Dinero de consolación – Capítulo 66: El paradero del joven Schnei

Traducido por Kavaalin

Editado por Raon Miru


Estaba arrepentida.

Sentada en la sala de espera preparada por el reino de Lao Fan, era plenamente consciente de mi idiotez. Que haya ocurrido un secuestro en un lugar tan publico superó mis expectativas.

—Si tan sólo hubiera sostenido firmemente la mano del joven Schnei.

—Julia, no te culpes. Esto no es tu culpa.

A pesar de lo que decía Su Alteza, yo era la que había estado más cerca del Joven Schnei.

—Si algo le sucediera al Joven Schnei… sería mi culpa.

—Aunque no lo parezca, Schnei sigue siendo un hombre, por lo que estará bien. También es posible que se aburriera y se fuera a jugar solo.

Miré a Su Alteza.

—¿De verdad?

—No, eso no es posible.

Mientras suspiraba, Su Alteza me abrazó, ya que me encontraba al borde de las lágrimas después de escuchar su declaración.

—No te preocupes, definitivamente lo encontraremos.

Mientras me abrazaba tambien acariciaba mi cabeza. Sentía que todas mis fuerzas eran drenadas de mi cuerpo.

—El Joven Schnei es un hombre bestia, así que no lo forcé a usar perfume. En cambio, puse popurrí casero en el bolsillo de su vestido.

—¿Los vestidos tienen bolsillos? No lo sabía.

Los bolsillos estaban destinados a ser disimulados.

—No hay bolsillos en el vestido que estoy usando actualmente, pero puedo hacerlos con el mismo material para hacer faldas esponjosas. Pero en lo que quiero que se fije es en mi mezcla original de popurrí, no en los bolsillos.

Su Alteza pareció finalmente entender.

—Mya podría seguir el olor.

Asentí en silencio.

♦♦♦

Nos unimos a Mya e hicimos que el príncipe Yufa nos acompañara para evitar lucir sospechosos mientras buscábamos por el castillo.

—Tiene el mismo aroma que este, ¿verdad?

—Sí.

Comenzó a caminar lentamente después de oler el popurrí que tenía conmigo.

—Mya, ¿crees que puedes rastrearlo?

—Hay varios aromas de perfumes e inciensos en este castillo, por lo que este aroma suave es bastante distintivo. Los otros aromas son tan intensos que me causan mareos. Mejor sigo este aroma antes de que se vea abrumado por los demás.

Por favor, que lo encontremos rápidamente.

A mi lado, Su Alteza apoyó sus manos en su frente como si estuviera orando.

—Si encuentras a Schnei, te organizaré una cita con Michael.

Mya estiró ambas manos hacia el aire y chilló de emoción después de escuchar las palabras de Su Alteza.

—¡¿En serio?! ¡¡Haré lo mejor que pueda!!

Siguiendo el olor, se lanzó hacia el área de las residencias reales.

—Tengo un mal presentimiento sobre esto.

El príncipe Yufa asintió de acuerdo con el comentario de Su Alteza.

Puede que tengamos que asumir la peor situación.

Mientras me encontraba ocupada pensando en la peor de las posibilidades, Mya se detuvo frente a una habitación en la parte interior del área y se quedó inmóvil.

—¿Qué es este lugar?

Preguntó Su Alteza mientras se volteaba hacia el príncipe Yufa.

El príncipe respondió con amargura.

—La habitación de Inzu.

El príncipe Yufa llamó a la puerta después de preparar su mente. Después de un momento, la puerta se abrió ligeramente y apareció el príncipe Inzu.

—Lamento molestarte tan tarde.

—¿Qué sucede, hermano?

—Estoy buscando un invitado de la nación de las bestias. ¿Lo has visto?

—No, no lo he hecho.

Sin hacer caso al príncipe Inzu, el cual había cerrado la puerta, Mya metió sus garras entre las grietas de la puerta y trató de abrirla a la fuerza. El poder inimaginable mostrado por ella, una hermosa felina blanca, me había dejado sin palabras.

