Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 104: Un poco de picante en una supuesta vida pacífica

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


Después de varios días, Tiararose y los demás regresaron a Marineforest.

El plan de la tienda de dulces estaba en progreso, con los documentos siendo procesados. Tampoco había dudas en que terminaría siendo un éxito al ver lo concentrado que estaba Alan.

En primer lugar, los clientes llegarían de inmediato, al darse cuenta de que Tiararose estaba detrás del plan.

Por cierto, Philiane y Elliot todavía no estaban oficialmente comprometidos. Tenían planes de hacerlo en cuanto Elliot recibiera su título noble. Tiararose pensaba que deberían simplemente casarse, pero Elliot no retrocedería en sus palabras.

Es demasiado serio… pensó, pero no pudo decirlo en voz alta. Por ello, Tiararose y Aquasteed decidieron observarlos a ambos.

Tiararose se encontraba leyendo en el sofá de su cuarto, pero lo cerró y lo colocó en la mesa después de un rato. Luego estiró sus brazos para alcanzar su té negro y tomó una respiración profunda.

—¿Está cansada, señorita Tiararose?

—Philiane… Tienes razón. Estuve leyendo este libro por tanto tiempo que mi cuerpo ha quedado rígido —dijo con una sonrisa.

—¿Por qué no va a dar una caminata? —Sugirió Philiane.

Tiararose lo pensó por unos segundos, antes de decidir que eso era mejor a quedarse encerrada todo el rato, y asintió.

—Hace frío afuera, así que le traeré algunas de las ropas emplumadas cálidas.

—Gracias.

Una vez que Philiane terminó los preparativos, ambas salieron al jardín a caminar.

Había pasado todos sus días tan ocupada, que el invierno finalmente estaba alcanzando su final y la primavera estaba por llegar. Las flores todavía no habían florecido, pero no debería faltar mucho tiempo antes de poder ver sus hermosos pétalos.

Hoy, no había señal de las hadas en el jardín.

—Me pregunto si estarán descansando porque es invierno.

—Supongo que las hadas también sienten frío.

—Ese parece ser el caso. Supongo que debería ofrecerles algo de té cáliente la próxima vez que nos veamos.

Ambas hablaron un rato más de las hadas, antes de que Tiararose cambiara el tema hacia la situación de Philiane.

—Entonces, ¿cómo van las cosas con Elliot?

—Ir… Bueno, no sucede nada. Tomé la decisión de esperar, así que es lo que haré.

Tiararose le dio una sonrisa amarga, pensando que ella también era bastante terca.

Sin embargo, Philiane lucía extremadamente feliz, así que estaba aliviada de que el problema se hubiera resuelto.

—Estoy feliz ahora mismo. No solo porque no tengo que casarme con Lucas, sino porque recibí la ayuda de mi familia. Realmente estoy agradecida con Elliot —dijo Philiane, y sonrió.

En efecto, Elliot trabajará duro.

Después de todo, era por el bien de obtener a la preciada asistente de Tiararose. Debía poner su mayor esfuerzo para hacerla feliz.

No le perdonaría si no se lo tomaba en serio. En ese momento, una imagen de él apareció en su mente.

—Estoy ansiosa por ver lo que sucederá a continuación. Si hay algo que te preocupa, definitivamente tienes que decirme, ¿de acuerdo? Recibí tanta ayuda de ti, Philiane, por tanto tiempo, que tengo que pagarte.

—Sí, señorita Tiararose. Si sucede algo, será la primera en enterarse. Sin embargo, no creo que deba preocuparse demasiado respecto a Elliot.

—Eso es cierto…

La primera impresión de Elliot era “es una buena persona”. Después de tantos años, no había cambiado ni un poco, por lo que ella estaba segura de que sería igual en el futuro.

Continuaron su caminata tranquila por el jardín, hasta que los sonidos de una conmoción las alcanzaron. Sonaban como los sirvientes y caballeros que trabajaban en el Palacio, por lo que comenzó a preocuparse de que algo hubiera sucedido.

Una mirada preocupada surgió en el rostro de Philiane, y decidió comprobarlo, pero antes de eso se detuvo frente a Tiararose.

—Vamos a regresar al cuarto primero. Si está preocupada, yo lo revisaré.

—De acuerdo. No debería molestar a los caballeros, en especial si es una emergencia.

Sin embargo, antes de que pudieran retirarse, una voz las interrumpió.

