¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 40: La bruja, el conde y los recuerdos

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


Cordelia interrogó a Ronnie de camino a la tienda de la bruja mientras sostenía una cesta que contenía la magdalena.

—Dime, Ronnie, me gustaría hablar con la maestra a solas hoy. ¿Podrías salir fuera mientras tanto?

—De acuerdo.

—Eh, ¿de verdad está bien?

—He dicho que está bien… La señorita lo ha dicho, ¿no?

Ella en verdad le había preguntado, pero estaba un poco sorprendida de que él hubiera respondido tan rápido. No pensó que se negaría, pero pensó que él iba a dudar un poco. Pero Ronnie aceptó con naturalidad.

—Por supuesto, estaré esperando fuera de la tienda. Si estoy demasiado lejos, no podré llegar si pasa algo y no tendría sentido que fuera un acompañante.

—Sí, por supuesto.

—Algo debe preocuparte para que digas eso. Entonces deberías resolverlo rápido.

Ronnie se estiró y cruzó los brazos detrás del cuello. Parecía que ignoraba la tensión, como siempre. Gracias a eso, la angustia de Cordelia también desapareció un poco.

Al final llegaron a la tienda de la bruja. Ella se separó de Ronnie por ahora y entró en la tienda.

—Bienvenida, Dilly.

—Hola, maestra.

La bruja le habló en cuanto entró en la tienda. Ella puso los frascos de hierbas medicinales en el estante antes de acercarse a Cordelia.

—Gracias por lo del otro día. Fue un desastre, pero… ¿estás bien, con muchas cosas?

—Sí. Volveré a visitar la aldea de Oulu.

La bruja, que había sonado preocupada, podría haberse preocupado también por el estado físico de Cordelia cuando dijo “muchas cosas”, pero no lo mencionó.

Estoy casi en buenas condiciones, y la maestra solo se preocuparía si se enterara de que he pasado un tiempo en la cama. Cordelia extendió la cesta con ambas manos para desviar la conversación.

—Hice las magdalenas que me enseñó hoy.

Sonrió al extender la cesta, y la bruja parpadeó un par de veces antes de relajarse y sonreír.

—Vaya, son preciosas. Te preparé una taza de té especial.

—Muchas gracias. En realidad, no he traído té en previsión de eso.

Cordelia respondió un poco pícara, y la bruja también bromeó.

—Mick estaba muy arrepentido. Se disculpó con Toto por romper sus papeles, y copió los materiales de Lara para dárselos.

—Vaya.

—Lara no quería darle su copia porque pensaba que la iba a romper, pero él seguía bajando la cabeza hacia ella. Al final se lo prestó y él lo copió. Pero Toto le dijo que su escritura era desordenada, así que la reescribió una y otra vez.

—Estaría bien que se reconciliaran.

—Pero dijo que no quería volver a verte.

—¿Por qué es eso?

—Por lo que parece, él quiere disculparse de una manera genial. Sin embargo, aún no ha encontrado la forma de hacerlo, así que no quiere que vengas por un tiempo.

—Estoy… muy preocupada por eso.

Cordelia sonrió con amargura mientras se sentía aliviada de que no la hubiera rechazado de plano. No entendía lo que era una disculpa genial.

—Pero los otros chicos quieren que los visites, así que tendrá que aguantarse.

—Entonces, fingiré que no me he enterado de su plan de disculpa.

—Sí, eso sería lo mejor. Gracias.

Después de sonreír con ironía, la Bruja preparó los utensilios para el té y la instó a sentarse. Ella le dio a Cordelia el té y un plato vacío donde colocó la magdalena.

Se llevaron las tazas a la boca una vez que todo estuvo acomodado.

Cordelia, que se había humedecido la garganta con el té, preguntó a la bruja.

—Ya se lo he preguntado antes… Pero, maestra, ¿ha conocido a mi padre antes?

Pero, nada más decir eso, se arrepintió de haber sacado el tema con demasiada brusquedad. Además, la Bruja había prevaricado la última vez que se lo había preguntado, así que debería haber tenido más precaución al abordar el tema.

Por suerte, la Bruja no parecía ofendida. Preguntó con lentitud a Cordelia.

—¿Qué dijo tu padre?

—Mi padre no dijo nada. Pero, por favor, dime si no quieres hablar de esto. No preguntaré nada más.

Parecía que había añadido eso, pero lo dijo por si acaso. Estaba preocupada por la conexión entre Elvis y la Bruja, pero podría no ser algo que pudiera escuchar solo por curiosidad. Pero lo que de verdad le preocupaba era que no habían negado ni confirmado su conexión.

Cordelia esperó en silencio la respuesta de la Bruja. Ella exhaló un corto, pero largo aliento antes de dejar caer su mirada.

—Solo no quiere hablar de ello. Pero, si el Conde va a decirte que lo que dije es mentira, entonces quiero que escuches su verdad de boca de él.

—Así que…, después de todo, conoces a mi padre.

