!!! ¡Tú misma no tienes ningún poder noble, solo eres una mujer!

Como es de esperar, pareció darse cuenta de que había sido insultada. Y luego ella dijo eso. Está bien, si así es como lo quieres. Intensifique mi sonrisa. Tan elegante como me fue posible, para verme más bella.

—Sí, eso es correcto. También se puede decir eso de usted, señorita Mari. El estado que ostentas obstinadamente, en este momento, no te pertenece, es el de tu padre. No está relacionado contigo.

Al decir eso, Mari gritó reflexivamente.

—Pero… ¡mi padre escucharía cualquier cosa que yo le pida!

— ¡Eso podría ser cierto! Pero sabes, también podría pedir eso y más, me pregunto si no entiendes esto. Mi padre es el primer ministro y el duque principal. El tuyo es, a lo sumo, un humilde marqués de una provincia, no hay forma de que intentes compararte conmigo.

—Eso…

Al ser golpeada por la realidad, permaneció inmóvil en estado de shock. Hasta ahora, debe haberse estado escondiendo detrás del estatus de su padre para hacer lo que quisiera. Parece que el hecho de que no ha funcionado le es impensable.

—Aunque puede ser un asunto intrascendente, te lo diré. Tu padre está desesperado porque a mi padre y a mi hermano mayor les gustes, ¿sabes? Si informo tus acciones de hoy, me pregunto qué diría.

Supongo que ella pensó en mis palabras. En un abrir y cerrar de ojos, Mari se puso pálida.

Aunque era una especulación antes, debe haber sido terriblemente regañada por su padre por hacer enojar a Freed.

Si se entera de que ella también se peleó con la señorita de la casa noble con la que está pensando formar alianza, incluso si es su adorable hija, no la perdonará con sólo sonreír.

Al darse cuenta de su error, por primera vez, comenzó a temblar. Incapaz de mantenerse de pie, pareció colapsar, su asistente tuvo que apoyarla desde atrás. El color se había escurrido de su rostro. Aun así, y a pesar del temblor, se arrodilló. Sin modales, simplemente bajó la cabeza.

Me quedé mirándola hastiada.

—Fui…demasiado grosera. Por favor, perdóname.

Mientras temblaba de humillación, con una voz muy delgada, expresó una disculpa, a lo que incliné la cabeza como un pequeño pájaro.

—No entiendo nada de lo que estás diciendo. ¿Con quién te estás disculpando?

Estaba suplicando perdón de rodillas llena de terror. Quizás tenga miedo de la furia de su padre, que es un marqués. Si lo hubiera hecho desde el principio, no habría necesidad de lo que está sucediendo.

—Por supuesto…a usted señorita Lidiana…le pido por favor, mantenga este asunto en secreto de Su Excelencia el Duque y su padre…se lo ruego…

Sus palabras, realmente, me decepcionaron. Pensé que era solo un niña caprichosa cuando la conocí en el castillo, pero está realmente desesperada.

—Está equivocada, no es conmigo con quien debes disculparte, sino con él. Ni siquiera sabes tal cosa.

Cuando le señalé a la pobre persona con mis ojos, parecía que había notado su existencia por primera vez.

— ¡Ah! ¡Tú!

Al ver al hombre con dificultad para respirar aún en el suelo, ella gritó y retrocedió. Su capucha se deslizó exponiendo sus ojos. Uno de ellos era oscuro como la noche y el otro rojo brillante.

Me siento fascinada por el color de sus ojos, es tan resplandeciente. Con su cabello negro y esa extraña e inusual combinación de colores, dejé escapar un suspiro de admiración.

—Un…clan maldito.

Ella mostró, exactamente, la reacción opuesta.

Al ver sus ojos, se estremeció, incapaz de ponerse de pie.

Ciertamente, hay un rumor de que el clan de los ojos rojos está maldito.

Pero…

—No es una razón válida para abandonar a una persona que sabes que está lesionada.

Le dije con el ceño fruncido, pero ella sacudió la cabeza frenéticamente.

— ¡Porque…es asqueroso!

Sus palabras, que fueron como una encarnación de la malicia, me dejaron sin aliento por un momento. Reprimí, por la fuerza, el impulso que surgió al instante. De no haberlo hecho, la habría golpeado.

Mi visión se nublo a causa de la ira. No puedo entender por qué ella discriminaría a una persona debido a una parte de su apariencia física.

Al mirar esos bonitos ojos, encontré su insensibilidad increíble.

—Suficiente

— ¿Eh?

Mientras volvía sus ojos asustados hacia mí, agité mi mano para alejarla.

—Haré algo sobre él. Vete ya. Será molesto si te quedas aquí más tiempo.

Ante mi ira que se filtró, ella reaccionó con un sobresalto, a pesar de mi intención de contenerla. Tomé otro respiro y hablé con su asistente.

—Esta vez, haré como que no he visto nada. Por lo tanto, lleva a tu maestra lejos de aquí.

Le di la espalda y me arrodillé junto al hombre. Ya no quería ver su cara.

Detrás de mí, parecía que el asistente le estaba susurrando algo. Después de un tiempo, se sintió como si ella se pusiera de pie y, finalmente, los dos se fueron.

Exhalé aliviada, ante el sonido de sus pasos cada vez más lejos.

—Señorita, ¿puedo ayudarle?

