—¿Te han sido mostrados?
—No… hasta ahora.
Sir Leonard se sentó frente a mí, dentro del carruaje. Cuando me preguntó, miré hacia abajo. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 30: La reflexión de la princesa reencarnada”
—¿Te han sido mostrados?
—No… hasta ahora.
Sir Leonard se sentó frente a mí, dentro del carruaje. Cuando me preguntó, miré hacia abajo. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 30: La reflexión de la princesa reencarnada”
El sonido duro de mis pasos resonó por toda la no muy amplia habitación.
Esta era una de las bibliotecas del palacio, pero era más bien una extensión. El volumen total de libros guardados aquí no eran muchos.
Pero, había un montón de libros valiosos que el edificio principal dentro de los terrenos del palacio no tenía. Además de eso, sólo los que tenían permiso se les permitía acceder, por lo que no tenía que preocuparme por ser observada. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 29: El encuentro de la princesa reencarnada (2)”
En tiempos pasados, el mundo estaba al borde de la destrucción debido al Señor Oscuro.
El mal se esparció y los corazones de la gente se colorearon de miedo y desesperación. La oscuridad comenzó a cubrir el mundo.
Esa es una historia de otros tiempos, ahora varios cientos de años en el pasado. Cuando el Señor Oscuro fue sellado, los Oscuros también desaparecieron. La gente que vivió esos tiempos caóticos ha desaparecido hace tiempo, y la entidad conocida como el Señor Oscuro se ha convertido en un cuento infantil. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 28: El encuentro de la princesa reencarnada”
—…
Sir Leonard se quedó en silencio con una expresión de preocupación en su rostro después de mi sencilla explicación.
No tenía forma de adivinar si creería en mí o no. Antes de que pudiéramos llegar hasta allí, era un misterio si se lo había transmitido todo con mis limitadas palabras. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 27: La discusión de la princesa reencarnada (2)”
—…
¿Qu-qué debo hacer …?
Han transcurrido unos diez minutos desde que abracé a Sir Leonhard. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 26: La discusión de la princesa reencarnada”
Después de que Christof y Klaus se fueran, el silencio descendió en la habitación.
¿Qué iba a hacer …? Mi corazón estaba listo para salir de mi pecho.
Pero esto era diferente de la mezcla habitual de nervios. Era la tensión que se siente cuando finalmente llega el momento de pedir disculpas a un amigo con el que acababa de tener una pelea. No. Sir Leonhard no era un amigo, y tampoco era como si hubiéramos tenido una pelea. Pero era tan desagradable como ser colocada en esa posición. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 25: La apología de la princesa reencarnada (2)”
El plan de Sckellz de secuestrar a los magos terminó en fracaso.
Al ser conscientes de su trama de antemano, Nayvel les dio de golpe y ganó la cooperación de su aliado Vint para lanzar con éxito una trampa en el grupo de secuestradores y la fuerza privada del Rey de Sckellz. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 24: La apología de la princesa reencarnada”
[Theo Eilenberg]
—Estoy muy cansado—dijo Lutz.
—…
El sonido de los cascos de los caballos era muy apacible. Sentado en su propio caballo junto a mí, Lutz seguía mirando fijamente con ojos vacíos, como los de un pez muerto. Mirando hacia el cielo azul, no respondí. Ninguno de nosotros realmente tenían la voluntad de una pequeña charla. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 23: El regreso de los magos”
[Theo Eilenberg]
La velocidad de la carreta se había reducido a medida que subía la pendiente, pero ha comenzado a aumentar de nuevo. Parece que hemos cruzado un paso.
Con el sonido de las ruedas como si hubieran sido música siendo sacudida, pensé de nuevo en las palabras del comandante. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 22: La lucha de los magos (2)”
[Theo Eilenberg]
*¡BAAAM!*
*¡KRASHHH!*
Desde mi posición, en la superficie dura del piso de la carreta donde había sido desechada hace mucho tiempo y rápidamente descuidada, susurré silenciosamente. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 21: La lucha de los magos”
Han pasado tres días desde entonces.
Me informaron que la herida de Hilde no era demasiado seria y que ya podía levantarse de la cama. Parece que su interrogatorio ha comenzado, con un médico a la mano. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 20: El arrepentimiento de la princesa reencarnada”
Una gran conmoción de pasos resonó detrás de Sir Leonhard, unos diez segundos más tarde, y los guardias reales rodearon a Niklas y a Hilde.
—¡Llama a un médico! ¡Nuestra principal prioridad es tratar su herida! Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 19: El peligro de la princesa reencarnada (2)”
Cara a cara, ninguna de las dos se movió ni habló.
Hilde fue quien rompió el largo silencio que había caído sobre el área.
*CLINK* Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 18: El peligro de la princesa reencarnada”
—¡¡…!!
—¿¡Princesa Rosemarie!?
Me levanté de mi silla con un ruido y me volví en pánico. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 17: El conflicto de la princesa reencarnada”
—Princesa.
—¿¿Huh…??
Mi mente había vagado, pero volví a mis sentidos cuando alguien agarró mi mano. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 16: La preocupación de la princesa reencarnada (2)”