Una doncella competente – Capítulo 1: Un milagro increíble (3)

Traducido por Den

Editado por Meli


El calor había disminuido y el otoño se acercaba. Los campos se habían vuelto dorados y el festival se aproximaba junto con la época más próspera del año.

—Tengo muchas ganas de que llegue el festival de este año.

—Sí, el año pasado no hubo y ahora ha sido un año de buena cosecha.

Los ciudadanos del imperio hablaban entusiasmados sobre el próximo festival. En los últimos años, no se había celebrado debido a la brutal guerra civil que se produjo entre los príncipes tras el colapso del emperador.

Todos lo esperaban con ansias porque se trataba de un evento importante que anunciaba el retorno de la paz. Por eso, las personas que se encargaban de organizarlo estaban muy ocupadas. Entre éstas se encontraban las doncellas del palacio imperial que preparaban los banquetes y las festividades que se realizaban allí.

—¡Vamos! ¡No falta mucho para el festival, así que no se relajen!

—¡Sí, señora!

—¡Vayan a donde fueron asignadas y sigan las instrucciones!

Las doncellas del Palacio de los Lirios se dispersaron para prepararse para el festival, a excepción del personal indispensable para el mantenimiento del palacio.

También tengo que prepararme para el festival en mi nuevo lugar de trabajo, pensó Marie.

Dado que la renovación del jardín del Palacio de las Rosas estaba en la etapa final, fue asignada a otro lugar para ayudar a organizar el evento. Pero cuando Susan, la doncella principal, le informó sobre su nuevo lugar de trabajo, pareció desconcertada.

—Dijo… ¿El Palacio de Cristal?

—Sí. ¿Hay algún problema? —preguntó perpleja.

—N-No. —Marie se apresuró a negar con la cabeza.

—Entonces puedes ir a partir de mañana. No habrá nada muy difícil que hacer. Solo necesitas ayudar con los preparativos y limpiar.

—Sí.

—La última vez, durante la renovación del jardín del Palacio de las Rosas, los jardineros te elogiaron mucho, así que solo tienes que hacerlo de la misma manera —dijo Susan con una sonrisa.

—G-Gracias.

¿El Palacio de Cristal?, suspiró Marie una vez estuvo fuera de la habitación de la doncella principal.

Como dijo Susan, el trabajo no era difícil, solo tendría que hacer cosas sencillas como recados, pero le preocupaba su reciente sueño sobre: Wolfgang Amadeus Mozart.

Y la razón era porque en el Palacio de Cristal se realizaría la actuación musical de la orquesta para el festival.

Por supuesto, el trabajo en sí no tenía nada que ver con eso. Sin embargo, cada vez que tenía un extraño sueño, éste se hacía realidad.

Mozart… Tal vez, no suceda, ¿verdad? 

La palabra del sueño estaba incrustada en su pecho.

♦ ♦ ♦

Como era de esperar, esa noche Marie tuvo otro sueño.

¡Soñó con convertirse en Mozart, un prodigio de la música del cielo! Era la segunda vez que lo hacía.

—¡Mozart! ¡Mozart! —Una niña alzó la voz y llamó a Mozart.

Marie, que se había convertido en Mozart en su sueño, la saludó con la mano.

—¡Ah, hermana! 

—¿Qué estás haciendo? Tenemos que irnos a París ahora mismo. Llegarás tarde al concierto si te retrasas más. 

—Estoy mirando el campo. 

—¿El campo? —La niña frunció el ceño.

Marie se dio cuenta de que era la hermana de Mozart, Nannerl [1].

—Sí, el campo. 

Ante su comentario, la niña desvío la mirada. El tranquilo paisaje del campo se extendía a lo largo y bajo los muros de Rothenburgo [2].

—¿Hay algo raro? 

—¿No puedes oír la música? 

—¿Música? No oigo nada. 

Mozart miró a su hermana que tenía el ceño fruncido y cerró los ojos. En ese momento, Marie experimentó algo en realidad asombroso.

Aunque no era nada más que campo, el sonido de la música resonó en su cabeza. El sonido del viento, de los pequeños riachuelos, de los árboles sacudiéndose y del campo meciéndose. Todo eso se convirtió en música y se concentró en su mente. Se convirtió en una partitura, una nota, una melodía.

Pero su hermana lo regañó.

—Deja de decir cosas raras y vayámonos rápido que padre está esperando. 

—Sí, lo sé. Vamos. 

De esta manera, Mozart se dirigió a París, escuchando la música inexistente. Y como siempre, la actuación en París fue un gran éxito.

♦ ♦ ♦

Marie, que soñó hasta ese momento, se levantó de su cama confundida.

—Tuve un sueño… otra vez.  —Miró su mano.

Ya era la segunda vez que soñaba con Mozart. La música que había estado sonando en su cabeza era confusa.

¿Esta vez también conseguí la habilidad? 

No estaba segura si fue solo un simple sueño o si obtuvo la habilidad al igual que la última vez.

No siento nada especial todavía, pero no lo sé. Vayamos a trabajar rápido o llegaré tarde. 

Todavía era temprano, pero tenía que llegar a la sala de prácticas del Palacio de Cristal antes de que aparecieran los miembros de la orquesta, y terminar de organizar.

—¡Vaya, estos son los instrumentos! —exclamó Marie cuando llegó.

En la parte trasera del auditorio había timbales, tubas y platillos.

—¿Este es un instrumento de viento? Increíble.

Era la primera vez que veía los instrumentos de una orquesta. Aunque ha estado trabajando en el palacio imperial desde hace mucho tiempo, no ha estado en una función o en un salón de banquetes porque siempre estaba haciendo los quehaceres en el Palacio de los Lirios.

