¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 28: El engañador y el engañado (2)

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


Cordelia y Christina dejaron al hombre por ahora y se dirigieron hacia la tienda en su carruaje.

Cuando Emina abrió la puerta, el hombre, que acababa de regresar, salió con rapidez de la parte de atrás:

—Siento haberlas hecho esperar.

No había pasado un día desde que visitaron esta tienda y tenía el mismo aspecto que ayer.

La única diferencia era que había un joven allí que no estaba ayer. Llevaba ropa bonita y estaba hablando con la mujer mientras sostenía materiales. Esa persona era probablemente el mayorista.

El joven y la mujer miraron hacia la entrada cuando escucharon al hombre saludar a los clientes. La mujer sonrió al verlas y les dio la bienvenida, pero el chico se quedó helado.

—¿Eh…?

Entonces, una pregunta se filtró de Christina.

—¿Tú… Ted? Eres Ted, ¿verdad? ¿Por qué estás aquí?

La confusión del joven también se transmitió a la joven. Abrió la boca, pero no salió ninguna palabra.

—¿Cuñada?

—¿Qué pasa, Donnelly? ¿Conoces a esta clien…?

Sin embargo, el joven empujó a Cordelia y a Christina y salió corriendo de la tienda antes de que la mujer pudiera terminar su pregunta.

—¡¿Espera?!

Christina persiguió de inmediato al hombre a pesar de su estado.

—¡¿Cuñada?!

Cordelia tardó en reaccionar. Sin embargo, no podía ignorar esto a pesar de que se había retrasado.

—¡Emina!

—Entendido.

Sin dudarlo, salió de inmediato de la tienda para perseguir a su cuñada.

La niña la buscó con rapidez. Entonces, la vislumbró a la derecha, pero su figura se alejaba cada vez más.

Cordelia corrió al instante tras ella, pero Christina era más rápida de lo que había imaginado. Era como si hubiera mentido cuando dijo que le dolían los pies ayer.

¡Llegué tarde, pero solo fue un momento!

¿Se trata de una descarga de adrenalina? No, eso no importa ahora. Podría alcanzarla si me quitara los tacones, pero hoy llevo correas. Podría alejarse aún más de mí mientras me los quito.

¡No puedo alcanzarla así!, concluyó Cordelia y miró a Emina para pedirle que se adelantara, pero Emina tenía otra idea.

—Señorita, por favor, ten cuidado, voy a aumentar nuestra velocidad —dijo su doncella, mientras cantaba en voz baja, entonces la niña sintió que sus pies se repelían del suelo.

¿Esta es la magia de Emina?

Su cuerpo se volvió de repente más ligero, y se volvió más rápido tal y como lo había dicho Emina. Sentía como si la empujaran desde el suelo. Sin embargo, su equilibrio era delicado, así que se caería al suelo si no tenía cuidado.

¡Podemos alcanzarla así!

No me voy a caer, se dijo y se concentró en perseguir a su amiga.

Christina persiguió al joven por un camino estrecho sin dudarlo.

¡Desearía que te quedaras en las carreteras grandes…!

Estaba a solo una calle de la avenida principal, pero no había mucha gente alrededor. No parecía un lugar peligroso, pero se sentía ansiosa al no ver a nadie alrededor mientras perseguía a alguien.

—Está bien, señorita. Si seguimos por este camino…, entonces llegaremos a un callejón sin salida.

Poco después, Cordelia alcanzó a los dos tal y como Emina dijo que haría. Christina estaba sin aliento, pero aun así se precipitó hacia el joven que estaba perdido.

Puede que siga huyendo aunque sea un callejón sin salida.

Cuando Cordelia pensó eso, un fuerte sonido vino de detrás de ella y una figura apareció. Miró hacia atrás asustada y vio un muro de barro casi tan alto como Emina. Llegó a la conclusión de que su doncella había bloqueado el camino porque tenía las manos levantadas.

Así que Emina es buena con la magia que manipula la tierra…

La aceleración de antes era probablemente la misma. Su acompañante solía ser una noble, así que seguro tenía mucho poder mágico. Por lo tanto, no sería extraño que ella pudiera lanzar magia.

