Vida en prisión de la villana – Capítulo 26: La noble dama adora a su hermano pequeño

Traducido por Den

Editado por Sharon


Era una tranquila tarde en que el sol era radiante. Dos pequeñas mesas estaban atrapadas entre en los barrotes de la celda, y una noble dama estaba sentada dentro de la prisión directamente frente a otra mujer que estaba fuera, ambas disfrutando de una taza de té.

—La fiesta de mudanza fue un gran éxito, Alexandra. Gracias por ayudarme a organizarla. Realmente me salvaste.

Sentada frente a la encantadora Rachel había una chica de aspecto impresionante con cabello rubio suelto y ondulado, y ojos azules claros como zafiros. Las comisuras de los labios de la chica se curvaron ante el reconocimiento de Rachel, respondiendo con una sonrisa fuerte y atrevida.

Era la hija de un marqués, Alexandra Mountbatten, una amiga con la que Rachel no necesita darse aires, una compañera especial que es como familia. Rachel generalmente muestra una apariencia más simple, pulcra y ordenada. Por el contrario, Alexandra es más llamativa y tiene un rostro hermoso que generalmente muestra una mirada llena de confianza. Llevaba un vestido formal con pantalones y una espada atada a la cintura. Podrías llamarla un tipo de hermana mayor que parece que cuidaría de los demás… Un tipo de belleza diferente a Rachel.

—Sólo déjame los asuntos exteriores a mí, Rachel. Aquellos de los que puedo ocuparme particularmente.

Gracias a que su padre era un alto funcionario a cargo de los asuntos exteriores, el rostro de Alexandra era conocido en todo el mundo por altos funcionarios en países extranjeros. Esta era la razón por la cual muchos embajadores extranjeros participaron en la fiesta de mudanza y cómo se prepararon todos los arreglos necesarios para que el escándalo de las acciones del príncipe no se difundieran más allá de las fronteras de este país.

—Sin embargo, parece que será divertido abusar de Su Alteza. Si las cosas están tan interesantes, desearía haber regresado a casa antes.

La aparición de esa amplia y desafiante sonrisa realmente la hacía lucir genial. Combinaba con el fondo del lúgubre muro de piedra del calabozo, tenías a alguien que se parecía a una heroína de una historia de aventuras.

Por el contrario, las cejas de Rachel se arrugaron un poco e hizo una pequeña sonrisa como si estuviera preocupada.

—También me hubiera gustado eso, pero si lo derrotas demasiado… Estaré en problemas si el otro lado acumula demasiado estrés y explota de forma ridícula…

—Ya veo… Entonces, ¿qué vas a hacer? Bueno, ¿lo perdonarás?

Sabía que no había forma en que Alexandra hiciera una pregunta vacía. Pero escuchar a su íntima amiga, la hizo sonreír débilmente y encogerse de hombros.

—Umm, poco a poco las cosas concluirán… Por lo tanto, tendré que aplastarlo antes de que explote.

Rachel solo se ve débil.

—Pero realmente quiero disfrutar pasando mi tiempo sin preocupaciones~. Es un desperdicio, pero… Antes de que Su Alteza pierda toda razón y entre en acción, tengo que derrotarlo hasta que ya no pueda recuperarse.

—Bueno, también haré todo lo posible para apoyarte.

—Fufu, gracias.

Ambas doncellas comenzaron a reír con elegancia mientras tomaban un pequeño sorbo de sus tazas de té.

♦ ♦ ♦

George Ferguson saltó del carruaje y le entregó su bolsa al mayordomo que había venido a saludarlo en la entrada. Sus pasos sonaban especialmente fuertes en el espacioso corredor mientras se dirigía hacia su habitación.

—Maldición, cada uno de ellos…

El plan para arrinconar a su indigna hermana mayor progresaba lentamente.

El ligero acoso no tuvo ningún efecto. Pero si se volviera llamativo y causara verdadero daño, entonces la justicia de sus acciones sería cuestionada. Tenía que buscar la línea donde pudiera romper las agallas de su hermana sin que los terceros lo juzgaran con demasiada dureza… Aunque no confiaba en que pudiera existir una realidad tan conveniente.

Para empeorar las cosas, los cortesanos del palacio real mostraban una actitud débil por miedo a involucrarse.

Ninguno quería estar relacionados con eso antes de que el rey dicte su decisión, y no harán ni dirán nada contra su hermana hasta entonces. Como mucho, alertarán a los caballeros cerca de la prisión si notan algunos posibles espías… Y, sin embargo, la seguridad ni siquiera ha atrapado un ratón a pesar de que su hermana, para quien era imposible contactar con el mundo exterior, diera una gran fiesta.

También estaba tratando de evitar cualquier apoyo que le llegara de la casa ducal, pero era imposible saber cuánto efecto realmente estaba teniendo.

