Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 4

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Él trazó besos desde su mano izquierda hasta la curvatura de su cuello. Le sostuvo el pecho, acariciando y disfrutando de la suavidad ante su tacto.

Sonrió con autosuficiencia, su pecho se ajustaba perfectamente a la palma de su mano, le pareció extraño, pero sintió que su pecho había crecido solo para él. Su respiración se hizo más corta y rápida, mientras pasaba el pulgar por su pezón y lo hacía rodar. Su cuerpo comenzó a moverse ante el tacto de sus caricias. La besó suavemente, lamiéndole los labios, deslizó su lengua en su boca, explorando cada centímetro, acariciando sus dientes y luego su lengua, los ojos de Matilda se abrieron sorprendidos por la invasión. A través de sus párpados medio abiertos, ella podía ver sus pestañas doradas. La mano de Matilda rozó, inconscientemente, sus piernas, sus ojos se cerraron con placer.

—Esa parte terca de ti es realmente linda—le dijo en voz baja. Matilda frunció el ceño. Este hombre realmente tiene mal gusto, esa debe ser la razón por la que la eligió. Él la abrazó con gran fuerza, casi como si quisiera aplastarla contra él.

— ¡Oh! —ella jadeó. Él la miró.

— ¿Te lastimé? —Preguntó mientras acariciaba amablemente su mejilla, ella asintió. Aflojó un poco su agarre— ¿Qué tal así?

—Está bien—respondió en voz baja.

Se apartó un poco de ella, la contempló por un momento y dijo —Si te hago daño, dime correctamente y haré todo lo posible para parar mientras siga teniendo razón.

— ¿Razón?

—Para ser honesto, estando junto a ti, no creo tener la capacidad, ni la confianza para detenerme y no perder mis sentidos, así que, por favor ten paciencia conmigo, ¿De acuerdo? —ella no encontró seguridad en su refrescante sonrisa. Debía parecer disgustado, pero sonrió como un niño a su juguete favorito. —He estado esperando este día, trabajando muy duro para que podamos tener este tiempo juntos. Sé que has estado sola, pero…

— ¿Eh? ¿Qué está diciendo? —Ella se preguntó, pero las inquietudes se desvanecieron con un beso. Él mordió sus labios, dulcemente, contorneándolos con su lengua, hundiéndose en su boca. Sus besos la hicieron desfallecer, se sintió tan débil, que su cabeza cayó hacia atrás, pero su grande y fuerte mano la sostuvo y acerco más hacia él, profundizando el contacto. Él gimió. Ella gimió. El sonido de sus lenguas entrelazadas en un beso la hizo sentir avergonzada.

Su mano se ahuecó sobre su pecho izquierdo, tanteo y acarició la carne suave, mientras él bromeaba y hacía rodar el pezón rosa entre su pulgar y su dedo índice.

— ¡Ah! —ella gritó a través del beso.

—Sabes delicioso—susurró roncamente contra sus labios—Besarte se está convirtiendo en mi cosa favorita para hacer.

Matilda se sonrojó ante sus palabras. ¿Lo favorito…? ¿Era ella la persona favorita de Leandroth?

—Me gustas Matilda—le susurró al oído con una voz tierna. ¿Qué? Pero ahora su lengua estaba en su oído, lamiendo la parte de arriba y luego mordisqueando el lóbulo, Matilda perdió la capacidad de pensar mientras pequeñas ondas de placer recorrían su cuerpo. Arqueó su cuerpo cuando Leandroth se apartó. Él le quitó su vestido de noche sin preámbulos. La camisola había estado recogida hasta su cintura, pero ahora la parte superior de su cuerpo estaba completamente desnuda. Leandroth se quedó mirando su desnudez, su boca se secó. Cuando habló, su voz era profunda y ronca.

—Eres hermosa.

Él era un mentiroso.

Su mirada era reverente, como si estuviera mirando una pintura hermosa. Sus miradas acaloradas la hicieron sentir tímida, así que trató de cubrir su cuerpo con sus brazos, pero Leandroth la atrapó y le sostuvo los brazos a los costados. Un rayo de luz de luna entró a raudales en la habitación, la luz de la vela parpadeó en una ligera brisa. La habitación era demasiado brillante, él podía ver toda la parte superior de su cuerpo. Ella apartó la cara y se mordió el labio, no podía soportar la intensidad de su mirada.

—Eres verdaderamente hermosa. Tu piel es pura y blanca como la nieve invernal en Icecoreta. Tus pechos son como deliciosas manzanas, con capullos de color rosa encima de ellos—él soltó sus manos para rodear su cintura, parecía cautivado—tu cintura es tan delgada que puedo cerrarte con mis manos.