Ojalá pudiera escuchar una función durante este festival. 

Las oportunidades para que una joven sirvienta como ella pudiera escuchar música eran raras, no obstante, la actuación sería a gran escala, por lo que era posible. Pensando así, se esforzó en su trabajo.

Antes de que llegaran los músicos, organizó los instrumentos y limpió el suelo. Pero se encontró por casualidad con un objeto que le trajo recuerdos.

—Vaya. ¡Es un piano!

Un instrumento de teclado que recientemente había comenzado a utilizarse en toda Europa en lugar del clavecín [3].

Me gustaba mucho el piano, recordó con ojos sombríos el piano en el palacio donde antes vivía.

Sonrió levemente. Le gustaba el claro sonido que emitía cuando tocaba las teclas. También era interesante ver que el tono sonaba diferente dependiendo de cuánto se presionara la misma tecla.

¿Puedo tocar por un momento? Vaciló.

Pero en ese momento una suave voz la detuvo.

—No puedes tocarlo porque está desafinado.

—¡Ah…! —Volvió la cabeza sorprendida. Había un hombre joven sonriendo.

—¿Eres la doncella que vendría hoy?

—Oh, sí. Soy Marie, he venido a ayudar a la orquesta.

—Encantado de conocerte. Soy Bahan, el director temporal de la orquesta del palacio imperial. El anterior director no se encontraba bien, por lo que tuvo que retirarse. Por eso asumí la conducción de la orquesta.

Se sorprendió ante aquello.

Es tan joven pero ¿ya es un director de orquesta temporal?

Por mucho que fuera temporal, no lo podía creer.

—Si tienes algún problema en el trabajo, no dudes en decírmelo.

—Sí, está bien.

—No estés triste por el piano, te dejaré tocarlo más tarde cuando lo afine.

Marie sonrió ante su suave voz. Este joven director temporal parecía una persona amable.

—Sí, gracias.

Después de un tiempo, los miembros llegaron y comenzó el ensayo oficial de la orquesta.

—¿Están todos presentes? Volvamos a empezar practicando la sinfonía de siempre. El día del festival de aniversario actuaremos para los invitados más distinguidos, por lo que debemos tocar a la perfección.

—¡Sí, maestro!

En ese momento, la orquesta estaba preparando la actuación oficial del festival y todo lo que ella tenía que hacer era ayudarlos.

Como dijo la doncella principal Susan, nada fue particularmente difícil.

—¡Está bien, comencemos! —La práctica inició a la señal del joven director, Bahan.

El glissando [4] del clarinete resonó y pronto a través de la sala de prácticas fluyeron los tonos de los numerosos instrumentos.

No puedo creer que esté disfrutando de este lujo, pensó Marie mientras escuchaba la música de la orquesta.

Las personas corrientes tenían pocas oportunidades de escuchar a una orquesta en toda su vida. Solo era posible para un noble con mucho dinero y perteneciente a un círculo. A pesar de que era una práctica, poder oír una música como esta era un gran lujo para ella que era una simple doncella.

Me gusta, murmuró para sus adentros mientras escuchaba la melodía. Pero ¿qué era lo que percibía? Se sintió extraña y frunció el ceño.

¿Qué? ¿Qué es esta disonancia? 

Era como mirar una habitación desordenada.

Qué extraño. ¿Por qué se siente así? 

Pronto se dio cuenta de la razón: seguía oyendo los errores en la actuación.

El violín número dos y la trompa [5] están mal. Oh, esta vez el ritmo de los timbales fue inexacto. El tempo [6] general tampoco es correcto. Ah, el violín se volvió a equivocar. En esa parte no debería manejar el trémolo [7] así. 

Pero mientras pensaba en aquello tan abstraída, se sorprendió al darse cuenta de algo.

¿Q-Qué? ¿Cómo sé esto? No sé nada sobre orquestas. 

Nunca había oído la interpretación de una orquesta.

Por lo general, era normal no poder distinguir el sonido de los instrumentos, pero las ejecuciones correctas e incorrectas le resultaron muy evidentes.

Es la primera vez que escucho esta pieza, pero ¿cómo sé lo que está mal? 

Pronto se dio cuenta de la causa.

¡Ah! ¡Mozart! ¡Mozart! 

¡Mozart, un prodigio del cielo!

El sueño la afectó, por eso reconoció la canción en su cabeza, como si estuviera mirando una partitura mientras separaba las partes correctas de las incorrectas.

Fue increíble. Por un momento pensó que se había convertido en Mozart.

A este paso, ¿la orquesta del palacio imperial podrá tocar? No creo que solo sea una cuestión de falta de práctica. 

Pero ¿fue por Mozart que pudo encontrar una respuesta?

Hay un problema con la canción en sí. La técnica es demasiado difícil. Es inútil comparado con el tema de la pieza. Si usas una técnica tan exagerada, solo suena mal. Siguió pensando. Y el tipo de fuga [8] es demasiado complicado, por lo que no es agradable oírlo. 

Como es difícil de componer música con esta técnica, éstas a menudo contienen un profundo significado musical. Sin embargo, el problema era que con frecuencia uno se sentía incómodo al escucharlo.

Es como una canción compuesta para alardear de sus habilidades. No tiene en cuenta al oyente. 

Si fuera él, no, Mozart nunca haría una canción como esta.

Marie miró a Bahan asombrada. Parecía amable, pero había compuesto una canción como esta. Fue inesperado.

—Está bien, dejémoslo aquí. Tomemos un descanso.

—¡Sí, maestro!