—Lo conozco. Siendo honesta, lo he sabido desde que te vi por primera vez —dijo ella mientras levantaba un poco el rostro para mirar a Cordelia.

—Pero no sé mucho sobre el actual Conde. La persona de la que voy a hablar no es el “Conde” sino el pequeño bribón “Elvis”.

—¿Eh?

Cordelia dudó de sus oídos por un momento.

¿Bribón?

Los pensamientos de la niña se detuvieron por un momento debido a esa inesperada palabra. Sin embargo, la bruja continuó con severidad.

—Mi nombre es Fulvia. Nací en una casa de barones. Trabajé como sirvienta en la Casa Pameradia para ayudar a mi empobrecida familia, y soy la madre biológica de Elvis.

—¿Eh?

—Esta es una historia donde nadie llega a ser feliz. Es un poco larga, pero es una historia antigua.

La bruja llamada Fulvia comenzó a hablar sin prisas.

—Me presentaron en la Casa Pameradia a la edad de dieciséis años y empecé a trabajar para ellos como sirvienta. Poco después de empezar a trabajar, conocí al antiguo jefe en el ático donde limpiaba. Subió allí para esconderse y echar una siesta. Tuve encuentros similares con él varias veces más después de esto, y empezamos a hablar… y cuando me di cuenta, ya me sentía atraída por él. Por supuesto, no creí que mis sentimientos llegaran a él debido a mi estatus. Por eso, cuando el anterior jefe me contó sus sentimientos, me alegré y me entristecí al mismo tiempo.

—¿Por qué?

—El anterior jefe perdió a sus padres pronto, por lo que tenía pocos apoyos. Así que tenía una prometida para proteger su posición.

Cordelia se quedó atónita ante la respuesta de Fulvia.

Ah, sí, el hecho de que tenga una abuela que no es ella… significa que el anterior jefe tenía una esposa oficial. Y ella había dicho que no era una historia feliz. 

Fulvia continuó.

—Así que debería haber terminado todo ahí. Pero, cuando estaba a punto de decirle eso, su prometida… la anterior señora me llamó. “No me importa el tipo de relación que tengan el conde y tú, mientras no amenaces mi posición”, me había dicho. También me dijo que amaba a otra persona. Me sorprendió. no esperaba que se diera cuenta con una mirada, cuando ni siquiera mis colegas se habían dado cuenta de mi secreto.

¿Simpatizaba con la abuela? ¿O tal vez simpatizaba con el antiguo jefe? ¿O dijo eso para rechazar al anterior jefe porque no podía estar con el que amaba?

No sé cuáles eran los motivos de la anterior señora, pero puedo imaginar que esas palabras le sonaron a la maestra como una dulce tentación cuando era joven. 

—Agradecí esas palabras y actué de acuerdo con su buena voluntad. Pero debería haber visto la verdad. Me di cuenta después de quedarme embarazada de Elvis. Aunque la señora era la única que conocía nuestra relación, no podía seguir en la mansión. Me tomé un tiempo libre y dejé la capital real para ir al sur. Fue un reto acostumbrarse a un estilo de vida desconocido, pero gracias a eso, no tuve tiempo de sentirme sola ni de reflexionar. Seguro por eso me castigaron. Me enfermé cuando Elvis tenía cuatro años y no podía moverme. Tampoco podíamos comprar medicinas porque eran demasiado caras. Fue entonces cuando la anterior señora se me apareció de nuevo.

—Ella sabía dónde vivías…

—No lo sabía hasta entonces, y no creía que la anterior señora supiera lo de Elvis. Me dijo que me daría una medicina si le entregaba a Elvis. Ella dijo que él también se enfrentaría a dificultades si no tomaba la medicina y moría. Aun así, declaré que me curaría y la rechacé. Pero Elvis lo asumió. Parecía que ella le había dicho, “Si quieres que tu madre se cure entonces ven aquí.” Él no quería ir, pero no quería que muriera. Y… dijo que los nobles decían cosas horribles y que eran gente horrible. Así que usaría los métodos que tuviera que usar para hacerse grande, y que le haría la vida más fácil a gente como yo, y que vendría a buscarme.

Fulvia dijo eso de golpe y luego cerró la boca.

Cordelia se la quedó mirando en silencio.

—Así que no podía decirlo… La señora no había dicho nada malo. Tenía que decirle que todo era culpa mía… Pero no me atrevía a decirle la verdad.

—Pero… ¿no les pareció raro a los chicos que un chico de cuatro años se presentara en la mansión?

—La antigua también dio a luz a un niño un tiempo después de que naciera Elvis. Pero… ese niño fue enviado rápido a la casa de sus padres para ser criado después de nacer. Nadie en la Casa Pameradia sabía cómo era ese niño. La señora dijo que se sentirían tranquilos si conocieran a Elvis.

—¿Es el niño de la antigua señora tal vez…?

—El niño podría no parecerse a la antigua señora ni en su cabeza… Pero no lo sé.