—¡Puedo oler el aroma del príncipe Schnei!

¡¿Eh?! ¡La puerta se estaba astillando! ¡Ah! ¡Sus garras estaban incrustadas en la puerta!

La puerta finalmente se separó y fue arrojada junto con el príncipe Inzu. Ambos aterrizaron en el pasillo con un ruido áspero.

—¿Me equivoco en pensar que Michael es increíble por ser capaz de suprimir tamaño poderío?

Volví a la realidad al escuchar el repentino comentario de Su Alteza.

—Entre mis empleados, el señor Olga, el gerente de la tienda, está particularmente orgulloso de su capacidad física. Y se aseguró de darle a Michael un entrenamiento especial.

Su Alteza me miró distante y murmuró:

—Un pajarito me contó que el gerente de tu tienda solía ser un asesino legendario.

—Oh, esa es una vieja historia.

Por alguna razón, Su Alteza dejó escapar un profundo suspiro.

Durante nuestra conversación, Mya ya había entrado en la habitación del príncipe Inzu, así que la seguimos. No había nadie en la habitación. Mientras estábamos desconcertados por la vacía habitación, el príncipe Inzu se paró y exclamó:

—¡Ya les dije que no hay nadie más aquí! ¡Denme un respiro y salgan de mi habitación!

Mya miró al furioso príncipe con recelo y, seguidamente, tocó la estantería en una esquina de la habitación. Similar a la puerta, la estantería comenzó a astillarse y crujir. La agarró y la arrojó, aterrizando en el centro de la habitación con un estruendo.

—Sería prudente no provocar a Mya.

Solté una risa seca ante el comentario de Su Alteza.

Se reveló un pasaje secreto con una escalera que descendía. Había un artilugio de riel donde solía estar la estantería. Nos dimos cuenta de que probablemente era un mecanismo para dar acceso al pasaje cuando se movía la estantería. Sin embargo, dado que esta había sido destruida espléndidamente, no había forma de confirmarlo.

La responsable de tal destrucción corrió escaleras abajo sin dudarlo. Los demás la seguimos. Llegamos a una habitación cerrada en la base de las escaleras. Bueno, hasta que ella abrió la puerta de una patada.

El interior se parecía mucho al cuarto del príncipe Inzu. Trepado en la parte superior de una estantería que se parecía a la que Mya había arrojado antes, se encontraba el joven Schnei gruñendo hacia nosotros mientras temblaba.

—¡Joven Schnei!

—¡Mya!

El joven Schnei saltó de la estantería y abrazó a Mya.

—¿Está bien, joven Schnei?

—Sí. Pero tengo hambre.

Mientras todos los demás estaban profundamente emocionados con la reunión, yo escudriñé la habitación, viendo un sofá, una mesa y una cama. Había muchos dulces en la mesa. Parecía que el príncipe Inzu intentaba alimentar al joven Schnei.

—¿Cuál es el significado de esta intrusión sin permiso?

El príncipe Inzu, quien finalmente nos había alcanzado, comenzó a gritar, asustando al joven Schnei.

—Sólo queríamos recuperar al joven Schnei —dije sin rodeos, borrando mi sonrisa.

—¡Ese tigre pelirrojo es mío!

Mientras gritaba, él intentó arrebatarle al joven Schnei a Mya, pero fue enviado a volar con una patada.

—Yo la atrapé. ¡Es mía! —Espetó el príncipe Inzu.

Su apariencia, mientras se tambaleaba tratando de ponerse de pie, daba una sensación espeluznante.

—Inzu, te equivocas. La gente bestia no son mascotas.

El príncipe se rió con desprecio después de escuchar el intento de explicación del príncipe Yufa.

—No hay nada malo en que la haga mi mascota. ¡Las personas bestia siguen siendo bestias! Valdrán más si los domesticas. ¡Cuando me convierta en rey, todos serán míos!

