¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Epílogo: Un regalo para ti

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


[POV Gille/Sylvester]

Cuando los artículos sobre la Fiesta de la Fundación desaparecieron del periódico, por fin encontré algo de tiempo libre. Por fin, pensé mientras invitaba a Vernoux.

—Vernoux, ¿quieres ir a la ciudad?

—¿A la ciudad? De acuerdo, ¿pero vamos a decírselo a Clay antes de irnos?

—Quería volver antes de que se dé cuenta de que nos hemos ido.

Sus habilidades para la gestión de crisis y la adhesión a sus principios son genial, pero yo necesitaba tiempo como “Gille”. Como prometí, me porté bien durante el Festival de la Fundación, así que quiero que pase esto por alto… pensé, pero tenía la sensación de que terminaría regañándome al descubrir que me estaba escabullendo.

Me sentí mal por él, pero tenía muchas ganas de salir ahora que tenía tiempo.

Por supuesto, quería ver la ciudad ya que hace mucho que no voy, pero tengo un objetivo.

Es casi el cumpleaños de Dilly, así que de verdad quiero encontrar su regalo de cumpleaños.

Vernoux nunca se había preocupado por eso, así que no sé la fecha exacta.

Sin embargo, el verdadero nombre de Dilly es “Cordelia Enna Pameradia”.

Como su segundo nombre era “Enna”, su cumpleaños debería ser dentro de tres o veinte días. Mucha gente no tenía segundo nombre, pero los que lo tenían llevaban el nombre de la deidad guardiana relacionado con su fecha de nacimiento, así que no debería equivocarme.

No me había dado cuenta de eso porque tenía una impresión muy fuerte de las palabras “Cordelia”, “Dilly” y “Pameradia”, pero lamenté haber perdido la oportunidad de enviarle un regalo por su cumpleaños en cuanto me di cuenta de ese hecho.

—Vámonos.

—Gracias.

Vernoux parecía indeciso, pero parecía confiado de que no nos iban a atrapar. Y tal vez no le importaba si le regañaban.

Cuando se acercó a donde yo estaba, me puso la mano en el hombro y murmuró. No podía oír lo que decía, ya que era magia hablada en lengua antigua, transmitida en la casa Flantheim. Sentí su magia cubriéndome con suavidad. Mi pelo seguro había cambiado de negro a un color más claro.

Se me daba bien escabullirme del castillo, así que fui con Vernoux y me escabullí con mi máscara. Por suerte, solo él y Dilly la conocían. Como nadie más lo sabía, podía ocultar mi presencia con facilidad con mi magia.

Llegamos a la ciudad y fuimos directo a un callejón desierto. Me quité la máscara y la guardé en mi bolso para que nadie la encontrara.

—¿Has decidido adónde quieres ir?

—Sí. Más o menos. Me interesan algunas tiendas.

—Entonces, vamos.

También obtuve el permiso de Vernoux, así que me dirigí a una tienda sin dudarlo.

Pero no pude encontrar lo que quería, incluso después de visitar dos tiendas. Entonces, en la tercera…

—Creo que me exigirá que le escriba cartas si le doy artículos de papelería.

—No…, no lo hará.

¿Cuál será el más bonito? Terminé en un rincón forrado con varios papeles mientras miraba alrededor.

—Dicho esto, una tarjeta de cumpleaños sería inútil más tarde…

—Bueno, ya no la necesitas después de haberla leído una vez.

—Espero encontrar algo que se adapte a ella…

—De todos modos, ¿deberíamos cambiar de tienda?

Vernoux contestó con voz ronca cuando le hablé, pero parecía que ya no aguantaba más, así que dio por concluida la conversación.

En realidad, también dejamos la primera y la segunda porque él había dicho eso entonces… Ladeé la cabeza cuando me lo dijo por tercera vez.

—¿Pasa algo?

—No, me parece increíble cómo has podido registrar con tranquilidad esta tienda. Estamos llamando mucho la atención.

En verdad la gente nos mira bastante, pero no era nada comparado con la atención que recibo cuando actúo como el Príncipe.

