La Princesa derriba banderas – Capítulo 60: La petición de la princesa reencarnada (6)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


—Maestro Julius.

— ¿Sí?

— ¿Cómo eran las provisiones en esa nave?

Parpadeó un par de veces sorprendido. He estado sentada con la cabeza gacha todo el tiempo, sin tomar parte en la conversación. Mi repentino interés debió haberlo sobresaltado, pero no trató de hacer preguntas graciosas y miró el documento en sus manos. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 60: La petición de la princesa reencarnada (6)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 59: La petición de la princesa reencarnada (5)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


[Nota del autor: Algunas descripciones son gráficas, por lo que debe estar prevenido.]

—Está eso, pero todavía no le he preguntado a la pri… la señorita Marie por qué me buscó hoy.

El maestro Julius sonrió con dificultad.

Era fácil decir por su expresión, ligeramente rígida, que se lo había buscado él mismo, como siempre era tan cortés y calmado, fue realmente reconfortante verlo un poco descompuesto, pero ahora no era el momento de sentarse y disfrutar del espectáculo. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 59: La petición de la princesa reencarnada (5)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 58: La petición de la princesa reencarnada. (4)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


No, no, no. Debo haber cometido un error, pensé.

Todo el tiempo mirando fijamente a la mujer.

Ella tiene un hermoso cabello negro y ondulado. Ojos ámbar en forma de almendra, cejas fuertemente definidas y rasgos finos esculpidos. Tenía labios rojos brillantes y una marca de belleza en el lado inferior izquierdo de su boca. Su cintura era pequeña, su pecho generoso y su figura excelente. El vestido azul oscuro de cuello alto que llevaba, era simple, pero hacía que su belleza se destacara aún más.

No había equivocación alguna, era la señorita Bianka. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 58: La petición de la princesa reencarnada. (4)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 57: La petición de la princesa reencarnada (3)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


Avergonzada, no podía soportar la mirada de Sir Leonhard. Miré hacia otro lado, poniendo mi vista en el paisaje.

Tao era un lugar accidentado.

Las casas asomaban por las pendientes empinadas, las carreteras sinuosas y las escaleras, dificultaban la navegación, por no mencionar que todas las casas parecían iguales con sus paredes blancas y sus techos de color naranja hechos de ladrillos sin esmaltar.

—Es como un laberinto. —Me dije a mí misma. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 57: La petición de la princesa reencarnada (3)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 56: La petición de la princesa reencarnada (2)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


¡Déjame atrás, me iré sola!

Si fuera así de simple, no sufriría ninguna dificultad…

Incluso conectado por tierra, no era una distancia que pudieras caminar. No sé la distancia exacta, pero hay miles de kilómetros desde la capital de Nebel hasta la frontera de Flamme, y ésa es sólo la distancia lineal. Si calculo los altibajos, los giros y las vueltas, la distancia sería aún mayor.

Sep, no sucederá. Demasiado lejos.

No teníamos muchos modos de transporte de fantasía, como montar en dragones o teletransportarse a través de círculos mágicos. Lo mejor sería ir en carruaje, pero los trámites serían un gran dolor, ya que ir a Flamme por carretera me llevaría a través de dos países, Wind y Sckellz. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 56: La petición de la princesa reencarnada (2)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 55: La petición de la princesa reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


El mapa crujió cuando se extendió sobre la mesa. El guante blanco de Sir Leonhard presionó la parte de abajo del mapa, como si estuviera alisando el pliegue.

Sir Leonhard y yo, éramos los únicos en el área de descanso adyacente al invernadero.

Los magos se encontraban entrenando, yo le había pedido a Klaus reunir información para mí. Últimamente, Sir Leonhard había estado siendo mi escolta, pero Klaus no reclamó ni una sola vez. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 55: La petición de la princesa reencarnada”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 54: El dilema del hijo del Marqués (POV de Georg zu Eigel)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Con una mano en el cristal de la ventana, dirigí mi mirada afuera.

Un carruaje se volvía más distante a medida que el paisaje se teñía de naranjo ante la puesta de sol, y mi dedo picaba, como si quisiera seguir la forma que gradualmente se volvía cada vez más y más pequeña. El vidrio helado se empaño y la escena se ponía más borrosa a medida que el calor se transmitía a su superficie. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 54: El dilema del hijo del Marqués (POV de Georg zu Eigel)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 53: La consternación de la princesa reencarnada (2)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Ha pasado más o menos un mes desde que Michael se había vuelto un aprendiz, y casi no han tenido contacto desde ese día.

