Prometida peligrosa – Capítulo 95

—Si la señora Chester hubiera determinado quién fue el culpable de este accidente, tenía la intención de utilizar ese método de investigación, aunque esto implicara involucrar a muchas personas.

—Pero la señora Chester no respondió claramente a tu pregunta, así que no tienes porqué llevar a cabo asesinatos sin sentido, ¿verdad? —preguntó. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 95”

Prometida peligrosa – Capítulo 94

 Se la conocía comúnmente como “Estrella de Roshan”. Esta hierba era la que masticaba mientras se desplazaba desde la cueva hasta el templo, la flor de la que separó las hojas y desechó el resto. Era una planta venenosa, a menudo llamada Scopolia japonica, que no debía usarse sin permiso, ya que los animales podían comerla por error y volverse salvajes.

—¿Esta hierba fue la causa del accidente? Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 94”

Prometida peligrosa – Capítulo 93

Cuando pasó una sola vez su mano sobre el pelo mojado, se le veían claramente los huesos y tendones que llevaban al dorso de las manos y los antebrazos, la nuca y los hombros, la espalda y la cintura. Debido a su lesión en la espalda, no podía sumergirse en la bañera, y la superficie de esta le hacía cosquillas en las rodillas y las espinillas. Las gotas de agua de sus codos se hundían en sus muslos firmes. Su figura era como la de un cuadro. Su complexión masculina, aunque no salvaje, era mejor que la escultura exótica que una vez vio y admiró.

—¡Marianne…! Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 93”

Prometida peligrosa – Capítulo 92

No podía creer que el jinete estuviera muerto. Nadie se lo había dicho: ni el emperador, ni Curtis, ni el cardenal, ni los sacerdotes. Ni siquiera Beatrice, que le había informado de las múltiples heridas de Kloud, se lo había mencionado.

Sin embargo, no quería culpar a nadie. De hecho, no estaba calificada para culpar a nadie por no haberle contado la siniestra historia, ya que no prestó mucha atención a su supervivencia o muerte después del accidente. El accidente era urgente e inminente, y ella misma no tuvo tiempo de comprobar en el último momento si el jinete estaba allí. Sin embargo, su indiferencia selectiva le desgarró la conciencia. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 92”

Prometida peligrosa – Capítulo 91

Entre aquellos que no estuvieron directamente involucrados en este incidente, ella fue la primera en expresar su desagrado ante la amenaza que pesaba sobre los descendientes de la familia Frey. Christopher esbozó una sonrisa amarga, como si comprendiera los sentimientos de su hermana.

—Permíteme evaluar por separado los méritos y los fallos del equipo de investigación —dijo Eckart—. No es que dude de tu lealtad, sino que debo prepararme para cualquier eventualidad. Espero que no te lo tomes a mal. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 91”

Prometida peligrosa – Capítulo 90

El rostro de Cordelli se puso blanco ante el recordatorio de Beatrice. Si fuera una criada, Cordelli podría taparle la boca ahora mismo, pero, por desgracia, Beatrice era una dama de una familia noble, de rango muy superior al suyo.

Mientras estaba nerviosa, Marianne la miraba con una expresión terrible.

—Cordelli, ¡cómo es que…!

—No, Señorita. Escúcheme, por favor. Estoy bien. Ya no estoy mareada. No me duele… ¡Estoy muy bien! Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 90”

Prometida peligrosa – Capítulo 88

Como no podía soportarlo más, bebió opio derretido, pero no recordaba cuándo había quedado dormido desde entonces. Hizo todo lo posible por recordar lo sucedido.

La voz de Kloud y la mirada de Curtis. La sensación de que su fiebre bajaba poco a poco. Serenidad fresca, el sueño que lo envolvía. La sensación de caminar en el aire y la oscuridad sin fondo. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 88”

Prometida peligrosa – Capítulo 87

Marianne abrió la boca solo después de morderse los labios.

—¿Puedo quedarme aquí un poco más? — preguntó.

Kloud se volvió hacia ella. Marianne se apresuró a dar una breve excusa.

—No le despertaré. Déjeme vigilarlo aquí— explicó en voz baja para no perturbar su sueño recién conciliado. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 87”

Prometida peligrosa – Capítulo 86

—Pero las dos diosas parecen tener un gran amor especial por ti —dijo Helena.

Como no podía soportarlo más, Marianne cerró los ojos. Su visión se volvió borrosa. Al principio sintió como si todos los nervios de su cuerpo le quemaran como cortados por una daga afilada, y luego se relajó como si la cubrieran con una manta cálida. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 86”

Prometida peligrosa – Capítulo 85

—Entre la infinidad de estrellas, solo unas pocas personas especiales pueden nacer en aquellas de los nueve dioses. Helena dice que recibir la bendición de Dios es diferente de nacer en la estrella de Dios. Aunque fui bendecida por la diosa Anthea, no nací en su estrella —continuó Hilde con voz alegre, pero cuanto más hablaba, más celestial se volvía su voz.

—Siempre me pregunté, ¿quién nació en la estrella de la diosa Anthea? ¿Qué tan amigable es la persona? Ya que nací para apoyar a la diosa en su bendición, ¿puedo hacerme amiga de esa persona si la conozco? Entonces… Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 85”

Prometida peligrosa – Capítulo 84

En ese momento, Eckart dejó escapar un suspiro sin notarlo. No solo eran coherentes sus palabras, sino que también se sorprendió al percatarse de que ella gradualmente lo estaba convenciendo. Incluso interpretó de manera distinta sus palabras irritantes. La mención de la palabra “esposa” le frustró más que la de “tirano”.

Como era su costumbre, Marianne sonrió con radiante inocencia. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 84”

Prometida peligrosa – Capítulo 82

—¿Qué pasa con el gran duque?

—Cuando recibió el informe del equipo de búsqueda que acababa de hacerse cargo, inmediatamente regresó a la residencia. Dijo que volvería mañana.

—¿Dejó al vice chambelán en el templo?

—Sí. Por cierto, era muy terco. Tenía tres costillas lesionadas, pero seguía preguntando sobre las actualizaciones del equipo de búsqueda cada hora. Según me dijeron los sirvientes, no comió adecuadamente. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 82”

Prometida peligrosa – Capítulo 81

Sus ojos inyectados en sangre parpadeaban como salvajes. Al maximizar todos los sentidos de su cuerpo, su visión era muy amplia, y todos los sonidos cercanos le taladraban los oídos.

Oyó a varios animales pequeños corriendo por la hierba y el sonido del viento agitando los árboles. Olió la humedad de las cascadas cercanas. En ese momento, sintió por instinto la sombra de un pájaro que volaba desde lejos.

—¿Poibe…? Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 81”

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