Y había dicho: “Esta tienda”, pero era normal y corriente. Era un poco diferente de las que suelo frecuentar con él, porque estaba dirigida a las mujeres, y el interior era rosa y naranja. Así que pensé que encontraría algo que le gustaría a Dilly… Pero él parecía muy incómodo.

—Mm…, he mirado alrededor, pero nada destaca.

—Ok. Entonces, vámonos.

Me siento muy decepcionado, pero no puedo hacer nada si no encuentro algo que darle. Vernoux sonríe un poco impaciente y da un gran suspiro cuando salimos de la tienda.

—Gille…, ¿de verdad te parece bien esa tienda?

—Por eso te he preguntado qué te preocupa.

—Más que preocupado… por lo general no serías capaz de mantener la calma en una habitación llena de peluches y encajes, ¿verdad?

—¿Hmm? Bueno, estoy buscando algo para Dilly.

¿Tiene Vernoux otra buena idea? Él sacudió la cabeza como si estuviera cansado.

—No, no importa.

—Parece que no entiendes algo.

—No lo entiendo, pero sentí que tenía que responder porque eres tú.

—¿Hm?

De verdad no entendía mi razonamiento, pero parecía que quería hacerlo.

—Los productos horneados de la tienda de la esquina son tu regalo de hoy, Gille.

—Sí, de acuerdo. ¿Vamos ahora?

—Claro. Yo también quiero tomarme un descanso.

Ahora mismo me acompañaba en mi viaje de incógnito, así que no me importaba invitarle unos dulces.

Me preocupaba no haber encontrado todavía un regalo para ella, pero también tenía hambre, así que nos dirigimos a la tienda de dulces en la que Vernoux quería comer.

Los dulces que vendían en esa tienda eran duros y no se servían en el castillo. Vernoux y yo nos sorprendimos la primera vez que comimos allí, pero nos volvimos adictos a ellos y los tomábamos cada vez que íbamos a la ciudad.

El empleado colocó los dulces en la bolsa y nos sentamos en un banco. Observamos a la gente que paseaba por la calle mientras comíamos. Tenía un sabor sencillo, así que de seguro comería mucho si fuera un poco más suave.

—Tengo sed.

—Yo también. Vamos al siguiente sitio.

Había muchas tiendas en el bazar con frutas y una de zumos. Esa tienda era nuestro objetivo. Empezamos a caminar de nuevo.

En el camino, Vernoux preguntó de repente.

—Oye, quiero preguntarte… ¿Cómo enviaras ese regalo?

—¿Eh?

—¿Lo estás enviado como “Gille”? ¿O con tu nombre real?

Jadeé.

¿Cómo Gille o como Sylvester?

—La respuesta es obvia. Lo enviaré como“Gille”.

La respuesta sería diferente si me hubiera preguntado como quién quería enviar el regalo, pero la respuesta a esa pregunta ya estaba fijada. No podía enviarle un regalo como Sylvester. Dilly estaría desconcertada.

—Eso es difícil. Tú también, puedes decírselo ya. Han pasado cuatro años, ¿verdad? —dijo Vernoux, cuando llegamos al bazar y pagamos el zumo. Lo había dicho con tanta facilidad, pero a mí me resultaba difícil.

—Lo haría si supiera la razón por la que me evita.

No tenía ni idea de lo que odiaba de mí. No era como si nunca hubiera pensado en decírselo cuando le escribía. Pero nunca podía escribirlo cuando pensaba en cómo nuestra relación podría terminar por eso. Y el hecho de que a ella no le guste la gente que miente se ha convertido en un peso muerto para mí.

—Siendo honesto, eres tan negativo. La quieres, ¿verdad?

Vernoux siempre hace sugerencias positivas, pensé, pero no sabía cómo responder. En especial a esa pregunta.

—Lo más probable…

Me quedé callado un rato antes de contestar, y Vernoux parpadeó un par de veces.

—¿Ah? Ah, ¿qué? ¿Lo dices ahora?