Los integrantes de la orquesta dejaron sus instrumentos por un tiempo y se limpiaron el sudor. Como sirvienta, Marie comprobó si había algo que hacer durante el receso. Entonces, Bahan, el director temporal, se acercó a ella.

—Señorita Marie.

—¿Si, maestro? ¿Hay algo que quiera que haga?

—No, no es eso. Tengo algo que preguntarte.

—¿De qué se trata?

—Hace un momento, escuchaste nuestra interpretación, ¿verdad? ¿Cómo estuvo?

Lo miró sorprendida ante su inesperada pregunta.

—Tengo curiosidad por saber qué les parece a los demás. Habla con sinceridad —dijo en un tono amable.

—Bueno…

Fue un desastre. La evaluación de Mozart casi se le escapa sin darse cuenta, pero logró contenerse.

¡Marie, despierta! ¡Podrías haberte metido en problemas! 

—Bueno… no estuvo mal. Parece algo difícil… pero fue espectacular… —declaró evitando por los pelos un incidente mayor.

Aunque dijo eso con firmeza, de alguna manera, parecía que en algún lugar del cielo el alma pura de Mozart se estaba riendo de él. Pero la reacción de Bahan fue inesperada.

—¿En serio? Qué extraño.

—¿Eh?

—¿No te sentiste frustrada al oírla?

Marie pareció sorprendida. ¿Por qué hablaba así de su composición?

¿Quizás…? 

—En realidad esta no es la pieza que queríamos hacer. Ni siquiera es una sinfonía mía. Es del director anterior —se lamentó Bahan.

—Oh…

Lo sabía. No era su pieza.

—Entonces ¿por qué no tocan la pieza del maestro? —preguntó con cautela.

En esta época, era de sentido común que los directores interpretaran sus propias composiciones.

¿Sucede algo malo? Ladeó la cabeza.

—Eso es… —comenzó a decir Bahan, después de una breve pausa.

—¡Maestro! ¡Hagámoslo con la pieza del maestro y no con esta asfixiante! —gritó un miembro que escuchó su conversación.

—¡Sí! ¡Queremos tocar la canción del maestro y no la del director anterior que solo está llena de vanidad!

Ante sus gritos, Bahan se avergonzó.

—Eso no es posible. Ya saben que mi sinfonía está incompleta.

—¿Y qué si no está terminada? La pieza es muy buena. Terminemos la parte del cierre  y toquémosla. Al público que escuchará la actuación también le gustará mucho la del maestro.

—¡Sí!

Marie se quedó perpleja ante sus palabras.

¿Qué tan buena es la sinfonía inconclusa? 

Lógicamente las composiciones inacabadas no se podían interpretar en la función. Pero no sabía el grado de perfección que tenía para ser realmente espectacular aún estando incompleta.

—¡Ya no podemos seguir tocando esta aburrida pieza! Si es imposible hacerla en la función, entonces toquémosla una vez para cambiar nuestro estado de ánimo —exclamaron los miembros.

—¡Sí, queremos tocar la pieza del maestro!

—¡Así es!

El joven director, Bahan, subió a la peana [9] con un rostro preocupado.

—Aunque sea imposible en la función, toquémosla una vez para cambiar el humor. —Levantó la mano, los bulliciosos integrantes del grupo agarraron sus instrumentos y se enderezaron—. Sinfonía nº1, en sol mayor, El Campo, primer movimiento. Comencemos. —El recital inició poco después de que descendiera su mano.

En ese instante, Marie se cubrió la boca con la mano, sorprendida al escuchar la melodía.

¡Ah…! 

Aunque no era una pieza de técnica complicada como la que tocaron hace un momento, era una hermosa melodía.

Primero, la viola sopló una suave brisa. Después de eso, el violín y el contrabajo estallaron en el fresco sonido del agua en las notas agudas y graves. Al final del alegre sonido de los instrumentos de cuerda, los timbales retumbaron como un tambor bajo. Y finalmente, un paisaje rural se extendió frente a sus ojos.

Es agradable, murmuró para sus adentros.

Era una sinfonía tranquila y cautivante, muy diferente a la melodía anterior que sonaba complicada.

Se equivocan en algunas partes, pero quizás sea por la falta de práctica. No obstante, era tan buena que esos errores no la molestaban en absoluto. Sintió que la música la reconfortaba.

¿No es como en esos momentos en los que estás cansado y mirar el cielo y oír la corriente del agua del río te calma? Era esa sensación de paz.

Quiso permanecer así mientras observaba embelesada el río que fluía.

Bajo la dirección de Bahan, la orquesta continuó expresando diferentes tonos. Se convirtió en una fresca brisa, en un imparable río y en un inmenso mar. Lo que tenían en común los diferentes tonos era la paz y el alivio que transmitían al oyente.

Me gusta, se deleitó.

De repente, Bahan bajó la mano y frunció el ceño.

—Hasta aquí.

—¿Señor Bahan?

—No podemos avanzar más de aquí.

—Fue tan bueno. ¿Por qué no desarrollamos la parte final y alcanzamos el clímax? —se lamentaron.

—No. —Negó con la cabeza—. Creo que puedo completar la canción correctamente desarrollando otro tema, pero solo se me viene una vaga melodía a la mente. No lo sé… Creo que este es mi límite.

—Creo que ya es suficiente. ¿Exactamente qué tema está tratando de desarrollar?

—La vida —respondió brevemente.

—¿La vida?

—Sí, en esta pieza solo está el campo, no hay vida. Quiero bañarla de vida. De ese modo, quiero brindar verdadero consuelo y paz a los oyentes.

—Es una pena… —se quejaron apenados los miembros de la orquesta.

