Traducido por Herijo
Editado por YukiroSaori
Era el día de la partida para nuestro viaje.
Debido a que la ruta pasa por áreas montañosas empinadas, llevaría demasiado tiempo llegar en carruaje, así que viajaremos en tren en su lugar.
El viaje nos tomaría aproximadamente tres días en carruaje, pero en tren tomaría menos de un día para llegar.
—Si montaras en mi espalda, llegaríamos en una hora. —Vanette hizo una declaración muy válida.
—Nunca he viajado en tren, así que estoy emocionado —respondió Michael.
—Si lo dices así, Ma… —Respondió Vanette.
Era lindo ver que Vanette no podía ser exigente al ver a Michael tan feliz.
—Ver a esa pareja estúpida realmente me aclara la mente y me ayuda a calmarme… —murmuró su alteza.
Su alteza y mis dos guardias estaban mirando a Michael y Vanette con ojos fríos.
En cuanto a mí, solo sonreí irónicamente mientras esperaba la llegada del tren.
Sin embargo, Michael y Vanette estaban recibiendo miradas cálidas de los espectadores. Un hombre guapo y una mujer hermosa coqueteando abiertamente seguramente atraían mucha atención. Especialmente con la gran algarabía que Michael causaba al abrazar a Vanette.
Di unos pasos atrás, manteniendo distancia de ellos, tratando de no hacer evidente que era conocida de ellos.
Su alteza probablemente sentía lo mismo.
—¡Ah! ¡Señorita Knocker!— De repente, escuché una voz fuerte.
Mis dos guardias entraron inmediatamente en modo de alerta.
—¡Como esperaba! ¡Es la Señorita Knocker!— La persona que agitaba y gritaba eso era la hija del conde Aino.
Se acercó a mí, miró a su alteza y luego agarró mi mano.
—¡Estoy tan feliz de encontrarte en un lugar como este!
Le sonreí irónicamente.
—También me alegra verte. ¿Tú también estás de viaje?
—¡Voy a una villa! ¡Está cerca del hotel que compraste la última vez! —Exclamó.
Parecía inocente y linda mientras saltaba en el lugar mientras sostenía mi mano.
—Julia, ¿quién es ella? —Su alteza preguntó con tono preocupado.
En ese momento, la chica soltó mi mano e hizo a su alteza una elegante reverencia
—Mi nombre es Micaela. Soy la hija mayor del conde Aino.
—Oh, la hija del conde Aino —dijo su alteza.
—¿Sabes sobre mí!? ¡Estoy tan feliz! Siéntete libre de llamarme Micaela —le dio a su alteza una hermosa sonrisa.
—Gracias a ti, puedo ir en este viaje con Julia. Estoy agradecido por eso. —Su alteza sonrió un poco tenso.
—¡Estoy realmente feliz de poder ayudarte, su alteza! —Exclamó en voz alta con los ojos brillantes.
Su alteza intentó hacer contacto visual conmigo, pero sin dejar de sonreír, para mantener la cortesía. Micaela parece realmente querer llevarse bien con su alteza…
—Oh, ¡cierto! Si no les importa, ¿les gustaría ir juntos en el tren hasta llegar a nuestro destino? —nos preguntó Micaela.
Ante sus palabras, Michael y Vanette parecían claramente disgustados.
—Lo lamento mucho, pero ya preparamos un compartimento privado y estaremos trabajando durante el viaje. También manejaremos información confidencial, así que tendré que rechazar tu oferta —comentó su alteza de manera clara.
Ante su negativa definitiva, Micaela agarró el dobladillo de su falda e hizo una reverencia con una sonrisa profesional.
—Supongo que no se puede evitar entonces. Lamento haberles hecho perder tiempo. Si me disculpan entonces, el tren debería estar llegando pronto, así que debo despedirme ahora. Ha sido un placer. —Luego se dio la vuelta y se alejó.
Mientras la veíamos marchar, Michael puso su brazo alrededor del hombro de su alteza.