Por otro lado, el joven vio su magia y se quedó petrificado.

—Señorita Cordelia y Emina. Siento haberme precipitado por mi cuenta.

—Está bien. ¿Quién es esta persona…?

Christina estaba sin aliento y estaba de espaldas a ambas, así que la niña no podía ver cuál era su expresión. Pero, por su voz, pudo saber que estaba tensa.

—Es el hijo del ejecutivo de la asociación de producción y fabricación de la seda de flora… ¿Qué significa esto, Ted?

El joven llamado Ted arrugó la cara. Parecía un niño malcriado. Esto no se solucionaría de forma fácil si era uno de los miembros involucrados en la distribución de sedas de flora falsas. Apretó los labios en una línea y se quedó callado durante un rato. Luego, al final levantó la vista y habló.

—¡No estoy haciendo nada malo…! ¡Es él…!

Cordelia pensó: Esto es malo, cuando vio la mirada en sus ojos, el muchacho puso su mano en su bolsillo y se impulsó hacia delante.

La niña lanzó una semilla que había escondido en su puño hacia él que se acercaba con rapidez a Christina. Ella activó su magia, y la planta creció rápido. La enredadera envolvió el brazo de él y el cuchillo cayó a sus pies con un fuerte golpe.

—No te confundas, es en defensa propia.

Cordelia extendió su mano derecha y declaró.

Christina le hizo una pregunta a Ted mientras él permanecía en silencio.

—¿Estás involucrado con las falsificaciones?

No respondió.

—Dime, Ted Donnelly. Si estás involucrado, entonces eso significa… que tu familia también está involucrada en este fraude, ¿verdad? Si estoy equivocada, entonces niégalo.

Su voz temblaba un poco, pero llena de determinacion. Daba la impresión de que estaba tratando de suprimir todas sus emociones para poder mantener la calma.

Sin embargo, como Ted no respondió, Cordelia fue la siguiente en hacerle una pregunta.

—Analicé la seda en mi casa. Me dijeron que fue producida en Flora. No sé nada más… Es tuya, ¿no?

Christina ensanchó los ojos y Ted puso una mirada aún más amarga.

—Si hubiera nacido noble como tú…, no habría tenido que hacer algo así.

—¿Noble? ¿De qué estás hablando?

La voz de Ted era tranquila, pero eso no significaba que no pudieran oírle.

Christina frunció el ceño y le pidió que lo repitiera, entonces él sonrió de forma torcida.

—Soy el que está vendiendo la seda tejida mixta de Flora. Quería dinero.

—¿Dinero?

—Sí. Por supuesto, hemos obtenido más ingresos que la media de la Capital Real gracias a la seda de flora. Pero, eso no es suficiente… Quiero medicina que solo podría ser comprada por la gente rica.

—¿Medicina que solo pueda ser comprada por gente rica?

Las voces de Christina y Cordelia se superpusieron. Ted las miró con desprecio y continuó.

—Puedo comprarla si soy rico, ¿verdad? La medicina para los síntomas pronósticos de la Fiebre Oscura.

—¿Qué?

—¡Pero tengo que comprárselo a gente peligrosa porque no somos ricos…!

Fiebre Oscura.

Cordelia también conocía esa enfermedad.

Era la causa del “Invierno Oscuro” que habría sufrido cuando tenía tres años. Aquel año fue una epidemia, pero eso no significaba que la enfermedad hubiera desaparecido desde entonces. Aunque no era algo que no pudiera curarse, había algunos que morían, según sus síntomas, y otros que quedaban paralizados. Por supuesto, la gente ha estado investigando y la medicina siguió mejorando, pero no tenían ninguna que pudiera curarla por completo, ya que los síntomas variaban de un año a otro.

Pero, ¿cómo se ha enterado?

A juzgar por la forma en la que actuaba, ella podía decir que alguien importante para él tenía la enfermedad y ahora sufría los síntomas del pronóstico. Pero no entendía por qué declaraba lo que hacía.

—Nunca había oído hablar de esa medicina —dijo Christina con voz confusa.

