Traducido por Herijo
Editado por Ayanami
—NO.
—Pero Kyouya…
—No puedo estar de acuerdo.
—Considerando la situación, asistir a clases es la mejor opción.
—No me importaría tener que amarrarte, lo sabes, ¿verdad?
—Espero que puedas, por lo menos, evitar eso.
Un extremadamente inconforme Kyouya y una terca Azusa se enfrentaban uno al otro mientras tenían una acalorada guerra de palabras. El reloj marcaba las ocho de la noche. Después de llegar a la mansión habían continuado ese animado intercambio de opiniones en la sala de estar sin siquiera comer o cambiarse.
Azusa planeaba aceptar el trato de Tsukiharu mientras Kyouya trataba de impedírselo, llegando así a un punto muerto. Ichy y Tsubaru, habiéndose enterado de la situación por estar en el mismo cuarto, no podían hacer nada más que mirar a los dos mientras discutían.
—Solo piénsalo. ¿En verdad crees que ese sujeto cumplirá con su parte del trato?
—Pero sí una gran cantidad de personas sufren un destino terrible solo porque no quise asistir, no podría perdonármelo… Además, también es posible que cumpla con su palabra y no me haga nada.
—¡En serio puedes decir eso después de todo lo que hizo?
—Por ahora…
—Te amarraré.
—¡Eek!
Sus ojos reflejaban que hablaba completamente en serio. No sonreía en lo más mínimo.
—Ya, tranquilo, Kyou. Relájate un poco. No deberías decirle a una mujer que vas a atarla si no estás en la cama con ella.
Tsubaru junto con su silla dieron varias vueltas en el aire antes de terminar gimiendo de dolor en el piso. Aun con lágrimas en los ojos se volvió a acomodar en su lugar.
—Esa última parte era innecesaria.
—Te merecías eso, Tsubaru —Dijo Ichy.
Tsubaru se sobo su hinchado rostro y volvió al tema de conversación a mano.
—Dejando los chistes de lado… la pregunta real es: ¿Qué van a hacer?
—Tsubaru y yo nos desharemos de esa persona mañana. No es necesario que vayas —Ordenó Kyouya como si hubiera sido definitivo.
Azusa frunció el ceño molesta de cómo estaba tratando de tomar el control. Se sentía como si estuviera siendo tratada como una molestia. Desde luego, sabía que lo hacía para protegerla, pero esta guerra era también su problema. En todo caso, era de ella y de nadie más, por lo que sentía raro ser dejada de lado.
—Necesitas asegurarme que nadie saldrá lastimado. ¿Puedes hacerlo?
—Yo… puedo…
—Imposible. Por lo menos algunas bajas saldrán de eso —Interrumpió Tsubaru —En primer lugar, él es una anomalía. Le pregunté al maestro, pero no sabía nada de la investigación del cuerpo del antiguo o de Tsukiharu Hiragi. Actualmente, tiene a un equipo investigándolo, pero es poco probable que obtengan resultados pronto. Si tomamos lo que dijo literalmente, su poder está a la par del de Kyouya o incluso más alto, a pesar de que se encuentra en un estado previo al despertar. Si se enfrentaran uno contra el otro seriamente, el daño resultante sería enorme. Incluso si lográramos sacar a todos de la escuela, el daño alcanzaría, casi seguro, a los hogares aledaños.
Kyouya desvío la mirada ante la tranquila deducción de Tsubaru. Sabía que no podía evitarse cierto grado de víctimas.
—¿Cuál creen que es el mejor rumbo de acción? —Le preguntó Azusa a Tsubaru e Ichy.
—Pienso que si Tsukiharu cumple su parte del trato ese sería el mejor método para evitar la violencia sin sentido.
—¡Tsubaru!
—No es como si yo quisiera que fuera, pero esa es nuestra mejor opción para reducir las víctimas al mínimo. Ahora mismo solo estamos lidiando con Tsukiharu, pero imagina lo que pasaría si Shiro se uniera a la batalla. Nosotros dos solos no podemos enfrentarlos al mismo tiempo que protegemos a los demás. Ni siquiera podemos reunir a más personas en la escuela antes de mañana. Incluso si lográramos reunir a unos cuantos, si no son lo suficientemente fuertes sería como enviar una vaca al matadero. No olvidemos que la sangre de Azusa es un secreto altamente confidencial. Solo unos cuantos de los nobles de más alto rango lo saben además de nosotros. No seríamos capaces de reunir a más personas, aunque quisiéramos.
El argumento de Tsubaru era bastante sólido lo que le dio a Azusa el empujón que necesitaba.
—¿Qué piensas tú, Ichy?
—No quiero que vayas, pero soy de la misma opinión que Tsubaru… lo siento, Azusa.
Azusa respondió con un tono forzado y sacudiendo la cabeza —Gracias. Estoy bien. Saldré corriendo si algo sucede y, de hecho, quería seguir yendo a clases. Es horrible estar sin nada que hacer a diario.
—Azusa…
—Además, hoy no pasó nada. Fue sorprendentemente normal. Solo estaba pensando en lo mucho que disfrutare mi vida escolar… siempre que ese sujeto se comporte.
Kyouya trono su lengua ruidosamente. Azusa observó cómo sus ojos escarlata brillaron en un tono más profundo y siniestro de lo normal. Sus ojos se entrecerraron con un claro disgusto, antes de desviar su mirada. Salió de la habitación sin siquiera decir otra palabra.
Un fuerte golpe hizo eco por todo el corredor. Azusa se preguntaba qué estaba pasando, cuando Tsubaru salió corriendo con un aspecto exasperado.
