La Princesa derriba banderas Capítulo 57: La petición de la princesa reencarnada (3)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


Avergonzada, no podía soportar la mirada de Sir Leonhard. Miré hacia otro lado, poniendo mi vista en el paisaje.

Tao era un lugar accidentado.

Las casas asomaban por las pendientes empinadas, las carreteras sinuosas y las escaleras, dificultaban la navegación, por no mencionar que todas las casas parecían iguales con sus paredes blancas y sus techos de color naranja hechos de ladrillos sin esmaltar.

—Es como un laberinto. —Me dije a mí misma.

—Sin duda. —Respondió él, claramente prestándome atención. —Los nuevos visitantes tienen una alta probabilidad de perderse. Si se ingresa sin un guía y hace una mala elección, no será fácil salir. Muchos de los que no están familiarizados con la ciudad elegirán usar estas escaleras, incluso si eso significa un desvío.

La escalera en la que estaba parado se había construido a lo largo del muro de piedra, por lo que era relativamente fácil mirar la ciudad. Se convirtió en un desvío para evitar el centro de la ciudad, pero creaba oportunidades para conocer gente maravillosa.

Por otro lado, aquellos que estaban familiarizados con su funcionamiento, utilizaron las complicadas calles en el centro de la ciudad para ir a donde quisieran. Siempre que el mapa haya sido impreso en su cabeza, parece que pueden elegir el camino que se desee.

Esta ciudad tenía un modo tan interesante.

—Es bastante emocionante.

— ¿Emocionante?

—Sí. Como si estuviera en una aven… tura…

No pensé nada de mis palabras hasta que salieron de mi boca, luego me di cuenta de lo estúpido que sonaba. ¿Qué parte de caminar en una escalera lo convirtió en una aventura? Y ni siquiera estaba caminando por mí misma. Qué espantoso.

Me dejé llevar imaginando que era como un calabozo. Para alguien que no ha visto casi nada, excepto el interior del palacio como yo, la complicada expansión de la ciudad parecía el escenario de una buena aventura. Incluso si no hubiera monstruos o tesoros.

Pensé que se sorprendería, pero Sir Leonhard sonrió y asintió.

—Entiendo. Una vez estuve perdido aquí cuando era un niño, y me pareció un poco como una gran aventura.

— ¿De Verdad? ¿Lo hiciste?

—Yo era un mocoso profusamente inquisitivo que no podía quedarse quieto. Me separé de mis padres a propósito y me perdí en el curso de mis exploraciones.

Sus ojos se volvieron distantes, como si estuviera viendo el pasado.

Fue una sorpresa que fuera un niño tan activo. Siempre había asumido, sin ninguna base, que él siempre había sido la persona tranquila que es ahora.

— ¿Te metiste en problemas?

—Por supuesto. “Es diferente si sólo hubieras sido tú. ¡No involucres a tus dos hermanos menores también!“, dijo mi padre mientras me daba a probar un poco de su puño.

Si hubiera afirmado que me seguían por su cuenta, hubiera obtenido otra porción, agregó con una sonrisa pícara.

¿Era como el líder del grupo? Me lo imaginé cuidando a sus hermanitos, incluso mientras se quejaba de que lo seguían.

Tenía muchas ganas de verlo: un mordaz e hiperactivo Sir Leonhard que, sin embargo, era un hermano mayor cariñoso.

A pesar de todo, parecía que su familia era bastante contundente. No pude ocultar mi sorpresa por ese hecho. Después de todo, la Casa Olsen era una familia distinguida y tenía el rango de Conde. Tenía muchas ganas de conocer a sus padres un día.

Oh. No estaba pensando: como su nuera. No… Está bien, tal vez sólo un poco.

—Hemos llegado al fondo.

Sucedió mientras estaba soñando despierto.

—Gracias. Por favor, bájame, yo…

—Es más fácil perderse de vista aquí, así que espera un poco más.

—Entiendo…

Estaba feliz, pero también avergonzada, así que quería que me bajara, pero perdí ante la presión de su sonrisa.