—¡Gatito!

—¿Eh, rey Saravia? ¿P-Por qué está aquí…?

Al parecer, las sirvientas y caballeros estaban intentando detener a este rey, pero él los desestimó y entró sin preocupaciones al jardín.

—Está bien —les dijo Tiararose con una sonrisa amarga. Decidió que debería lidiar con Saravia, por lo que le pidió a Philiane que preparase el té. También le pidió a un caballero que le avisara a Aquasteed—. Por favor, no le cause tantos problemas a los caballeros de mi país, rey Saravia.

—Lo siento, solo quería ver al gatito. Además, estoy feliz de verte aquí —sonrió Saravia, como si pensara que valió la pena pasar por todos estos problemas.

Esa sonrisa traviesa provocó que Tiararose se sintiera incómoda.

¿Por qué está aquí? ¿Con qué propósito? Ya que era el rey de otro país, no tenía dudas de que se trataba de algo problemático… O eso es lo que pensaba.

—Vamos a cambiar de lugar. Después de todo, hace frío aquí afuera.

—Sí, es correcto. No hace este frío en Sandrose, así que siento que voy a congelarme.

Tiararose le dio una sonrisa amarga al escucharlo, y cambió de dirección para ir al cuarto de recepción del castillo.

La habitación era cálida y tan cómoda que hacía que uno se olvidara de la temperatura afuera.

Saravia se sentó en el sofá y bebió del té negro que le sirvieron antes de soltar un suspiro de alivio. Lucía extremadamente emocionado, lo que hacía que Tiararose se sintiera aún más incómoda.

Para empezar, decidió hablar de algo trivial porque quería que Aquasteed estuviera presente si se trataba de algo serio.

Le dio un vistazo de reojo, pero desafortunadamente, terminaron haciendo contacto visual. En ese momento, él le dio una sonrisa sin despegar la mirada.

—¿Qué sucede, gatito? Ah, ¿te enamoraste de mí?

—Está equivocado. Por favor, no me moleste demasiado, rey Saravia.

—Eh, ¿no está bien un poco? No será divertido si solo hablamos con formalidad, ¿sabes? Bueno, eres linda, así que por favor sonríe más.

Saravia le dio una sonrisa de lado, pero Tiararose mantuvo su rostro normal.

—Rey Saravia, por favor, coma algunos dulces. Los chefs han hecho su mejor esfuerzo para hacerlos, por lo que están deliciosos.

—Gracias. Pensé en esto en el baile también, pero los postres y dulces de Marineforest lucen muy hermosos. Desearía que mi país pudiera aprender algo de esto.

—Es un honor escuchar sus palabras. Muchas gracias.

Cuando se trataba de dulces, Tiararose siempre dirigía la vanguardia, por lo que las habilidades de los chefs estaban creciendo con rapidez. Tenían tal cuidado que no sería vergonzoso si desplegaban sus creaciones fuera del reino. En este punto, podía decirse que estaban listos para ser uno de los elementos representativos de Marineforest.

Por ello, Tiararose concordó de inmediato, con un movimiento de cabeza, al escuchar a sus dulces favoritos siendo elogiados.

—También me gustan los dulces, así que a menudo hablo con los cocineros.

—¿Eh, también horneas?

—Mis habilidades no pueden compararse con un profesional, pero son bastante buenas.

—Eso es impresionante —murmuró Saravia, algo sorprendido—. Normalmente, los miembros de la familia real nunca cocinarían u hornearían. Desearía que hicieras algunos dulces caseros para mí.

—No, no soy tan buena como para servirle algo al rey Saravia.

—¿Eh~? Los dulces hechos a mano del gatito suenan deliciosos. ¿Realmente es imposible? —Dijo Saravia, dándole una mirada a través de ojos entornados.

Sin importar qué, no era algo que pudiera servirle a la familia real de otro reino, por lo que Tiararose se negó. Era un asunto diferente si se trataba de sus amigas como Akari, pero sería imposible con Saravia.

Si lo hacía, podría tramar algo.

Tiararose tendía a hablar de manera casual cuando la conversación volvía alrededor de dulces, por lo que decidió tener cuidado.

—Eso también está bien —sonrió Saravia al verla—. Normalmente tienes un porte elegante, pero luces extremadamente linda cuando bajas la guardia un poco. No tienes miedo, ni intentas elogiarme. Hace que te quiera aún más.