—Quiero decir que seguro que sí. Si no fuera así, no me escaparía a la ciudad para comprarle un regalo. Pero nunca me había sentido así por nadie, así que no tengo con qué comparar este sentimiento.

Por lo tanto, solo era una posibilidad.

No se me ocurrió ninguna otra palabra adecuada. De seguro es porque estoy tratando de convertirme en un adulto digno de ella. Pero no tengo la suficiente confianza.

—Eres más dulce de lo que pensaba. ¿Estás intentando darme acidez?

—¿Estás comiendo demasiados dulces? ¿Debería recetar algún medicamento para el estómago?

—Te digo que no es eso. Aunque aprecio tus sentimientos.

Vernoux hizo un gran gesto de decepción, pero yo no sabía lo que significaba. Él hablaba así a veces, pero yo deseaba que fuera franco.

—Pero, ¿amor o no…?

—¿Qué?

—Si supiera por qué me evita y lo arreglara… Todavía me preocupan muchas cosas. Y mi futuro de seguro se decidirá dependiendo de la situación.

Incluso si pudiera hablar con ella como yo mismo, Dilly de seguro se molestaría si “Sylvester” persiguiera a cierta dama. Entonces ella de seguro me evitaría de nuevo incluso antes de que nos hiciéramos amigos. Para empezar, dependiendo de la situación del reino, estoy en una posición en la que tengo un montón de propuestas de matrimonio de damas tanto dentro como fuera del reino.

¿No se me están yendo un poco de las manos mis pensamientos? Reflexioné. ¿Qué sentido tiene pensar en proposiciones de matrimonio?

—Me preguntaba qué dirías… ¿Pero qué sentido tiene decir cosas tan triviales?

—Triviales, dices…

—No importa cómo acabe la situación. Tú y tu padre son los que deciden cómo va a ir la situación. Todo el mundo se preocupa por su futuro.

—Pero…

—No pongas esa cara tan irritante en este mundo tan pacífico. Solo tienes que pensar en cómo nos utilizarás. Eres de verdad estúpido —dijo Vernoux y se rió—. ¿Me equivoco?

—No…

Me quedé sin palabras porque se había negado. Pero esto era demasiado diferente a mis pensamientos, así que no pude decir nada para darle la razón.

—¿Qué? ¿Quieres negarte?

—No… Oh, ¿pero hay algo que te preocupe Vernoux?

Tengo que responder. La respuesta con la que había contestado después de pensarlo mucho sonaba como si intentaba distraerle. Pero Vernoux era bueno en no romper su expresión.

—Oh, sí que me preocupa. Me preocupa el largo sermón que nos dará Clay cuando volvamos.

—Ja, ja, eso es un asunto serio.

Me eché a reír porque Vernoux había dicho algo que no debería haber dicho. Vernoux nunca había escuchado las conferencias de Clay en serio, así que era imposible que le preocuparan.

—Tendré que aprender a esquivar el tema como tú, Vernoux.

—¿Soy siempre sincero?

—Ah, gracias. Entonces, ¿podría decir algo más?

—Sí, si quieres desahogarte entonces desahógate. Estoy harto de este humor pesado.

Vernoux, que bromeaba, era de confiar.

—A decir verdad, quiero conocerla más como “Gille”. Podría aprender más cosas de ella hablándole, cara a cara, que no podría aprender por muchas cartas que nos enviáramos. Y su tiempo de respuesta sería más rápido.

Yo también quería que sepa más de mí, y también quiero saber más de ella.

—Bueno…, hay algunas cosas que podrías decir porque no puedes ver a la persona. Las cartas tampoco están mal, ¿verdad?

—Qué raro. No puedo creer que me estés consolando.

Le sonreí con ironía, que tal vez había dicho eso porque sabía que le tenía envidia. Tengo un amigo tan bueno. Me está animando a pesar de que por lo general no lo hace.

Pero Vernoux parecía serio.

—Bueno, solo estoy compadeciéndote.

Por lo que parecía, no me estaba consolando. Esos eran sus verdaderos sentimientos. Si era posible, quería que me hiciera creer que me estaba consolando. Si tuviera que ser directo, diría que mi daño ha aumentado.