—Quien más lo lamenta soy yo —suspiró—. Quiero completar la pieza de alguna manera, pero no puedo porque no tengo la habilidad. Si alguien pudiera ayudarme, le ofrecería hasta mi alma.

De esa forma, el director temporal y los miembros de la orquesta dejaron de lado sus lamentos y comenzaron a practicar esa pieza complicada y esotérica [10] de hace un momento.

Es una lástima, pensó Marie para sí misma mientras los observaba.

Era una buena composición, pero renunció a ella de esa manera.

Si esa pieza estuviera completa, ¿qué tan maravillosa sería? ¿Y cuán feliz sería la gente que la oyera?

Quiero escucharla. 

En el momento en que pensó aquello, sus ojos se abrieron de par a par. Ocurrió algo increíble.

¿Q-Qué es esta melodía? 

¡Una melodía vino de alguna parte! Era inaudible para los demás, solo sonaba en su mente.

Los ojos de Marie temblaron al darse cuenta de la identidad de la melodía.

¡Es «El Campo»  que escuché antes! 

No era solo un tarareo en su cabeza. Reconoció con precisión las notas y el ritmo de cada parte de los músicos. Era como leer una partitura.

Además, no se trataba solo de un campo. Había otro tema oculto bajo la melodía principal. ¡La «vida» de la que habló Bahan!

¡1er movimiento, 2do movimiento, 3er movimiento…! 

La melodía no se detuvo ni siquiera después de llegar a la parte que compuso el joven director, sino que se extendió por sí sola, tocando el segundo y el tercer movimiento. El tema cambió hasta llegar al cierre.

El proceso no fue tan difícil. La pieza fluyó naturalmente como si desenredara un hilo.

Pero… ¿cuánto tiempo había transucrrido? Alguien la llamó mientras la pieza llegaba a su fin en su cabeza.

—¿Señorita Marie? ¿Señorita Marie?

—Ah, ah, ¡sí! ¿Sí, maestro?

—¿Te sientes mal? —Bahan la miró preocupado.

—Oh, ¡no!

—¿De verdad? Estabas de pie ausente.

Su comentario la sorprendió y, en ese momento, miró a su alrededor. Al parecer una vez finalizó la práctica, la orquesta se tomó un descanso y dejó los instrumentos.

Oh, Dios mío. ¿He estado distraída por más de una hora? 

—No te excedas. Si no te sientes bien, dímelo de inmediato —le dijo con voz amable mientras ella estaba atónita.

Poco después, la orquesta reanudó la práctica.

Mientras escuchaba su actuación, Marie comenzó a analizar la situación en su cabeza.

La pieza… está terminada. La sinfonía «El Campo» con cuatro movimientos en total. 

Era una historia que nunca le creerían si se la contara a otros.

Ella, una doncella, completó una canción en su cabeza en tan poco tiempo. Pero no era  mentira. Incluso ahora, la partitura fluía por el pentagrama en su mente.

Parecía desconcertada. ¿Qué debía hacer con esta composición que acabó en su cabeza? No podía simplemente dejarla en el olvido, pero también era muy difícil hablar directamente con Bahan.

En primer lugar, no sabía cómo reaccionaría él ante la sinfonía que había completado. Pensó que no tenía que ignorarla, porque la que recordaba tenía un excelente grado de acabado desde la perspectiva de “Mozart”.

Más bien era un problema que recibiera atención excesiva. ¿Cómo podría explicar que una doncella de rango bajo y sin conocimientos sobre música finalizara la sinfonía? Era obvio que pensaría que era extraño.

¿Qué debería hacer? 

Miró la espalda de Bahan. Él y la orquesta todavía estaban practicando la sofocante pieza del anterior director.

♦ ♦ ♦

—¡Buen trabajo!

—¡Nos vemos mañana!

Transcurrió el día y la práctica al fin terminó. Todos organizaron su equipo.

—Yo terminaré de ordenar todo.

—Gracias. Nos vemos mañana, señorita Marie.

—¡Sí, buen trabajo!

Su trabajo era limpiar la sala de prácticas. Mientras lo hacía, miró al director Bahan. En un rincón de la sala, se encontraba revisando con detenimiento la partitura.

Después de estar pensativa por un rato, se acercó a él con cuidado.

Su sinfonía inacabada, su partitura sobre el campo. 

Fue solo un vistazo, pero en ese instante pudo ver qué clase de música contenía la partitura. Todo gracias a la habilidad de Mozart que obtuvo a través del sueño.

—Oh, ¿señorita Marie? ¿Qué sucede? —Bahan la miró al sentir su presencia—. ¿Señorita Marie?

Cuando Marie vaciló y no dijo nada, pareció desconcertado.

—M-Maestro, tengo una pregunta —dijo, cerrando los ojos con fuerza.

—¿De qué se trata? No dudes en preguntar.

—De casualidad… En realidad me preguntaba… ¿qué haría si alguien pudiera ayudarle a completar la pieza del campo? —Respiró hondo.

—¿Qué quieres decir? ¿Alguien puede ayudarme? —Abrió los ojos de par a par.

—Bueno… si un ángel bajara del cielo y la terminara… —tartamudeó debido a los nervios.

—¿Un ángel?

—No, no me refería a que un ángel ayudaría, pero si algo así sucediera…

—Para que digas eso, debo haber parecido muy deprimido. —Se echó a reír—. Gracias por consolarme.

—Ah, pero no parece reconfortante…

—Estaría muy agradecido que alguien me ayudara —sonrió.

—Hmm… ¿no se sentiría mal…?

—¿Mal?

—Sí, es su pieza, maestro. Me preguntaba si se sentiría mal si alguien lo ayudaba —preguntó, considerando el singular orgullo de los músicos.

