Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 05: El problema de ser revelado (1)

Traducido por Lucy

Editado por Meli


¡Lo hice!

Justo en el momento en que le entregué la muñeca a Han Jinsoo, el lugar completo se estremeció y el cristal de una ventana se rompió.

Giré de inmediato con los brazos abiertos hacia ganapán, él me ignoró con frialdad y no tuve más opción que bajar los brazos y sonreí un poco avergonzada por su rechazo.

—Se lo di a mi prometido, porque mi papi me lo ordenó y yo no puedo desobedecerlo —expliqué mientras me acercaba a él una vez más—. Además, la chica tiene a su papi siempre, mientras que su prometido está lejos, en el Imperio.

Decidí comportarme como un zorro con un millón de colas y engañarlos con mi ternura. Me aferré con fuerza a la pierna de ganapán y él, en lugar de rechazarme, acarició mi cabello en varias ocasiones.

—¿Puede darme un momento? —le dijo Han Jinsoo, con amabilidad al rey.

Era como ver a dos chaebols reunidos. Ganapán asintió, agitó su mano e imaginé que hizo algo con su maná, porque no pude escucharlos, un instante después, repitió el ademán y oí el término de la conversación:

—No puedo creer que mi futuro yerno me ofrezca esto. Interesante…

—Gracias por su amable comprensión y su permiso —respondió Jinsoo.

Resultó que le solicitó permiso al rey para acompañarme a mi tercer destino. Así que también subió al auto para dirigirnos al siguiente punto.

Quería morir y que la tierra me tragara, me sentía muy incómoda. Kim Hwansung, se sentó a mi izquierda, y Han Jinsoo, que tenía la misma cara que Jinsu, se sentó a mi derecha. Ninguno pronunció palabra alguna y se podía escuchar con claridad el tenue sonido del motor del auto. Fue frustrante.

—Si tienes sueño, puedes apoyarte en mi hombro —dijo Kim Hwansung,.

Vi que el hombro de Kang Kitae volvía a estremecerse en el asiento delantero.

¡Deja de sorprenderte! Que esa simple acción, no compensaba ser tratada como un perro.

—Su prometido no le permite hacer eso.

Han Jinsoo levantó el dedo y mi cabeza se inclinó hacia su hombro y antes de tocarlo, mi cabeza fue hacia el mocoso.

—¿Príncipe…? —preguntó Han Jinsoo y miró a Kim Hwansung.

Mi cabeza rebotó entre los dos hasta que, inevitablemente, el príncipe fue vencido. Aunque era un experto en combate, era más joven y menos instruido en el manejo del maná.

Cuando llegamos al tercer destino, al fin pude respirar.

Me quedé muda ante la vista, era una cascada de unos trescientos metros de altura y novecientos metros de ancho. Tan imponente que parecía absorberte cuando te parabas frente a ella.

—¡Ey! ¡Allá voy!

Estaba tan absorta que pensé que la cascada hacía girar todo, pero no, el mocoso era el que volaba por el aire a gran velocidad.

Cuando saltó desde lo alto hacia el centro de enorme cascada, pensé que era una maniobra arriesgada, pero al ver que Kang Kitae no lo detuvo, significaba que no estaba en peligro.

La magia era… algo extraordinario.

Una persona normal moriría al caer de esa altura, pero el principito se sumergía como si fuera su piscina privada y volvía a volar por el cielo. El uso de la magia, era algo a lo que aún no me podía acostumbrar.

—Necesito hablar con mi prometida un momento —dijo Han Jinsoo.

Me tomó de la mano, dio unos pasos y pronto estuvimos envueltos por la oscuridad en la que solo lo podía ver a él, todo estaba en calma.

Eso fue extraño. Él me había llamado: «prometida», pero con mi edad, me resultaba difícil llamarlo prometido o peor aún cariño, como en el pasado, así que decidí llamarlo hermano.

—Hermano… ¿Qué es este lugar?

—Este es un espacio especial que hice. Así que relájate.

No podía relajarme, si en realidad tuviese nueve años, habría llorado de miedo.

—Déjame hacerte dos preguntas: ¿qué demonios eres?, ¿qué me has hecho? —Su voz era fría y su expresión aterradora.

Sentí miedo, confinada en ese espacio sin nada a la vista.

—¿Qué me has hecho? —repitió.

No sabía a qué responder, no podía comprender sus preguntas. ¡No lo había visto desde que tenía cuatro años!

