Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 32: Contrato

Traducido por Ichigo

Editado por Shiro


Al final, respecto al protagonista de este mundo, Shao Qian seguía inquieto. No podía fiarse de sus palabras. Si ese hombre era capaz de sonreír mientras enterraba al viejo zorro del papa, ¿cómo podía tener un ápice de virtud? Debía permanecer siempre en guardia, no fuera que un día lo traicionara y acabara muerto en circunstancias desconocidas.

Además, ¿cómo llegó Vincent hasta aquí? No debería conocer este camino. ¿Es de verdad una coincidencia?

—Fui a tu casa a buscarte —dijo Vincent, viendo a Shao Qian apretar los labios. Rio suavemente antes de explicar—: Pero no había nadie. Luego, al cruzar el bosque, me perdí y terminé dando con este camino.

Cuando fue en busca de Shao Qian, casi no logra salir con vida. Las bestias mágicas de alto rango no estaban dispuestas a dejarlo ir tan fácilmente. Después de todo, ese humano conocía el secreto del bosque. Si lo dejaban salir, ¿quién sabía si acabaría poniendo en peligro al cachorro?

Vincent no temía a esas criaturas, pero herirlas disgustaría a Jesse y podría hacer que este se hartara de él. Por eso, al final, juró ante los ancianos árboles del bosque: si alguna vez era desleal a Jesse, que cayera en el abismo oscuro de los demonios. Solo tras prestar ese juramento, las bestias lo dejaron marchar a regañadientes.

Su llegada a aquel camino fue pura casualidad. Para evitar dañar a los bestias mágicas, se había visto obligado a esquivarlas sin cesar. En medio de la persecución, había perdido toda noción de dirección. No fue hasta salir del bosque que, a lo lejos, distinguió la senda. Con el mapa en mano y al confirmar que conducía a Ciudad Tejas Rojas, se encaminó hacia allí.

Pretendía buscar en la ciudad noticias de Jesse. No esperaba, en cambio, toparse en el camino con aquel joven de cabello y ojos cambiados. Aquello lo colmó de júbilo: sin duda era la guía del Dios de la Luz, llevándolo directo hacia Jesse.

—Vincent, vivimos en mundos distintos —Shao Qian, tras pensarlo, decidió hablar con franqueza—. No sé por qué estabas allí en ese momento. Yo solo te salvé de paso. Así que…

—No sé por qué estabas allí en ese momento. También te salvé sólo de paso. Así que…

—¿Todavía quieres echarme, Jesse? —el rubio lo interrumpió con voz suave, aunque la sombra de una amenaza se escondía en sus palabras—. Bebé, ya no soy ese despojo que solo podía aceptar pasivamente. Ahora tengo la fuerza para retenerte. No digas nada que pueda enfadarme.

—No… solo creo que tienes asuntos más urgentes de atender —Shao Qian percibió el mal tono y calló un instante—. Cuando termine con lo mío, volveré.

—Yo te acompañaré. —Vincent no le dio tiempo a replicar y añadió con nostalgia—: Han pasado diez años sin vernos, Jesse. Te he extrañado demasiado.

Lo había extrañado en cada respiro. Cada vez que sintió que no podía continuar, pensó en Jesse, aguardando por él en el Bosque de la Niebla Ilusoria. Solo al hacerse fuerte y ganar influencia podría ofrecerle una vida libre de preocupaciones.

Shao Qian giró la cabeza hacia Vincent. Su expresión parecía agraviada, pero en sus ojos brillaba una esperanza imposible de ocultar. Y así, con aquella mirada llena de expectación, se parecía tanto a Song Dao… Aunque ya había comprobado que no llevaba en su cuerpo el rastro de su energía espiritual.

—¿Jesse? —Vincent, al verlo callado, se impacientó. Le tomó la mano con cuidado y la acarició con suavidad—. Si no dices nada, lo tomaré como un sí.

—Olvídalo. Si quieres seguirme, hazlo —Shao Qian suspiró y sacudió la cabeza.

Cuando llegara la noche, lo comprobaría otra vez. ¿Y si realmente era Song Dao?

Viajaron hasta el atardecer, cuando encontraron un lugar llano para acampar. Rociaron polvo repelente de bestias a su alrededor y distribuyeron turnos de guardia.

Shao Qian, al ser un simple civil, no fue incluido. Y Lasey tampoco permitió que Vincent se acercara demasiado a los mercaderes. Así, ambos quedaron algo apartados del grupo.

Los dos hombres compartieron una tienda sencilla. Shao Qian, en secreto, esparció un somnífero en su interior; poco después, Vincent cayó dormido. Entonces Shao Qian desplegó su energía espiritual, explorando el interior de su cuerpo. Dio una recorrido completo sin hallar nada. Decepcionado, sacudió la cabeza. Al parecer, no era Song Dao.

Pero justo cuando se disponía a retirar su energía del alma, ocurrió lo inesperado. La magia de luz de Vincent, hasta entonces dócil, se rebeló de pronto, atrapó la energía de Shao Qian y la aprisionó en su cuerpo, absorbiéndola poco a poco para reponerse a sí misma.

Shao Qian sintió que su alma se agitaba, como si estuviera a punto de desvanecerse. Quiso cortar de inmediato el vínculo que lo unía a la energía del alma de Vincent, pero jamás imaginó que su propia energía del alma se negaría a obedecerle.

