La Princesa derriba banderas – Capítulo 21: La lucha de los magos


[Theo Eilenberg]

*¡BAAAM!*

*¡KRASHHH!*

Desde mi posición, en la superficie dura del piso de la carreta donde había sido desechada hace mucho tiempo y rápidamente descuidada, susurré silenciosamente.

—No hay necesidad de mostrarse.

Todo mi cuerpo es un doloroso lío de la cabeza a los pies. Mi brazo izquierdo se había entumecido debajo de mí, y con mis manos y pies atados, me habían reducido a una oruga que se retorcía. Mi estado actual era bastante difícil maniobrar, pero de alguna manera me las arregle para quedar boca arriba. Suspiré aliviada.

¡¡¡BOOM!!!

Una bola de fuego se desvaneció través de un cielo ahora visible a través del sacudido toldo.

Esto no era de ninguna manera, como una cuestión de hecho, el logro de mi autodestrucción.

—No hay necesidad de mostrarse—Dije de nuevo, con una risa seca gruñendo.

Mi nombre es Theo Eilenberg. Posición actual – las afueras remotas del Reino de Neyval, en un sendero de montaña cerca de la frontera nacional compartida con el Reino vecino  de Vint.

Han pasado tres días desde que Niklas von Buelow intentó matar a Hilde Kramer cuando fue revelado como espía. En los acontecimientos siguientes, el palacio real fue infiltrado por el enemigo, y me metieron en un saco y me llevaron al carro donde me tiraron sin miramientos.

Traté de escapar usando mi magia, pero no pude obtener un control adecuado de mi magia debido a los efectos limitantes de la gargantilla. Cuando un mago sin nada de fuerza es impedido de utilizar sus poderes, todo termina para él.

No quería herirme, así que obedientemente estaba donde me habían echado como un saco de papas, pero parece que un prodigio con un poco demasiado de orgullo no tenía intención de hacer lo mismo.

Un poco menos de una hora después de que habíamos comenzado a subir un empinado camino de montaña, la boca de mi saco fue desatada. Él ahora estaba tratando de cortar mis cuerdas, y supuse que había escapado usando el cuchillo escondido en la suela de su zapato.

Justo en medio de su trabajo, un jinete de la parte trasera notó algo fuera de lugar y detuvo el carro.

Abandonandome en mi estado de oruga, Lutz se movió en una postura más preparada para la batalla.

Sus armas eran el pequeño cuchillo en la mano, y tres piedras mágicas en la otra. Por cierto, son piedras imbuidas de poder. No eran muy fáciles de usar porque sólo se limitaban a magos con gran habilidad, y sólo se podían usar una vez antes de que se rompieran y desaparecieran.

Las piedras mágicas que Lutz había sostenido habían sido creadas por nuestra maestra, Lady Irene von Artmann, como un medio de autodefensa porque nuestros poderes habían sido sellados.

Por esa razón, Lutz fue capaz de disparar bolas de fuego – la magia de un atributo exactamente contraria a la de él – al cielo.  El problema era… que él acababa de lanzar la último. Ese señaló el final para él.

Inevitablemente, Lutz regreso después de su lucha.

Fue violentamente arrojado dentro, una visión horrible de ver.

Miré para ver si todavía tenía otras armas en él, notando una gran cantidad de moretones en la mitad superior expuesta de su cuerpo. Le habían quitado los zapatos, así que ahora estaba descalzo. Por si fuera poco, había sido atado en círculos con la cuerda. El golpe final fue en la gargantilla brillante.

… una fuerza misteriosa instintivamente me empujó a mirar hacia otro lado.

Él poseía una belleza incomparable, pero también era su desgracia. Sólo podía verlo como un chico lúgubre y guapo que había sido agobiado por un puñado de pervertidos.

—Lutz … Le diré a la princesa que no investigue demasiado profundamente la situación en tu trasero.

Intenté bromear ligeramente al respecto, pero los ojos que él me dio de vuelta, parecían poder matarlos. Prometían hacerme pulpa, en sincronía con su irritación.

—Antes de que eso ocurra te meteré un carámbano*1 en el culo.

Suspiré sin una gota de miedo, y me encogí de hombros.

—No tiene sentido resistirse, solo te lastimaras. Ser obediente. Ni siquiera podemos usar magia, ¿cómo vas a huir?

—Cállate. No me des órdenes.

Lutz apartó bruscamente su cara.

Sacudiendo la cabeza con asombro, me puse enfrente del otro lado.

Poco después, un solo hombre subió a bordo.

Hasta ahora, él no había estado montando junto a la carreta para que pudiera mantener un ojo en el ritmo de la carreta, pero sabía que tenía un ojo en ello.

—No cause demasiados problemas—dijo él, frunciendo el ceño.

Yo lo conocía.

Era el Caballero Real, Niklas von Buelow. El hombre que se había vuelto un traidor en contra de sus amos, la gente que había prometido proteger.

Sería conveniente que se acercara.