—¿Por qué no respondes? —me interrogó, se agachó hasta que su nariz y la mía se tocaron.

Su aliento rozó mi boca y su cercanía me hizo perder la razón por un momento.

—Yo…

—¿Qué?

—Yo… quiero que seas cálido, como hace un momento.

¿Qué diablos dije? Ya no estaba en Corea y Han Jinsoo no se había acercado a mí porque me tuviera afecto. Más bien parecía una rehén que recibía violentas amenazas en un lugar aislado.

¿Por qué tenía que ser tan aterrador? ¿Por qué debía tener la misma cara y voz que mi Han Jinsoo…?

—¿Por qué debería ser afectuoso contigo? —Se irguió y me miró con recelo.

—Eso… —Estaba paralizada por el miedo.

No podía manipularlo como a los mocosos o a ganapán, a ellos los había domesticado poco a poco, pero él, tenía cinco años sin verlo, era un desconocido para mí y no sabía cómo comportarme.

Aún me parecía irreal que tuviera que casarme con ese hombre. Alguien con el mismo rostro que Han Jinsoo.

—Y-Yo, hermano…

Quería decirle que lo quería, palabras que en el pasado nunca pronuncié. Me repetí que él no era Han Jinsoo, él jamás me habría mirado con esos ojos fríos. Pero quería hacerlo, decirle: «Te quiero», tenía su atención, estaba esperando a que hablara.

—Hermano… —Me atraganté con las palabras—. T-Te…

El extraño mundo en el que estábamos se rompió y apareció en mi vista el segundo príncipe.

—Uy, tengo hambre. Iba a esperar, pero me muero de hambre.

—Siento haberlo hecho esperar, mi príncipe. —Han Jinsoo hizo una reverencia.

—Está bien. —Sonrió—. Lo siento. No debí romper esto.

Era evidente que no se arrepentía y en otras circunstancias estaría molesta por su impertinencia, sin embargo, me sentía agradecida por la interrupción. Le sonreí y él también lo hizo.

Noté que su cuerpo emitía vapor, pero no se veía mojado y eso solo significaba que para romper el espacio, había llevado su maná al límite.

Han Jinsoo argumentó que tenía una agenda muy ocupada y desapareció.

Poco después, Kwak Kihyun salió de nada, gritaba como un loco:

—¡Hey, hey, hey! ¡Me dejó y luego se fue de nuevo! Voy a matarlo. ¡Aaah! —Se acercó a mí y me susurró—: Pequeña princesa, ¿qué demonios has hecho para seducir a Han Jinsoo? Habla conmigo… ¡aaah!

Kwak Kihyun salió disparado hacia la cascada y Kim Hwansung soltó una carcajada, divertido por su obra.

—Tengo que comer con mi perro. Lo siento.

Me parecía increíble la forma en que se comportaba, me obligué a sonreirle. Él extendió el brazo hacia mí.

—Cómo puedo atreverme a tocar a mi hermano…

—Vamos perro —dijo con cara seria.

—Sí, hermano.

—Si no me tomas del brazo ahora mismo, tendrás problemas. —Tomó la muñeca de trapo entre sus manos.

Temerosa de que la arrojara hacia la cascada, me apresuré a tomar su brazo.

En el restaurante donde comíamos Kim Hwansung habló:

—Oye perro.

—Sí, hermano.

—¿No es difícil llamarme así?

—La chica no entiende bien lo que quieres decir.

—Mira con atención. —Dobló sus dedos, indicando cada letra—. Hermano tiene más letras, así que es más fácil que me llames hermano mayor ¿verdad?

Meli
Este diálogo solo tiene sentido en coreano. Ella lo está llamando hermano: 형제 (hyeongje), pero el quiere que le diga hermano mayor: 형 (hyeong)

Kang Gitae tosió, como si estuviera muriendo por asfixia. ¿Acaso no podía controlar su ataque con maná?, después de todo, no era un hombre tan fuerte y confiable como creí al principio.

—Oh, no es tan difícil. La chica está feliz de poder llamarte hermano. —Forcé una sonrisa—. Sí, eso me hace feliz.

Aunque así lo llamaba en el palacio, no quería ser asesinada por decirle hermano mayor en público.

Kim Hwansung frunció el ceño y se preparó para arrojar la muñeca.

¡Ay no!

En ese momento, Kang Kitae fue contactado y de inmediato nos informó que debíamos terminar la salida y volver al palacio. Kim Hwansung despertó[1].

—Volvamos.


[1] Se refiere al despertar del maná.

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