—Bueno. —Negó con la cabeza y continuó con franqueza—: podrías pensar que sí, pero es diferente para esta canción. Porque me gustaría ver completa esta sinfonía, no me importaría dejar a un lado ese orgullo. Yo, más que nadie. Por eso siento que entregaría mi alma para terminarla.

—Ya veo… —Asintió con la cabeza, sumida en sus pensamientos.

—Pero —Bahan sonrió levemente—, ¿por qué preguntas eso? ¿Tal vez la señorita Marie acabará la canción en mi lugar?

—¡O-Oh, no! —Negó con la cabeza apresuradamente.

Bahan ladeó la cabeza ante su extraño comportamiento.

—De todos modos, me voy. Gracias por tu trabajo. Nos vemos mañana.

—¡Sí, buen trabajo!

Una vez se quedó sola, terminó de organizar la sala de prácticas.

—Bien. Vamos a ayudarlo en secreto, sin que nadie lo sepa.

Si Bahan no quisiera ayuda, habría tratado de olvidarse de la pieza del sueño. Sin embargo, él estaba ansioso por completarla; no le importaba qué tipo de ayuda recibiera.

Extendió un rollo de papel en el suelo del salón de prácticas. Luego se puso de cuclillas y empezó a escribir con vehemencia la partitura.

Escribamos solo la parte importante del tema central que falta. 

No era imposible escribir la partitura de todas las partes de la orquesta, pero no había tiempo suficiente para hacerlo.

Además, si escribo todo ya no sería la composición del señor Bahan. 

En ese momento, todo lo que quería hacer era ayudar. Era suficiente con ayudarlo con su bloqueo. Luego, él completaría el resto por sí mismo, a su manera.

Terminemos rápido, antes de que venga alguien. Y si la coloco en el puesto del señor Bahan en secreto, nadie imaginará lo que he hecho. 

A menos que lo vieran con sus propios ojos, ¿quién pensaría que una doncella hizo esto? Si no la atrapaban en el acto, no habría ningún problema.

Tengo que terminar lo antes posible, se apresuró a escribir la partitura.

♦ ♦ ♦

En el Palacio León, el príncipe Rael estaba conversando con un médico real, que vestía una bata blanca.

—¿Cómo está su insomnio, Su Alteza?

—Igual.

—Lo lamento, Su Alteza. —Suspiró el barón Godon—. Este humilde vasallo es incompetente.

Desde hace mucho tiempo, el príncipe ha sufrido de insomnio crónico. Incluso si se quedaba despierto durante dos o tres días, apenas podía pegar ojo. No importaba lo cansado que estuviera, a menudo se pasaba toda la noche en vela.

—No se puede evitar. —Rael negó con la cabeza en silencio.

—Aumentaré la dosis un poco más, Su Alteza.

—Está bien.

Después de que el médico real se retirara, el príncipe se reclinó en la silla y cerró los ojos por un momento. Estaba cansado porque ayer apenas pudo dormir debido al insomnio.

Pero antes de que pudiera tomarse un descanso, el chambelán anunció la llegada de otra persona.

—Su Excelencia, el primer ministro Orn ha venido a verlo.

—Adelante.

Poco después, un hombre apuesto de semblante alegre entró en la oficina.

—¿Qué sucede?

—¡Ugh, no puedo encontrarlo, Su Alteza!

—¿Qué quieres decir?

—¡A ese escultor! ¡No importa cuanto busque, no puedo encontrarlo! ¡¿A dónde diablos se fue?! Su Alteza, lamento preguntarle esto, pero ¿está realmente seguro de haberlo visto?

—Definitivamente lo vi.  —Asintió malhumorado.

—Entonces, ¡¿a dónde demonios fue?! ¡Argh! ¡Y pensar que le causaría tantos problemas al sabueso sangriento!

«Sabueso sangriento» fue el apodo que recibió después de destruir al enemigo que tenía como objetivo durante la guerra civil.

—Si te encuentro, no te dejaré escapar. —Rechinó los dientes.

—Estoy buscando a ese escultor para expresarle mi gratitud. No lo hago para castigarlo.

—¡Por eso mismo! Me está haciendo sufrir de este modo, ¡así que lo tiene que castigar primero y luego recompensarlo! Esta es la primera vez que alguien me causa tantos problemas después de la princesa Morina del Reino Cloyan.

Sus palabras llamaron la atención del príncipe.

Morina de Brande la Cloyan era una persona que todavía les causaba dolores de cabeza.

—Ya han pasado tres años desde que comenzaste a buscarla.

—Sí, Su Alteza. No puedo evitar preguntarme dónde diablos se está escondiendo —suspiró.

—No está muerta, ¿verdad?

—No lo creo. Nunca encontraron su cuerpo.

—Pero si está viva, ¿por qué todavía no la hemos encontrado? No solo buscamos por todo Cloyan, sino también en las provincias cercanas. Ahora estoy comenzando a pensar que la princesa Morina no era una persona real, sino una persona ficticia. Muy pocas personas conocían su apariencia.

—Estoy seguro de que no es un personaje ficticio. Si lo fuera, no habría podido hacer tantas cosas que impresionaran a la gente del reino en tan poco tiempo.

La princesa Morina vivió pocos años en el palacio. Fue un corto período de tiempo y muy pocas personas conocieron su rostro debido a que vivía escondida para evitar la mirada de sus hermanos. El único retrato que había fue quemado durante la guerra.

Pese a ese corto periodo, hizo tantas buenas obras que se ganó al pueblo. Era impresionante.

