¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 50: La chica soñadora (6)

Traducido por Ichigo

Editado por YukiroSaori


—Bueno, no creo que necesites tener demasiado cuidado. De seguro sea tu primera vez entre tanta gente, pero es mucho mejor que en el festival de la fundación.

—Ya veo.

Ahora había mucha gente, pero Cordelia se sintió aliviada al ver que no era tanta como en el Festival de la Fundación. Observaba con atención al conde Zakharov y a Shelley, que charlaban mientras cogían objetos del puesto. Se mantenía algo alejada, junto a Ronnie, sin querer estorbar a los demás visitantes.

—Puede que sean parientes, pero no parecen padre e hija.

—¿En serio?

—¿Te parecen padre e hija, señorita?

—Siendo honesta, no.

Ronnie guardó silencio tras la respuesta de Cordelia y se encogió de hombros. Sin embargo, su opinión se basaba en la información que había obtenido del juego, así que carecía de objetividad. Por eso le sorprendió un poco que Ronnie llegara a esa conclusión tan rápidamente.

—¿Por qué piensas así, Ronnie?

—Porque el conde la deja hacer lo que quiera. Aunque la reprenda, no le pisa los talones para que le haga caso, ¿verdad? Sé que él estará preocupado si a ella no le gusta, pero la está menospreciando. Puede que ahora esté bien, pero si de verdad se convierte en su pariente… o incluso si es adoptada por él, entonces seguirá tratándola como a una clienta.

El comentario de Ronnie sonó más duro de lo habitual, quizá porque estaba cansado de presenciar las interacciones entre el conde Zakharov y Shelley. Cordelia se sintió culpable por haberlo obligado a acompañarla, especialmente al recordar lo incómodas que podían resultar esas escenas.

El conde Zakharov había hecho fortuna en la industria naval, aunque ya no se dedicara a ese negocio. Cordelia pensó que era poco probable que no supiera cómo tratar con la gente.

Shelley salió de la tienda y corrió hacia ella.

¿Qué querrá ahora?

Cordelia ladeó la cabeza justo antes de que Shelley le tirara de la mano de repente.

—Eh, tú.

—¡Vaya!

—Vaya, ¿qué…? ¡Me has sorprendido! No me sorprendas.

Yo soy la que se sorprendió.

—Shelley, ¿qué pasó? ¿Dónde está el conde Zakharov?

—El conde está hablando con algunas personas en el puesto. Así que tenía un poco de tiempo y vine a hablar contigo.

—¿Conmigo?

—Este es mi dinero de bolsillo. ¿Puedo comprarle un bonito regalo al conde con esto?

Cordelia se preguntó qué iba a decir Shelley y abrió los ojos, sorprendida.

—Vamos, contesta. El conde casi ha terminado.

—Eh, sí. A ver…

Pero, la cantidad de dinero que Shelley tenía solo era suficiente para comprar un caramelo. No era suficiente para comprar un regalo para el Conde. De seguro Shelley me lo pidió porque no encontraba un regalo que pudiera comprar con su dinero.

Ya sé que los sentimientos son importantes a la hora de hacer regalos.

Sin embargo, su presupuesto es demasiado bajo.

Pero no lo aceptará aunque se lo diga.

—Oye, ¿no hay nada que pueda comprar?

—El conde se alegró de que le regalaras flores antes.

—No puedo comprar flores que solo se pueden comprar en las tiendas. No usaré dinero si puedo recogerlas.

—Entonces, ¿qué tal papel de regalo y cintas para decorar las flores? Seguro que se alegrará si decoras las flores que has recogido con cintas y papel de regalo.

Shelley pensó un poco en la propuesta de Cordelia.

—Esa no es la respuesta que esperaba… Pensaba que sabrías muchas cosas, ya que vas muy bien vestida. Pero, de acuerdo. No es mala idea. Lo intentaré.

Siento que habló mal de mí cuando se supone que debe agradecerme, pero parece que aceptó mi idea.

Me pregunto si ser dominante es así.

Cordelia se preguntaba si Shelley no respetaba a las personas con las que hablaba por tener demasiada confianza en sí misma. En ocasiones se mostraba amable, pero su actitud lo hacía difícil de percibir.

Pero a este paso, solo será engreída.

