Problemática hija del Duque – Capítulo 5: Luchando por suprimir sus sentimientos… ¿Esto es realmente lo mejor?

Traducido por Kiara

Editado por Sakuya

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El corazón de Francesca vaciló.

¿Qué debería hacer? Si Leonhart me trata gentilmente así, no podré dejarlo.

—Bueno, Leon… —ella permaneció con la boca abierta —No puedo decirlo pensara que he perdido el juicio. Francesca ya estaba en su límite.

Esta visita de Leonhart sería la última. Francesca temía ser lastimada más tarde, por lo que destruiría su relación con Leonhart definitivamente. Pero sinceramente, todavía le gustaba Leonhart, hasta el punto en que era algo insoportable ser fría con él, hacía que le doliera el corazón.

Honestamente, quiero decirle a alguien. Sé que no puedo manejarlo sola. ¿Pero cómo explicarías que el mundo en el que vives es en realidad un juego Otome? No soy lo suficientemente inteligente como para comunicarlo para que alguien pueda entenderlo. Incluso si alguien entendiera, su respuesta sería de esperarse de todos modos.

—Los juegos son juegos, es solo una historia.

—La realidad no está necesariamente escrita en piedra.

— ¿Por qué no intentas cambiar el futuro?

Estas respuestas son normales. Incluso una de las novelas que leí en mi vida anterior, sobre alguien reencarnando en el personaje rival del juego, también sucedió así. Hicieron un esfuerzo por cambiar el futuro desde temprana edad, y sin saberlo, llegaron a ser muy queridos entre los objetivos de captura, obtuvo un harem inverso lleno de felicidad.

Pero, ese es un modo difícil en realidad. El mundo es espantosamente estable. Cuando era joven, aprendí eso de la manera más cruel  [1].

El esfuerzo no siempre dará frutos. Hacer lo mejor, no garantiza una recompensa.

Es inesperado, algo así como el amor a primera vista. Este evento predestinado seguramente está grabado en el destino. No puedo cambiarlo, incluso si trabajé duro.

Leonhart se enamorará de la heroína. Ya sea que la heroína esté atada con los otros objetivos o no, “para demostrarle mi amor” entiendo que es mejor romper el compromiso.

Lo único que puedo hacer es reforzar mi corazón, para no lastimarme. Cualquier cosa que haga para cambiar el futuro, sería en vano.

Yo sé eso. Pero, aun así.

—Yo también… um, también como Leon, ¿sabes?

Francesca le contó sus sentimientos. Tan pronto como lo dijo, fue como si los sentimientos que había estado aprisionando en su corazón se abrieran de golpe. Su corazón ya no se sentía confundido, como una fuente rota, las emociones que contenía se convirtieron en un caudal que se desbordó.

—Me gusta. Me gustas. Quiero estar contigo para siempre. Quiero quedarme a tu lado, por favor, no me tires. No me odies, no me dejes.

La parte posterior de sus ojos se estaba poniendo más caliente. Las lágrimas se derramaron antes de que ella se diera cuenta. Enterró su rostro en el pecho de Leonhart, ella podía sentir sus fuertes músculos a través de su ropa.

Cuando aún era un niño, Leon era tan delicado como una niña, pero antes de que ella lo supiera, se había convertido en un hombre fuerte.

Francesca lo abrazó y se aferró a Leonhart. Ella siguió llorando como si hubiera vuelto a la época en que eran niños y lloraba por tonterías, mientras él le acariciaba la cabeza.

—No hay razón para abandonarte, Fran.

Leonhart susurró al oído de Francesca. La voz baja y masculina la hizo temblar y todo su cuerpo se llenó de escalofríos. Su aliento le hizo cosquillas en el lóbulo de la oreja.

—Eres lo único que amo en este mundo. Haré una promesa a Dios si tengo que hacerlo.

—Pero…

— ¿Qué está causando que estés tan preocupada? todo va a estar bien, siempre, siempre estaré a tu lado.

Francesca tembló. Leonhart le mordió suavemente la oreja izquierda. Solo un pequeño estímulo fue suficiente para encender el cuerpo de Francesca con placer… Una vez más, las puntas de sus pechos se elevaron con la fiebre del calor.

—Tu cuerpo es muy sensible. No puedo evitar disfrutarlo. He estado obsesionado contigo desde que éramos pequeños, recientemente, he descubierto otra razón para no dejarte ir. Es intolerable dejar a una mujer tan linda y lasciva a otro hombre. Eres mía, Fran. Te amo. Te amaré por el resto de mi vida. Puedes ser cruel conmigo, llorar, pero no te abandonaré.

Los dedos de Leonhart acariciaron el cuello de Francesca, luego pellizcó sus pezones por encima de la ropa.