Traducido por Shiro
Editado por Meli
La aparición de Gustav sorprendió gratamente a Emily, quien se puso de pie, se arregló el cabello y extendió la mano para saludarlo. Lucía muy nerviosa, pero, por supuesto, la mayor parte de este pánico era fingido. No había estrella que no disfrutara de la admiración de otros.
En comparación a ella, la reacción de Zhou Yunsheng fue insípida. Él y Bonnie permanecieron sentados en sus sillas, sonriéndole al recién llegado.
—Hola. —Gustav estrechó la mano de Emily con rapidez y de forma educada, aunque su actitud parecía inusualmente fría.
Fingía estar calmado. Era la primera vez que cenaría con su amado y se sentaría tan cerca de él. Sentía como si el corazón estuviese a punto de salírsele del pecho, una capa de sudor frío recubría las palmas de sus manos y espalda, y la corbata le estrangulaba la nuez de Adán, incluso tragar le resultaba difícil.
Gustav inclinó la cabeza y se aseguró de que estuviese vestido de manera elegante y apropiada, y de que el fresco aroma de su perfume ocultara el olor a pánico que exudaba. Se sentó junto al joven hombre y le dio un cálido abrazo.
—Romeo, ¿cómo has estado? —La voz ronca sobresaltó a Bonnie.
Otros podrían no notarlo, pero ella sabía muy bien que ese no era el estado natural de Gustav. Desde que cruzó la puerta, su cuerpo había permanecido rígido, y su andar había sido tan grácil como el de un enorme cangrejo.
Era el supermodelo mejor remunerado del mundo, y verlo comportarse así le daba vergüenza ajena. Bonnie se cubrió la frente con la mano y puso los ojos en blanco con discreción.
—Estoy bien, señor Atchison, debería saberlo. Nos vimos el día antes de ayer —bromeó Zhou Yunsheng.
Él jamás habría imaginado que un hombre tan alto y fuerte fuese tan lindo. Sin embargo, por muy lindo que fuera, no podía aceptarlo a menos que fuera su hombre predestinado.
No entendía por qué no podía percibir la presencia de su amante ni por qué tenía que recurrir a la especulación o el contacto íntimo. No quería convertirse en un maníaco de los besos y agredir a cada hombre guapo que viera.
—Es que me preocupo por ti todos los días —arguyó Gustav—. Un día sin verte, para mí, es mucho tiempo. Vi las fotografías que Duke tomó de ti (el fotógrafo invitado), y aunque son muy buenas, no son las mejores. Si hubiese sido yo, habrían quedado espectaculares. ¡Tú eres a quien mi cámara más ama!
¡Igual que yo!
Como había dos personas adicionales en la mesa, ocultó de mala gana su confesión.
Zhou Yunsheng sabía que así eran las personas occidentales, siempre admirando con franqueza a las personas que les gustaban. Se frotó el dorso de la mano, donde la piel se le había erizado, y sonrió con timidez y algo de desconcierto.
Bonnie disfrutaba de la comida mientras veía el comportamiento galante de su viejo amigo. Por otro lado, Emily se sintió abandonada. Siempre había sabido que Gustav trataba a Romeo de manera especial, pero nunca lo había hecho con tanta flagrancia.
Mientras el joven estuviese presente, los ojos de Gustav jamás lo abandonaban y todo lo demás, el mundo entero incluso, se volvía superfluo.
¿Es esta solo la obsesión de un artista por su musa? Es demasiado intenso, sus ojos parecen dos llamas a punto de carbonizar a Romeo.
Emily no estaba dispuesta a darse por vencida. Quería que el hombre le prestara atención, así que empujó la servita desdoblada y sonrió.
—Señor Atchison, siempre quise su autógrafo, pero nunca había tenido la oportunidad de pedírselo. ¿Podría darme un autógrafo hoy?
Por fin consiguió captar la atención del hombre, pero la pasión que había en su mirada fue reemplazada por una gélida alienación en cuanto la miró. Esa era la verdadera naturaleza de Gustav Atchison. En apariencia, era gentil y humilde, pero siempre se mantenía distanciado de todo, nunca permitiendo que se le acercaran ni siquiera medio paso.
Gustav podía definir lo que sentía por Emily como «disgusto».
—Lo siento —Sonrió—. No traje un bolígrafo conmigo.
—Puedo pedir prestado uno a la camarera —insistió Emily.
Justo en ese momento, la camarera se acercó, puso la leche caliente sobre la servilleta, se inclinó y advirtió:
—Beba con cuidado.
Gustav agarró la taza y la puso frente al minino. Arrugó y arrojó la servilleta a la basura.
Emily palideció, e intentó disimularlo colocando frente a su rostro una copa de vino. En su interior, reflexionaba acerca de lo que había hecho para ofender al hombre y la tratara con desprecio.
Sí. Me miró como si fuera una mosca molesta, pensó devastada.
Gustav tenía la mirada clavada en el minino, y cuando lo vio sacar la punta de la lengua para beber la leche caliente con cuidado, el afecto y la sonrisa en su mirada casi se desborda.
A Zhou Yunsheng le encantaba el vino, pero más aún le gustaba la leche. Sorbió la dulce leche de almendras y entrecerró los ojos a causa del sueño, cuando sintió su estómago calentarse.
El corazón de Gustav se derritió al verlo así. Luego, miró a Bonnie y le insinuó:
—¿Disfrutaste la cena?
Termina y date prisa en llevarte a la otra.
—Sí, pero todavía quiero ordenar un plato de escargot al horno con nata e hierbas —dijo Bonnie, sin intenciones de cooperar.