Era la única persona a admirar entre los inútiles miembros de la familia real de Cloyan, incluso recibió el apodo de: «La Santa sin rostro», pensó para sí mismo el príncipe.

No sabía cómo describir lo sorprendido que estuvo al oír aquello.

Hace tres años, cuando la princesa Morina tenía catorce años, ayudó al pueblo mientras evitaba la mirada de otras personas.

Por supuesto que era sorprendente.

¿Cuántas buenas acciones hizo una joven impotente que era despreciada por la familia real? ¿Cuánto dinero, de su parte del capital del rey, le pedía en secreto a su doncella que entregara a los pobres? ¿Cuánto dinero gastaba para comprar medicina para los enfermos?

No era gran cosa, pero tampoco algo fácil de hacer.

No importa cuán generoso seas, es muy difícil hacer buenas obras por los demás. Además, no se podía decir que la princesa Morina en ese momento fuera rica. Era natural que la gente del Reino Cloyan, que sufría la tiranía de la familia real, se sintiera muy conmovida por sus acciones. Todavía no la han olvidado.

—La gente de Cloyan todavía no la olvida. Por eso no importa cuánto tiempo tardes debes encontrar a la princesa Morina. Recuérdalo.

—Lo entiendo, Su Alteza. Pero ¿qué hará si la encuentro? —preguntó Orn en voz baja —. ¿Va a matarla?

—En el peor de los casos, tendré que matarla. Ella es inocente, pero hay gente de Cloyan que todavía la está buscando —dijo, tras un momento de silencio.

Fue una declaración despiadada, propia  del «Príncipe Cruel». Pero Orn distinguió un significado diferente en sus palabras.

—¿Qué quiere decir con el peor de los casos? ¿Eso significa que existe la posibilidad de que no la mate?

—Sí. —Ssintió el príncipe.

—¿No sería mejor matar a la última del linaje de la familia real para subyugar por completo al pueblo de Cloyan ante el imperio?

—Así es. Pero eso es el peor de los planes. Hay una mejor manera de ganarse el corazón del pueblo de Cloyan.

—¿Cuál?

—Haciéndola mía. —El príncipe le dirigió una sonrisa al sorprendido primer ministro.

—¿Qué quiere decir?

—La haré mi esposa.

Orn abrió mucho los ojos, pero en seguida entendió el increíble plan secreto del príncipe, quedando admirado.

—Ya veo. Si Su Majestad tuviera entre sus brazos a la princesa Morina, el pueblo de Cloyan, que la ha estado esperando, naturalmente lo obedecerá. Es excelente.

—Por eso debes encontrarla.

—¡Sí!

Sin embargo, a Orn, que tenía la cabeza inclinada, de repente se le vino a la mente un problema.

—Pero Su Majestad, —comenzó a decir.

—¿Qué sucede?

—¿Estará realmente bien hacer eso?

—¿Qué quieres decir?

—No sabemos qué clase de persona es la princesa Morina, pero no parece importarle escogerla como su esposa.

—No sé de qué estás hablando, Orn. —Rael se rio—. Soy el gobernante de este imperio. Lo único que importa es si beneficia o no al imperio. Mis sentimientos no importan en absoluto al aceptar a una mujer.

Fue una respuesta principesca.

—Entonces ¿qué haría si la princesa Morina se negara a ser la esposa de Su Alteza? —preguntó Orn por última vez.

—En ese caso, no tendré más opción que matarla —respondió cortante.

♦ ♦ ♦

Después de eso, Orn discutió sobre los asuntos estatales y finalmente se retiró de la habitación.

—Ah…

El príncipe se quitó la máscara y la puso sobre el escritorio. Estaba muy cansado. ¿Se debía a la conversación que tuvo con Orn antes, o por el terrible insomnio?

—¿Quiere que le traiga whisky? —le preguntó Almond, el caballero escolta, como si le hubiera leído la mente.

—No, no creo que pueda dormir mejor si bebo. Prefiero salir a caminar un rato.

—Lo acompañaré.

—No, está bien. Caminaré tranquilamente.

—Pero…

—Está bien.

Ante su fuerte tono de voz, Almond guardó silencio.

Dar un paseo solo, sin revelar su identidad, era el único descanso para el príncipe heredero. Lo sabía, pero no podía permitirlo ya que era su escolta.

—No te preocupes. Ya no es como antes, ¿qué podría suceder ahora en este palacio?

«Ya no es como antes». Esas palabras guardaban un significado.

Los que intentaron matarlo en el palacio imperial perdieron la vida. Por sus propias manos, no por las de nadie más.

Al final, Almond suspiró.

—Pero tenga cuidado.

Así, el príncipe Rael salió a caminar solo.

Odiaba llamar la atención, por lo que se cambió de ropa a algo más corriente.

¿A dónde debería ir? 

Su estrés, causado por los asuntos estatales, pareció aliviarse un poco con la fresca brisa de una noche de verano.

Cuando miró a su alrededor, vio un edificio en la distancia con una luz encendida.

El Palacio de Cristal… ¿Siguen practicando para la función? Ya es tarde… pero qué admirable. ¿Debería escuchar un poco de música después de tanto tiempo?

Justo detrás del edificio había una colina que daba a la ventana del auditorio. Si se acostaba ahí, podría disfrutar del sonido de la música que fluía a través de la ventana, sin tener que ingresar al lugar.

De niño solía escuchar música en secreto con mucha frecuencia.

Solía quedarme dormido mientras escuchaba música. Por eso mi madre y mi hermana me regañaban. Rememoró el pasado y sonrió levemente mientras se dirigía al Palacio de Cristal. Ojalá la música de hoy sea tranquilizadora. Creo que oírla podría ayudarme con mi insomnio.

