Traducido por Moux
Editado por Ayanami
Las tres se habían puesto sus velos de muselina cuando bajaron del carruaje. Yun Qian Zhou salió contento; sin embargo, debido a los velos, no pudo decir quién era con la que soñaba. Su expresión se hundió de inmediato, mientras buscaba la manera de ir y quitar los velos de las tres hermanas, pero los guardias del xiangfu ya se habían adelantado para bloquear el camino de Yuan Qian Zhuo.
—¡Señorita Yun, soy yo! ¡Soy Yuan Qing Zhou! ¿No me recuerda? —Esta vez, Yuan Qing Zhou no había traído muchos guardias con él. Al ver que había demasiados sirvientes del xiangfu, no se atrevió a hacer mucho escándalo; por lo que, solo pudo quedarse en su lugar y llamarla.
No obstante, con su gritó, logró atraer la mirada de soslayo de los clientes de la taberna. Mientras todos miraban con expresiones curiosas la entrada, algunos cotillas habían empezado a chismear entre ellos, preguntándose qué señorita había intercambiado sus sentimientos con un extraño en secreto, lo que provocó que Yuan Qing Zhou fuera a buscarla.
Desde el momento en que Yuan Qian Zhou había comenzado a hablar, Yun Qian Meng ya había predicho su identidad.
Aun así, Yuan Qing Zhou de verdad era un descarado y desvergonzado bribón, ¡para llamar a una señorita de esa forma frente a la gente! Si se esparce el chisme, ¡la reputación de las señoritas del xiangfu sería arruinada!
Con esos pensamientos girando en su cabeza, Yun Qian Meng agarró la mano de Yun Yan de manera discreta, volteando a ver a Yun Ruo Xue que estaba detrás de ellas; entonces, atrajo con tranquilidad a Yun Yan hacia ella y entró a la taberna, pasando frente a Yuan Qing Zhou y se dirigió a las habitaciones de arriba.
Yuan Qing Zhou examinó la situación y pensó que la chica que estaba parada sin hacer ningún movimiento era Yun Qian Meng. Esbozó una sonrisa y caminó hacia ella.
—¡Señorita Yun, unos días de ausencia, son tan largos como tres otoños!
Yun Ruo Xue seguía aterrada por el incidente anterior, por lo que al ver como Yun Qian Meng y Yun Yan la habían dejado atrás, hizo que su corazón se enfureciera aún más; ella quiso ir de inmediato para alcanzarlas, pero su camino fue bloqueado de forma inesperada por Yuan Qing Zhou. Por un instante, Yun Ruo Xue no pudo controlar su mal genio y gritó:
—¡Atrevido! ¡Rápido, sal de mi vista!
Con esas palabras, Wang mama, que estaba detrás comprendió de inmediato que la situación era muy mala.
Era claro que la segunda señorita no estaba familiarizada con la ropa plateada de ese joven maestro frente a ella, pero con esa contestación ¿no crearía un malentendido?
Esta vez, ellos estaban viajando sin sus padres para que los vigilarán, además, todas eran niñas; por lo que, necesitaban poner más atención en sus palabras, acciones y apariencia.
Sin embargo, la segunda señorita debía tener mal carácter. Con el más mínimo detalle de insatisfacción, ella se volvería imprudente y descuidada. Incluso con un pequeño descuido de Wang mama, algo así ya había sucedido.
Pensándolo así, Wang mama solo sintió el sudor frío goteando de su frente. De inmediato, se dirigió para ayudar a Yun Ruo Xue, hablando con educación.
—Joven Señorita, no estamos relacionados con este joven maestro. Probablemente, la ha confundido con alguien más, es mejor que volvamos a nuestras habitaciones para descansar.
Mientras hablaba, Wang mama ejerció un poco de fuerza y tomó las manos de Yun Ruo Xue, recordándole que pusiera atención a su dignidad.
