Dama Caballero – Capítulo 78: Qué hombre tan malvado

Traducido por Yonile

Editado por Gia


Elena no tenía la intención de hacer ningún movimiento todavía, pero debido a que la emperatriz lo había hecho, no podía permitir que todo siguiera igual. Se levantó de su asiento lentamente, sus ojos de color sangre brillaban.

—La criada que trajo la planta me parece un poco sospechosa, ¿qué piensas?

—Pienso lo mismo.

—Sí, no puede haber nadie de parte de la emperatriz aquí.

Estoy segura de que Carlisle ya lo sabía, pero, al parecer, hay un espía entre nosotros. A partir de ahora, muchas cosas cambiarán, debido a que soy la señora de este palacio.

Después de considerarlo por un momento, Elena abrió la puerta del salón. Una criada, a quien reconocía, se acercó y se inclinó rápidamente.

—¿Desea algo, Su Alteza?

—Trae al señor Zenard.

—¡Ah! ¡Sí, Su Alteza!

Como se esperaba, la criada sabía quién era Zenard. Después de varias visitas al palacio, él era el subordinado de Carlisle con el que Elena se encontró más veces, a excepción de Kuhn. Zenard era uno de los subordinados más cercano a Carlisle, y ella ya estaba familiarizada con él, convirtiéndolo en la persona adecuada para hablar ahora que había ingresado a la familia imperial.

Mientras pensaba en la apariencia pulcra y el pelo blanco de Zenard, calculó sus próximos movimientos, uno por uno.

Ahora, ¿seguimos adelante?

♦ ♦ ♦

Pasaron varios minutos hasta que Zenard llegó a la sala donde se encontraban. Tan pronto como vio a Elena, se inclinó cortesmente.

—Salve a la princesa heredera. Gloria eterna al Imperio Ruford.

—Nos reuniremos muchas veces en el futuro, por lo que puedes omitir esos saludos formales entre nosotros.

—Oh, no. Debo seguir los estándares.

Si bien su terquedad era similar a la de Kuhn, todavía había diferencias entre sus personalidades. Kuhn tenía un aura impasible, mientras que Zenard se mantenía firme a la convicción. Elena sabía que volvería a pedirle que se saltara las formalidades nuevamente. Ella asintió a sabiendas y continuó:

—Quiero conocer a todas las personas que trabajan en el palacio del príncipe heredero. Me gustaría reunir a todos, y solo pude pensar en ti para hacer esto.

—¿Es así?

El hombre levantó la cabeza con orgullo. En el pasado, había mirado a Len con ojos llenos de envidia y molestia, pero era diferente cuando trataba con ella. Además, Elena consideraba que él era bastante capaz para llevar a cabo esa tarea.

Su reacción es tan diferente a cuando fui guardia de Carlisle.

Quizás por ello, había una extraña sensación de distanciamiento entre ambos. Cuando Elena era caballero, Morgan fue el único que la trató con una sonrisa amable, en contraste a su aura intimidante. De repente, se preguntó si le iba bien a Morgan, pero su cabeza estaba ocupada en otros asuntos.

—Me gustaría que arreglaras un lugar, donde pudiera presentar a todos a la nueva jefa de servicio.

—Ah…

Zenard miró a la señora que se encontraba al lado de Elena con nuevos ojos. La jefa de servicio y el mayordomo siempre habían jugado un papel importante al lado de sus amos.

La niñera, quien se había mantenido tranquila junto a Elena, cortésmente se presentó primero.

—Hola, soy la niñera que cuidó de Su Alteza durante su infancia. Me siento honrada de ser nombrada como la jefa de servicio, por lo que estaré a su cuidado.

—Espero con ansias trabajar con usted. Como ya habrá escuchado, mi nombre es Zenard. No dude en pedirme ayuda en cualquier momento.

Satisfecha con los saludos correspondientes. Elena continuó:

—Me gustaría dar un vistazo a todos antes de dar mis saludos a Su Majestad, ¿es posible?

—Sí, reuniré a la mayor cantidad de personas que pueda.

—Gracias.

Zenard hizo otra reverencia en reconocimiento. Ahora, lo único que faltaba era examinar la planta que Ophelia había enviado. Si realmente era venenosa, podría fingir ignorancia y disfrazarlo, diciendo que su cuerpo estaba débil. Elena le habría encargado esto a Kuhn, pero él todavía estaba en la mansión Blaiser. Señaló la planta sobre la mesa y se dirigió a Zenard:

—Este fue un regalo de parte de la emperatriz, ¿puedes averiguar exactamente qué tipo de planta, proveniente del reino de Sibena, es esta?

