Traducido por Lucy
Editado por Meli
Kang Seoyoung, tenía diecisiete años cuando me dio a luz y ahora tenía veintiséis. Al ver su belleza ¿quién diría que la dama dio a luz? Pero en este mundo, las mujeres dejaban de considerarse atractivas después de los veinticinco años, pero eso no aplicaba para mi madre. Una mujer que no era joven, era abandonada en el cubo de basura, como un cachorro en la calle.
Ella dio a luz a gemelos: un niño y una niña. Todo el mundo la bendijo. Dar a luz a una hija no era una bendición, pero si a un hijo. Ella había hecho un gran trabajo.
El nacimiento de un príncipe fue el motivo por el que mi salida fue cancelada.
Me sentí renovada cuando vi a mis hermanos, mirándome, haciendo lindos sonidos.
Pensé en que debía entrenarlos bien desde el principio. Sabía que las otras princesas no intervendrían, así que decidí poner toda mi fuerza en ello.
Tiempo después, sentada en el regazo de Kang Seoyoung le sonreí mientras decía:
—Es increíble que mi madre haya producido hijos tan hermosos.
—Sanghee, ¿no quieres casarte y tener hijos hermosos? Una mujer que vale debe tener un hijo.
No, yo preferiría una hija. Pero no podía negar que en este lugar, se adquiere valor solo al dar a luz a un varón. Por eso el trato hacia mi madre había cambiado y el rey se había consagrado aun más como un poderoso hombre.
Recordé la cara de Han Jinsoo, cuando me preguntó, a una niña de nueve años, ¿qué le había hecho? ¿Qué podía hacerle yo al mayor genio del Imperio?
Esa pregunta me persiguió durante mucho tiempo. Incluso ahora, que tres años han pasado y ya tengo doce años.
Los hombres crecen muy rápido, pero el envejecimiento es muy lento. Por otro lado, las mujeres crecen lentamente, pero el envejecimiento es rápido. Este mundo es tan injusto.
Pero los gemelos engendrados por Kang Seoyoung eran diferentes de otros niños. Kim Hwanhyuk y su gemela Kim Sangah estaban casi en el mismo estado de desarrollo, parecían tener seis o siete años. Eso se debía a que ambos podían usar maná, aunque no eran unos genios como Kim Hwansung, seguía siendo asombroso.
—¿Quién está compitiendo? ¡Ta-da! ¡Tengo una cigarra!
—¡Hermana! ¡Ta-da! ¡Tengo una mantis!
Aquí todo era diferente, a pesar de tener tres años, los dos niños podían correr sin tropezar y subirse a los árboles para atrapar cigarras.
—Oh, han corrido mucho —Sonreí, mientras les daba unas palmaditas en la cabeza a cada uno—. Te dije que no se subieran a los árboles porque es peligroso, ¿verdad?
Puse las manos a mis costados de manera severa. No había manera de que pudiera haberles hecho daño, pero aún así se quejaron.
—Hermana, la hermana me pegó.
—Sí, mi hermana me pegó.
Me reí de la situación, no solo en apariencia eran similares, sino también en su forma de actuar.
Alex se aproximó a nosotros, aplaudiendo.
—Princesa Sanghee, ¿por qué golpeas al príncipe en la cabeza a plena luz del día?
Si cualquier otro hubiera dicho eso, me habría puesto nerviosa, pero él era como mi abuelo.
—Princesa, estoy aquí para darle una noticia sorprendente.
—¿Asombrosas noticias?
—Sí, noticias muy especiales. Nunca he visto algo igual en la historia del reino.
Entonces, alguien más se acercó.
—Una noticia asombrosa, ¿puedo esperar?
Abrí los ojos de par en par al mi adorado primer príncipe. Kim Hyungseok se había vuelto más guapo.
¡Estoy tan contenta de verlo! ¡Estoy feliz!
Corrí hacia mi primer hermano y salté, él me levantó y me abrazó.
—Ha pasado un año, ¿verdad? ¿Te has convertido en una dama mientras tanto?