Aunque, me siento un poco más ligero ahora que lo he dicho.

—Ya estamos aquí, ¿por qué no vamos a ver los puestos? La última vez también compré algo interesante de allí, ¿verdad?

—Oh… Claro. Los puestos son mucho mejores que esas tiendas.

Vernoux estaba de acuerdo conmigo, así que eché un vistazo a los puestos. Encontré muchas cosas que me interesaban, pero me repetía a mí mismo que hoy iba a comprar un regalo para Dilly, así que me moví lo más rápido que pude.

Ni eso, ni esto. Mientras pensaba así, llegué al puesto donde compré la máscara.

El vendedor levantó la vista y levantó el brazo derecho.

—Hola, pequeños. ¿Están aquí otra vez?

—Sí. ¿Tienes más artículos inusuales?

—Hoy he traído un montón de productos de cristal… Pero no los rompas, ¿de acuerdo?

El vendedor parecía sano con su piel bronceada. Sonrió mostrando sus dientes blancos. Su sonrisa también podía interpretarse como “si lo rompes lo pagas”. Seguro valoraba mucho su mercancía.

—Tendré cuidado.

—Bueno, no tengo que preocuparme de que lo rompas ya que eres tú, pequeño.

Desvié la mirada hacia los productos de cristal después de que el vendedor hiciera su comentario. Había un pisapapeles con un agujero para introducir cosas, y soportes para bolígrafos. Había una gran variedad de productos alineados, pero uno me llamó la atención.

—Esto es… ¿un adorno basado en un pincel?

—Oh, es un bolígrafo de cristal. Es un artículo raro en este reino, pero puedes escribir con esta pluma de cristal.

—¿Pluma de cristal?

Repetí las palabras que nunca había oído antes, y el vendedor me miró y sujetó la pluma.

—Hay una hendidura en el plumín, ¿verdad? Cuando lo empapas en tinta, fluye por esta hendidura. Una vez que la llenas, puedes escribir media página o una entera. Tampoco está mal como decoración.

—Es preciosa.

—Estás observando el rosa. ¿Es un regalo para una chica? Ese bolígrafo de cristal viene con un bonito soporte. Pero bueno, si quieres comprar los dos, el precio no va a ser bonito.

El dueño levantó el pulgar y el índice mientras decía esto.

Ya veo. Será caro. Pero solo es caro si lo comparas con las plumas. No es algo que no pueda comprar. Seguro no tengo que preocuparme de que Dilly lo rechace porque es demasiado caro.

—¿Cómo escribe?

—¿Quieres probarlo? Las plumas de cristal están hechas a mano, así que cada una tiene un grosor diferente.

Dijo mientras sacaba un frasco de tinta y papel. Y, cuando sumergió la plumilla en la tinta, ésta fue aspirada con energía a lo largo de la hendidura. Pasó la plumilla por los bordes del frasco y luego me dio el portaplumas.

—Bueno, creo que mis artesanos hacen que todas sean fáciles de escribir.

—Gracias.

Escribí con la pluma, y en verdad era como había dicho el vendedor. La pluma se deslizaba con suavidad sobre el papel y se sentía ligera al escribir. El portabolígrafos también tenía un adorno, pero estaba creado de forma que el adorno fuera fácil de sujetar.

—Tiene buena pinta. A ti también te gusta, ¿verdad?

—Sí —dijo Vernoux, que estaba observando la interacción entre el vendedor y yo, y asintió con la cabeza.

Dilly no viene a sitios como éste, así que tal vez no sepa que existen artículos como éste. Seguro aceptaría esta hermosa pluma con la que era fácil escribir.

—Mocosos elegantes. ¿Quieren probar los otros bolígrafos?

—Sí, por favor.

Como dijo el vendedor, los bolígrafos de cristal eran todos únicos, y quiero darle a Dilly el que sea más cómodo para escribir. Que yo piense que éste es fácil de escribir no significa que ella piense lo mismo, y seguro será mejor que elija un bolígrafo con un grosor similar a los que ella usa.