—¿La emperatriz? —Los ojos de Zenard brillaron, parecía que sus sospechas también habían despertado—. La llevaré de inmediato y lo descubriré.

—No, dejaré esta planta en un lugar donde frecuente estar.

—Pero es peligroso.

—Con más razón tengo que hacerlo. —Zenard la miró perplejo. Elena sonrió y habló en voz baja—: Con esto podremos descubrir quienes son los espías de la emperatriz que se encuentran en el palacio del príncipe heredero. Bajarán la guardia si parezco actuar de forma descuidada.

—Usted es realmente digna de ser la princesa heredera —habló Zenard con admiración, sorprendido por la respuesta de ella.

Elena sonrió tímidamente ante sus elogios. Si era por algún favor o por rencor, uno tenía que devolver lo que había recibido. Sin embargo, esta vez planeaba actuar de manera diferente.

No tengo que mostrar mis garras todavía.

Elena necesitaba ocultar sus verdaderas intenciones y observar la reacción de la emperatriz. Y, si llegaba la oportunidad, ella atacaría primero.

—Iré rápidamente y reuniré a los sirvientes del palacio del príncipe heredero —le comunicó Zenard.

—Sí.

Zenard se dirigía hacia la salida de la habitación, pero se detuvo repentinamente y volteó a ver a Elena con cautela.

—Ah, Su Alteza…

—Puedes hablar.

—He amenazado a todos para que se mantengan alejados del salón de entrenamiento privado del príncipe heredero, así no tendrá que preocuparse de que alguien los interrumpa.

—¿Qué…?

Elena parpadeó por unos momentos, luego, sus mejillas enrojecieron cuando se dio cuenta de lo que quería decir. Pensó haber visto a Zenard cuando Carlisle le dio un beso esta mañana, pero se le había olvidado por completo después de recibir la planta.

No puedo creerlo…

En el exterior aparentaba estar serena, pero en el interior, quería meterse en el agujero de un ratón y nunca salir. Era posible que las demás personas no pensaran demasiado en la relación entre ambos, pero Elena estaba tan avergonzada, que quería morirse. La niñera la miró con curiosidad.

—¿Sala de entrenamiento? ¿Qué pasó ahí?

Afortunadamente, Zenard tuvo el gesto de sacudir la cabeza.

—Nada, me retiraré ahora.

Zenard se fue con una mirada de satisfacción en su rostro, ajeno a los sentimientos de la princesa heredera. Elena alivió su rostro caliente, sacudiendo la mano, y la niñera se aventuró con la pregunta nuevamente.

—¿Qué pasó en el salón de entrenamiento?

—Nada, nana…

Elena evitó su mirada y observó por la ventana. Puede que ahora tenga un lugar para entrenar, pero sospechaba que se extenderían rumores de que ambos compartían una activa vida amorosa. De repente, recordó cuando Carlisle se inclinó para susurrarle al oído.

—Última pregunta, no importa el método, ¿verdad?

Al parecer, Elena todavía necesitaba mucha preparación mental, antes de poder practicar la lucha con espadas tanto como deseaba. Su rostro se puso rojo cuando recordó la presión de los labios de Carlisle contra los de ella.

¡Qué hombre tan malvado…!

♦ ♦ ♦

Zenard reunió rápidamente a todos los sirvientes del palacio del príncipe heredero. Era de esperar una asamblea a cargo de la nueva maestra, pero sucedió mucho antes de lo que habían imaginado, debido a que solo había pasado un día desde que Elena asumió el título de princesa heredera.

Se escuchó levemente el sonido de los pasos de la multitud, la cual se congregó en el lugar que Zenard había preparado. Este último le confirmó a Elena que ya se habían reunido todos.

—Estamos listos, Su Alteza.

—Gracias.

La reunión fue en un jardín del palacio del príncipe heredero, dado que era difícil que entrarán todos en un algún lugar dentro de este. Elena subió lentamente a la plataforma que había preparado Zenard, contemplando que la multitud era más grande a la esperada. Todos los sirvientes saludaron al unísono:

—¡Salve a la princesa heredera! ¡Gloria eterna al Imperio Ruford! —Las voces sonaban distantes mientras todos hablaban a la vez.

—Es un placer conocerlos a todos. A partir de hoy, me encargaré de este palacio, por lo que espero que obedezcan mi voluntad —habló Elena con voz tranquila, luego de haber examinado al grupo.

—Sí, Su Alteza —respondieron.