Cómo puedo hacer que se dé cuenta, pensó Cordelia, y Shelley pasó junto a Cordelia.

—Shelley, ¿a dónde vas?

—¡Voy a buscar papel de regalo y cintas! Volveré enseguida, así que díselo al conde.

—¡No puedes ir sola! ¡Será problemático si te pierdes entre esta multitud de gente!

—¡Entonces, encuéntrame si me pierdo! ¡Tengo que ir a comprarlo ya!

Cordelia había esperado esto, pero Shelley no se detuvo incluso cuando Cordelia trató de detenerla.

Ronnie también pensó que no era buena idea, así que intentó sujetarla, pero ella esquivó su mano al verla… y terminó chocando con alguien que pasaba por allí.

—Oops, ¿estás bien, señorita?

—Eh, sí.

Shelley había chocado con un hombre alto y musculoso que tenía barba incipiente. El hombre confirmó que Shelley no se había caído y sonrió.

—Es bueno que los chicos tengan mucha energía, pero deberías tener cuidado. He oído lo que hablaban. Tenemos papel de regalo y cintas en mi almacén general. ¿Quieres venir a ver?

—¡Sí! Mira, he encontrado una tienda. ¡Vuelvo enseguida! ¿Van a esperar al conde aquí?

—Shelley, dije que no puedes ir…

—¡Argh, cállate! Dije que volvería enseguida, ¿no?

Shelley ya le había dado la espalda y no prestaba atención a nada de lo que Cordelia decía. Cordelia se asustó y dirigió la mirada hacia el puesto donde estaba el conde, pero él ya había entrado.

¡Lo normal sería pensar que esa persona te secuestraría! No tiene el aspecto de alguien que regenta un almacén de ramos generales.

La gente que hacía negocios en lugares como este no tendría una apariencia que ahuyentara a los clientes.

—Ronnie, ¿crees que podremos encontrar al conde más tarde si nos vamos?

—En el peor de los casos, nos encontraremos con él en la entrada. Las cosas se han puesto así, así que no podemos ignorarlo.

Cordelia y Ronnie balbucearon antes de perseguir a Shelley y al hombre. El hombre se volvió y rió un poco.

—¿Hmm? No los necesitamos. Señorita, corre.

—¿Correr?

—Sí. Bueno, te llevaré para que no lleguemos tarde.

El hombre habló y, acto seguido, levantó a Shelley como si fuera un saco de arroz, luego echó a correr hacia un callejón.

Es obvio que esa no es la actitud que uno usaría con un cliente. ¡¿Por qué no está luchando?!

Sin embargo, Cordelia notó que el comportamiento de Shelley era extraño. De seguro se sentía incómoda al ser abrazada así, pero no reaccionaba en absoluto.

¿La durmió con alguna droga?

—¡Señorita, me adelantaré!

—¡De acuerdo!

El hombre no corría muy rápido, así que Ronnie podía alcanzarlo si corría en línea recta. Sin embargo, el callejón estaba lleno de cajas que se caían con el paso del hombre, obstruyendo la persecución. Ronnie usaba magia para despejarlas, pero eso le retrasaba, y el hombre ganaba algo de distancia. A pesar de todo, si Ronnie corría con todas sus fuerzas, podría alcanzarlo, y no importa cuánto corrió el hombre, no pudo alejarse tanto de Cordelia.

¡Si fuera un poco más fácil correr…!

Cordelia se había entrenado un poco después del incidente con Flora Silk, pero estaba llegando a su límite.

Aun así, apretó los dientes y siguió corriendo, entonces vio que había mucho polvo en los edificios de alrededor. Al cabo de un rato, Ronnie redujo de manera gradual la velocidad y le hizo una señal a Cordelia con la mano izquierda. El hombre se había detenido.

Ronnie se dio la vuelta, se llevó el dedo índice a los labios y le indicó que se callara.

Cordelia asintió, y Ronnie se acercó despacio al edificio desde el otro lado.

Tiene camaradas, así que es obvio que es un matón.

Otros dos hombres, que tenían apariencias similares al primero, ya estaban allí.

Miraron a su alrededor antes de entrar en el edificio vacío.

—Eso no parece una tienda.

—Tienes razón. Quiero llamar a los caballeros, pero me preocupa esa chica. ¿No podemos hacer algo?

