—No te acerques demasiado a la hija de la familia Matisse.
Eso fue lo que me dijo mi padre justo cuando esperaba una oportunidad para hablar con Ilya.
Me llamó a su despacho, un lugar al que rara vez se me permitía entrar libremente, así que no pude evitar preguntarme cuál sería el motivo. Sin embargo, aquel hombre —a quien no veía desde hacía tanto— no se tomó ni un segundo para cortesías y me lanzó aquella orden sin rodeos. Seguí leyendo “Mi prometido ama a mi hermana – Arco 9 – Capítulo 2”
—¿En qué te concentras tanto?
—Finalmente, Claude no pudo soportar mi mirada persistente y rompió el silencio para preguntar.
—En nada. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Epílogo – Capítulo 39”
—¡Maldición! ¿No te he dicho repetidamente que, cuando aparezcas ante mí, debes hacerme saber que estás cerca?
—Perdón. Sabía que estabais juntos, pero el otro día me dijisteis que no debía vigilarte cuando estabas con la señorita Marianne… —Curtis murmuró, evitando su mirada. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 160”
—Asqueroso —dijo Eckart sin rodeos—. ¿Estás bien? Debe haber sido difícil solo mirarla a la cara.
Marianne lo miró fijamente, preguntándose por qué primero se preocupó por su seguridad en lugar de indagar sobre las intenciones ocultas de la señora Chester, después de que él fue informado detalladamente sobre su conversación con ella el día anterior. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 159”
Al día siguiente, Cordelia fue a la iglesia con Ronnie y se encontró con Clarice.
Clarice había dicho que hoy tenía el día libre y llevaba un atuendo sencillo: una blusa con broche, una falda negra y una espada. Seguí leyendo “¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 50: La chica soñadora (4)”
Lei Chuan dio unas palmaditas suaves en la espalda del doctor mientras transfería una pequeña dosis de su habilidad curativa para aliviar el asma que lo afectaba. Acto seguido, comenzó a retirar la ropa húmeda de Zhou Yunsheng. Seguí leyendo “Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 9: Capítulo 10 (1)”
Mientras Yama Minamiya reflexionaba sobre lo lejos que estaba dispuesto a llegar el Senado de la Organización, Mu Yuesheng también habló con sentimientos encontrados. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 221: Un Maravilloso Amuleto de la Suerte”
—Todavía no estamos en ese punto.
—¿Perdón?
—He dicho que todavía no estamos en ese punto.
Fruncí los labios y me di la vuelta. Perdel y el hombre seguían inmersos en una profunda conversación. Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 23”
—Qué…
El té tibio resbaló por el rostro de Lavender Cordis. Parecía aturdida, como si no esperara que yo hiciera algo así. Ver su cara me produjo cierto alivio.
—Se equivoca si creía que iba a soportar sus insultos sin decir nada —dije, mirándola fríamente. No pensaba permitir que volviera a hablarme a la ligera. Seguí leyendo “¡Cuidado con esos hermanos! – Capítulo 22.2: Soy Hari Ernst”
—¡Kyouya, quiero ir a visitarlo! —exclamó Azuza, sentada en la cama, frunciendo el ceño para dejar claro su descontento.
Habían pasado tres días desde que se despertó. Durante todo ese tiempo, apenas se le había permitido salir de su habitación. Ichy o Kyouya siempre estaban presentes, e Ichy la acompañaba incluso cuando se duchaba o usaba el inodoro. Seguí leyendo “Contrato con un vampiro – Capítulo 66: Epílogo”
Durmió profundamente, sin pesadillas. Leah se despertó sintiéndose renovada, aunque se sobresaltó un poco cuando abrió los ojos. Su entorno no era familiar, pero también había un par de brazos envueltos alrededor de su cuerpo, abrazándola por detrás. El suave aliento del hombre le hacía cosquillas en la oreja y aunque solo vestía un fino camisón y estaba parcialmente cubierta por la manta, no sentía nada de frío. Seguí leyendo “Matrimonio depredador – Capítulo 100: Cinco besos”
En medio de la noche, Han Dong se giró para acostarse y se vio obligado a respirar por el dolor en su trasero.
Wang Zhong Ding escuchó el sonido de levantarse y entrecerró los ojos observando a Han Dong. No había signo de culpa o compasión en su rostro.
—¿Te duele el trasero? Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 148: Carga completa y volver”
Un frío viento vespertino soplaba desde la distancia, alborotando el cabello del joven de rostro aniñado. Bai Ruoyao, con las manos en los bolsillos y una sonrisa extraña colgándo de los labios, aparentaba honestidad. Nadie imaginaría que acababa de decir que quería matar a Tang Mo. El exbibliotecario lo miró con frialdad.
Fu Wensheng sacó su pistola con rapidez, dispuesto a disparar al psicópata. Tang Mo y Fu Wenduo extendieron la mano al mismo tiempo para bloquear la boca del cañón.
El niño los miró, confundido. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 134: ¿Victor? Mo Tang”
Max se apresuró a doblar las rodillas en una reverencia. Un nudo de nervios le apretó el estómago al darse cuenta de que el joven frente a ella era el comandante de los caballeros sagrados.
Apretó con fuerza la carta que guardaba en el bolsillo. Por más que lo pensara, sabía que no era adecuado pedirle a alguien como él que hiciera de mensajero. Dio un paso atrás, incómoda bajo su mirada. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 107”
El mago de la torre permanecía de pie bajo el cielo, donde la fría luz del amanecer se extendía.
—¿Qué estás haciendo ahora? —preguntó Lucas. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Epílogo – Capítulo 38”