Yun Ruo Xue se dio cuenta de su falta de modales. Sus ojos, que ardían con furia, se volvieron con ferocidad hacia Yuan Qing Zhou a través de su velo, luego, permitió que Wang mama la ayudara a ir hasta el segundo piso.
Inesperadamente, Yuan Qing Zhou, quien fue ofendido e ignorado de tal forma, no sentía ni una gota de enfado. En su lugar, contempló con avidez la elegante espalda de Yun Ruo Xue y, con una voz baja, le habló a Ming Xing quien estaba detrás de él.
—¡Ming Xing, me encanta esta chica! Es inesperado que ella sea más provocadora que las cortesanas de los burdeles.
Ming Xing notó que su maestro estaba de buen humor y aprovechó la oportunidad para adularlo.
—La visión que el joven maestro tiene siempre ha sido buena. Mire la figura de la señorita ¡en verdad es cien veces más seductora que la de esas volubles cortesanas!
Mientras Yuan Qing Zhou lo escuchaba, el hermoso y cautivador rostro de Yun Qian Meng emergió en su mente. Cuando lo unió con la ardiente figura de hace un momento, se emocionó tanto que no pudo decir qué era qué. Frotando sus manos con energía, no pudo evitar lamer sus labios con su lengua escarlata, mientras que en sus ojos se escondían malas intenciones que eran disfrazadas con un fulgor lujurioso.
—Joven señorita, ya hemos reservado el segundo piso. Las tres jóvenes señoritas pueden sentirse cómodas y descansar. Nos iremos mañana en la mañana —el capitán escoltó a las jóvenes hasta que llegaron al segundo piso, le ordenó a una parte de los guardias que vigilarán y, al terminar, se despidió para salir de la habitación en la que Yun Qian Meng estaría descansando por esa noche.
—Has trabajado duro, ve y toma un descanso —la dulce voz de Yun Qian Meng sonó desde el interior, provocando que el rostro del capitán se enrojeciera levemente. Se detuvo en la puerta y se inclinó antes de girarse e irse.
Después de limpiar sus manos, Yun Qian Meng sacó el listado de los obsequios para revisarlos. Se dio cuenta que cuando Qu Ruo Li se casó, en realidad, tenía como dote muchas villas y mansiones. Además, esos alojamientos estaban distribuidos entre la capital y la ciudad Su, al parecer, habían sido preparados especialmente por la familia Qu para que su hija visitará a sus padres más tarde.
Si no hubieran ocurrido esos incidentes, a parte de la taberna en donde se hospedarían hoy, por los siguientes días, ellas se estarían hospedando en esos alojamientos.
Yun Xuan Zhi siempre había prestado atención a la reputación y los principios de su familia, así que los sirvientes de esas residencias eran, en definitiva, sus ayudantes de confianza. Era seguro que Su Qing no pudiera tramar algún plan contra ella estando ahí.
Lo que significa que esa noche era la mejor oportunidad.
Después de analizarlo, Yun Qian Meng le dijo a Mi mama con una expresión solemne:
—Ve y dile a la tercera hermana que no debe quedarse dormida ni quitarse su ropa después de apagar las luces.
Cuando Mi mama vio que Yun Qian Meng estaba mostrando una extraña expresión de seriedad, su corazón se estrujó y se volvió para irse de inmediato.
♦ ♦ ♦
Yun Ruo Xue se sentó enojada en su cómoda cama, luego, tomó la tetera que estaba en la mesa y la arrojó.
Wang mama supo que ella empezaría a maldecir de nuevo, así que de inmediato fue para tranquilizarla.
—¡Joven señorita, ahora no es el momento para que se enfurezca! La señora ya tiene todo arreglado, no debemos dejar que la primera y la tercera señorita se den cuenta de cualquier irregularidad.
Yun Ruo Xue escuchó sus palabras y le pareció razonable, también sabía que las habitaciones de las tres hermanas no estaban muy alejadas; si ella maldecía de forma despreocupada, era seguro que los demás la escucharían. Solo así, se pudo aguantar las palabras que estuvo a punto de soltar.
