Traducido por Lucy
Editado por Meli
Fue extraño. Sabía que era un destino turístico famoso, frecuentado por los hombres que buscan revitalizar su maná.
—Querido hermano, ¿este es el Pozo Sagrado?
Estaba vacío. Si no fuera por un viejo cartel de madera que decía: «Pozo Sagrado», el lugar no se veía diferente a otro. Se trataba de un manantial[1] que fluía de una enorme cascada, que emergía de entre dos grandes montañas.
—Sí, por supuesto. Iré a beber agua bendita.
Kim Yushin miró al frente, como inspeccionando el lugar.
—Caballero Kim Yushin, ¿no irás también? He oído que tiene un efecto muy bueno en el maná.
—Está bien.
Su respuesta mecánica y sin entonación, me hizo preguntarme si se trataba de un robot y no de un ser humano.
—¡Aaah! —grité horrorizada—. ¡Oh, hermano!
El tercer príncipe había saltado desde lo alto de la cascada. Para una persona normal, eso sería un suicidio, pero el giró en el aire y entró en lo profundo del pozo con gran elegancia. Más tarde, me enteraría que había usado maná para evitar que el golpe lo dañara.
—Por cierto, ¿por qué hay tan poca gente…? —habló desde el fondo del agua y su voz sonó como un eco—. ¡Perro! ¿Quieres un poco de agua?
En ese momento, la expresión del caballero Kim Yushin cambió un poco y dio un paso adelante y contestó:
—Su Majestad prohibió a la princesa beber.
—Oh, entonces no hay nada que podamos hacer al respecto. Es una pena, porque el agua es deliciosa. ¡Beberé todo lo que pueda por el perro!
¡No bebería del agua en la que te has bañado!
—Hermano, soy tan feliz por ti. Por favor, toma todo lo que puedas, he oído que es muy buena para el maná.
Kim Hwansung salió del manantial, volando hacia el cielo; las gotas formaron un pequeño arcoiris que fue atravesado por un muñeco de trapo.
—¡Corre! ¡Ve por él, perro! ¡Rápido!
—Sí, hermano.
♦️ ♦️ ♦️
En las inmediaciones del Pozo Sagrado.
—¿Por qué no podemos entrar?
—Creo que un hombre muy rico lo monopolizó el día de hoy.
—¿Qué? Eso es posible?
—He oído que ofreció una cantidad astronómica por él.
—¿Y? No deberían prohibirnos la entrada, el lugar pertenece al reino.
—He oído que el rey también lo ha permitido.
—¡Vaya!. Entonces no hay nada que podamos hacer.
El rumor no era real, en realidad, el rey solo prohibió la entrada a un sitio sagrado de su reino.
♦️ ♦️ ♦️
—Su Majestad, debería haberle dicho algo importante, pero lo olvidé —intervino Alex.
—¿Qué es?
—El agua bendita del Pozo Sagrado, no solo favorece el maná, sino que es un gran estimulante en general para los hombres.
—Lo sé. Kim Sanghee no puede beberla.
¿Qué? ¿Cómo es que recuerda un detalle así? ¿Desde cuándo presta atención a las cosas que afectan a las mujeres?
El reporte que informaba que el agua bendita podría masculinizar a las mujeres, era algo que a nadie le había importado; en primer lugar, porque el Pozo Sagrado era un lugar muy costoso en el que una mujer difícilmente podría entrar.
Bueno… Incluso puso al maestro Kim Yushin a su lado. No es consciente de sí mismo. Es bastante serio.
♦️ ♦️ ♦️
El paseo no resultó tan espectacular, fue como ir a un día de campo, solo que bastante lejos. Habíamos viajado por seis horas, rodeados de montañas y pequeños ríos. Ahora estábamos de nuevo en el coche, de regreso al palacio, o eso creí.
—Oh sí, estoy emocionado.
¿Qué es lo que le divierte tanto? Quería golpearlo y borrarle la sonrisa.
—Vamos al lugar que más me gusta.
—¿Dónde es? Yo también deseo ir.
—¡El estadio!
Abrí los ojos por la sorpresa, había leído sobre esos lugares. El estadio es un sitio en donde los hombres concretan duelos. Jamás entenderé la naturaleza masculina y su necesidad de luchar para mostrar su fuerza. Su deseo de derramar sangre.