Tales metáforas floridas deberían provenir de una niña.

Esta reacción al ver su cuerpo desnudo, era un poco excesiva para alguien a quien solo había conocido unas cuantas veces. Era imposible, que alguien pensara así en tan poco tiempo.

— ¿Cuánto tiempo te has sentido así? —ella preguntó con voz ronca, necesitaba saberlo.

— ¿Cuánto tiempo…?

— ¿Cuánto tiempo has pensado en mí de esa manera…de esta manera? —Era bastante increíble que él dijera amarla, así que Matilda tenía curiosidad. No podía entender, cómo él podía mirarla de esa manera, o pensar así de ella.

Leandroth parecía pensativo, se movió hacia un lado y la abrazó, cubriéndola con su túnica de noche.

—No quiero que te resfríes. Soy muy paciente—dijo con admiración.

Si ella decidía no contar, su primera noche en Barenshiaga, esta sería la primera vez que era abrazada al pecho de un hombre. Había una extraña sensación de seguridad dentro del círculo que hacían sus brazos al rodearla.

—Eres tan suave y confortante. No puedo esperar para comerte—Dijo mientras la abrazaba más fuerte como un vicio, acercó su rostro contra el suyo. La besó en la mejilla. Leandroth comenzó a hablar, el timbre de su voz la hizo estremecer  —Hmmm, supongo que comenzó cuando tenía doce años y tu tenías once años. Estábamos visitando Icecoreta. Mientras estuve en el palacio, siempre me compararon contigo.

Su mano acarició la parte posterior de su cabeza mientras hablaba.

—Antes de saltar a conclusiones, escucha. Estaba enterado que en tu país la mujer no podía subir al trono. Pensé que era un desperdicio, con tu talento, era molesto que todos los tutores reales estuvieran hablando de “La gran princesa Matilda del Reino Icecoreta.”

Matilda parpadeó contra su amplio pecho, apenas podía mirar hacia arriba, porque él la agarraba con fuerza. La piel de Leandroth contra su mejilla era cálida.

—Visité a Icecoreta otra vez, en nombre de mi padre. Me reuní con el rey varias veces durante nuestra gira. En ese momento, te vi hablar con tu padre, con seriedad y pasión. Parecía que estabas haciendo todo lo posible para ayudar a tu padre, a diferencia de mí.

Era común, que la realeza de un país u otro visitara otros países, así que honestamente, ella no recordaba esos detalles. Matilda permaneció callada escuchando.

—A partir de entonces, se convirtió en motivo de preocupación, cada vez que recibí un regalo de cumpleaños suyo. Por lo general, era algo sorprendente, y uno de mis vasallos comentó que parecías una mujer de valor, digna de ser una emperatriz. Entonces, tal vez tu padre te permita casarte con alguien como yo.

Matilda se rió, una admiración tan infantil. Los regalos de cumpleaños fueron intercambiados arbitrariamente entre varios miembros de la realeza. No había nada único o especial acerca de Barenshiaga. Como protocolo real, envías regalos y escribes notas de agradecimiento como regla.

Y, sin embargo, ¿ella quería aceptar esos sentimientos? Lo que Leandroth vio no era a la verdadera ella, sino una ilusión.

—Cuando nació tu hermano, solicité tu mano a tu padre. No aceptó mi demanda hasta el año pasado. Tuve que esperar hasta que tu hermano tuviera siete años, debido a esa costumbre de tu cultura, donde solo podía ser nombrado príncipe heredero a esa edad.

¿Pedida de mano? Ella nunca escuchó de esto.

—Me rechazaron muchas veces. Me preguntaba si debería rendirme y encontrar una mujer diferente, pero al pensar en eso, me sentí vacío.

Nueve años. Había estado esperando nueve años. Ella estaba sorprendida.

—Sin embargo, incluso si nos hubiéramos encontrado, no podríamos haber tenido nada.

Sus sentimientos no eran profundos. Incluso si se hubieran conocido, no había razón para esta intensidad de sentimiento.

En los pocos bailes a los que habían asistido, él la había mirado con una intensidad ardiente, pero nunca se había atrevido a invitarla a la privacidad de uno de los balcones de la sala de baile. Bailaron un par de veces, pero ese fue el único contacto. No había nada, aparentemente, romántico sobre ninguno de sus acercamientos.

—Porque tu padre me dijo que no te presionara. Dijo que no querías casarte por política. Tu padre fue muy duro conmigo.

— ¿Eh?

¿Su padre, el rey? Matilda no pudo ocultar su sorpresa.