El enojo aún se mostraba en su rostro, cuando le lanzó una fría mirada a Wang mama.
—¿Los hombres del segundo tío son confiables? ¿Por qué no han hecho ningún movimiento? —Inquirió malhumorada.
Cuando Wang mama vió que al fin la escuchó, su corazón frustrado comenzó a calmarse, se acercó a Yun Ruo Xue y le respondió en voz baja.
—Joven señorita, para esta clase de cosas, es normal esperar hasta la noche para que resulte más convincente. Esta sirvienta esperará hasta que usted esté en la cama y descanse. Esperaremos hasta la medianoche y ¡entonces podremos disfrutar de un buen espectáculo! Además, esta sirvienta ya ha enviado a que vigilen cualquier actividad de esas dos.
Mientras Yun Ruo Xue imaginaba como Yun Qian Meng y Yun Yan eran humilladas a sus espaldas por el resto de sus vidas, su estado de ánimo empezó a mejorar. Asintió en acuerdo con las palabras de Wang mama, dejó que la otra sirvienta la ayudara a quitarse sus ropas y se acostó, un poco cansada, dentro del edredón. No pasó mucho antes de entrar al mundo de los sueños…
♦ ♦ ♦
En la noche, la taberna cerró sus puertas y apagó las luces, a la vez que todos los seres vivos se sumían en sus propios sueños.
Por otra parte, Yun Qian Meng estaba sentada, aun vestida de pies a cabeza, junto a la mesa, mientras Mi mama y Mu Chun estaban situadas detrás de ella.
De pronto, una sombra saltó cerca de la ventana. Mu Chun y Mi mama se pusieron en guardia frente a Yun Qian Meng, como si se tratara de un gran enemigo.
Yun Qian Meng vio algo bajo la vaga luz de luna, la persona parecía ser alta y fuerte. La ropa oscura en su cuerpo relucía con un profundo esplendor mientras que su cabello atado titilaba con motas de luz dorada. A medida que su corazón empezó a sosegarse, preguntó con audacia:
—¿Quién es?
La persona escuchó su pregunta susurrante de cerca y buscó la voz de Yun Qian Meng quien, para entonces, ya había sacado una llamarada de sus mangas. Cuando se encendió la luz en el pequeño espacio, Yun Qian Meng vio a un refinado joven caminar hacia ella.
—Qu Chang Qing —el hombre, que estaba asombrado por su cautela, suspiró y se identificó.
Cuando Mi mama y Mu Chun escucharon el distinguido nombre, comprendieron que era el joven maestro de Fu Guo Gong Fu y el primo mayor de Yun Qian Meng. Ambas querían inclinarse y saludar, pero notaron que Qu Chang Qing ponía una expresión para que permanecieran en silencio.
Sin temor, vieron cómo se dirigía hacia la puerta. Dio unas cuantas vueltas bajo la suave luz, antes de acercarse a ellas y apagar la pequeña llama. Luego, sin hacer ruido, saltó a través de la ventana por la que entró.
En ese momento, un fuerte grito resonó fuera de la puerta.
—¡Esto no es bueno! ¡Alguien venga rápido! ¡Un hombre entró a la habitación de la primera señorita!
Inmediatamente, todas las lámparas del segundo piso fueron encendidas. El rostro de Yun Ruo Xue estaba sonrojado debido a que se apresuró en llegar aun con las ropas desordenadas. Sin antes comprobar la situación de Yun Qian Meng, gritó mientras disfrutaba la supuesta desgracia del otro.
—¡Hermana! ¿¡Como pudiste haber hecho algo tan humillante e impropio!?
Por un momento, todos observaron a Yun Qian Meng, quien no se mostraba perturbada, mientras tanto, Yun Yan quien fue retenida por Wang mama solo podía preocuparse; no pudo evitar girar sus ojos hacia la habitación abierta de Yun Ruo Xue. Se sorprendió al ver el interior, sin poder detenerse, exclamó:
—¡Hermana! ¿Por qué ese hombre está en tu cama?