—¡Hermano! Te echaba tanto de menos que te llamaba en sueños.
—¿A Sanghee también le pasa? Es igual para mi —confesó con una voz benévola y ojos llenos de amor—. Desde hace mucho, mucho tiempo, en mis sueños está mi princesa.
—¿De verdad? Estoy emocionada.
Mi cálido primer hermano me acarició el pelo un par de veces y se puso delante de Hwanhyuk y Sangah.
—Nuestros pequeños han crecido mientras tanto…
—¡Te odio! —gritó Hwanhyuk, infló las mejillas y tiró la cigarra como si le doliera el corazón. La cigarra desplegó sus alas en el aire y voló sobre el árbol.
—No puedes hacer eso. Es tu hermano —regañé a Hwanhyuk.
Entonces el primer hermano volvió a acariciar mi pelo y dijo:
—Nuestra Sanghee ya es una adulta. Yo soy un adulto. No debería abrazarte así.
Intentó bajarme, así que me abracé a su cuello para impedirlo.
Alex me sonrió.
Sangah caminó con modestia e hizo una reverencia.
—Bienvenido, hermano.
Me sostuvo en su brazo izquierdo y a Sangah en el derecho, Hwanhyuk, pateó el suelo, Kim Hyungsuk se puso en cuclillas para hacer contacto con él.
—Estoy muy feliz de ver a nuestro hermano más joven.
El primer príncipe era alguien especial, no un idiota como el rey o los otros dos bastardos.
—Señor Alex, ¿puedo darle la gran noticia a Sanghee?
—Por supuesto, haga lo que quiera.
Me pregunté qué habría pasado y resultó que, al ser la primera persona en leer lenguaje antiguo, el rey decidió otorgarme el título de «tesoro», como recompensa a mi contribución.
—Entonces significa que ahora debo llamarte tesoro, no princesa. —Mi hermano me sonrió.
—Mañana hay una fiesta —comentó Alex—. Es una fiesta familiar en la que participan todos los príncipes y princesas.
Mi familia nunca se había reunido en un solo lugar durante mis doce años de vida. Lo más cercano fue mi visita a las reinas y princesas, luego la princesa Shin Sooyoung fue ejecutada y no volví a verlas.
Aunque busqué mucho en los libros de historia, no encontré referencias de un fiesta similar. Ni una sola vez el rey invitó a las reinas y a las princesas a una cena. No. Tal vez hubo una ocasión, pero fue un incidente sin importancia, que no se registró.
—No me gusta, yo también quiero hacerlo.
—¿Qué significa eso?
—¡Soy el único que puede gustarte! ¡Yo también quiero abrazarte así!
Sonreí, a pesar de que aprendió a hablar a los seis meses, seguía siendo un diamante en bruto que debía pulir, además, debía aprovechar que ganapán me permitía cuidarlo. Siendo una mujer adulta en mi interior, pero una niña en el exterior, crié a mis hermanos con amor y madurez, evitando algún error que me llevara a la muerte.
—Tú sabes que eres la persona que más me gusta en el mundo.
—¡Dijiste que te gustaba más Sangah! —Corrió la niña, usando su maná—. ¡Te gusta más Sangah!
Oh, mis bebés. Sí, sí, son todos bonitos.
—Me gustan Hwanhyun y Sangah por igual.
En ese momento, sentí un escalofrío y me puse nerviosa, mis instintos no fallaron, un instante después, tres muñecos de tela salieron volando al cielo.
—¡Atrápenlos!
El tercer príncipe, Kim Hwansung seguía haciendo su jugada, aun cuando dentro de tres años seré una adulta y él, a sus quince años, se convertiría en el hombre más joven en tomar el cargo de Séptimo Batallón de la Noche.
Hwankhyuk y Sangah me vieron corriendo feliz, tras la muñeca, así que, sin saber si era bueno o malo, me imitaron. Sin embargo, yo ya no capturo la muñeca.
—¡Hermano, no puedo…!