—Oye, hermano, ¿realmente tienes trabajo que hacer? ¿Necesitas ayuda?
—No digas tonterías. No voy a llevar trabajo de vacaciones. No soy Julia —respondió su alteza al instante.
Ante esas palabras, todos, incluidos los escoltas, dirigieron sus miradas hacia mí.
—He terminado de ocuparme de los asuntos urgentes —les dije.
Sin embargo, nadie parecía confiar en mis palabras…
—Estás llevando cosas contigo sin importar si son urgentes o no, ¿verdad? —preguntó su alteza.
Esas palabras me dejaron sin aliento. En respuesta a mi reacción, la expresión de todos reflejaba lo mucho que me conocían, incluso si no lo expresaban en voz alta.
—Mi objetivo en este viaje es permitir que Julia descanse bien —declaró su alteza.
Al escuchar sus palabras, mis dos guardias pusieron sus manos sobre el pecho y se inclinaron ante su alteza, como si estuvieran jurando lealtad a su causa.
—Te ayudaremos.
Parecen llevarse muy bien con su alteza…
—Mira, incluso tus escoltas están preocupados por ti. Relájate y disfruta de este viaje, ¿de acuerdo? —me dijo su alteza.
Pero aunque él diga eso, el propósito de este viaje es confirmar la situación financiera del hotel…
—¡Oye, hermano! ¡No seas injusto! Si la señorita no hace nada y se relaja, seguramente colapsará por el estrés. Dile que simplemente desacelere un poco —exclamó Michael.
Mis guardias parecían estar un poco inseguros al respecto, pero su alteza asintió ante la afirmación de Michael.
—Supongo que tienes razón. Así como un tiburón no puede respirar si deja de nadar, Julia realmente podría colapsar si no trabaja.
¿Su alteza es consciente de que está diciendo esas palabras con una cara seria…?
—No colapsaré aunque no trabaje —les dije con expresión molesta.
¿Qué piensan de mí en realidad? Sin embargo, nadie parecía creer mi afirmación…
Y en ese momento, el tren llegó, así que todos subieron sin siquiera responder a mis palabras.
No hace falta decir que me entristeció lo poco que confiaban en mí.
♦ ♦ ♦
El viaje en tren fue cómodo.
Justo como su alteza dijo, estábamos usando un vagón de uso exclusivo para la familia real que estaba diseñado para poder llevar a cabo reuniones, e incluso tenía una cama para descansar y un baño sencillo en caso de que se necesitara.
—¡Vaya! ¡Es más grande que mi habitación! —exclamó Michael tan pronto como entramos.
—¿También quieres vivir en una habitación grande, Ma? —preguntó Vanette con calma.
Michael sonrió ante eso.
—No realmente, no me sentiría cómodo en un lugar grande, y como pronto viviré en tu casa, prefiero que sea pequeña para poder coquetear tanto como quiera.
Vanette se ruborizó. Era lindo, pero verlos coquetear frente a mí era un poco molesto.
Los dos escoltas se fueron inmediatamente después de dejar su equipaje. Dijeron que vigilarían quedándose en el espacio entre los vagones.
Sospecho que decidieron eso porque no querían ver a Michael y Vanette coqueteando durante todo el viaje.
Su alteza se recostó en el sofá y comenzó a leer la nueva novela de Mathilda. Era el tercer volumen de una serie de libros proféticos llamada “¡Mi corazón late, aunque me convierta en noble, seguiré dando lo mejor de mí!”, que era la secuela del segundo volumen, “Mi amada no se da cuenta”, donde el príncipe hace todo lo posible para hacer que la villana se enamore de él.
Se siente extraño ver a su alteza leyendo un libro dirigido a chicas comunes.
Con algunos documentos de trabajo en la mano, estaba a punto de sentarme en una silla junto a su alteza, pero entonces nuestras miradas se encontraron.
—Si quieres sentarte, haré espacio para ti —dijo su alteza, y se sentó adecuadamente en el sofá, así que me senté justo a su lado.