Mientras señalaba al joven Schnei y a los demás, estalló en una risa siniestra. Al presenciar su comportamiento, me reí y dije:

—El príncipe Inzu es tan tonto.

Todos se quedaron en silencio al escuchar mi comentario, dejando que mi risa resonara claramente por toda la habitación.

—¿Qué dijiste? Eres sólo la hija de un conde. ¡¿Cómo te atreves a decir eso?!

Él me miró con el ceño fruncido por haberme burlado de su declaración anterior.

—¡Dije que el príncipe Inzu es tan tonto que me marea!

—Ella no quiso decir eso.

Se escuchó el murmullo de Su Alteza, pero este fue ignorado.

—¡Perra! ¡No pienses que tu grosería no tendrá consecuencias!

Intenté no reírme de la vulgar forma de hablar del príncipe Inzu.

—El que no va a salirse con la suya es usted, príncipe Inzu. ¿Por qué cree que vinimos a Lao Fan?

Hizo una expresión dudosa después de escuchar mis palabras.

—Trajimos una carta del rey de Palacio —continué mientras sonreía—. Ha habido reiterados casos de secuestros en el reino de las bestias, un aliado cercano de Palacio. Debido a este asunto, estamos uniendo a todos las naciones vecinas para encontrar urgentemente al culpable y estar preparados para un ataque a gran escala. En consecuencia, nos gustaría que Lao Fan también nos ayudara. Dicho esto, la carta fue escrita aún más radicalmente.

Acaricié suavemente la cabeza del joven Schnei y dije:

—Una vez que el príncipe Inzu se convierta en rey, Lao Fan desaparecerá del mapa en una noche. Porque Palacio tiene la divina protección de los dragones, así que puede usar su poder libremente y los reinos vecinos lo seguirán.

El príncipe Inzu palideció y cayó sobre sus rodillas.

—Así que, por favor devuelva al joven Schnei.

Después de escuchar lo que dije, el príncipe Inzu se volteó hacia el joven y dijo:

—P-Por favor, no se la lleven. No necesito nada más. Estoy enamorado de ella.

Nos sorprendió tanto su confesión que nos quedamos congelados. Mya, quien abrazaba al joven Schnei, frunció el ceño y le advirtió al príncipe Inzu:

—Qué insecto tan descarado al rogar por el amor del segundo príncipe de nuestro reino, el príncipe Schneider. Si te atreves a presentarte ante el príncipe Schneider nuevamente, te desgarraré la garganta y te tiraré al pantano.

Al escuchar las palabras de Mya, el príncipe Inzu lanzó una mirada perpleja y tartamudeó:

—¿P-Príncipe?

—Así es.

—¿No es un vestido lo que lleva puesto?

Él movió su mirada desde Mya hasta el joven Schnei. Quien inclinó la cabeza y preguntó:

—¿No se me ve bien?

—Se te ve muy bien.

—Pronto me convertiré en un adulto y ya no se me verá bien. ¡Por eso le pedí a Julia que me ayudara a escoger un vestido! Los hombres bestia son lindos durante la infancia, pero se vuelven musculosos una vez que llegan a la adultez.

Parecía que el príncipe no podía comprender del todo la situación.

—¿Debería levantarle la falda… para que puedas confirmarlo?

Su Alteza le habló repentinamente al príncipe Inzu y le levantó la falda al joven Schnei. Sorprendido por la vista, el príncipe Inzu se desmayó.

Como era de esperar, era muy lamentable. Pero, ¿podría esto llamarse castigo divino? ¿Justicia poética? Supongo que podríamos llamarlo así.

13 respuestas a “Dinero de consolación – Capítulo 66: El paradero del joven Schnei”

  1. Jajajjajajajajajjajajajaja que buena despues de ver su paquetito entro en un shock existencial jajajajajjajaja. Hay por mas capitulos , eata es la yercera vez que leo desde el inicio por q aparecio un capitulo nuevo .

    Michas hracias x au arduo trabajo

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