—Y resulta que… el agua me hizo sentir bastante bien…
Dejé de prestar atención, sin darme cuenta, mi mente viajó a una escena que viví con mi Jinsu en la Tierra: a él le gustaba ver los combates de artes marciales mixtas en la televisión, pero luego de suplicarle que cambiara el canal, cedía ante mí.
Sonreí con nostalgia ante el recuerdo.
Cómo te echo de menos.
—¿Por qué sonríes? —preguntó Kim Hwansung—. ¿También te gusta el estadio?
—Yo…
No, no me gusta. No soporto la crueldad que se produce allí.
—Te gusta, ¿no? No puedes odiarlo.
No podía refutar su conclusión, una vez más, vendí mi conciencia.
—Me gusta todo lo que le guste a mi hermano.
Kim Hwansung sonrió tan ampliamente que mostraba sus encías, me acarició la cabeza.
—¡Vamos!
Después de una hora, llegamos a la ciudad Michu Hall, donde estaba el estadio más grande del reino de Goryeo. Me sorprendió su tamaño, varias veces más grande que uno de béisbol. El caballero Kim Yushin me condujo a un asiento preferente, la ubicación más cercana al lugar del duelo.
Como era de esperar, los hombres se sentían curiosos por mi presencia, pero por alguna extraña razón, solo los que estaban muy alejados se atrevían a mirarme.
Un fuerte grito estalló. Los hombres, con su maná, podían elevar su voz, a la vez que protegían sus oídos, pero a mí me resultó doloroso.
¡Bastardos!
Justo cuando iba a cubrir mis oídos, el dolor desapareció. Los sonidos ya no resultaban perturbadores, eran incluso poco perceptibles, casi no podía escucharlos.
Se escuchó la voz del anfitrión:
—¡El maestro de la lucha a mano alzada! ¡¡La sangrienta batalla entre Kim Soohyuk y el gladiador occidental, Yulian comenzará pronto!!
—¿Por qué la protegiste con un hechizo? —preguntó Kim Hwansung, tenía el ceño fruncido.
—No lo sé —contestó Kim Yushin—. Es una orden de Su Majestad.
—Mi padre sigue dando órdenes extrañas. No la deja tomar agua bendita y hace que gastes tu maná al protegerla sin hacer contacto.
Ahora que mi mundo se había silenciado, los recuerdos de Han Jinsoo de aquella época feliz vinieron a mi mente, pero él ya no estaba aquí.
El hombre que se parecía a él, en este mundo, me despreciaba. No me amaba y decía palabras crueles, no como mi Jinsu, que me adoraba.
—¡Oye, perro! —gritó Kim Hwansung.
Al parecer, me había estado llamando y yo no le respondí. Me puse nerviosa, ignorar a un príncipe era una ofensa grave.
—Lo siento, lo siento. Hermano, no podía escucharte. Por favor, perdóname.
La expresión de Kim Hwansung se volvió seria.
—Estaba tan absorta en el espectáculo que no pude escucharte, no quise ignorar a mi hermano.
—¿Son tan geniales?
¿Qué? Creo que estamos teniendo un mal entendido.
—No conoces mucho y por eso te impresionas, pero yo soy mucho más fuerte que ellos.
¿De qué estás hablando?
—Soy mucho más fuerte. —Sonrió con suficiencia y desapareció por un instante.
Un momento después, me enteré que había desafiado a todos en el estadio.
Kim Hwansung estiró los hombros y levantó la barbilla hacia mí.
—De verdad. Soy más fuerte —declaró con arrogancia.
Claro, eres un genio, capitán del Séptimo Batallón de la Noche.
Y así, con una identidad falsa, el tercer príncipe se apuntó para el combate.
En el estadio anunciaron al campeón:
—¡El maestro de las artes marciales: Kim Soohyuk, es el vencedor! ¡Asombroso! ¡Movimientos extravagantes! ¡Rápido! ¡Ganó con un preciso golpe…! ¡El oponente para desafiar el campeonato de mañana, es solo un joven de quince años!
—Ese soy yo. —Kim Hwansung sonrió.
[1] La descripción del Pozo Sagrado me resultó confusa, así que dejo una imagen de cómo creo que es el lugar.