—¿Por qué? ¿Tienes el período hoy?
—Oh, Dios mío, no es así… —dije, queriendo golpearlo en esa cara inocente.
—Está bien, te dejaré libre hoy.
Hoy lo había logrado, pero necesitaba esforzarme hasta que no lo hiciera nunca más.
—¿No estabas entrenando? ¿Por qué has venido a visitarme?
—Sorprendida ¿eh? El entrenamiento no es divertido. Quiero jugar con el perro.
—¡Oye! ¡Toma! Lo tengo. Hice un buen trabajo, ¿verdad? —Hwanhyuk y Sangah se rieron a carcajadas
Hwansung enderezó los hombros y levantó la barbilla en alto como un general, yo quería golpearlo en el estómago.
—Hermano, tengo una duda.
—¿Qué es?
—Como capitán del Séptimo Batallón de la Noche… ¿Mis puños te lastimarían?
—¡Por supuesto que no! Tu puño no dolerá.
—¿Incluso si no usas tu maná?
El maná era algo que surgía por sí mismo para proteger a su dueño, sin embargo, también podía bloquearse, aunque eso era demasiado peligroso.
—Bueno, eso es… —Tosió.
Tal vez si le dolerá, es una persona hecha de huesos y carne, después de todo.
—Vamos… Es una gran noche, he sido reconocida… —Saqué mi último recurso y lo llamé como a él le gusta—: Hermano, no insistiré, debe ser duro que te pegue una chica sin maná, aunque seas muy fuerte.
Kim Hwansung estiró el pecho.
—Eso es. Golpéame, porque no soy débil en absoluto.
—No, no puedo hacer daño a mi hermano. Si mi hermano se lastima, mi corazón dolería —mentí, yo quería golpear a ese idiota desde hace doce años.
—He dicho que me golpees.
—¿Cómo se podría atrever una humilde chica a tocar el cuerpo celestial de su hermano? Una chica nunca podría hacer algo tan profano.
Quería que me obligara a golpearlo y así evitar alguna reprimenda.
—Es una orden —estalló—. ¡Golpéame! ¡Golpéame! ¡O te mataré!
Como buena mujer, obedecí y lo golpeé con todas mis fuerzas. Recibió el impacto y de inmediato usó su maná para volar desde la ventana de mi habitación, en el piso once, hasta el suelo.
♦ ♦ ♦
Al entrar en el jardín exterior del edificio, Kim Hwanseong miró a su alrededor antes de exclamar:
—Oh, pensé que iba a morir. —Se quejó por el dolor. Sacudió la cabeza y agregó—: Debe ser muy incómodo ser una mujer sin maná.
¿Hmm? Algo no está bien. —Inclinó la cabeza—. Fue solo por un corto tiempo, pero sentí que la pureza del maná había aumentado un poco, me volví más fuerte.
—Oh, bueno, es solo una sensación.
♦ ♦ ♦
—¡Hermano! —lo llamé desde la ventana—. Si te vas sin despedirte, me duele el corazón.
Kim Hwansung subió flotando, como si tuviera alas. Eran las once de la noche, su rostro, a la luz de luna era muy bonito, sonreía tan intensamente que incluso dejaba ver sus encías.
—Hasta mañana —dijo y me besó en la frente. Cerré los ojos—. Buenas noches. Nos vemos en la fiesta.
Claro, habría una fiesta familiar por primera vez en el palacio. Una celebración, dirigida por el rey, en la que se reunirían príncipes, reinas y princesas.
—¡Sí, hermano!
♦ ♦ ♦
Kim Hwansung sonrió, aunque fingió estar molesto para que la princesa no viera su alegría, sin embargo, su cara estaba muy roja.
Kim Hwansung volvió a bajar al suelo.
—Definitivamente es más fácil usar el maná —declaró cuando estuvo en el suelo—. Fue poco tiempo, pero definitivamente me sentí fuerte.
Eligió pensar en ese problema en el futuro y centrarse en la fiesta familiar de siguiente día..