—Mentira. Si realmente no lo has hecho, es que no lo conoces.

—No es solo la cuñada. He tenido esa enfermedad antes, pero nunca he oído hablar de esa medicina. La respuesta no cambiará aunque preguntes a los médicos del Palacio Real.

Cordelia continuó ya que Ted no creía en las palabras de la otra chica.

—Si esa medicina existiera, los nobles ricos no habrían muerto por la fiebre oscura. Pero, lo hacen. Los niños con mucha energía son más propensos a padecer enfermedades graves, mueren o sufren síntomas de pronóstico.

El joven sacudió la cabeza y volvió a murmurar.

—Mentiras.

La niña siguió hablando mientras lo observaba.

—Por supuesto, no puedo negar que los nobles están en un mejor ambiente para el tratamiento. Incluso pueden probar las últimas medicinas. Pero, la que deseas no existe todavía. Si alguien te dijo que sí, entonces te engañó.

—¡¡Mentiras!! Esas personas querían mucho dinero por adelantado, así que no reciben nada de valor por todo eso…

—¿Incluso si eso es lo que te dijeron para engañarte?

Ted jadeó ante esas palabras.

Cordelia sabía que lo estaba mirando de forma implacable. Podía simpatizar con él, pero no podía ignorarlo. Tenía que escuchar lo que tenía que decir, ya que podía haber gente que lo engañara, y podía estar realizando espionaje industrial con productos falsos.

—Porque ellos… me contaron una historia sobre cómo un niño mejoró después de tomar el medicamento…

—¿No encontraste nada raro en lo que te contaron?

Ted se quedó callado ante esa pregunta y Christina le habló.

—Te han engañado.

—¡¡¡Ack…!!!

Ella lo miró con simpatía, a diferencia de Cordelia, que le sacudió la conciencia y le sacó la culpa que tenía.

—Entonces… ¿Por qué engañé a la gente… ? Pero, porque…

Ted continuó soltando disparates. Sus emociones se habían descontrolado por completo. Su esperanza había desaparecido, se sentía culpable y desconfiado.

No esperaba nada bueno de esto…, pero esto es de verdad desagradable.

Sintió que le hacía una pregunta a Ted de forma comercial.

—Me pregunto cuánto has vendido. La cuñada solo se dio cuenta este año. ¿También has vendido más antes?

—No…, no lo hice.

—¿De verdad?

—¡Es cierto! Les di el anticipo hace tres años, y es cierto que planeé esto. Pero no es fácil engañar a la asociación. No se lo dije a papá, así que… mandé a hacer las sedas, pero no fue suficiente para vender. Incluso ahora, no he vendido a ninguna otra tienda excepto a esa.

—Si eso es cierto, el daño es mínimo… ¿Sabe esa tienda que son falsificaciones?

—No lo sé. Pero… no parecen que lo sepan por nuestras conversaciones. Otra persona vino conmigo a contarles lo de la ruta de distribución, y nunca me han preguntado por ello directamente. No lo he hecho…

Ted recuperó el sentido común y tanteó hacia el final.

No parece que esté mintiendo, pensó Cordelia. Es un gran actor si esto es una mentira. Pero, hay algo extraño.

—Si eso es cierto, entonces es extraño.

—¿Estás diciendo que mis palabras suenan a mentira porque he engañado a la gente…?

—No. Anoche pensé en esto, la escala de este fraude es demasiado pequeña. No entiendo el motivo que hay detrás.

Ted ensanchó los ojos. Christina, por su parte, estuvo de acuerdo.

—Tienes razón.

La niña le explicó al joven que estaba confundido.

—Vender a una tienda… Es una forma rara de decirlo, pero no vale la pena el riesgo de prepararse para algo tan problemático. También es extraño que dejen que alguien como tú opere el fraude, ya que lo dirías todo. Los ladrones que te engañaron son competentes.

Nadie le respondió.

—Sin embargo… —continuó—, este no es el lugar para tener una conversación como esta. Movámonos… a otro lugar.

Un fuerte escalofrío recorrió su espalda y no pudo continuar con sus palabras. Miró en dirección a la presencia.