La debilidad de su alma se hizo más y más severa. Después de un momento, ya no era capaz de sostenerse y cayó en el abrazo de Vincent. Él, que debía estar en un estado de sueño profundo, estaba ahora mismo abrazándolo con fuerza. Colocándolo con cuidado sobre el saco de dormir, miró los ojos medio cerrados del otro, que se debían a la impotencia de su energía que disminuía poco a poco, y sus labios rosa pálido que se separaban sin quererlo para revelar con debilidad la pequeña lengua que había dentro.

Vincent no pudo contenerse y bajó la cabeza, rozando con un beso ligero aquella abertura. Sin embargo, ese contacto no lo satisfizo; anhelaba más. Quería que Jesse enloqueciera por él. Pero no era el momento… todavía debía esperar.

Cuando Shao Qian sintió el abrazo de Vincent, comprendió que había caído en una trampa. En ese instante maldijo con rabia en lo más profundo de su corazón. Sabía de sobra lo desconfiado que era el otro, y aun así había osado exponerse de esa manera. Su inteligencia debía de haber caído a niveles negativos.

No sabía con exactitud qué método estaba utilizando Vincent para drenar la energía de su alma, pero tenía claro que, de continuar así, no resistiría por mucho tiempo. Nunca pensó que, después de librarse del sistema, terminaría muriendo en este pequeño mundo.

—Buen niño, no tengas miedo —murmuró Vincent, al ver el rastro de desesperanza en su rostro. Depositó un beso apaciguador en su frente—. Pronto te recuperarás.

Al decir esto, se perforó un dedo y apoyó el índice ensangrentado sobre la frente de Shao Qian. Luego, cubrió el dedo con su poder y lo deslizó lentamente, trazando en apenas un respiro un extraño símbolo.

—Yo, Vincent de Wright, establezco un contrato forzoso con la bestia mágica Jesse. En vida y en muerte, coexistiremos.

Las palabras fueron completadas al mismo tiempo que el símbolo terminaba de dibujarse. Y junto a ellas, su eco se grabó con claridad en la mente de Shao Qian.

De inmediato, Shao Qian sintió un poder desconocido irrumpir en lo más hondo de su alma. La exigua energía del alma que le quedaba no bastaba para impedir la invasión; solo pudo aceptar pasivamente, incapaz de resistirse.

En medio de aquella niebla de agotamiento, escuchó con claridad dos palabras: «Contrato establecido». Acto seguido, la energía del alma que le había sido arrebatada regresó a su cuerpo… e incluso un poco más.

Alarmado, examinó ese excedente. Atónito, descubrió que se trataba de la porción de energía que antaño había entregado a Song Dao.

Vincent es Song Dao.

La revelación lo dejó con una extraña mezcla de alivio y desconcierto. Antes, aquel hombre nunca había mostrado tanta astucia; ahora, incluso había aprendido a urdir intrigas contra él.

—Jesse, cariño —Vincent se lanzó sobre él, frotándose contra su cuerpo. Su mano derecha acariciaba las orejas animales que habían aparecido debido a la debilidad provocada por la extracción de la energía de su alma. Una risa satisfecha escapó de sus labios—. Qué bien… puedo volver a tocar tus orejas.

—¡Lárgate!

Las orejas eran extremadamente sensibles. Tras ser jugueteadas durante un buen rato, se pusieron flácidas y entumecidas, como si una corriente ligera las recorriera. El rostro de Shao Qian enrojeció de inmediato, y de una patada arrojó a Vincent a un lado.

Él permaneció tendido allí, ladeando la cabeza mientras lo observaba con una sonrisa.

—Jesse, me gustas.

—Mm. Lo sé.

No recordaba cuántas veces había oído esa frase cuando aún era Song Dao. Y cada vez, el rostro del muchacho se teñía de rojo, incapaz de explicarse con claridad.

—¿Y yo… te gusto? —Vincent se arrastró hasta sentarse a su lado, con el rostro lleno de expectación—. Yo… yo solo no quería dejarte, por eso establecí este contrato. N-no te enfades.

—Está bien, está bien, está bien. Me gustas —respondió Shao Qian con tono cansado.

Después de tanto tiempo junto a Song Dao, sabía qué palabras podían hacerlo feliz. Pero había olvidado un detalle: aunque Vincent era Song Dao, no lo era por completo. Lo que podía complacer a Song Dao, no necesariamente tendría el mismo efecto en Vincent.

Al escuchar aquella respuesta que sonaba tan poco sincera, Vincent se sintió abandonado. Como había temido, Jesse aún lo rechazaba. Después de todo, ¿quién estaría dispuesto a aceptar un contrato forzoso? Pero él no quería que Jesse lo dejara…

Era como perderse en un ciclo eterno de muerte.

Tras aquello, no volvieron a intercambiar palabra. Dos días después, la caravana alcanzó la Ciudad Tejas Rojas. Como Shao Qian y Vincent no recibirían pago alguno, no tenían intención de seguir viajando con Christine y los demás.

El mismo día en que llegaron, Shao Qian buscó a Christine y le entregó una bolsa de cuero.

—Este es mi obsequio para el grupo de mercenarios. Hay una porción para cada uno. En tiempos de peligro, podrá salvarles la vida.

—¿Jesse? —Christine lo miró desconcertada al recibir el presente—. ¿Y esto a qué viene de repente?


Ichigo
¡Estamos a pocos capítulos de terminar este arco! Estoy un poco emocionada... Estoy cada vez más intrigada por el destino de estos personajes uwu.

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