Ahora, estoy convencida de que él me estaba evitando. Pero va a ser difícil probarlo. Ya es bastante difícil encontrar una forma indirecta de acercarme a él, y no sería una exageración decir que el invernadero se ha convertido en el punto de encuentro para los magos, pero él ya no se ha mostrado ahí. Estaba segura de que sería el lugar ideal para que un mago con el atributo de tierra nutriera sus habilidades, pero, aparentemente, él tenía su propio lugar para trabajar con plantas. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 53: La consternación de la princesa reencarnada (2)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 52: La consternación de la princesa reencarnada

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


Mi alma se sentía como si hubiera sido reducida después de la combinación mortal de mi entrevista con Padre y las tácticas de intimidación empleadas por Madre. Al día siguiente, estaba en la biblioteca buscando libros sobre medicina cuando otra bomba fue lanzada a mi regazo.

— ¿Eh?

Me quedé inmóvil, con la boca entreabierta. El impacto fue tan grande que no pude dar una respuesta. La gran cantidad de libros encerrados entre mis brazos estaban a punto de caer de mi debilitado agarre, así que rápidamente los ajusté antes de que cayeran.

La hermosa mujer que estaba parada frente a mí me dio una sonrisa preocupada cuando sus ojos se encontraron con los míos. ¿Esto es una broma?, me pregunté, pero la mirada en su cara me dijo que era una historia diferente. Ella nunca fue del tipo que bromea maliciosamente de todos modos. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 52: La consternación de la princesa reencarnada”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 51: La Confrontación de la Princesa Reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


De alguna manera me las arreglé para obtener la palabra de padre. Todo lo que quería era regresar, por lo que rápidamente hice mi despedida. Salí al pasillo y me quedé ahí un rato, haciendo respiraciones para calmar mis nervios.

Tan pronto como puse un pie en el pasillo, vi a los dos soldados que cuidaban el dormitorio de mi padre y a mi propio guardia, Klaus. Se supone que solo deberían estar esos tres. A quien no esperaba ver dio un paso en mi dirección, el fuerte sonido de los pasos contra el piso de mármol de patrones geométricos hacía eco en el pasillo. Me congelé y casi comienzo mi retirada, pero la puerta de caoba estaba a mi espalda. No tenía a donde correr.

—Rosemarie.

Una voz monótona, que aparentemente estaba intentando ocultar su furia.

Me preparé para lo peor y levanté mi cabeza.

Frente a mí estaba una mujer joven con su dama de compañía a cuestas. Ella tenía la piel blanca como la nieve y unos hechizantes labios rojos. Una hermosa nariz y unas mejillas sutilmente sonrojadas. El arco de sus cejas reflejaba su fuerte personalidad, y sus ojos azules, con un color similar a una gema, estaban fijos en mí.

La tela del vestido que estaba usando era terciopelo verde oscuro de alta calidad. Tenía una flor bordada en el frente con hilos de oro y plata y las mangas estaban decoradas elegantemente con encaje. Su elegante vestido y su cuidadosamente arreglado cabello dorado platino, le daban a esta muy hermosa mujer una imagen madura apropiada para su edad.

¿Por qué no puedo ir a ningún lado sin evitar encuentros de este tipo?

Con el corazón lleno de suspiros y quejas, le di una sonrisa falsa.

— ¿Cómo se encuentra, madam?

En el momento en el que saludé a madre, frunció el ceño profundamente. Vaya, que aterrador.

Su mirada fría me hacía querer escapar a las montañas, pero resistí.

Madre abrió su boca, lista para imponerse ante mí, y se detuvo. Ella probablemente se percató de que no estábamos en el mejor lugar, porque me llamó a su habitación, la que estaba al lado de la de padre. ¿Qué clase de tortura es esta?

Esta vez de verdad quería correr en la dirección opuesta, sin mirar a ningún lado, pero me resigné y obedientemente la seguí.

Fui guiada a la silla de ejecuciones… digo, a su habitación. Estaba amueblada de forma extravagante. El interior opulento, que favorecía enormemente el uso de estuco en su diseño, le sentaba. El techo estaba tallado con finos detalles, y un enorme candelabro hecho de oro y adornado con piedras preciosas sostenía las velas, su luz se reflejaba en las joyas, era doloroso para la vista.