—Y además, está tu título de Princesa del Bosque, que es terriblemente anticuado. Pero tu país cree en la preservación de la pureza de la princesa real, que también incluye el contacto físico y se extiende a los rumores. No pude hacer nada en absoluto. La defensa de tu padre fue realmente perfecta.

¿La defensa de mí padre…? Ella inclinó la cabeza en cuestión.

—Es posible que existan rumores entre los vasallos por tonterías, pero si el príncipe heredero del país vecino está proponiendo matrimonio. Habría rumores, sin importar cuáles sean tus sentimientos.

—Eso puede ser así—respondió Matilda. Estaba perpleja por las acciones de su padre.

Leandroth acarició distraídamente la espalda de Matilda. Debido a que su agarre se había aflojado, finalmente fue capaz de mirar hacia arriba. Ella lo vio sonriendo

—Así que, tuve que usar muchas tácticas y negociaciones para que tu padre aceptara mi propuesta para ti. —Dijo con tanto orgullo, que Matilda no pudo evitar reír. Era realmente extraño. Mientras ella soltaba una risita, se movió contra su pecho y pudo escuchar latir su corazón…

Matilda cerró los ojos y suspiró. Los sonidos a intervalos constantes eran tranquilizadores. Fue realmente maravilloso.

Una persona que pasó por un gran esfuerzo por ella. Alguien que quería conocerla. Alguien que aceptó su complicado padre con una sonrisa.

Esa persona era con quien se iba a casar.

—Creo que me gustas—dijo finalmente.

Leandroth se puso rígido. ¿Ella dijo algo malo? lo miró y descubrió que el rostro de Leandroth estaba rojo.

— ¿Lean? —Ante el sonido del deseado apodo, se cubrió la boca y se alejó.

— ¿Esto te desagrada? —Preguntó ella, no entendió su reacción, pero sintió un dolor en el pecho. Así es como es. Sería desagradable. Alguien como ella, terca y no cariñosa.

No había tal cosa como una niña blanca como la nieve, como si fuera linda. Ella era fea.

Ese debería ser el caso, pero ¿qué fue este dolor? Él la estaba abrazando demasiado fuerte.

Matilda, cuyos pensamientos habían dado vueltas y vueltas, no notó que su abrazo se apretaba hasta que fue demasiado tarde. Trató de alejarse, pero la abrazaron con tanta fuerza que se ahogaría antes de tener éxito.

— ¿Lo odias? —Él no esperó su respuesta antes de volver preguntar— ¿Me llamaste así a propósito?

Matilda parpadeó, sus ojos estaban llenos de desafíos y volvió a llamarlo.

— ¿Lean?

Sus ojos se agrandaron con sorpresa y alegría, él la abrazó aún más fuerte. Si no tenía cuidado, literalmente, la sofocaría con su afecto.

— ¡Oh! —ella gritó de dolor, pero él no pareció prestarle atención.

—Ven aquí—Leandroth gimió en la curva de su cuello.

—Sí, te hice enojar, aunque se que para conseguirme, trabajaste duro. Pero ahora…es porque soy baja y mi apariencia no es lo suficientemente buena. Si ese es el caso, libérame…

Es todo tan confuso. Esto es lo que obtienes si te propones a un hongo, pensó para sí mismo justo antes de besarla.

Ella no podía respirar, ni moverse. De repente, la empujaron bruscamente hacia la cama. Debido a que la cama era suave y elástica, su cuerpo rebotó, haciendo que ella jadeara sorprendida.

Ella lo miró, los ojos de su futuro esposo, ardían en deseo.

—No te dejaré ir.


Kiara
nuestra Matilda, tiende a sacar conclusiones demasiado rápido, a veces hay que dejar de pensar y empezar actuar. Gracias por tomarse el tiempo para leer, nos vemos en el próximo.

12 respuestas a “Nuestro Matrimonio Político – Capítulo 4”

  1. Es cierto, quizás ella Malentendio todo y se auto desprecio tantas veces que ahora analiza todo y saca conclusiones muy rápidas antes de terminar de escuchar todo 💔💔💔😭😭😭😭

    Muchas gracias por el capítulo 💜🌸💜

  2. Gracias por seguir esta novela ( ◡‿◡ ♡) seguiremos traduciendo (Kiara) y editando (una servidora) y cada vez se pondrá mejor…espero jijiji (⁄ ⁄>⁄ ▽ ⁄<⁄ ⁄)

    1. “Es todo tan confuso. Esto es lo que obtienes si te propones a un hongo, pensó para si mismo justo antes de besarla.” En este párrafo él le dice hongo? O yo estoy leyendo mal?

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