—Esto es sorprendente. Me han encontrado, a pesar de haber ocultado mi presencia.

¿Desde cuándo?

Una persona que no había estado aquí cuando llegaron por primera vez estaba mirando a Cordelia desde lo alto de un edificio. Por el sonido de su voz, llegó a la conclusión de que era un hombre joven, pero tenía la capucha baja sobre el rostro, por lo que no podía ver sus rasgos.

Sin embargo, se sintió inquieta porque su voz, que no sonaba animada, había llegado hasta ella, aunque estaba lejos.

—¿Quién es usted?

No preguntó en voz alta. Pero, parecía que la persona la había escuchado con claridad.

—Desafortunadamente, no tengo un nombre que debas recordar. Deberías saber qué tipo de persona soy por la mirada de Ted, ¿verdad? Mira, mira.

Le instó y ella miró la cara del joven mientras permanecía en guardia. Ted no podía ver al joven desde su posición, pero se puso pálido al escuchar su voz.

—¿Tu eres el que lo incitó? —dijo la niña, en nombre de Ted.

Ha estado escuchando esta conversación desde el principio. También estoy segura. Pero entonces esto sería más difícil de entender. ¿Por qué el cerebro salió a propósito cuando no era necesario? Podría entenderlo si fuera un idiota, pero no puedo declarar eso, ya que el sudor frío está corriendo por mi espalda. Puedo sentir una presión invisible.

—No fui yo quien lo incitó. Los que lo hicieron fueron capturados, ya ves. Yo soy el que toma el relevo de ellos.

—¿Qué quieres decir…?

—Mm… No sería interesante que te lo dijera. Bueno, da igual. Los que incitaron a ese chico fueron los idiotas que te enviaron a una niña pequeña y consiguieron que se les diera vuelta la tortilla. ¿Lo entiendes?

El joven continuó divertido.

Lara… ¿Entonces eso significa que Ted también fue engañado por ese Gremio Oscuro…?

El joven seguro adivinó lo que Cordelia estaba pensando y parecía aún más divertido mientras hablaba.

—Parece que lo entiendes, señorita de la Casa Pameradia. Después de todo, ese incidente ocurrió porque usted les dio instrucciones. Pensé que era un hecho extraño, ya que el Conde y los caballeros no recibirían a una chica sospechosa… Pero la verdad era que tú estabas detrás de ello.

—Como sabes esto, entonces eres su cómplice.

—Es un poco humillante ser llamado su cómplice. Pero bueno, admito que no está lejos de la verdad —dijo, mientras saltaba del edificio.

A pesar de la altura, no recibió impacto al aterrizar. Comenzó a caminar hacia ellos paso a paso.

—Oh, no tienes que preocuparte por si hago daño a esa chica en el futuro. No estoy interesado en ella, y no conoce bien la organización. No parece que vaya a ser útil aunque la obligue a volver, y es una molestia deshacerse de ella.

El hombre caminó con naturalidad y se acercó a Ted.

—Yo tampoco me he presentado adecuadamente a Ted. Soy alguien de la clandestinidad, lo mismo que la gente que te introdujo en el trabajo. No sé cuánto sabes, pero has cruzado un puente peligroso.

—¡¿Qu…?!

—Bueno, las chicas ya lo han dicho, así que es un poco tarde para decirte esto. No hay medicina y te has lanzado a las llamas sin razón, Ted. Los idiotas que te invitaron iban a meter las manos en la seda de la flora real.

Ted se quedó sin palabras, y el joven dio unas palmaditas en el hombro como si quisiera consolarle. Sin embargo, la voz del hombre no coincidía con sus acciones, y no ocultaba lo feliz que estaba.

—Si eso es cierto, entonces Ted no tendría que hacer las falsificaciones después de que esa gente fuera capturada. Y nadie querría hacerse cargo. No me importa este plan, puedo aplastarlo en cualquier momento… Me enteré de que la hija de la Casa Alcott, que está conectada con la Casa Pameradia, olfateó las falsificaciones, así que vine a jugar.

—¿Jugar…?