El sofá de madera negra que tenía las piernas curvas y pies en forma de bola, tenía tapicería roja con diseños en plata y oro. Para completar el set, teníamos una mesa con las mismas piernas curvas y pies en forma de bola, la que se encontraba entre mi madre y yo cuando me sentó. Ella me escudriñó desde el otro extremo de la mesa.

Mi dolor de estómago volvía a medida que el silencio se alargaba.

¿Qué era esto, una táctica intimidatoria?

Sus labios pintados de rojo finalmente se separaron después de que pasara más de medio minuto.

—Me pregunto, ¿qué estabas haciendo en la habitación de su majestad?

Cuando incluso yo raramente puedo entrar, tenía implícito la pregunta.

Puesto que estaba yendo y viniendo a menudo, ella se iba a dar cuenta en algún momento. Sabía que me iba a enfrentar a su rechazo, pero era más aterrador de lo que hubiera imaginado.

Las personas hermosas, pero severas, eran terriblemente intensas, pensaba a la distancia.

La pareja real mantenía habitaciones separadas.

No levantaría ni una ceja si en el reino se practicara poligamia, pero padre no tenía ni concubinas ni amantes. ¿Por qué él dormiría en otro lugar? La respuesta era obvia: porque era lo que él había decidido.

No sabía la razón, pero asumí que él probablemente prefería dormir solo. Para ser honesta, no estaba realmente interesada, por lo que nunca indagué.

—Hablé con padre un poco.

[Traducido por Reino de Kovel]

Elegí palabras inocuas, pero la intensidad de su mirada no disminuyó. Lo sabía, entrar a la habitación de padre era de por sí un crimen para ella.

—Su majestad está ocupado. No debes ser egoísta y forzar tus deseos e incomodarlo.

Asentí obedientemente. —Sí, madame. Mis disculpas.

Su expresión fría no se entibió ni un poco.

—Su majestad es un hombre de gran benevolencia, pero esa no es una razón aceptable para molestarlo. ¿Crees que serás perdonada solo porque eres una niña? Deshazte de tu comportamiento consentido.

—Sí… madame.

Me tomó un momento decirlo, pero creo que lo dije bien.

Quiero decir, ¿de quién estaba hablando?

Padre, ¿benevolente? ¿Había algo malo en sus ojos? ¿Es que ella realmente creía que yo era una persona perezosa que usaba su estatus como niña para librarse?

No, padre no era el tipo de persona que hacía excepciones por alguien, sin importar su edad o su género. Madre debería saber al menos eso.

Ella simplemente no podía aceptar el hecho de que a quien había permitido estar cerca de él era a su hija y no a ella misma.

—Si tienes algo que preguntar, ven a mi primero. ¿Entendiste?

Sí, madame.

No podía decirlo fácilmente.

No cuando no tenía intenciones de pedirle permiso a ella, quien solamente me diría que me alejara.

Siempre había sido de ese modo. Ella pensó que era natural para Johan y para mí escuchar a todo lo que decía. Asumió que era razonable que los niños obedecieran absolutamente a sus padres, y nunca trató de preguntar cómo nos sentíamos. Ella probablemente pensaba que mis razones para visitar a padre eran triviales también.

— ¿Rosemarie?

Su voz se afiló mientras se impacientaba. Sus ojos se entrecerraron como los de un gato.

Sabía que ella estaba a punto de explotar. La parte astuta de mí conocía que poner una fachada falsa y pretender que iba a obedecer era la cosa más segura que podía hacer, pero yo apenas era mi propio aliado cuando mi boca comenzó a moverse.

—Me disculpo, sin embargo, no puedo hacer eso.

— ¡Qué-!

Los ojos de madre se abrieron en par. Ella estaba sin habla, pero yo podía deducir sus pensamientos: Dios, ¿acaso ella me está desafiando abiertamente?

Ahora que lo pienso, no nos hemos visto la una a la otra recientemente. En el corazón de madre, de seguro yo no he cambiado en relación a cuando tenía 5 años y estaba confinada a mi habitación. Aún la misma niña inexpresiva, sin encanto y obediente.