—En cualquier caso, los mocosos no tienen idea de dónde están. Sería lo mejor para ustedes hacer felices a sus amos y ganar su favor—dijo con una mueca, ni siquiera tratando de ocultar su desprecio.

—Ohh, ya veo … Los perros de mascotas deben actuar como perros de mascota, y trabajar duro para complacer a sus dueños—dije con una sonrisa.

Niklas resopló mientras se reía.

—¡Esa aquí está una buena actitud!

Bien. Podría decir que las cosas parecían favorables.

Hasta este punto he estado siguiendo un guión que ya había sido preparado de antemano.

El ataque al palacio, el secuestro de los aprendices, incluso el error de Lutz, todo iba según el escenario que había planeado el primer príncipe, Christof von Werfald. Naturalmente, se había excluido a alguien que no fuera digno de confianza.

Retrocediendo en el tiempo, hace tres días.

La noche del día en que Hilde Kramer había sido atacada, fuimos llevados a una habitación pequeña y estrecha bajo el pretexto de un interrogatorio.

Entrando como si estuviéramos encerrados, nos encontramos cara a cara con personajes distinguidos. El Primer Príncipe, el Comandante de los Caballeros Rales, y nuestro Profesora, Lady Irene von Artmann.

Tragamos saliva cuando el primer príncipe nos dijo: Les pido su cooperación.

Poco tiempo después, entró en detalles sobre todo lo que había estado sucediendo bajo la superficie. El rey de Sckellz estaba planeando secuestrar a Lutz, y el que guiará a sus hombres sería miembro de la Orden de los Caballeros Reales. La doncella que se había acercado a Lutz últimamente, había sido la subalterna de este espía.

Con el fin de sellar su boca, trató de matar a la criada, pero la princesa pasó a estar presente para todo.

Al principio, estábamos sin habla, pero poco a poco empezó a atar cabos, haciendo que nos queramos dar un golpe a nosotros mismos.

Nos miramos el uno al otro, idénticamente … no, Lutz se veía aún más severo que yo, mordiéndose sus labios. Mantuvo las manos en un puño con todas sus fuerzas, temblando ligeramente.

—¡Entonces … ¿la princesa siempre nos había protegido?!—preguntó Lutz aturdido, y me acordé de algo.

La princesa había estado muy interesada en el asunto entre Lutz y la doncella.

Si creía que las conversaciones de amor eran algo que hacían las jóvenes de edad de casarse, porque eso era lo que les interesaba, entonces no había habido ningún indicio de disfrute por parte de la princesa. Si tuviera que ponerlo en palabras, recordé lo preocupada que estaba, esperando ver cómo reaccionaría Lutz.

Estaba claro ahora que la princesa temía que Lutz tuviera afecto por la doncella, y que sería usada en su contra.

Había tratado de permanecer a nuestro lado tanto como sea posible, haciendo uso del tiempo libre en su apretada agenda. Probablemente había sido todo por nuestro bien, para que pudiera tener al guardia que había sido asignada por su propia seguridad, para que nos protegiera a nosotros.

Una niña tan joven había intentado desesperadamente extender sus brazos para protegernos.

Y, sin embargo, ¿qué diablos hicimos? Sabíamos que algo la había estado molestando, pero no habíamos notado que éramos la causa de sus preocupaciones.

—Qué desgracia … Somos patéticos.

Quería reírme de lo desesperanzados que éramos, pero ni siquiera podía hacer eso. Todo lo que salía de mis labios retorcidos era una voz ronca.

—¿Po-por qué? ¿Por qué dejaste que la princesa hiciera algo así …? ¡Si hubiera sido consciente de la situación, podría haber tratado con ello por mí mismo!

No era algo que pudiéramos simplemente terminar golpeando físicamente al enemigo.

—Cálmate, Lutz. Sabes que no es tan sencillo—le reproché, y Lutz rechinó los dientes, apartando la cara.

—…

—Confieso que use a mi hermanita para obtener los resultados finales, pero nunca le ordené que hiciera nada—dijo el príncipe en voz baja sin expresión, observándonos cuidadosamente.

¿Qué significaba que él no le había ordenado? Incapaz de entender su objetivo, lo miré interrogativamente. El príncipe cerró los ojos y soltó un largo suspiro.

—Le dije que estaba preocupado por ustedes dos, pero no diré nada más al respecto. Cuando me enteré de la grave información de que podría estallar la posibilidad de un conflicto a nivel nacional, ¿realmente creen que se lo habría dicho a la princesa?

—…

—Ella es inteligente. Ella tiene la capacidad de actuar. Sin que nadie le ordenara, analizó la situación en su cabeza, y fue capaz de mover todo en una dirección que trajo los mejores resultados. A veces, me sorprendo con la idea ridícula de que incluso puede ser capaz de ver directamente el futuro. Ella es mi brillante hermana pequeña. Esta vez, sin embargo, su brillantez ha producido el efecto menos deseado. Ella ha sido arrastrada en una trama de la que nunca debería haber sido parte.

Nuestros ojos estaban muy abiertos.