—Entendido. Pero, señorita, eres muy amiga de los problemas. ¿Quieres que te exorcice?

—A ver, me lo pensaré.

Ronnie había hablado sin cortesía, pero ya estaba comenzando a concentrarse. Entrecerraba los ojos más de lo habitual para poder ver el flujo de magia que salía de su interior.

—Señorita, voy a entrar un momento, así que no actúes por tu cuenta. No puedes actuar por tu cuenta.

—Por supuesto que no. ¿Hay tres personas dentro aparte de Shelley?

—Así es. Si uno de ellos sale, ¿puedes detenerlo? Pero no puedes dejar que te vea ni acercarte a él.

—De acuerdo.

—Entonces, ¡me voy ya!

Cordelia esperó tranquilamente en el lugar, confiada en que Ronnie saldría victorioso. También preparó la semilla que siempre llevaba consigo por si necesitaba ayuda, pero el bullicio del cuarto se apagó rápidamente, y no tuvo que usarla. Ronnie hizo su trabajo con destreza, como era habitual, y cuando Cordelia asomó la cabeza, él le hizo señas para que se acercara.

—Los até con lo que pude encontrar por el momento. La chica está durmiendo, pero en realidad no le pasa nada. Así que voy a lanzar la señal de refuerzo para pedir ayuda.

—¿Tenías algo así?

—Bueno, lo tengo, o más bien lo hice… Hace un sonido de explosión, y sale humo blanco de él, así que alguien debería venir. De verdad quiero pedir ayuda en secreto, pero no puedo dejar atrás a la señorita y a los matones. Lo hice porque pensé que tendría problemas si me encontraba en una situación así… pero no quería usarlo si podía evitarlo.

El sonido que provocó la explicación de Ronnie era casi como el de fuegos artificiales. Los fuegos artificiales no eran comunes en este mundo, por lo que la gente notaría que algo fuera de lo común había sucedido, y pronto alguien de la patrulla aparecería.

—Estás poniendo una cara complicada.

—Algo me preocupa.

—Hay rastros de que estuvieron aquí, pero no hay pruebas que demuestren que hayan secuestrado a otros niños. O quizás debería decir que no hace mucho que hicieron de esto su base. Sin embargo, ¿hay algo más que le preocupe, señorita?

—Sí, bastantes cosas.

Esta vez he logrado detener el secuestro de Shelley, pero probablemente el asunto que me mencionó Ghost aún no se haya resuelto. Si lo que me contó se refería a este incidente, los secuestradores no podrían haber seguido adelante con su plan a menos que supieran que ella iba a salir. Les resultaría difícil tenderle una emboscada aunque supieran de antemano que iba a salir.

Si la información se filtró de antemano, entonces solo puede ser del conde Zakharov.

Es posible que hablara de esto con un conocido, o que alguien le espiara. Pero dijo que había recibido el billete de su amigo hoy, así que ¿tendría tiempo de contárselo a otras personas? ¿Le diría el Conde a la gente que va a llevar a una chica del pueblo al circo?

Si se lo contara a alguien, solo sería a sus allegados.

Cordelia desconfiaba del conde Zakharov.

Pero aun así, no podía concluir que él estuviera involucrado en esto porque fue demasiado burdo.

De cualquier manera, ella será puesta bajo la protección de los caballeros.

No sé por cuánto tiempo estará bajo protección, pero al menos estará protegida mientras investigan este asunto.

Y, ¿puedo llamar a esto una bendición disfrazada? Puedo usar esto para hablar con mi padre. Debería estar cerca de resolver esto.

Con la seguridad de Shelley garantizada, Cordelia tuvo que resolver primero las sospechas que tenía hacia el conde Zakharov.

—Pero ahora tendremos que ir al castillo de nuevo.

—¿Eh?

—Tendremos que explicar lo que pasó, ¿no?

Eso es muy molesto.

—No hiciste nada peligroso, así que no creo que se enfaden contigo… De seguro. Digamos que la chica estaba actuando sin cuidado, no pudimos detenerla y la seguimos. ¿Te parece bien?

Coincidieron en la misma historia.

Haré lo mejor que pueda, así podré irme rápido a casa, juró Cordelia mientras veía llegar a los caballeros, quienes habían respondido a la señal de rescate de Ronnie.

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