—Entonces, presentaré a quien he elegido como la jefa de servicio. De ahora en adelante, tratenla como tal.

Para los sirvientes del palacio, la jefa de servicio era su superior directa, con quien se encontrarían más que con la princesa heredera. La atención de todos se enfocó en la anciana que subía a la plataforma. Tenía un aura amable, pero también, daba la sensación de que era alguien a quien no se podía engañar fácilmente.

—Un placer conocerlos a todos. A partir de hoy, seré la jefa de servicio. Si no infringen las reglas, no pasará nada, así que realicen sus deberes correctamente.

Todos se inclinaron ante la actitud tranquila de la niñera.

—Si, jefa de servicio —contestaron.

Elena observó todo con satisfacción y estudió las caras de cada uno de los sirvientes. Ya se había encontrado anteriormente con algunos. De pronto… vio a la doncella que le había llevado la planta. Elena señaló a la criada.

—¿Cuál es tu nombre?

—Ah, soy Asabe, Su Alteza.

—Muy bien Asabe, me gustaría asignarte como mi sirvienta personal a partir de ahora.

Los ojos de Asabe se abrieron sorprendidos, luego, bajó la cabeza rápidamente.

—¡Gracias, Su Alteza!

Elena, aparentemente, mantenía una expresión tranquila, pero ya había intercambiado miradas con su niñera. Si mantenía a Asabe cerca, Elena podría descubrir si la criada estaba relacionada con la emperatriz. No estaba segura de eliminarla si llegaba a confirmar que era su espía, pero lo importante era que, posiblemente, le fuera a ser útil algún día.

Aunque pueda ser una espía, eso no significa que deba mantenerla alejada. Puedo tenerla cerca y darle información falsa.

Para hacer eso, era urgente descubrir quienes estaban de su lado y quienes eran sus enemigos. Era probable que muchos de los sirvientes de ese palacio, no solo fueran espías de la emperatriz, sino también, de otros nobles, e incluso de otros reinos.

Sería imposible no ser observada.

Elena miró en silencio a todos los sirvientes reunidos.

Cuanto más pronto descubras quién es tu enemigo, podrás hacer mejor tu próximo movimiento.

De momento, se concentraría en Asabe, por ser la primera en levantar sospechas. Justo ahora, Elena había dado su primer paso como parte de la familia imperial.

♦ ♦ ♦

En el palacio de la emperatriz, Ofelia, quien sostenía una pipa en su mano, descansaba en una silla con respaldar alto. Una espiral de humo flotaba en el aire, cuando alguien se le acercó por detrás silenciosamente.

—Su Majestad. —Ofelia volteó la cabeza hacia quien le había hablado en voz baja. Cassana, su jefa de servicio, se paró frente a ella—. El regalo ha sido entregado al palacio del príncipe heredero.

—¿Es así?

La reacción de Ofelia fue indiferente, Sin embargo, Cassana habló cuidadosamente:

—No sospecharon nada, no creo que sean del tipo inteligente.

—Ya veremos.

—Es algo decepcionante que no hayan analizado más un simple regalo.

Ante esas palabras, las esquinas de los labios de Ofelia se alzaron. Ella quería probar la reacción de Elena, lo cual hizo, enviando la planta. La emperatriz podría haber hecho algo mucho más elaborado, pero por ahora, un simple regalo de bienvenida a la princesa heredera sería suficiente. Si Elena no vio nada raro en la planta, estaba bien. No sería bueno para Ofelia si la princesa quedara embarazada antes de que Sullivan muriera. Se preguntó cómo habrían reaccionado si hubieran notado el plan rápidamente.

Volvió a colocar la pipa en sus labios y se relajó, como un pescador, quien espera que el pez muerda el anzuelo.

—Ansío ver cómo será el nuevo miembro de la familia.


Gia
¿Hola? Después de varios capítulos… es la primera vez que hago acto de presencia. Desde que entré al reino, esta fue la primera novela que me asignaron para editar. Me gusta mucho la historia, espero que sigan disfrutándola.

3 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 78: Qué hombre tan malvado”

  1. Muchas gracias por el capítulo, la batalla entre Elena y Ophelia ha dado inicio, veremos cómo resulta el primer encuentro, seguramente será bueno que cayera Ophelia, pero sospecho que será muy complicado demostrar sus fechorías.
    Saludos
    P.D. Saludos Gia, un gusto saber de ti, también mis saludos a Kiara y Nemoné, esperando que todas se encuentren bien. Mis mejores deseos. Bye

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