Si es así, entonces eso no tiene nada que ver con la enfermedad de la abuela, y ella había planeado dar la bienvenida a su padre algún día. Por supuesto, esto es solo una especulación mía. Pero entiendo lo que mi maestra quiso decir cuando dijo que no era una historia feliz.

—Fue debido a ese incidente que quise una medicina que incluso los plebeyos pueden obtener. Sé que fui yo quien expió, pero cuando me di cuenta, estaba estudiando como una médica día y noche.

—¿Te has encontrado con mi padre desde entonces?

—Lo he visto de lejos. Destacó cuando regresaron triunfantes de su campaña, y creí que mi corazón se detendría cuando me enteré de que se había herido de gravedad para proteger a Su Majestad. Pero nunca ha pedido reunirse conmigo, y solo le perjudicaría si nos encontráramos.

—¿Por qué?

—Ser un noble conlleva cotilleos, y los cotilleos pueden llevarle a uno a la perdición. Por supuesto, las probabilidades de que piensen que soy su madre son bajas, pero no hay necesidad de que se preocupe por cosas innecesarias.

La voz de Fulvia no se hizo más fuerte, pero su voz era más firme que antes.

—Si Elvis quería huir del mundo noble, entonces todavía quiero ayudarle a llegar a los confines del mundo. Pero no debería encontrarme con él ahora.

A Cordelia le pareció que la Bruja se estaba convenciendo a sí misma.

Miró fijo a la bruja y se convenció de algo.

—Por eso.

—¿Eh?

—Dijiste que sabías quién era nada más conocerme. Siempre has estado observando a mi padre, ¿no es así maestra?

Solo había un número limitado de lugares donde aparezco como la hija del Conde Pameradia. Que entienda que soy su hija a primera vista significa que ha estado vigilando con tranquilidad, aunque haya estado fuera de la capital real durante un tiempo.

—Dilly…, ¿no tienes algo que decirme?

—Si me preguntas tus acciones fueron correctas, entonces es difícil para mí responder. Pero, lo que más quiero es llamarte: abuela. Pero si lo hago en público, entonces estaré causando problemas.

Es verdad, no es algo que se pueda alabar.

Pero esto no se acaba solo echando la culpa a alguien, y no tengo ninguna razón para culparla a ella. No tengo palabras para alguien que lamenta esto más que nadie.

—Esto suena egoísta de mi padre, pero si no hubieras elegido la opción que elegiste, maestra. Entonces, mi padre y yo, incluso mis hermanos y hermana, no habrían nacido. No habría podido hablar contigo. Todavía quiero aprender muchas cosas de ti.

—Gracias…

Cordelia supuso que no había nada que la bruja tuviera que agradecerle, y no estaba segura de que esas fueran las palabras con las que debía terminar una conversación. Tampoco le pareció que Fulvia se sintiera reconfortada al hablar de ello.

Sí que ha hablado de ello, pero no se ha resuelto nada. 

Sin embargo, algo le molestaba a Cordelia sobre la historia.

Quizás… Mi padre no estaba ocultando su pasado, y se preocupaba por la abuela. 

Es porque se preocupa por ella que no le importó que le preguntara por esto. No sentí ningún resentimiento por parte de él por la culpa que ella siente.

Pero si eso es cierto… ¿por qué mi padre no se reúne con la abuela?

No era fácil para ella reunirse con él, incluso si sus sentimientos no estaban en el camino. Pero no era difícil para él convocarla. Ella sabía mucho de hierbas, así que podría invitarla como farmacéutica. Incluso si hay sirvientas que saben cómo es ella, estará bien si solo piensan en eso como una cara nostálgica. Sin embargo, ¿cuál es la razón por la que no se reunirá con su madre, a la que prometió volver a ver?

Sin embargo, Cordelia, que estaba pensando mientras miraba la cara de Fulvia, se dio cuenta de repente de algo que le molestaba mucho de su abuela.

—Maestra… Me gustaría preguntarte algo grosero.

—¿Qué es?

—¿Cuántos años tienes…?

Es mayor que mi padre, pero nunca imaginé que tuviera la edad suficiente para ser su madre. Fulvia se quedó en blanco ante la pregunta de Cordelia y luego abrió mucho los ojos, sorprendida.

—Dilly, no se pregunta la edad de una mujer, ¿verdad? —dijo en tono burlón.

Pero puedo adivinar más o menos su edad, aunque ella no me lo diga, ya que mi padre ya tiene más de cincuenta años. Las palabras “hermosa bruja” ocuparon la mente de Cordelia. Mi abuela debía estar usando algún tipo de método de belleza.

Espera…, mis pensamientos se desviaron. 

Cordelia se replicó a sí misma mientras apartaba la pregunta de su mente en respuesta a las palabras y la vaga sonrisa de la bruja.

¿Por qué mi padre no se reúne con la abuela?

Estoy segura de que ella quiere reunirse con él. 

Hablaré con él sobre esto. Podría ser entrometido de mi parte. Pero, quiero que se reúnan si él no tiene una razón válida para evitarla. 

Después de todo, se trata de dos personas a las que Cordelia quería.

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