Sin embargo, ya fuera buena o mala suerte, la orquesta no estaba. Lo único que había era Marie, una doncella.

♦ ♦ ♦

—¡Terminé! —gritó Marie, mirando la partitura que había escrito. No tardó mucho tiempo porque solo anotó, lo más simple posible, las partes importantes del tema central—. Esto debería ser suficiente para que el señor Bahan pueda terminar el resto. —Dobló el papel y lo puso en el asiento del director.

Nadie lo ha visto, ¿verdad?

Miró a su alrededor. Por fortuna, nadie la había descubierto.

Apagó la luz de la sala de prácticas y se apresuró a salir. Pero mientras se dirigía hacia afuera, algo la detuvo.

Había un piano en la oscuridad.

El piano. 

¿Era por la energía de Mozart, que todavía fluía en su interior, que, de repente, tuvo esa extraña sensación?

«Solo tócalo una vez.»

Sintió un impulso en su interior, como si Mozart le susurrara.

«Nunca has oído una sinfonía tuya. Toca el piano. ¿No quieres interpretarla tú misma?»

Quería intentarlo. Quería seguir su impulso, pero vacilaba.

¿Estará bien? 

Ya se había quedado en la sala de prácticas durante mucho tiempo. Si entraba alguien, se extrañaría.

«De todos modos, no hay nadie aquí. Sólo tócala una vez.»

Finalmente se sentó frente al piano, incapaz de resistir el impulso.

Solo una vez. Toquemos una vez y listo. 

Entonces empezó a tocar. El tono bajo y claro pero penetrante comenzó a resonar en la sala de prácticas y fuera del Palacio de Cristal.

¿Fue una coincidencia o fue el destino? Ahí se encontraba el príncipe heredero Rael.

♦ ♦ ♦

—¿Es música? —susurró Rael.

Cuando llegó al Palacio de Cristal, al ver las luces apagadas pensó que la práctica había terminado, por lo que iba a regresar pero… en ese momento, oyó una melodía desde la oscuridad.

¿El piano? ¿Este es un arreglo [11] para piano de la sinfonía orquestal?

—Es buena. Realmente lo es… —murmuró sin darse cuenta, mientras escuchaba la melodía.

Era un tono bajo pero claro que llegaba al corazón. Rael, que también estaba muy versado en música, se dio cuenta de que el son de esta interpretación había alcanzado el nivel más alto.

Es un gran virtuoso [12]. ¿Siempre ha habido un músico de este nivel en la orquesta del palacio? ¿Quién es? 

Pero no lo sabía… que la verdadera sorpresa aún no había comenzado.

En el Palacio de Cristal, la mano derecha de Marie se movía rápidamente, elevándose a una octava [13].

Los ojos de Rael se abrieron de par en par cuando escuchó el sonido.

¿Qué es esto…? 

El agua del río que fluía con la melodía del piano serpenteaba. No era solo el río. La brisa cálida, el mar profundo, el campo amplio. Todo el paisaje lo invadió, mezclado con el sonido del piano.

Es cálido, se sintió reconfortado. El cielo, el río, el viento, el mar, todo lo consolaba.

Es tranquilizante. Es música que parece curar tu corazón, cerró los ojos.

Era una paz que nunca antes había sentido. Creía que si seguía escuchando, se curaría de su maldito insomnio.

¿De quién demonios es esta melodía? 

En ese momento, el ritmo de la música cambió. El ritardando [14] se ralentizó progresivamente.

Era como si el crepúsculo se hundiera en el campo. Y al final de él, había dos personas de pie. Eran gente corriente. Gente que llevaba una vida extremadamente normal: a veces reían, a veces lloraban, a veces se regocijaban y a veces se lamentaban. El tono menor de la sinfonía parecía decir que la vida no era fácil, sino que a veces era desgarradora y triste. No obstante, aunque era dolorosa y difícil, las sonrisas en sus rostros al mirarse parecían sugerir que era cálida debido a los seres queridos.

Se mordió los labios en silencio. Él también tuvo esas personas. Personas que abrigaban sus vidas porque estaban juntas. Su corazón palpitaba con fuerza al recordar que ya no podía alcanzarlas.

—Ah —suspiró.

¿Qué demonios es esta canción…? 

Era solo música, pero hacía que su corazón se estremeciera.

Maldición… 

Después de que terminara, no pudo moverse por un tiempo debido a la ensimismante melodía. El sonido del piano parecía resonar en su cabeza. Pero, tras un momento, volvió a sus sentidos.

—¿Quién compuso esta pieza?

Quería comprobarlo, por lo que decidió dirigirse rápidamente hacia la sala de prácticas, no queriendo perderlo como al escultor.

¿Qué camino debo tomar? 

Entró en el Palacio de Cristal y miró a su alrededor. Estaba confundido en cuanto a qué dirección coger porque no había solo un salón de prácticas. Además, la mayoría de las luces estaban apagadas, lo que dificultaba caminar por el lugar.

Es imposible que me haya perdido. 

Frunció el ceño, pero cuando estaba a punto de moverse, algo golpeó su pecho.

—¡Kya!

Era una joven que parecía sorprendida. Aparentaba tener diecisiete años, pero se veía linda y amable.

—Ay, ay, duele.

La chica, que había estado frunciendo el ceño mientras estaba en el suelo debido a la fuerte caída, de repente volvió en sí e inclinó la cabeza.

—¡Ah! ¡L-Lo siento! No estaba prestando atención.

¿Es una doncella?, se preguntó Rael.