—Puedes limpiar la tinta si pasas los bolígrafos de cristal bajo el agua, así que es fácil cambiar el color de la tinta.

Cuando oí eso, recordé que ella tenía mucha tinta de colores y me alegré en secreto porque se estaba convirtiendo en un regalo perfecto.

Probé diferentes bolígrafos y luego le pasé uno al vendedor.

—¿Me das este?

La punta del bolígrafo era transparente y el portabolígrafos de color rojo claro. Algunas personas podrían considerarlo incluso un tono de rosa. “Cordelia” también era una rosa roja, y el grosor de las líneas era el adecuado.

—Hay ranuras en el portaplumas, así que es resbaladizo.

—Para mí es fácil de usar, así que espero que también lo sea para ella.

—No tienes que preocuparte por eso con un producto de mi puesto.

El vendedor se rió con ganas mientras metía con cuidado el bolígrafo en un estuche.

—Viene con un soporte para el bolígrafo, ¿lo quieres?

—¿Puedo verlo primero?

—Mira, éste.

De seguro el soporte quedaba bien con el bolígrafo, ya que era un conjunto. Pero yo quería saber si era algo que quería regalarle a Dilly. El vendedor me lo enseñó, y supe de un vistazo que estaba hecho pensando en ese bolígrafo de cristal.

—Es precioso.

—Pensé que te llamaría la atención pequeño. Pero, bueno… ¿Ya has agotado tu presupuesto actual?

—¿Tienes algo más?

—Tengo un tarro de tinta. Bueno, es más caro que el bolígrafo, así que de seguro tengas que hablar con tus padres y comprobar tu presupuesto.

—¿Un tarro de tinta?

—Está por ahí. Hay unos cuantos novedosos. ¿Quieres verlos?

El vendedor sacó unas cajas blancas de detrás de él y sacó el contenido una a una.

El tarro de tinta era un poco rosado. El cristal era grueso y tenía grabada una flor en la parte delantera. La tapa tenía forma de flor. Era un objeto muy elaborado. Creo que le quedaría bien a Dilly, pero no podía tomar una decisión de inmediato.

—Creo que de seguro pondrá tinta azul ahí, así que creo que sería mejor si el color resalta más que la tinta…

A veces escribía con sepia o verde, pero el azul era su favorito.

El portaplumas era de color, pero la punta era transparente, así que no tenía que preocuparse por el color del bolígrafo.

Pero este tarro era rosa. Es bonito y raro, pero no sabía si el color resaltaría una vez metida la tinta dentro.

—Entonces, ¿qué te parece éste? Está hecho con una capa transparente y otra decorativa. Al parecer, al artesano se le ocurrió este objeto mientras contemplaba el mar. Hizo que representara las olas y los peces.

—Es genial.

—¿A qué sí?

—Pero yo quiero algo con flores. A la chica le gustan las flores.

Es un objeto bonito si lo usara y creo que a Dilly también le gustaría. Pero aún así, Dilly da la impresión de que de verdad le gustan las flores. ¿No hay algo que le gustaría más? No pude evitar pensar.

—Si quieres uno con flores, entonces tengo otros. Si quieres un tarro de tinta de color, ¿qué te parece este? Es un poco verdoso y parece el bosque, ¿verdad?

—Mm, no he dicho que le guste el bosque. Espera, no ella podría…

—Entonces…

El vendedor y yo buscamos otro tarro de tinta, pero Vernoux, que estaba a mi lado, tomó uno.

—¿No es mejor regalarle un tarro de tinta sencillo y de color claro? La línea dorada no queda mal, y no tienes que elegir una pluma a juego.

El tarro de tinta que eligió Vernoux era exquisito. Era sencillo, pero de cristal esmerilado y tenía grabada una flor. Parecía adecuado para cualquier color de tinta y pluma. Había una fina línea dorada alrededor de la boca del tarro, y aún podía ver la línea aunque la tapa estuviera cerrada.

—Es precioso.

—No pongas cara de confundido si lo vas a halagar. Se nota que quieres elegirlo tú.

—No, no puedes.

—Sí que puedo.