Puede haber tenido razón, sin embargo. En el momento en que entramos en una calle más ancha, el tráfico peatonal aumentó notablemente. Los burros que llevaban equipaje y los carros, se abrían paso entre la multitud. Las tiendas que vendían una gran cantidad de productos raros estaban abiertas para el comercio en ambos lados de la carretera, todas prosperando. Perderse mientras se estaba distraído por todo aquello, parecía fácil.

—Encontrar al Maestro Julius será… difícil. —Miré a la multitud con temor.

—Verdaderamente. Ahh, bueno, alguien me enseñó los puntos de referencia, así que nos las arreglaremos de alguna manera.

Sin dudarlo, se unió a la refriega.

Caminamos por la línea de tiendas con altura similar, hasta que de repente apareció un edificio alto. Ahí doblamos la esquina hasta llegar al siguiente punto de referencia: el letrero de un restaurante y, una vez más, giramos a la izquierda. Por un tiempo, estábamos caminando en un callejón estrecho.

—Debería estar por aquí…

Sir Leonhard observó nuestros alrededores mientras caminaba. Lo imité, buscando inquieta también.

— ¡Ah!

— ¿Lo encontraste?

— ¡Ahí, en la tienda que acabamos de pasar!

Regresó unos pasos y nos asomamos. Dentro, podía ver la espalda de un hombre alto y delgado, con su cabello castaño claro peinado hacia atrás. Desde atrás podía ver un parecido, pero no podía ver su cara, así que no podía decirlo segura.

Parecía estar conversando con alguien y probablemente no se daría la vuelta sin ninguna razón. Simplemente deberíamos entrar, pero si estuviéramos equivocados sería un poco incómodo. ¿No podría al menos girarse de perfil para que podamos confirmar su identidad?

Los cielos me habrán escuchado: el hombre se tocó la parte posterior de la cabeza con la mano izquierda y apartó la vista de su compañero. Al ver su rostro familiar, suspiré de alivio.

Genial, lo encontramos.

—Es el maestro Julius.

—Parece estar en medio de una conversación. Esperemos un poco.

—Tienes razón. —Asentí. No debemos interferir con su trabajo.

Estaba a punto de responderle a Sir Leonhard cuando él sugirió que vayamos a matar el tiempo a algún lugar, pero le eché otro vistazo al Maestro Julius. Ahora también podía ver a su compañero de conversación, probablemente debido a su cambio de posición.

Era una mujer joven.

Incliné mi cabeza hacia un lado.

Deben hablar de comercio, así que fue un poco inesperado, ya que se suponía que su compañero sería un caballero voluminoso o un marinero corpulento, pero, no era por eso que estaba desconcertada.

Tenía la sensación de que la había visto en algún lugar antes, ¿era sólo mi imaginación…?

—Sir Leon.

— ¿Sí?

—Lo siento, ¿podemos volver?

Me miró con curiosidad, pero hizo lo que le pedí.

Si la viera una vez más, podría recordar. Ella no parecía nacida en la clase baja. Busqué en mi memoria.

¿Dónde? ¿Dónde la había visto antes?

No era reciente, pensé.

La mujer era impresionante, pero tenía una expresión feroz en su rostro por alguna razón. He oído decir que las mujeres, especialmente las bellas, dan miedo cuando están enojadas.

Debe ser verdad, pensé, cuando las imágenes pasaron por mi mente como un rayo.

Eran recuerdos. Viejos recuerdos, pero no de mi infancia. No, vinieron de mucho más atrás, de mi vida anterior.

—Ya recuerdo…

Ella era un personaje que apareció en la ruta del juego otome del Señor Oscuro.

La hermana de Michael… Bianka von Diebold.

Señorita Bianka, ¿por qué estás en un lugar como éste…?

2 respuestas a “La Princesa derriba banderas Capítulo 57: La petición de la princesa reencarnada (3)”

  1. Mi mente dio un viaje… Y me imagine a sir lonard poseido por el señor oscuro y que tratan de salvarlo, lo logran pero estara mal herdoo y como que lo dejan en suspensión para que se recupere (congelado u otro metodo) y luego despierta y como su cuerpo se preservo…. Pues no habra tanta diferencia con la edad de rosemarie …. Jajajajaja deberia ser escritora de fanfics…..
    Gracias por traducir … Sigan asi

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