—Si quieres, puedo pedirle a mi chef que te lo cocine más tarde. Eres modelo y no deberías comer muchas cosas altas en calorías a la vez.
—Está bien. Espero que lo recuerdes. —Bonnie se encogió de hombros, se sacó la servilleta que llevaba alrededor del cuello y añadió—: Emily, querida, vámonos.
—¿Ya? Quería beber otra copa de vino tinto.
—Hay vino tinto en la villa. Puedes beber más cuando estés allá. —Bonnie la agarró del brazo.
Había visto a muchas mujeres como Emily, que, para ganar poder, estaban dispuestas a subir cualquier escalera. Pero, resultaba obvio que Gustav no tenía intención alguna de ser uno de sus peldaños.
—Pero el señor Atchison y Romeo…
—Tienen algo de qué hablar. —Bonnie llevó a Emily hacia la puerta y le susurró al oído—: Una chica sabia identifica lo que se debe y lo que no se debe hacer. No querrás provocar al señor Atchison, su poder no se limita solo a la industria de la moda.
Emily miró una última vez a los dos hombres con resentimiento.
Un día… ¡Un día todas estas personas se arrastrarán a mis pies!
♦ ♦ ♦
—Romeo, lamento lo que sucedió. No quise causarte ningún problema. Simplemente no pude contenerme.
En cuanto se fueron los demás, Gustav se acercó al minino. Apoyó un brazo en el sofá detrás de él, como si lo estuviese abrazando, y con la otra mano intentó tomar la del joven.
—Acepto sus disculpas. Es tarde…
Zhou Yunsheng no quería hacerle frente. Podía escuchar el latido desbocado de su corazón y cómo su respiración se volvía irregular. Sus sentimientos por él eran mucho más profundos de lo que había imaginado.
—No, por favor, no te vayas. Por favor, quédate y escúchame con atención. Si no te lo digo, siento que enloqueceré. —Gustav agarró su muñeca con fuerza, sus ojos ligeramente enrojecidos.
»Solo puedo quedarme dormido cuando pienso en ti, incluso si nos vimos hace una hora. Desde niño supe que era gay y que me atraían los hombres de ojos hermosos. Pero antes de conocerte, simplemente los apreciaba, nunca me interesó ninguno. Ahora sé que todo este tiempo estuve esperándote. Te amo tanto que estoy perdiendo la cabeza. ¿Puedes, por favor, darme una oportunidad? —Con solo esas pocas palabras, sentía su boca seca y que el corazón le fallaba, pero no apartó la mirada del joven, esperando con una mezcla de ansias y temor la respuesta que vendría a continuación.
—No…
Tan pronto como pronunció la primera palabra, el hombre frunció los labios y lo besó con pasión. Zhou Yunsheng estaba a punto de resistirse y alejarlo cuando, para su sorpresa, se quedó inmóvil, y su mandíbula tensa se relajó, acogiendo la poderosa lengua del otro.
Se besaron durante unos minutos antes de separarse, y Zhou Yunsheng soltó un suspiro de alivio. Quería hablar, pero el hombre volvió a ocupar su boca.
La negativa del joven había aterrorizado a Gustav. No quería volver a escuchar nada igual.
Se besaron siete u ocho veces, antes de Zhou Yunsheng perdiera la paciencia y lo apartara diciendo:
—¡Suficiente! Mi lengua se está adormeciendo.
—Cariño, no me des una negativa tan pronto. Por favor, considéralo con detenimiento por un tiempo y luego dame una respuesta. ¿Sí? Te prometo que seré el mejor amante del mundo —suplicó.
Zhou Yunsheng miró al hombre a los ojos y asintió. Desde luego que sabía que era el mejor amante del mundo. Incluso estando a años luz de distancia, siempre podía encontrarlo de forma intuitiva.
Gustav se sentía agotado. Había estado a punto de morir de susto hace un momento.
Los dos permanecieron sentados en silencio un rato, y luego Zhou Yunsheng tomó su abrigo y dijo:
—Envíame de regreso.
Quería hacer el amor allí mismo, pero temía que su amante se dejara llevar y luego le ocasionara problemas. Lo mejor era esperar a que el programa terminara.
Sin demora, Gustav se levantó y tiró de su silla por él, de forma solícita.
No intercambiaron palabra durante el regreso, y el auto se detuvo con suavidad frente a la puerta de la villa. Zhou Yunsheng se bajó, dio dos pasos, se volvió y dijo:
—Creo que lo he considerado con cuidado…
¿Qué se puede considerar en tan poco tiempo?
Gustav, incómodo en demasía, agitó la mano una y otra vez:
—No, no. Por favor, piénsalo bien. Al menos hasta el final del programa.
—No. He decidido salir contigo. Tu beso me fascinó. —Zhou Yunsheng le guiñó el ojo y regresó a la villa.
—¿Qué? Cariño, ¿puedes repetirlo?
Gustav saltó del auto queriendo perseguirlo, pero se detuvo en cuanto vio a los otros concursantes asomando la cabeza desde la villa. Al verlos, su expresión se tornó feroz, tras lo que pasó a atónita y, por último, exuberante.
¡Dios, dime que no es mi imaginación! ¡De verdad está de acuerdo en salir conmigo!
—Cariño, ¿estás aceptando? ¿De verdad estás aceptando? ¡Sin importar qué, lo tomaré como una promesa! —gritó y luego levantó el puño en el aire.
Regresó a su casa como si estuviese caminando sobre las nubes, y luego publicó un mensaje en sus redes sociales:
【Un día de renacimiento; un día digno de ser recordado por siempre; ¡el día más feliz y placentero! Gracias a Dios y gracias a la persona que más amo!】
Y al final añadió un emoji con expresión enamorado.