Cordelia frunció el ceño ante la palabra que no encajaba. En contraste con la voz dudosa de ella, el hombre reía cada vez más contento.

—La cara de un chico que ha abandonado su orgullo y se ha ensuciado las manos, y la niña que enterró a la gente del Gremio Oscuro aunque fueran subalternos. Pensé que sería interesante verlos a los dos como un conjunto. Estoy muy contento de que haya resultado como esperaba. Es barato, pero no es una mala obra.

El hombre aplaudió como si estuviera disfrutando de esto como público y Christina intentó dar un paso adelante. Pero, Cordelia la detuvo de inmediato. El hombre, de forma extraña, consintió al ver eso.

—Sí, tienes un buen juicio después de todo. Me gusta mucho cómo no te lanzas, aunque haya alguien vil delante de ti.

—Me sorprende que te des cuenta de que eres vil.

—No es que lo sea, es que me doy cuenta de que la gente me ve así.

Cordelia le había contestado, pero le costó todo lo que tenía pensar en lo que debía hacer. Si se basara solo en sus sentimientos, entonces querría atacarlo. Pero no podía leer sus habilidades en absoluto. Presentía que no tendrían una oportunidad.

No quiero huir. Pero, ni siquiera puedo encontrar una apertura para hacerlo en primer lugar.

Estoy segura de que Emina está buscando una oportunidad. El hombre se dirigió de nuevo a Ted mientras Cordelia pensaba eso.

—No tienes que tener miedo, Ted. Lo he dicho, ¿no? Quiero verte desesperado. Por supuesto, te desesperarás más si tienes que enterrar a tu preciosa hermana… Pero otras personas te verán así, así que no me interesa realmente.

El hombre dijo mientras empujaba su capucha hacia atrás.

Lo que apareció fueron unos ojos de zorro rojo.

¡¿Ojos rojos…?!

Cordelia jadeó.

Había gente fuera de la Casa Pameradia con los ojos rojos, pero en efecto era la firma de su Casa.

—Señorita de Pameradia. No, ¿está bien que te llame Cordelia? Eres realmente interesante. ¿Por qué no juegas conmigo? Será divertido.

—¡DEJA DE HACER EL TONTO!

La refutación de Cordelia se superpuso a la de Christina. La niña jadeó porque la muchacha lo había dicho con mucha fuerza. La joven se puso roja y levantó la voz, lo que no se ajustaba a su aspecto.

—No es que no entienda todo lo que dices. Pero, incluso yo sé que eres una persona terrible. ¿Qué? Haciendo que la gente se entristezca… Seguro que Ted hizo algo malo. Pero, ¿por qué diablos quieres verle sufrir? Además, la gente ha sido engañada por la falsa seda, ¿sabes?

Pero las palabras de Christina solo sirvieron para entretener más al hombre.

—Vaya, así que sí entiendes señorita de Alcott. Solo disfruto cosechar lo que siembro, y la culpa es del comprador por no ser capaz de darse cuenta de que es seda falsa. ¿La gente suele confundir lo que quiere con imitaciones? Lo cuestionarían si fuera increíblemente barato, ¿no?

—¡Ya basta!

—No grites. Tampoco es que esté bromeando. Pero, si quieres entonces podría… —dijo el hombre, mientras sacaba su espada de la cintura.

Cordelia no sintió ninguna intención de matar en él, pero era probable que no dudaría en herirlos. Ella no entendía a qué se refería con “broma”, pero se daba cuenta de que la situación estaba empeorando. No era una simple amenaza.

La niña aún tenía algunas semillas de flores ocultas, así que no era como si no tuviera los medios para defenderse de su espada. Además, pensó que Emina podría usar magia defensiva, ya que podría producir ese muro de barro. Pero no sabía si eso era suficiente, porque su oponente era alguien del bajo mundo.

Pero no podemos seguir quejándonos. No es que pueda depender de un príncipe mientras esté en peligro.

Cordelia se convenció a sí misma y adoptó una postura.

Solo se un poco de defensa personal básica, es muy frustrante oirle. Me sentiré bien solo con… golpearlo aunque sea una vez, ¿no?