Al ver su ropa, dedujo que era una doncella de bajo rango encargada de las tareas domésticas. Parecía linda pero no captó su interés. Porque ahora mismo su cabeza estaba llena del músico que acababa de tocar una prodigiosa actuación. No obstante, primero le tendió su mano a la doncella que se había caído por su culpa.

—¿Estás bien? ¿Puedes levantarte?

—Ah, g-gracias.

Marie, la doncella, tomó su mano y se levantó, sonrojándose ligeramente.

Vaya, es muy apuesto. 

Un suave cabello rubio y pintorescas líneas faciales. No, no era guapo, sino hermoso. Aunque el brillo frío de sus ojos era una imperfección, era tan hermoso que parecía poco realista.

¿Quién es? A juzgar por su ropa de civil, no parece ser un noble. ¿Es un chambelán? 

Él siempre se cubría la cara con una máscara de hierro, por lo que ella ni siquiera podía pensar que era el aterrador príncipe heredero.

Entonces el hombre le preguntó:

—¿Dónde está la sala de prácticas de la orquesta?

Incluso su voz era hermosa.

—¡Oh! ¡Por ahí! —Marie señaló en la dirección de donde venía.

—De acuerdo. —El príncipe asintió—. ¿Por casualidad has visto a alguien venir por aquí? —preguntó inmediatamente después de dar un paso hacia adelante y sin siquiera saber que ella era la ansiada intérprete que buscaba.

Marie negó con la cabeza.

—Nadie ha venido de esa dirección excepto yo.

♦ ♦ ♦

Poco después, el príncipe llegó a la sala de prácticas.

—¡Maldición!

Como era de esperar, no había nadie. En la sala vacía, solo había instrumentos de viento y un piano.

—¿A dónde fue?

Miró a su alrededor. Además de la puerta por la que vino, había varios caminos más para salir.

Debe haberse ido por otra parte. 

En el pasillo por donde acababa de entrar no había nadie más que una doncella, así que no sería en esa dirección. Rael se fue por otro corredor para no perder al intérprete esta vez.

—¿A dónde fue?

¡Pero no había nadie! Aunque buscó a los alrededores, no encontró a nadie.

—¿Qué demonios…?

Por si acaso, preguntó a los sirvientes y guardias que trabajaban cerca, pero nadie vio al artista.

Rael frunció el ceño.

No hay nada que pueda hacer. Tendré que citar mañana a los miembros de la orquesta y comprobarlo. 

No había otra forma de hacerlo, por lo que tomó esa decisión.

Por supuesto que debe ser un miembro de la orquesta del palacio. Lo más probable es que sea el director. 

Pero… ¿era por culpa del último escultor que, sin razón alguna, no tenía un buen presentimiento?

Sacudió la cabeza.

La interpretación de hace un momento posiblemente sea la mejor que he escuchado nunca. Hay pocos músicos en el palacio imperial con este nivel de talento musical, así que será fácil encontrarlo. 

—Tendré que citar a la doncella con la que me encontré antes y preguntarle de nuevo. Estaba cerca de la sala de prácticas, así que debe haber escuchado la actuación; debe haber visto quién tocaba —murmuró Rael, recordando a la linda doncella que había conocido antes.


Den
¿Ven eso? Me encanta cómo el narrador usa el adjetivo «linda» para referirse a Marie mientras que «atractivo, apuesto, etc» para referirse a Rael, como si expresara la opinión de ambos ( ≧ ᵌ≦)

[1] Maria Anna Walburga Ignatia Mozart, también llamada Nannerl​ y Marianne, fue una famosa música del siglo XVIII que tocaba el piano y el clavecín. Era la hermana mayor de Wolfgang Amadeus Mozart e hija de Leopold y Anna Maria Mozart.

[2] Rothenburg ob der Tauber es una ciudad del distrito de Ansbach en el estado federado de Baviera, Alemania. Hasta el año de 1803 fue una Ciudad Imperial Libre y hoy en día es una atracción turística de fama mundial por su bien conservado centro medieval.

[3] El clavecín es un instrumento musical con teclado y, al igual que el arpa y la guitarra, de cuerda pulsada. Fue uno de los instrumentos más populares durante el Barroco.

[4] Un glissando en música es un efecto sonoro consistente en pasar rápidamente de un sonido hasta otro más agudo o más grave haciendo que se escuchen todos los sonidos intermedios posibles dependiendo de las características del instrumento.

[5] La trompa es un instrumento viento-metal que consiste en un tubo de metal enroscado circularmente y que va ensanchándose desde la boquilla al pabellón. Puede emitir tanto sonidos suaves y dulces como ásperos y duros.

[6] El tempo hace referencia a la velocidad con la se ejecuta una pieza musical.

[7] El trémolo es un término musical que describe la sucesión rápida de muchas notas iguales, de la misma duración.

[8] La fuga es una técnica de composición contrapuntística. Se basa en la imitación o repetición de melodías en diferentes tonalidades y en el desarrollo estructurado de los temas musicales expuestos.

[9] Una peana es una tarima.

[10] Algo esotérico es difícil de comprender.

[11] Arreglar una pieza musical es transformar una sinfonía, previamente compuesta, en un formato diferente, o cambiar los efectos de ejecución al utilizar instrumentos musicales diferentes a los usados en la versión original.

[12] Un virtuoso (en el ámbito musical) es una persona con habilidades o capacidades técnicas extraordinarias para tocar un instrumento musical.

[13] En la escala musical formada por ocho notas, la octava es la unidad que representa sonidos constitutivos de una escala y la repetición del primero de ellos.

[14] El ritardando es la disminución gradual de la velocidad de ejecución de la música.

Una respuesta en “Una doncella competente – Capítulo 1: Un milagro increíble (3)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido