El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa –  Capítulo 5

Traducido por Lily

Editado por Nemoné


— ¡Señorita!

Leslie estaba de vuelta en el ático y se acostó en la cama, cuando de repente la puerta se abrió violentamente y entró una mujer. Era Lea, la niñera que la crió junto a Eli.

Ella era la única que se preocupaba por Leslie en la mansión, y era la persona que más se preocupaba por su autoestima después del marqués.

— ¡Estás loca!

Luego tomó a Leslie, que estaba recostada, por lo hombros y la levantó a la fuerza para que se pusiera de pie.

— ¡Por tu culpa el príncipe casi malinterpreta a la señorita Eli!

Leslie, cuyos oídos dolían debido a la fuerte voz que gritaba justo en frente de su cara, frunció el ceño.

— ¿Qué quieres decir con malentendido?

— ¿A qué te refieres?

—Ya todos lo saben. También lo escuché.

— ¡Lo que hiciste! ¡Dijiste que la quemadura fue un regalo provocado por la señorita Eli!

Lea, que resoplaba ruidosamente, golpeó a Leslie en la espalda varias veces con su dura mano.

El cuerpo huesudo de Leslie se tambaleó con cada golpe. Pero más que eso, las palabras de Leslie fueron más desagradables que las que Lea había dicho.

— ¿Realmente dije eso?

— ¡Sí, mi señorita! ¡Es inútil que trates de negarlo ahora! He estado tratando de detener a la señorita Eli. Ella está tan desesperada. ¡Ha estado muy triste porque la acusaste de haberte golpeado!

Lea, quien dijo esas fuertes palabras, tiró del brazo de Leslie. Un pequeño grito salió de su pequeño cuerpo.

— ¡Vamos, vamos! ¡Ve a visitar a la señorita Eli y pídele disculpas por mentir y di la verdad! ¡Estoy segura de que la señorita Eli es una buena chica! ¡Pero no te salvas de ser castigada! Así que, ¡arregla las cosas diciendo que todo era una mentira!

La voluntad que Leslie demostró era inquebrantable, y safo su brazo del agarre de Lea, quién retrocedió unos pequeños pasos hacia atrás.

Leslie extendió su mano, y luego ella enseñó su brazo.

— ¡¿Señorita?!

Los ojos marrones de Leah comenzaron a temblar mientras miraba a Leslie.

— ¡No voy a ir! Porque fue Eli quien me hizo esta quemadura.

Leslie, quién había dicho esas palabras, le sonrió a Lea, torciendo los labios.

—No, ¿sería mejor decir que todas las acciones tomadas por los Sperados actualmente son mentiras?

Lea, quién escuchó a Leslie, pensó que si se atrevía a mostrar su brazo…

Rápidamente sacudió su cabeza.

—Entonces…

—Oh Dios mío…  que loco, tu comportamiento es muy extraño. —Lea cerró la boca y murmuró esas palabras.

Sí, Lea pensaba que era quien mejor conocía a Leslie en toda la casa. Una niña sumisa, que no importa cuánto escuche algo que no le gusta, no podrá decir nada y simplemente mantendrá la cabeza baja igual que la boca cerrada.

Leslie estaba contenta con los resultados que estaba obteniendo.

Lea siempre pensaba en Leslie como una niña sumisa, para ella en realidad siempre había sido una niña obediente.

Hoy en día, hay mujeres fuera de lo común que son subjetivas e independientes capaces de hacer cualquier cosa. En particular, la duquesa Salvatore, quien es una mujer y también fue una gran líder en las guerras pasadas.

A Lea no le gustaba ese comportamiento. Había vivido con su padre y su abuela desde que era muy joven, le dijeron que las mujeres deberían ser sumisas y devotas, por lo que había estado viviendo toda su vida de esa manera.

Afortunadamente, llegué a la Capital y encontré muchas cosas divertidas, pero los ideales con los que crecí no cambiaron. Fue entonces que escuché el lamento del  marqués, quien quería criar a Leslie de esa manera. Estaba encantada de que existiera un hombre que pensara igual que yo. Y para mayor deleite, transforme a Leslie en una niña obediente, igual a una muñeca sin vida que no es capaz de responder por sí misma.

— ¡Le contaré todo esto al marqués, que te atreviste a responderme!

No hay otra opción, pero tendré que volver a usar nuevamente el látigo. Si no fue capaz de entenderlo ahora. La señorita Leslie se volverá una mujer igual a la duquesa Salvatore si no hacemos algo para impedirlo.

La mirada de ambas se encontraron, pensando de esa manera Lea no quitó sus ojos de Leslie, que la observaban con una inusual expresión de valentía en sus ojos.

—Si pides perdón ahora, lloras con una expresión genuina de arrepentimiento, e inclinas tu cabeza hacia mí, quizás te perdone.

Fue en ese momento que Leslie le dio una respuesta completamente diferente de lo que esperaba.

—Así que se buena niña, y discúlpate ahora.

—Ya te di mi respuesta.

Lea parpadeó varias veces al escuchar a Leslie hablando tan casualmente.

—Dime, ¿acaso estás sorda? Si quieres ir, adelante. Te repito que ya te dije mi respuesta. Hazlo, ve con el marqués o su esposa, incluso contacta a quien tú quieras. Ve, hazlo a tu manera.

Leslie, quien dijo eso hasta ahora, se volvió en dirección a la cama. Y pensó:

Hoy fui al templo, quiero descansar porque tengo muchas cosas en la cabeza. 

La somnolencia estaba presente en el cuerpo de Leslie. Había pasado un tiempo desde que podía dormir tranquilamente.

— ¿Si no tienes más nada que hacer, puedes irte? Quiero descansar.

Ignorando a Lea, Leslie se cubrió con la manta y cerró sus ojos.

Lea mostró una expresión desconcertante y gritó en voz alta.

— ¡Leslie! ¿Cómo te atreves a actuar de esa manera?!

Lea se cansó de las protestas de Leslie y caminó en dirección hacia su cama, tenía que llevarla junto al marqués, así que trató de arrastrarla fuera.

Pero, antes de intentar acercarse a Leslie algo sostuvo su pie.

— ¡Agh!

Lea cayó al suelo al soltar un extraño grito. Fue un grito muy fuerte, así que definitivamente el marqués debió de haberlo escuchado.

La oscuridad que sostuvo el pie de Lea se deslizó de nuevo hacia los pies de Leslie.

Oh, ella debe morir… debe morir..

Lea se sorprendió e hizo un sonido, tenía el presentimiento de que la muerte estaba cerca.

Leslie seguía esperando que ella saliera de la habitación. Sin embargo, era molesto abrir la boca, así que terminó por cerrar sus ojos.

— ¡No seas tan ruidosa y sal de aquí! ¿Acaso debo repetir mis palabras?

Cuando Leslie se levantó, Eli quién estaba en la puerta de la habitación la miró fijamente con ojos venenosos.

—Señorita Eli… ¿Vino a ayudarme? ¡La señorita Leslie se ha vuelto una niña muy maleducada!

— ¡Cállate! ¡Si no puedes levantarte, entonces arrastrate fuera de esta habitación!

Eli gritó con una voz espantosa. Lea no se imaginaba esos tratos de parte de Eli, quería tanto poder estar de su lado, pero Lea no podía decir ni una palabra así que dejó la habitación como si nada hubiera pasado.

De hecho, Lea no podía decirle nada a Eli sobre su comportamiento ni sobre su forma de pensar. Si lo hiciera, se ganaría de parte del marqués un golpe en la mejilla tal y como pasó hace tiempo.

Cuando Lea salió de la habitación con el ceño fruncido, solo quedaron Eli y Leslie solas en ese pequeño ático.

—Vives en un lugar de mierda, igual a un mendigo.

Eli, quien arrugó su rostro, sacó un pañuelo bellamente doblado de sus bolsillos, y cubrió su nariz y boca para evitar oler el mal olor de la habitación.

Leslie intentó recostarse en la cama de nuevo después de ver la cara de Eli, pensó que ella moriría eventualmente si seguía respirando el aire de esta habitación. Además, lo que sea que Eli necesitara, no tenía nada que ver con ella.

Eli, por su parte, no soportó que Leslie la ignorara, así que se acercó y le gritó.

— ¡Tú y yo necesitamos hablar!

—No, nosotras no tenemos nada de qué hablar.

Leslie ignoró ligeramente las palabras de Eli, pero ésta le lanzó la manta al suelo, estaba más enojada que nunca.

La niña suspiró un poco mientras miraba su manta, que había sido tirada al suelo ya dos veces. La habitación se limpiaba solo una vez a la semana, así que había un poco de polvo en el suelo.

—Qué abominación, has estado ocultando tu poder. Gracias a eso es que sobreviviste a la caída en el acantilado. —Eli miró a Leslie y apretó sus dientes.

Leslie fue lo suficientemente precavida para que ni la familia Sperado supiera cómo  sobrevivió.

Eli estaba muy enojada, no le quitaba los ojos de encima a la pequeña Leslie. Con una mirada eufórica, Eli volvió a gritar.

— ¡Ese poder es mío! ¿Lo entiendes? ¡Me pertenece a mí! No sé cómo obtuviste ese poder, pero no es tuyo, así que no lo uses y sólo quédate en esta habitación. ¿Entiendes?

— ¿Este poder te pertenece…?

Debido a la pregunta de Leslie, Eli la miró como si fuera la persona más estúpida en el mundo.

—Sí, eso es un hecho, ¿no? Soy la hija mayor del marqués Sperado, una hermosa rubia con ojos color verde claros, los cuales siempre han sido los rasgos característicos que representan a nuestra familia, ¡mientras que tú tienes ese feo cabello gris plateado como las personas mayores! —Eli continuó diciendo palabras estúpidas y cada frase sonaba más ridícula que la anterior—. Entiende, soy mucho más hermosa que tú. ¿No puede tu estúpida cabeza entender esas simples palabras? ¡Soy la más indicada para tener ese poder!

Entonces, ella sonrió, agitó su brillante cabello hacia atrás y usó la misma sonrisa que le dedicaba a Su Majestad, el Primer Príncipe. Ciertamente era una sonrisa encantadora.