Saravia entrecerró los ojos y la miró con intensidad. Esto hizo que Tiararose quisiera irse, pero no podía comportarse de esa manera con el rey de otro país. Por lo tanto, puso una sonrisa educada e intentó evitar la conversación.

—Para conseguirte, gatito, vine aquí después de separarme de todas mis concubinas —dijo Saravia a continuación.

—¿Eh…? —Preguntó Tiararose, dudando de su audición.

—A partir de ahora, prometo solo amarte, gatito… No, Tiararose. Por ello, por favor conviértete en mi esposa y ven a Sandrose.

No, no, no, no, ¿de qué diablos está hablando este tipo?

Su boca quedó abierta de par en par, incapaz de responder.

¿Se separó de sus concubinas para estar con ella? En primer lugar, Tiaraorse tenía un esposo que amaba mucho, Aquasteed. Sin embargo, Saravia parecía resuelto a robarla, por lo que las ganas de enterrar su cabeza entre sus manos aumentaron.

—Por supuesto que te volverás mi esposa, ¿verdad?

—¡No! ¡Soy la mujer de Su Majestad Aquasteed!

Saravia le guiñó un ojo y, sin darse cuenta, Tiararose dejó escapar un grito, por lo que se cubrió la boca por la sorpresa.

Aunque Saravia había hecho toda clase de comentarios groseros, seguía siendo el rey de otro país. Por más que lo rechazara, tenía que hacerlo con cuidado para hacerlo de manera respetuosa.

Sin embargo, él no era alguien que se preocupara sobre ese tipo de cosas.

—Está bien, relájate. Me gusta verte natural, después de todo.

—No. Soy la reina de Marineforest —se disculpó Tiararose, y corrigió la manera en que hablaba.

O mejor dicho, el rey Saravia no debería ser tan frívolo.

Ya que ambos eran miembros de la familia real, Tiararose deseaba que él, por lo menos, tuviera un poco de cuidado con estas cosas.

—Estoy agradecida por sus sentimientos, rey Saravia, pero no planeo dejar a Su Majestad Aquasteed.

—Estoy preparado para una batalla larga.

—Ese no es el problema aquí…

Tiararose comenzó a entrar en pánico, sin saber qué hacer, cuando Aquasteed llegó.

—Me disculpo por haberlo hecho esperar, rey Saravia. ¿Por qué está aquí hoy?

—Ah, rey Aquasteed. No, en realidad solo quería hablar con tu reina.

—¿Se refiere a Tiara…? —Sin cambiar su sonrisa, Aquasteed caminó hacia Tiararose—. ¿Qué tipo de conversación es? Por favor, déjenme unirme.

—Bueno, es una charla que requiere de tu permiso. No obtuve una buena respuesta, pero estoy pensando en hacer a Tiararose mi esposa —dijo Saravia, y le contó cómo se separó de sus concubinas.

Esto es problemático, suspiró Aquasteed por dentro.

—Sir Aquasteed, yo…

—Lo sé, Tiara.

Tiararose lucía apenada, mientras miraba a su esposo con una expresión preocupada.

Por supuesto, Aquasteed compartía sus sentimientos. No había manera en que fuera a concordar.

—No te entregaré a Tiararose, incluso si eso significa que Sandrose se convertirá en mi enemigo. ¿Quieres hacer eso, rey Saravia?

—Rey Aquasteed, sí que tiene buenos ojos. Sin embargo, tampoco me rendiré. Por ello, haré que me permita quedarme en Marineforest por un tiempo. Por supuesto, prometo no hacer nada fuera de los límites. Además, mientras permanezca aquí, financiaré las importaciones desde Sandrose.

Dejando de lado el hecho de que estaba apuntando a Tiararose, no era una mala condición. O, mejor dicho, era una demasiado buena.

Aquasteed suspiró, y le dio una mirada que mostraba algo de hostilidad.

—¿Qué hará si me niego?

—Bueno, me quedaré en alguna posada y seguiré acercándome al gatito.

—Entiendo. Prepararé un cuarto.

Saravia no parecía querer regresar a Sandrose sin importar qué, por lo que, en ese caso, lo mejor sería mantenerlo bajo vigilancia. Por ello le dio su permiso.

Si se quedaba en el castillo, podía preparar a algunos caballeros para observarlo, bajo la excusa de que serían sus guardaespaldas.

Tal parece que los días pacíficos no continuarán por un tiempo.

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