Ese era el nivel de su interés en mí, pensé, y una risa vacía luchaba por salir. Pensándolo bien, aunque ella odiaba que nosotros tuviéramos algún contacto con nuestro hermano mayor, nunca se molestó en interferir.

Realmente, nada le importa a esta mujer, solo padre.

No podía odiar tan honesta perseverancia, pero no podía siquiera imaginar en seguir su ejemplo. Mi cegador descubrimiento me dejó con una sensación fría.

Tenía que ser cuidadosa de no seguir en su estela.

—Rosemarie… ¿Entiendes lo que estás diciendo?

Sus manos temblaban, quizás porque estaba muy enojada, estaban fuertemente apretadas.

La miré al momento que asentí. —Sí, madame.

Había algo que necesitaba hacer, y el plazo final estaba cada vez más cerca. No tenía tiempo para estar estancada en un lugar como este. Si ella quería meterse en mi camino, que así sea. Yo pasaría sobre ella.

—He recibido permiso de padre para entrar a su habitación. Incluso si usted es mi madre, no tiene la autoridad para anularlo.

— ¡Tú-!

—Si le estoy causando algún problema, seguramente padre me lo dirá el mismo. Hasta entonces, no planeo contenerme. Solo hago lo que necesito hacer.

Sabía que estaba incitando una pelea, pero no tenía la intención de retirarme habiendo llegado tan lejos.

Probablemente seguiré frecuentando la habitación de padre los próximos dos años. Si ella intentara detenerme cada vez, no lograría hacer nada.

—Rosemarie…

Su voz sonaba como si retumbara desde el piso, pero yo ya había dicho lo que necesitaba por lo que me levanté para escapar.

♥ ❤ ♥

               

La Princesa derriba banderas – Capítulo 50: La Negociación de la Princesa Reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Al final, cancelé los planes que tenía con el Maestro Julius y Georg. No podía salir con los ojos rojos e hinchados. Con una sola mirada cualquiera podía saber que había estado llorando. Sir Leonhard sacó una toalla de alguna parte, y la puse sobre mis ojos mientras en silencio regresaba al palacio.

Esa misma noche.

—Qué sorpresa. —dijo el hombre que se encontraba reclinado en el lujoso sofá. La mano que estaba pasando las páginas del documento se detuvo. Su rostro tallado como el de una muñeca, contrario a sus palabras, inexpresivo como siempre.

Después de mirarme con escrutinio de los pies a la cabeza, regresó su atención a los documentos. —Pensé que preferirías evitar mi presencia por un tiempo. Esto no era lo que esperaba.

Sus ojos seguían las palabras escritas en el papel, y un sonido seco provenía de las páginas cada vez que les daba vuelta.

Estoy trabajando, él demostraba; pero lo ignoré. No debía importarme.

Como alguien que pasó su vida anterior en un país que enfatizaba en la importancia de leer la situación, lo único que quería hacer era darme media vuelta y decir, ¡volveré otro día! Pero eso sería una pérdida de tiempo, y considerando que cuento con tiempo limitado, me convencí de que solo me tomaría unos minutos y enderecé mi espalda.

—Humildemente solicito un favor, padre.

En el momento en el que dije eso, su dedo se detuvo.

— ¿Una solicitud? —dijo en un tono frío.

Nada en su expresión era diferente, excepto por el instante en el que cambió su comportamiento. Causó que mi cabello se parara de punta, y honestamente, estaba asustada.

— ¿Tú tienes una “solicitud” que hacerme?

¿Qué cosa puede pedir una pequeña niña que no ha mostrado resultados aún? Sentí que decía una voz temible.

No estoy paranoica, pero sentí que lo estaba leyendo bastante bien.

Quería escapar. Lo deseaba, pero no iba a pasar, pues eso no resolvería nada, y lo siento, pero no tengo la intención de pasar por esto otra vez.

Forcé los músculos apretados de mi cara en una sonrisa.

—Sí, padre.

Incluso asentí con desfachatez. El me dio una mirada fija, y casi titubeo, pero no desvié la mirada de sus ojos azul claro. Después de un concurso de miradas, él bajó la cabeza y suspiró. Con una mano despreocupada, quitó los documentos de la mesa de mármol. Me tomó un par de segundos darme cuenta de que el dedo que señalaba el otro extremo me decía que me sentara.