—Qué abominación.

En el pasado, cuando no sabía nada, quería ser igual de buena que mi hermosa hermana mayor. Soñaba con tener un brillante cabello, unas uñas bien arregladas y limpias, además de ojos tan claros y verdes. Mientras era humillada y maltratada siempre procure seguir sus pasos; intentaba peinar mi cabello y mantener mi ropa limpia, usaba los adornos que encontraba tirados por el piso, y aunque estaban rotos los usaba igualmente.

Pero era algo natural que Leslie no pudiera compararse con ella.

Eli tenía a docenas de criadas trabajando para ella, cada una tenía una función diferente, incluso había una que tenía el papel de recortar las puntas de su hermoso cabello. Todos los días se bañaba con perfumes caros, y recibía masajes diarios, pasaba la mayor parte del día mejorando su belleza.

Casi todo los días, iba a las tiendas más caras y compraba hermosos vestidos y joyas preciosas las cuales casi nunca llegaba a usar.

Cuando camina bajo el sol, siempre hay criadas que la acompañan mientras sostienen unas sombrillas, también la acompañan una docenas de caballeros personales. Ella sin duda es una chica hermosa y llena de privilegios. Pero ahora Leslie podía ver qué clase de persona era realmente.

Mientras tanto, la familia Sperado ha construido riquezas y honor a la costa del sacrificio y la sangre de todos esos niños muertos. Y el resultado de todo eso es Eli.

Estaba disgustada y no podía soportar más ver la cara de Eli, por lo que Leslie giró su cabeza.

Mirándola, Eli hizo una sonrisa victoriosa. Como de costumbre, por las acciones de Leslie pudo entender que había conseguido su objetivo.

—Parece que al fin entendiste, tu linda hermana mayor es feliz ahora.

Después de una pequeña risa calculadora, Eli inclinó su cabeza ligeramente para mirar a Leslie.

—En mi opinión, ahora puedo mirar al sacrificio de una forma un poco más generosa, entonces puedes vivir en esta mansión como una rata muerta por un poco más de tiempo. Seré un poco más comprensiva hacia ti, te saludaré una vez al día. ¿Es eso suficiente para ti? ¿Verdad? ¿Con eso estarías contenta?

Eli intentó decir algunas palabras más, pero Leslie la interrumpió.

—Vamos a bajar y hablemos de esto.

— ¿Qué?

Leslie se levantó lentamente de la cama, y las finas pijamas que no eran ideales para protegerse del frío hicieron un pequeño sonido cada vez que se movía.

—Estoy llegando a pensar que realmente no estás escuchando muy bien. Durante estos días, bajemos y hablemos con el marqués. Si le muestro este poder, me pregunto, ¿cómo va reaccionar el marqués? ¿Qué tipo de expresión hará?

Leslie caminó lentamente en dirección hacia la puerta, como si buscara al marqués con la mirada.

Eli se quedó de pie en su lugar, mirando nerviosamente en dirección a la puerta.

— ¡Ya sé! ¿Qué tal si retrasamos lanzarte al fuego por medio año? ¿Qué piensas?

Haciendo poco caso a las palabras de Eli, Leslie abrió la puerta de la habitación.

Cuando abrió la puerta, Eli se estremeció por el chillido que hizo al abrirse y empezó a temblar. La verdad era que no temblaba por el sonido de la puerta, sino porque si bajaban y hablaban con el marqués podían suceder varios casos.

¿Cuál lado tomará el marqués? ¿Si ella no le servía, la trataría de la misma forma que a Leslie? ¿Leslie ocuparía su lugar?

Ella obviamente ya sabía la respuesta a estas preguntas.

Ella solo era un desperdicio que había crecido junto al sacrificio que sería lanzado al fuego, aún así fue capaz de conquistar al Príncipe y ganarse una gran reputación como una de las señoritas más hermosas en todo el imperio.

Muchos no lo sabían, pero este último estaba muy ansioso por conseguir el poder de la oscuridad, quería aumentar la fama y las riquezas de la familia. El compromiso con la Familia Imperial solo era un Plan B, ya que en caso en que no pudieran conseguir el poder de la oscuridad usarían el estatus para mantener su poder.

Entonces para el marqués un niño con el poder de la oscuridad tenía más valor y era superior a otro niño que estaba comprometido con la Familia Imperial. Podrían decir simplemente que la niña comprometida murió de una enfermedad.

Después de haber sacado varias conclusiones, Eli tragó saliva al enfrentarse a la dura realidad.

—Ahora vete. Si no molestas mi sueño, lo mantendré en secreto. Hazlo ahora, antes de que cambie de opinión. —Los ojos de Leslie estaban mirando fijamente a Eli.

Leslie se dio cuenta que Eli estaba mordiendo sus labios, esta misma se dio la vuelta y salió de la habitación en silencio.

Fue solo entonces que Leslie yacía en su cama sin alguna interrupción, y pudo acostarse cómodamente en su cama y dormir profundamente.

2 respuestas a “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa –  Capítulo 5”

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