—Hombre, no te desquites con los muebles, ¡o las paredes! ¡O los pisos! ¡O conmigo!
—Kyouya…
♦ ♦ ♦
—Esta es la habitación de Kyouya, ¿no es así? —Azusa estaba parada inmóvil frente a la puerta de la habitación de Kyouya con una bandeja de comida en sus manos.
Desde su argumento. Kyouya había decidido saltarse la cena y se rehusaba a salir de su cuarto. Tsubaru era el responsable de llevarle la cena, pero Azusa se ofreció en un intento de disculparse. Los sirvientes eran cuidadosos de Kyouya y mantenían su distancia, lo cual los descarta como candidatos para llevarle la cena. Azusa había llegado frente al cuarto, pero no era capaz de tocar la puerta.
¿Cómo debería disculparme? ¿Para empezar, de qué debería disculparme? Seguro, lo hice enojar, pero eso no quiere decir que escogeré no ir a la escuela. Así que, qué le digo entonces. Quiero disculparme, pero no puedo.
—¿No piensas entrar? —La voz de Kyouya salió del otro lado de la puerta, la cual, se abrió lentamente, revelando su usual rostro inexpresivo —¿Qué hacías parada frente a mi puerta por más de diez minutos?
—¿Te diste cuenta?
—¿Olvidas el contrato?
Cierto… había olvidado que los contratantes pueden detectar la ubicación del otro.
—Te traje la cena —Sostuvo la bandeja de la comida frente a él. Kyouya retrocedió tranquilamente de la puerta.
¿Eso quiere decir que puedo pasar? Pudo haber dejado la comida en el corredor, pero entró a la habitación porque quería conversar con él.
El cuarto estaba limpio y organizado, casi como si estuviera sin habitar. Si la alcoba de Azusa parecía el cuarto de invitados de un noble, la de Kyouya debió ser un estudio en algún punto del tiempo. Todos los muebles estaban hechos de la misma madera de roble oscuro, dándole un aspecto sombrío a la habitación.
—¿Dónde la pongo?
—En la mesa está bien
Se arrodillo para colocar la bandeja en la mesita al centro de la habitación y escucho los pasos detrás de ella. Volteó, solo para encontrar que Kyouya se había sentado en una silla de madera antigua frente a ella. Se había equivocado al asumir que el rostro de Kyouya era el usual sin expresión, claramente, se podía observar su mal humor siendo expresado.
—Lo siento…
—¿Por qué?
—Por lo de antes, Solo estabas preocupado por mí y aun así actúe de esa forma.
—¿Cambiaste de parecer?
—Aun así, planeo asistir a clases mañana. No puedo sentarme a esperar sin hacer nada cuando sé que la gente puede salir lastimada por mi culpa.
—¿Incluso a pesar de que estabas aterrada y a punto de llorar el día de hoy? ¿Exactamente qué parte fue lo normal de ayer?
Azusa contuvo el aliento. La conversación con Tsukiharu había estado consumiendo sus pensamientos al punto de que había olvidado que había abrazado a Kyouya y lo había dejado secar sus lágrimas. Ya que estaba consumida por el miedo no pensó en nada en ese momento, pero recordarlo hacía que sus mejillas se tiñeran de rojo.
—No lloré.
—Si lo hiciste —Respondió de inmediato. Ella no tenía nada con que refutar ya que en verdad lo había hecho.
—Por cierto, ¿Qué hacías ahí?
La escuela está en el centro del pueblo. Azusa se había estado preguntando qué hacía en las puertas de la escuela, ya que rara vez sale al pueblo.
La exasperación llenaba el rostro de Kyouya mientras respondía —Creí que era obvio que estaba ahí para recogerte…
—¿Lo estabas?
—Ya que estamos en el tema. Seguiré acompañándote de ida y vuelta a la escuela. Si planeas ir mañana, trata de interactuar con él lo menos posible. Y se lista. Mantén la conversación al mínimo. Te dejaré ir si puedes prometerme eso.
—¿Dejar ir? Sabes que he estado pensando en esto desde hace rato, pero a pesar de que hablas poco, tienes un temperamento y lengua bastante retorcida, ¿no es así?
—¿Qué?
—También… eres un gruñón y truenas la lengua ante la menor molestia. Pero, sobre todo… eres realmente amable.
El rostro de Kyouya era el de alguien al que le acababan de escupir en la cara. Con serias arrugas en la frente sobre cómo tomar el comentario que acababa de recibir.
—Muchas gracias. Sería realmente feliz si me acompañaras a la escuela. Puede que intentara actuar valiente frente a Ichy, pero estoy realmente asustada… Soy patética, ¿no? Por eso sería realmente reconfortante tenerte a mi lado.
—Ya veo.
—Necesito prepararme para lo que está por venir. Ah lo siento, no he dejado de hablar de mi misma. Me iré a mi cuarto ahora mismo —Dijo Azusa, abriendo la puerta para salir. Kyouya la tomó del brazo y la miró desde detrás del hombro.
—No dudes en llamarme cuando lo necesites. Me aseguraré de ir a salvarte siempre que sea necesario… Gracias por traerme la cena.
Kyouya palmeó la cabeza de Azusa como señal de gratitud, antes de dejarla ir.
Azusa sintió como su temperatura corporal subía después de que la puerta a su espalda se cerrará.
—Hace un poco de calor… ¿habre pescado un resfriado? —Dijo Azusa, mientras se abanicaba con su mano camino a su cuarto.
Ahora que lo pienso. Kyouya dejó de evitarme… Azusa ladeó su cabeza en señal de duda ante el curioso sentimiento que se formaba en su pecho. Era la primera vez que se sentía así.