Tan pronto como desaparecieron, un hombre apareció de repente. Es un hombre joven con buen físico, al cual, reconozco hasta cierto punto. Después de todo, probablemente, es un guardia que me asignaron mi hermano o Padre. No puedo recordar su nombre.

Suspiré y lo miré. Estaba sonriendo alegremente.

—Pensé que estarías aquí, pero nuevamente apareciste en un momento increíble.

—Honestamente, pensé en salir un poco antes, pero, realmente, no tuve oportunidad. Ese fue una magnífica actuación, señorita.

Mientras estaba completamente asombrada por el hombre que me miraba sonriendo como si no tuviera planes de ayudarme, decidí darle instrucciones directas.

—Bueno, como sea, ahora es tu turno. Proporciona a este tipo tratamiento médico. Parece herido.

—Entiendo.

La sonrisa desapareció de su rostro y buscó en silencio al hombre colapsado en busca de heridas.

Tiene un físico bastante delgado. En lugar de un caballero con músculos firmes, parece más convincente decir que hace un trabajo secreto, como el espionaje.

Si, justo como un ninja.

Aunque fue mi guardia quien verificó la presencia de heridas, en poco tiempo, hizo una mueca como si no entendiera y me habló.

—Señorita. No puedo encontrar heridas en ningún lado.

Perpleja por su estado, le pedí que repitiera lo que dijo.

— ¿Eh?

—No hay nada parecido a una herida.

Ante esas palabras, miré al hombre, respiraba con dificultad. Probablemente, aún es joven, el hombre quizás sea más joven que yo y, ciertamente, huele a sangre.

—Pero, huele a sangre…

—Señorita, esto es, tal vez, una especie de maldición

— ¿Maldición?

Incliné la cabeza, ante palabras que no suelo escuchar.

—Eso es correcto. No hay heridas, pero el olor a sangre flota en el aire. Anormalidades de los órganos respiratorios. Está más cerca de una maldición que de un veneno. Sin embargo, si es una maldición, no podemos hacer nada. He oído que es necesario un método especial para disiparlo, pero no lo conozco.

—Tal cosa…

—No sobrevivirá mucho tiempo. Él morirá pronto.

Miré al hombre que respiraba con dificultad. Abrió los ojos débilmente y me miró. La sangre en sus ojos me cautivó nuevamente.

Parece que su voz no saldrá. Aun así él movió sus labios. Leo sus movimientos con mi mayor esfuerzo.

—Máta…me

Me sorprendí mucho y empecé a dudar de haber leído bien sus labios. Las palabras salieron inconscientemente de mi boca.

— ¿Quieres morir?

¿Es lo que realmente quiere?

Al escuchar mis palabras, sus ojos se abrieron un poco, pero no dijo nada.

Aun así, el brillo en sus ojos decía que lo que más quiere es vivir. Al mirar esos ojos, nuevamente, fortalecí mi determinación.

—Entiendo. En ese caso, haré algo —dije, cuando volvió a cerrar los ojos, mientras le acariciaba la cabeza.

— ¡Señorita! —Pero el guardia levantó la voz para reprocharme. Además, sacudió débilmente la cabeza.

—Tengo una idea acerca de una persona que puede ayudar. Está cerca, al menos, déjame intentarlo.

— ¿Quién es la persona que puede romper una maldición? ¿Quién en el mundo podría hacerlo?

Por su tono de voz, parecía estar exigiendo una explicación, pero no le respondí. Creo que la Señora Delris podría ayudar en esta situación, pero, por mi propio bien, no puedo revelar esa información.

—Lo siento. No puedo decir quién es. En cualquier caso, iré allí. Así que, bajo ningún concepto me sigas

—Pero Señorita eso…

Lo detuve firmemente, antes de que pudiera seguir insistiendo en acompañarme, probablemente, nadie más, a parte de mí, pueda usar ese camino. Tengo una corazonada de ello.

—Incluso si intentas seguirlo, probablemente te sea imposible y te pierdas. Así que, por favor. Prometo que volveré a la puerta del centro al anochecer, por favor espera ahí.

—Señorita…

—Podría ser capaz de salvarlo. Por favor entiende.

Cuando lo miré en mi forma más dulce y amable, el guardia asintió. Sus hombros cayeron en señal de que se había dado por vencido. Sin embargo, apenas pude sentirme aliviada.

—Informaré de este asunto a su padre.

—Me gustaría que no lo hiciera, pero entiendo que eso es pedir demasiado.

Dejaré el asunto con padre por ahora. Primero, tengo que hacer algo al respecto.

Dejando al guardia en el lugar, hice que me ayudara a ponerlo de pie. Como es un hombre, me preparé para que fuera considerablemente pesado, pero, para mi sorpresa, era más ligero de lo que esperaba. Aunque eso me ayudó a moverlo, probablemente, se encuentre desnutrido.

Eso no es bueno, hice una mueca.

La casa de la señora Delris no está lejos de aquí. Tal vez, odie que lo lleve a su hogar pero no tengo otra opción, así que tendré que implorar cuando llegué. Es la única persona que puede ayudar con una maldición y, una vida, no puede ser reemplazada.

Mientras arrastraba su cuerpo, me dirigí desesperadamente a su casa. Su respiración caliente golpeó mi cuello. Sentir la prueba definitiva de que aún está vivo me llenó de fuerza.

—Te ayudaré, así que por favor no te rindas —Murmuré para convencerlo tanto a él, como a mí misma.

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