Si tuviéramos que tragar todo lo que había dicho, sin cuestionarlo, entonces realmente no le había ordenado a la princesa que hiciera nada. En vez de eso, ella había percibido nuestro peligro y había actuado sola usando su propio juicio.

Casi como si la joven finalmente hubiera llegado más allá de su adolescencia a la edad adulta.

Su brillantez no podía resolverse con sólo palabras. Con la información que antes nos faltaba, conecté los extraños acontecimientos que habían ocurrido en el interior del castillo, pasando de punto a punto hasta llegar a una respuesta y encerrado en un talento imposible. En pocas palabras, las visiones del futuro.

—Para empeorar las cosas, ella incluso ha llamado la atención de un gobernante.

—¿¡Una gobernante … no es…!?

—No—dijo el príncipe, cortando mis palabras, que habían llegado tan rápido como la sangre había drenado de mi rostro—No me refiero a Sckellz, sino al gobernante de nuestro reino.

Ahh, eso era bueno…Me había desmayado al pensar en que la princesa se hiciera notar por ese demonio de guerra.

—¿Nuestro reino? En otras palabras, su-

—Eso es correcto. Mi padre.

Aunque estaba completamente perdido, Lutz preguntó y el príncipe asintió con la cabeza en confirmación.

—Sin embargo, para esa persona no somos niños. No somos nada más que subordinados relacionados con él a través de la sangre. Aquellos que él considere útiles serán puestos a trabajar, y todos los demás ignorados. Por su bien, sería mejor para él decidir que ella es inútil, pero …

Parece que tiene “uso” después de todo, el príncipe permaneció inexpresivo cuando murmuró eso, pero su voz se hizo extremadamente amarga. Incluso el príncipe parecía encontrar un giro desagradable de los acontecimientos.

—¿Uso…? ¿Qué tenía en mente para la princesa?

—Carnada.

—¿¡QUÉ!?

—Nuestros enemigos están apuntando a los dos, pero necesitan a alguien que los manipule para que hagan lo que dicen. En este momento, no hay nadie más adecuado para el trabajo que mi hermana pequeña.

—¿Q-qué diablos …?—dijo Lutz, con voz temblorosa.

¿Él se estaba deteniendo? Parecía muy cabreado, listo para romper en cualquier momento. Bajo su aliento, murmuró: ¡No nos engañes!

Es probablemente que sea un poco demasiado tarde ahora, pero hemos estado actuando muy bruscamente hacia Su Alteza Real. Mi razonamiento me dijo que necesitaba detener a Lutz.

Pero, en contra de mis mejores sentidos, las palabras que necesitaba para detenerlo nunca salieron. A decir verdad, me sentí de la misma manera.

—En otras palabras, ¿estás dejando que ella sea secuestrada para que puedas reunir a todos, en el justo nombre de rescatar a la princesa?

¡No nos metas en esto!

¡La princesa no nació como realeza por el bien de ser arrastrado a este lío!

¡Nosotros, Yo no me quedé a su lado para participar en esto …!

Un deseo terriblemente brutal brotó del fondo de mi corazón.

Como si estuviera de acuerdo con mis sentimientos, mi temperatura corporal subió increíblemente, y el calor se acumuló en la palma de mis manos. El controlador que había sido instalado alrededor de mi cuello chispeo, haciendo un sonido agudo.

—Tranquilízate, tonto aprendiz.

*SPLASH*

—¡¿…?!

El agua fría literalmente se derramó sobre mi cabeza, dejándome aturdido.

Una mujer esbelta y hermosa suspiró mientras me miraba. Con su cabello negro cuidadosamente arreglado y un monóculo en el ojo izquierdo, parecía inteligente y tenía un rostro hermoso, pero había una impresión general de inflexibilidad.

Ella era nuestra profesora, la que nos había supervisado cuidadosamente hasta ahora. Lady Irene había convocado agua desde arriba con magia, para que me cayera encima y evitar que perdiera la calma, aunque ella era una bruja de fuego.

Ella era la única en nuestro reino que podía recurrir tan fácilmente a la magia de su atributo exactamente opuesto.

—El Príncipe Christof no permitiría tal acto atroz.

—Uh…

—Observa lo disgustado que está Su Alteza, todo porque la princesa es tan adorable, tan linda que no puede contener sus emociones.

—Señorita Artmann.

Incluso con la mirada escalofriante del príncipe fijado en ella, mi profesora no se perturbó en absoluto. Enfrentándolo con una sonrisa, ella fácilmente le evadió.

—Dios mío, qué grosero de mí.

Quizás comprendió que no era rival para ella con palabras, porque el príncipe dejó pasar su audacia sin reprimenda. Un suspiro se le escapó y continuó nuestra conversación.

—Como mencioné antes, no quiero que mi pequeña hermana se involucre más. Por lo tanto, su cooperación es esencial.


Carámbano*1:Trozo de hielo largo y acabado en punta que se forma cuando se congela el agua que cae de un lugar alto.

♥ ❤ ♥

                

2 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 21: La lucha de los magos”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido