Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 176: Escuchando sus circunstancias

Traducido por Herijo

Editado por Sakuya


—Ah…

Casi al mismo tiempo, Ratoka también se percató de que al soldado esclavo le faltaba la pierna derecha, y ambos exclamamos al unísono.

Ahora que lo pienso, esta es la primera vez que me encuentro con alguien que ha perdido un brazo o una pierna. No he estado en el campo de batalla lo suficiente como para haber visto a un gran número de soldados heridos.

Los soldados esclavos ya habrían sido revisados en busca de armas antes de ser encerrados aquí, y solo llevaban andrajos que no podrían ocultar nada. Considerando lo delgados y débiles que parecen todos, dudo que nuestros soldados los traten con violencia.

Cuando fueron capturados, escuché que casi no opusieron resistencia, y supongo que sería natural incluir a un esclavo herido como este chico en una unidad compuesta sólo por jóvenes soldados esclavos. Mientras reflexionaba sobre esto, el chico que estaba de pie, visiblemente sufriendo, se levantó con gran dificultad.

—¿Necesitas… algo?

Su voz era apática y seca. Aunque tenía un acento, hablaba en arxiano. Logré ocultar mi sorpresa.

—¿Cómo y dónde aprendiste el idioma arxiano? Según mi entendimiento, Nazric nunca ha tenido ninguna interacción con Arxia.

Le respondí en el idioma de Nazric, y fue fácil ver que el chico estaba sorprendido. Aunque su expresión no cambió mucho, sus ojos indicaban que mis palabras despertaron algunas emociones en él. Para un soldado esclavo herido como él, que fue forzado de manera irracional a unirse a una unidad de exploradores, era evidente que estaba agotado, como sería natural, pero también podía notar que es del tipo que reprime sus emociones. Es decir, es del mismo tipo que yo.

Parecía no saber qué decir, y desesperadamente frunció el ceño. Parece que está considerando cuidadosamente sus palabras. Esto es algo que no es posible para los plebeyos ordinarios. Ahora bien, ¿quién es este chico?

—Probablemente no soy quien crees que soy. Aunque Nazric ciertamente nunca ha tenido contacto directo con Arxia, ha mantenido un comercio activo con otros países que, a su vez, comercian con Arxia. Para nosotros, los países más pequeños del sur, el desarrollo del enorme país del norte podría influir en nuestro destino. Mi país, Nazric, ha estudiado fervorosamente información sobre Arxia. Esta información nos fue inculcada. Aprendí arxiano en clase como parte de ese conocimiento…

Asentí en respuesta al torrente de información que de repente salió de este chico que parecía ser un poco mayor que yo. Cuando di un paso más cerca, el chico pareció encogerse de miedo. Reflexioné por un momento en qué hacer, luego me reí internamente de mí misma porque ya había decidido lo que debería hacer. Lo haré simplemente porque quiero, aunque se podría decir que no sería muy noble de mi parte.

Afortunadamente, esta vez tenía muy claro lo que debía hacer.

—Elise, ve a informarle a Ergnade que voy a sacar a un prisionero de la mazmorra. Gunther, por favor, dale algunas de nuestras provisiones y asegúrate de que reciba algo de comida. Además, llama a Oscar para que venga a verme.

Cuando terminé abruptamente la conversación con el chico y di órdenes breves y directas a mis dos subordinados detrás de mí, pude notar que todos aquí me miraban con diversos sentimientos. En los apáticos ojos de los cautivos, finalmente pude ver otra emoción.

Rodeado por mí, Oscar, Ratoka y Claudia, el chico de antes, que podría haberse sentido presionado por todos nosotros, parecía haberse calmado después de comer algo de comida que le dimos. Sin embargo, cuando le pregunté cómo se llamaba, volvió a atragantarse. Dijo antes que no era quien yo pensaba que era, es decir, que después de todo no era un noble o un miembro de la realeza, entonces, ¿por qué le costaba tanto decir su propio nombre? Viendo que fruncía el ceño, se apresuró a explicarme la situación.

Según él, Rindarl prohibía a sus esclavos usar sus nombres, y los identificaban por números en su lugar. Si alguien era sorprendido llamando a otros por sus nombres o usando su propio nombre, sería castigado severamente.

Es un sistema de esclavitud inhumano. Recordé mi batalla en la Meseta de Ritox a finales del año pasado. Considerando el hecho de que ahí empalé y quemé hasta la muerte a prisioneros de guerra de Rindarl, ¿debería realmente estar criticandolos?

—Entonces, ¿cuál es tu nombre?

Ratoka interrumpió desde atrás, diciendo que no podía creer una historia tan absurda, pero le dije al chico que ignorara a Ratoka. Con una expresión un tanto desconcertada, respondió que su nombre era Vanita.

—Muy bien, entonces, Vanita. Creo que entiendes que necesito obtener alguna información de ti, así que primero dime qué tienes que decir sobre Rindarl, y cómo fue que llegaste aquí.

—Nosotros… porque tengo cierto conocimiento sobre Arxia, fui traído aquí. Éramos suficientes como exploradores, y si nos capturaban y mataban, escuché que eso bajaría la moral de Arxia.

También descubrí por Vanita que la unidad de exploradores estaba compuesta por niños esclavos traídos de diferentes lugares. Y todos tenían algunos amigos o familiares que también estaban esclavizados, cuyas vidas estarían en peligro si un esclavo traicionaba a Rindarl. Antes de partir, se difundió un rumor de que algunos de ellos eran auténticos soldados infantiles de Rindarl infiltrados en la unidad de esclavos, vigilándolos, así que mientras los niños esclavos estaban en camino a Arxia, ninguno de ellos, incluido Vanita, había considerado traicionar a Rindarl en ese momento.

—Antes de partir, ¿sabías dónde estaban ubicadas sus fuerzas principales?

—No sé la dirección porque no había puntos de referencia… Fui llevado a un edificio que construyeron con muros de piedra, y ahí me dieron instrucciones. Antes de eso, todos habíamos estado juntos, con nuestros familiares y amigos que ahora son rehenes. Después de eso, nos vendaron los ojos, nos montaron en caballos, y llegamos a un bosque, luego caminamos todo el camino hasta esta fortaleza de hierro negro que podíamos ver.

—¿Qué se suponía exactamente que debía averiguar tu grupo al venir aquí?

Como exploradores, aún son demasiado jóvenes, y hasta donde yo puedo ver, ninguno de ellos ha recibido ningún entrenamiento militar. Bueno, existe la posibilidad de que algunos de ellos hayan sido entrenados como exploradores antes, pero de cualquier manera, deberían haber recibido alguna misión específica, en lugar de ser enviados aquí sin rumbo solo para bajar nuestra moral.

Vanita me miró fijamente. Luego, con miedo en su voz, volvió a hablar.

—Nuestra tarea era ver si había un niño de cabello negro y ojos rojos aquí. Un demonio que bebe la sangre de la gente…, se suponía que debíamos averiguar si el Conde Kaldia estaba actualmente en el Fuerte Jugfena.

Su voz dejó una impresión bastante profunda porque estaba hablando en serio. Oscar, Ratoka y Claudia de repente me miraron.

Después de pensar por un momento, negué con la cabeza ligeramente. Por ahora, confiemos en las palabras de este chico.

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