Si no puedo escapar, entonces todo lo que puedo hacer es tomar la ofensiva. No tuvo nada más que temer cuando pensó eso.

Sin embargo, el joven no blandió su espada.

—Qué pena… Parece que nuestro tiempo de juego ha terminado.

El joven entrecerró los ojos al decir eso y saltó hacia atrás. Casi al mismo tiempo, Cordelia sintió que el viento pasaba a su lado. El muro que hizo Emina debería estar detrás de nosotros… Pero cuando pensó eso, una espada ancha ya estaba justo delante de ella.

—¡Hermano!

—¡Joven Cyrus!

Cyrus debería estar en el castillo en ese momento, pero definitivamente estaba frente a ella. Su hermano las miró ambas, pero no les habló.

—Emina, buen trabajo.

Él solo dijo una frase. Es probable que, Emina hubiera… llamado a mi hermano con su magia.

Cordelia escuchó que alguien corría hacia ellos. Eran los caballeros que venían con él.

Incluso en una escena como esa, ella no sintió que Cyrus estuviera agitado por mirar su espalda.

—Sacar la espada en la ciudad está prohibido.

—Sí, lo sé. Pero no quiero seguir la ley.

Cyrus informó al hombre sin rodeos, y éste confesó.

—¿Sabes? La ley no es algo que deba seguirse. El Reino solo declaró que “Si rompes la ley entonces serás arrestado”. Así que eso significa que no tiene nada que ver conmigo, ya que no me atraparán.

—¿Va a huir?

—Por supuesto. No tiene ningún mérito pelear contigo.

El joven habló con suavidad, mientras corría por la pared y llevaba a la cima del edificio. Eso no era algo que pudiera hacer una persona normal.

—Va a pasar los muros del castillo. Mensajero, date prisa.

Cyrus instruyó en voz baja, pero con firmeza, al caballero que estaba detrás de él. Entonces, comenzó a perseguir al hombre justo después de que terminara de hablar.

Él se giró un segundo, y pareció que su boca se movía, pero no tuvo tiempo de pedirle que se repitiera. Cyrus y el hombre ya habían desaparecido de allí.

Las piernas de Christina cedieron cuando los dos desaparecieron.

—¡Cuñada!

—Lo siento… por fin puedo relajarme.

—No me sorprende.

No se habian preparado para una situación así al decidir ir a la tienda. Sin embargo, Cordelia no encontraba las palabras adecuadas.

Entonces, una voz las interrumpió.

—Disculpen.

Era una mujer caballero.

—¿Están ustedes heridas?

—No.

—Perdón por la tardanza en las presentaciones, soy Clarice Keighley, y trabajo con el subcomandante.

Christina estaba confundida, pero sonrió a la mujer que acababa de presentarse y se inclinó.

Clarice las miró.

—Lo siento, pero ¿puedo preguntar qué ha pasado? Nos gustaría que nos contaran lo que ha sucedido aquí.

—Desde luego. Pero, ¿podría… llevar a mi compañero conmigo?

Christina desvió su mirada hacia Ted. Clarice respondió.

—Por supuesto.

Cordelia perdió la oportunidad de responder pero concluyó que estaría bien ir con ella. Así que no se atrevió a preguntar…

—Mm.

—¿Pasa algo?

—Él…

¿Debo llamarlo el “joven” o “sospechoso”? ¿Quién es él? Cordelia no estaba segura de cómo redactar esto y Clarice sonrió.

—También hablaremos de eso en el castillo.

—De acuerdo…

En efecto, puede que no sea algo de lo que podamos hablar aquí. Cordelia entendió y aceptó… Pero, se sorprendió.

¡¿CASTILLO?!

Esta conmoción era lo suficientemente grande como para que Cyrus se ocupara de ella como parte de sus obligaciones. Eso no era sorprendente. Fue grosero de su parte, pero era un lugar en extremo desafortunado para ella.

Espero que no pase nada. ¡Espero no ver al Príncipe…!

A diferencia de lo que sintió cuando se encontró con el joven de antes, Cordelia temía por su vida.

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