El sofá color champaña era extremadamente cómodo. Disfrutaba que no fuera muy suave, a diferencia del que había en mi habitación. Inmediatamente, fui al grano de la pregunta.

—Padre, el otro día dijiste que me obsequiarías un pájaro.

—Ah, lo hice.

—En lugar de eso, me gustaría pedir cierto nivel de libertad para moverme.

Una de sus cejas se levantó.

—Quieres decir, ¿qué intentas usar algo que aún no has recibido como pieza para un intercambio?

Dudé.

Sí, ciertamente el pájaro aún no estaba volando en mis manos, pero no podía escribirle un recibo, así que ¿qué otras opciones tenía?

— ¿No te arrepentirás de dejarlo partir antes de verlo? —Él preguntó.

Yo asentí.

Para ser honesta, recibir un pájaro era algo problemático. Un verdadero pájaro en mi habitación estaba fuera de discusión pues conservaba a Nero conmigo. Un pájaro metafórico había sido mucho para que mis inexpertas manos lo manejaran. No podía imaginar a alguien como yo en control de un pájaro que vuela alrededor del mundo actuando como los ojos de padre.

No importaba que tan hermosas fueran las plumas de ese pájaro, no importaba que tan excelente sea el espía, si no podía ponerlo a prueba. En lugar de ser entregado a alguien que no aprecia su potencial, estaría mucho mejor al lado de padre.

Le dije mis verdaderos sentimientos. —Considero que el pájaro le sería de más utilidad, padre. No creo que yo esté a la altura. —Sus ojos se ensancharon ligeramente.

Su barbilla descansaba en su mano, su codo estaba en el brazo del sofá, sus largas piernas estaban cruzadas. Incluso sus movimientos lánguidos eran una verdadera forma de arte, pero yo no sentía nada, aunque me senté un poco más derecha cuando me dio una mirada evaluadora, como si me hubiera juzgado mal.

—Ya veo. —dijo.

¿Eso es todo? Me pregunté, estupefacta, estaba lista para que él se burlara y me preguntara si me había asustado, por lo que su respuesta fue al menos anticlimática.

— ¿No está decepcionado? —le pregunté.

—La decepción solo aparece cuando uno tiene expectativas.

— ¡Es eso! —Mis manos se cerraron en un puño mientras me contenía.

—Era un chiste. —dijo con cara de poker.

[Traducido por Reino de Kovel]

Era un hecho decir que él conseguía que mis ansias de matar se dispararan.

No era para nada divertido, quería replicar. Me las arregle para abstenerme de responder, aunque fue una batalla difícil.

—Incluso aquellos en la cima tienen momentos en los que no lo merecen, y aun así deben estar listos para manejar un gran poder. Imprudencia y coraje no son lo mismo. No hay razón para que alguien que conoce sus límites y decide tomar el camino largo sea ridiculizado.

Que discurso más complicado. Podía interpretarlo como si él simplemente dijera, “¿Haz lo que quieras?”

El designó el límite de tiempo, y dependía de mí decidir el método y el curso de acción necesarios para cumplir mi objetivo.

¿Me estás criando? ¿Me estás probando? Sus pensamientos era un misterio para mí, pero creo que tenía una idea.

—Ahora volvamos al pájaro. ¿Me beneficia otorgarte libertad de ir y venir a voluntad?

Sus palabras eran afiladas como siempre. Aunque me he acostumbrado al sentimiento de que mi corazón se salía, él aún me aterrorizaba.

Qué inútil soy.

Probablemente sería más sabio apoyarme en alguien más en lugar de hacerlo yo. Es cierto, eso, era el “pájaro” que acababa de dejar ir.

¿Pero realmente habría sido mejor no hacer nada, y dejarle todo a alguien más?

Depender de alguien es completamente diferente de hacer que se haga cargo de todo.

—Padre, no soy como usted. No puedo tomar una decisión basándome solamente en reportes.

Soy inexperta. Si no puedo observar algo por mí misma, me será difícil creer en ello. Me toma un tiempo llegar a la respuesta, incluso si ya sé lo que va a pasar. Como todo el desastre que ocurrió en el secuestro de los magos.

No puedo dar órdenes a otros astutamente mientras me siento tranquilamente en el palacio.

—Nada va a pasar si no me ensucio mis propias manos. Creo que lo que me ha faltado todo este tiempo era, probablemente, la determinación.