Entonces, como si estuviera esperando eso, su alteza se recostó en el sofá de nuevo, esta vez apoyando su cabeza en mi regazo.
Creo que esto comúnmente se conoce como una almohada en el regazo.
—¡Ah, Rud! ¡Estás haciendo trampa! ¡Quiero que abuela duerma también en mis rodillas! —exclamó Michael.
—Cállate. Estás coqueteando todo el tiempo, así que déjame en paz —respondió su alteza, y volvió a leer el libro.
No permití esto, pero ahora tengo ganas de empezar a acariciar el cabello de su alteza, así que desearía que él parara.
—¿Eh? En ese caso, ¿deberíamos irnos a la cama? —dijo Michael.
Con esas palabras, su alteza dejó caer el libro que estaba leyendo, el cual terminó cayendo en su cara.
En cuanto a Vanette, se transformó instantáneamente en una anciana.
—¡No digas tonterías! —exclamó ella.
—¿Eh? Solo iba a tomar una siesta —dijo Michael, pero estaba frunciendo el ceño insatisfecho.
Ignorándolo, decidí centrarme en su alteza, quien podría estar adolorido después de recibir el libro en la cara.
—¿Estás bien? —pregunté.
Aprovechando esta situación, decidí empezar a acariciar el cabello de su alteza para mostrar cuánto me “preocupaba” por él.
Su alteza me miró con expresión preocupada mientras yo hacía eso.
—¿No te gusta? —le pregunté.
—No es eso, pero… —murmuró su alteza.
Como no le disgustaba, seguí acariciándole el cabello.
Al mismo tiempo, su alteza se estaba poniendo rojo, así que escondió su rostro detrás del libro.
—¡Ah, Rud! ¡Sigues coqueteando! ¡Eso es! ¡Deberíamos irnos a la cama de verdad! —exclamó Michael.
—¡Michael, deja de decir tonterías! ¡No tienes permitido entrar en el dormitorio! —gritó su alteza desde detrás del libro.
—Tsk —Michael hizo un gesto de enfado abiertamente.
Mientras tanto, Vanette nos sirvió un poco de té de hierbas mientras estaba en su forma de anciana.
—Está bien. Tranquilízate y toma un poco de té —le dijo a Michael.
Michael se sentó en una silla e instantáneamente bebió una taza entera del té
—¿Quieres una segunda taza? —le preguntó ella.
—Sí — Michael le ofreció alegremente la taza vacía.
Ver el intercambio inocente entre esos dos me hizo sonreír.
Además, el cabello de su alteza es realmente suave y agradable al tacto. Eso, junto con el balanceo del tren, me está dando sueño.
—Estoy deseando ver a la abuela en traje de baño. ¿Qué vas a llevar? —preguntó Michael.
—¿Yo? Usaré lo que la señorita elija —respondió Vanette.
Michael me miró y me preguntó:
—¿Qué tipo de traje de baño?
En respuesta a su pregunta, saqué algunos diseños de mis documentos y se los entregué a Michael.
—No pude hacer todos, pero pude hacer algunos de los diseños.
Michael se volvió cada vez más pálido mientras miraba los diseños.
¿Se está mareando al enfocarse en el papel mientras está en un vehículo en movimiento? Aunque no necesita mirarme con una mirada tan intimidante…
—Señorita, ¿cuál es la diferencia entre esto y la ropa interior? —me preguntó Michael.
—El material —respondí instantáneamente.
En ese momento, mientras Michael sostenía su cabeza con las manos, su alteza saltó del sofá y comenzó a mirar los diseños dispersos frente a Michael.
—Rechazado —murmuró.
Incliné la cabeza ante las palabras de su alteza.
Luego, su alteza me presentó uno de los diseños.
—Se trata de ti. ¿Vas a usar esto junto con Vanette, verdad?
—Sí, por supuesto —respondí.
—No puede ser —afirmó su alteza.
Antes se había quejado de los modelos de ropa interior, pero ahora también se queja del traje de baño.