Vernoux lo señaló, pero yo insistí en que no. El tarro de tinta que Vernoux había elegido era precioso y le sentaría bien a Dilly. Si es algo que la haga feliz, ese serviría. Pero, quiero elegirlo yo mismo.

—Entonces, esto y aquello. Te lo envolveré. Te haré un poco de descuento ya que los han comprado juntos.

—Gracias.

El vendedor fue un poco grosero mientras ataba con cuidado una cinta a la caja. La apariencia de él atando la cinta no coincidía con su imagen. Había atado la cinta en forma de flor porque yo había dicho que a Dilly le gustaban las flores.

Lo pagué y lo metí en mi bolso.

Me alegro de haber encontrado un buen regalo, pensé, y el vendedor sonrió.

—Pequeño, deberías recordar lo que significa esta flor en el lenguaje de las flores si quieres regalarla.

—¿Lenguaje de las flores? Ah, sí, ¿qué flor es esta?

No me importaba mucho ya que me parecía bonita, pero era una flor con la que no estaba familiarizado

—Esta flor se llama Kikyo.

—Kikyo… Suena un poco extraño, ¿verdad?

—Al parecer, las raíces podrían usarse como medicina. En fin, el lenguaje de las flores. Es justo lo que necesitas ahora, ¿verdad?

Me preocupé porque la cara del vendedor decía que quería tomarme el pelo. Me puse nervioso porque parecía que se estaba dando aires. Irritante, pensé mientras le miraba con atención y esperaba una respuesta.

—En el lenguaje de las flores, significa “honestidad” y “amor sin fin”. Es bonito, ¿verdad?

Sin duda había oído sus palabras, pero mi cerebro no daba abasto.

Pero Vernoux, que estaba a mi lado, se echó a reír.

—Señor, esas palabras no concuerdan con usted.

—¿Qué estás diciendo? Esas palabras me sientan mejor que a nadie.

Los dos se divirtieron bromeando, pero yo no pude participar. En vez de eso, mi cara se puso roja.

No, Dilly seguro no se dará cuenta del significado de la flor.

El vendedor había dicho que un rasgo de Kikyo, que no se podía encontrar en este reino, es que se podía convertir en medicina, nunca dijo que es una flor con un fuerte aroma. Así que, me gustaría pensar que las posibilidades de que conozca esta flor son muy bajas… ¿O tal vez, esta flor tiene un fuerte aroma?

Pero quiero darle este regalo sin importar lo que signifique Kikyo en el lenguaje de las flores. No es que sea un mal significado. Es inútil preocuparse por ello.

Pero por otro lado, también quería que ella notara un poco esto y supiera lo que siento. No tenía intención de decirlo, pero mi enrojecimiento no desaparecía ahora que lo pensaba.

Voy a escribirle una carta junto con el regalo.

¿Podré hacerlo bien y ocultar mi inquietud?

Me tapé la cara porque parecía que iba a pasar un mal rato. Y, no podía evitar pensar que siempre estaría a merced de cualquier cosa que la involucrara.

Pero de verdad quería felicitarla, y esperaba con sinceridad que le gustara.

Aunque la carta se me hiciera difícil de escribir y solo consiguiera decir “Feliz Cumpleaños”, creo que mi deseo de querer felicitarla no se le escaparía a nadie.

Además… estoy seguro de que me arrepentiría si no la felicito, ya que la veré pronto.

Al final del Festival de la Fundición, iremos a visitar a la Bruja Verde, mi maestra en hierbas medicinales. Ella tiene un montón de hierbas medicinales y libros sobre el tema. Estoy seguro de que a Dilly le gustará. Y estoy seguro de que a mi maestra también le gustará Dilly.

Y, esperaba poder hablar con ella mucho más de lo que pude en la última fiesta.


YukiroSaori
Y así termina el tercer volumen de esta dulce historia. ¡¡Y aun el príncipe no le dice que él es Gille!! Estoy segura de no ser la única que ya quiere verlo. Muchas gracias a todos los lectores que han llegado hasta aquí. No se olviden dejarnos un comentario sobre su opinión de este volumen.

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