Incluso si él no me decía, el único camino posible ya había sido decidido. Había un futuro que yo deseaba evitar, y no repararía en esfuerzos para hacerlo. Sin embargo, la montaña de tareas frente a mí me mareaba. Ahora que he encontrado el punto de partida, el camino empinado ante mí hacía que mis rodillas temblaran de temor.

No podía ni pensar en pedirle a alguien que me empujara hacia adelante, pero estaba segura de que una parte de mi lo quería. En la esquina de mi mente, estaba rogándole a alguien por ayuda, justo como en ese momento en el que lo arruiné y Lutz y Theo fueron secuestrados. No era mucho, pero una pequeña parte de mi quería ser irresponsable y tomar la salida fácil.

La tarea que padre me había dado, definitivamente no provenía de su responsabilidad como padre. Si yo llegaba a fallar, sería mi fin y él se desharía de mí. No iba a pretender que es un amor duro, pero estaba agradecida de una cosa.

Le agradecía por sacar a la luz una parte de mí, la parte astuta, que no sabía que tenía.

Si él no hubiera puesto la chispa en mí, habría continuado con mi actitud a medias. ¿Cuándo fallará como resultado? ¿Con muchas vidas perdidas? ¿Tendría el coraje de decir que había hecho todo a mi alcance? Mientras esperaba temerosa por la destrucción del mundo, ¿Le pediría a la sacerdotisa que nos salvara a todos?

No, gracias.

— ¿Puedes tomar toda la responsabilidad por tu decisión, sin importar los resultados?

Con mi expresión controlada, asentí. —Sí.

Tanto mis honestas manos como mi voz temblaban, pero esperaba que él no se hubiera percatado. Me di cuenta de que no tenía idea de lo que iba a suceder a partir de ahora. Podía enfermar. Podía morir. Una pequeña niña que había vivido cómoda y protegida todo este tiempo no estaba lista para algo como esto. Pero si quería ser responsable, tenía que aprender a no hacer que otros cargaran con la responsabilidad de mis acciones. Aún era mejor que la alternativa.

—Eres alguien de lo más inesperado.

Padre suspiró una vez más y no se esforzó en ocultar su sorpresa. Lo miré, y no pude controlar mi propia sonrisa torcida.

—He decidido luchar por mi propia felicidad.

Su voz, cuando respondió, era inesperadamente gentil.

—Ya veo.

♥ ❤ ♥

               

La Princesa derriba banderas – Capítulo 49: La Petición de la Princesa Reencarnada (3)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


El único sonido provenía de las ruedas del carruaje. Reinaba el silencio, pero no de forma sobrecogedora.

La mirada de Sir Leonhard se suavizó, disminuida por el sol deslumbrante.

—Qué fuerte eres. —se lamentó.

Incliné mi cabeza hacia un lado. No estaba segura de lo que quería decir. La mera idea de ser rechazada por él llenaba mis ojos de lágrimas. ¿A qué clase de fuerza se refiere al hablar de una niña como yo? Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 49: La Petición de la Princesa Reencarnada (3)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 48: La petición de la princesa reencarnada (2)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


Mirando a los ojos de Sir Leonhard, le mostré mi corazón.

Sus agudos ojos se abrieron con genuino shock cuando se encontró a sí mismo como el objetivo de mi mirada inquebrantable. Me vi reflejada en sus ojos de obsidiana: hombros alzándose con cada respiración, mi cara era un desastre febril.

Con eso, mi cabeza se enfrió rápidamente, como si le hubieran tirado agua helada sobre ella. Un enorme arrepentimiento vino, perseguido por la sensación de logro. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 48: La petición de la princesa reencarnada (2)”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 47: La Petición de la Princesa Reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


— ¿Sir Leon? —pregunté en voz baja

Sin respuesta. Mejor dicho él me ignoró, aunque era más adecuado describir que se encontraba sumido en sus pensamientos.

La tensión cayó sobre mis hombros, y dejé salir un poco de aliento Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 47: La Petición de la Princesa Reencarnada”

La Princesa derriba banderas – Capítulo 46: La Impaciencia de la Princesa Reencarnada

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


— ¿…teza Real? ¿Ha ocurrido algo?

— ¡!

El carruaje emitió un sonido fuerte cuando arrolló algo, como si la rueda hubiera golpeado una roca. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 46: La Impaciencia de la Princesa Reencarnada”

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