—La tela está hecha de un material grueso que no se vuelve transparente incluso cuando está mojada, ¿sabes? —le dije.
—Incluso así, quiero que entiendas que a un hombre no le gustaría que otros hombres vieran a su persona preciada exponiéndose tanto —me dijo su alteza.
Ya me había dicho lo mismo antes, pero esto es un traje de baño. Es importante prevenir el ahogamiento.
Además, ¡los hombres solo usan un par de pantalones al nadar de todos modos!
—¿Me estás diciendo que las mujeres deberían usar ropa mientras los hombres nadan sin camisa? ¿No sería malo si alguno de nosotros de repente comenzara a ahogarse? ¡Además, es un material más opaco que la ropa de cama! —le respondí.
Ciertamente siento que esto es más seguro que llevar una camisa que se volverá transparente solo con mojarse.
—Además, el hotel tiene una playa privada que solo pueden usar los huéspedes, así que incluso si no hacemos ninguna sesión de fotos, no debería haber problemas si Vanette y yo jugamos en el mar —le dije a su alteza.
A decir verdad, también estaba emocionada por esta parte del viaje, ya que nunca había nadado en el mar.
Su alteza guardó silencio por un momento, reflexionando sobre mis palabras…
—Playa privada…
Sentí que estaba a punto de ceder. Solo necesitaba empujarlo un poco más.
—En realidad, no sé nadar, así que estaría feliz si pudieras enseñarme, su alteza —le dije.
Su alteza parecía sorprendido.
—¿No sabes nadar? —preguntó.
—Es un poco vergonzoso, pero sí… Así que, ¿podrías enseñarme cómo nadar de manera segura? —le pedí.
—Entendido —aprobó su alteza. Parece que finalmente gané esta batalla.
—¿Por qué te diste por vencido, Rud? —exclamó Michael visiblemente insatisfecho.
—Es peligroso no saber nadar. Nunca sabes cuándo podría ser necesario. Esa es la razón —explicó su alteza con un fuerte sentido de misión.
Michael suspiró y luego se volvió hacia Vanette.
—¿Sabes nadar, abuela?
—Nunca he nadado, pero no puedo ahogarme, ya que puedo volar fuera del mar si es necesario. Además, si vuelvo a mi forma de dragón, debería poder moverme en el agua hasta cierto punto —respondió Vanette.
Michael se mostró abiertamente decepcionado con estas palabras.
—¿Qué pasa? ¿Preferirías que no supiera nadar? —le preguntó Vanette.
—¡No es eso! ¡Solo quería poder enseñarte algo, abuela! —exclamó Michael.
Vanette acarició suavemente la cabeza de Michael con una expresión amorosa.
—Quizás puedas intentar enseñarme a nadar en mi forma humana más joven —sugirió.
Vanette sonreía, pero parecía estar acariciando su cabeza con bastante fuerza.
Sin embargo, Michael parecía estar disfrutándolo realmente.
—¡Ay, ay, ay! D-Duele… Hazlo más…—dijo.
Traté de no mirarlo mientras disfrutaba de esta extraña situación.
♦ ♦ ♦
Una vez que llegamos al pueblo donde se encontraba el hotel, decidimos alquilar un carruaje.
—¿A dónde van? —preguntó el cochero del carruaje.
Después de decirle el nombre del hotel y su ubicación, el cochero frunció visiblemente el ceño.
—Así que van al Hotel Charlotte… —murmuró.
Incliné la cabeza ante esta reacción.
—¿Hay algún problema? —pregunté, sin dejar que mi ansiedad se reflejara en mi rostro.
—No, solo… ese hotel es famoso en esta zona —El cochero cambió forzosamente su expresión de compasión a una sonrisa—. Tendrán un viaje divertido.
No parecía que pensara que el viaje sería divertido en absoluto. Parecía sinceramente compadecernos.
En ese momento, sentía una ansiedad indescriptible revolviéndose dentro de mí.