Al parecer, no ha habido tales movimientos dentro de la casa. Pero George estaba seguro de que su hermana todavía estaba recibiendo suministros de asistencia. No había nadie en esta casa que se oponga abiertamente a él, pero había una sensación en el aire de que todos fingían escucharlo, esperando su momento para hacer algún movimiento.

Hablando con sinceridad, George había llegado a un punto muerto. No podía ver claramente cómo vengar a Margaret.

—Ah, de verdad…

Pensando que por ahora debería descansar, abrió la puerta de su habitación. Dio un paso dentro y, sin pensarlo, echó un rápido vistazo alrededor… Y encontró algo que no pudo expresar con palabras.

Se sorprendió.

George quería elogiarse a sí mismo por no gritar. Al menos, pensó que era bueno que no se hubiera caído de culo.

En medio de su habitación, en un rincón de la zona del salón, habían libros e imágenes expuestas de forma bella sobre su escritorio y silla como una elegante librería… todo lo que debería haber escondido.

Novelas eróticas, y ciertas imágenes vulgares de actrices.

Su diario estaba abierto, el contenido del cual nunca sería visto por las personas, y una carta de admirador que había escrito pero nunca tuvo la intención de enviar.

Además de esto, también había… muchas cosas…

Para que no lo encontraran ninguna doncella limpiando, George había escondido (supuestamente) con habilidad sus preciadas posesiones aquí y allá dentro de su habitación…

—No, no, no…

George miró a través de su historia oscura que se había reunido tan repentinamente, y su mente entró en pánico pensando dónde podría esconderlo todo sin intentar descubrir quién había decorado su habitación de esta manera… pero como el propietario, no podía evitar reaccionar así.

De todos modos, estas no eran cosas para los ojos humanos, así que por ahora las metería dentro de una bolsa apropiada y las guardaría temporalmente debajo de su cama.

—Maldición… ¡¿Quién…?!

Disgustado con sus acciones, pensó que probablemente era obra de uno de los sirvientes que simpatizaba con su hermana.

Pero, ¿quién haría algo así? Los rostros de todos los sirvientes le pasaron por la mente mientras recogía los libros de su escritorio.

Fue entonces que George encontró un sobre desconocido dentro de un libro. Un sobre rosado y femenino.

—¿Qué dem…? Tengo un mal presentimiento sobre esto…

Pero si no miraba, nada comenzaría.

George abrió el sobre. Dentro había solo un papel.

Desplegó el papel… y después de un vistazo rápido, esta vez sí gritó.

♦ ♦ ♦

La noche en la habitación de enfrente del calabozo. 

George estaba frente a los barrotes de hierros, postrándose en el suelo dentro de la prisión.

—¡Hermana mía, lo siento mucho!

Al ver la figura de su hermano menor, temblando mientras se frotaba la frente contra el suelo de adoquines, Rachel pensó en volver a la cama y dormir.

—Oh cielos, George, ¿pasa algo?

Una declaración general que aludía a cómo no sabía nada… 

Por supuesto no era así. Cero oportunidades.

George siguió frotando su frente de manera simple y dolorosa sobre el adoquín frío y desigual, gritándole al Gran Rey del Miedo, Rachel.

—¡Lo siento mucho por haber declarado que la culpa del acoso de Margaret recaía únicamente en los hombros de mi honorable hermana!

—Oh, querido. De repente dices esas cosas, me pregunto qué podría haber pasado.

Mientras la otra parte estaba ocupada fingiendo ignorancia, George no podía hacer nada más que seguir con la cabeza inclinada ante su hermana.

—Por favor, por favor… hermana mayor… Todo lo escrito en esa carta es privado…

Mientras su hermano le suplicaba desesperadamente, Rachel una vez más le preguntó qué estaba pasando.

—¿Qué pasa? ¿Por qué George, el heredero de la casa ducal, está arrodillado en el suelo y  hablando de cartas…? —Las palabras de Rachel se desvanecieron, y finalmente inclinó la cabeza en la otra dirección, alegando derrota—. ¿Estás hablando de ese setiembre en que tenías cinco años y tuve que lavarte los pantalones? ¿O tal vez ese febrero en que tenías siete y te asustaste tanto de los fuegos artificiales que te orinaste? Pero, ese momento “agradable” fue una parte tan pequeña de tu vida.

Rachel sonrió mientras miraba a su a aterrado hermano menor.

—Eso fue una parte tan pequeña… ¿Estás hablando de ese día de mayo en que tenías once años y, habiendo despertado tus instintos sexuales, decidiste acariciar y tocar los vestidos del armario de tu hermana para que nadie más te viera? ¿O tal vez de ese junio en que tenías catorce años y después de comprobar que nadie te estaba mirando, te recostaste en mi cama, oliendo las sábanas en las que había dormido? Si no es así… entonces ¿quizás el mes de julio en que tenías quince, en otras palabras, el año pasado, cuando te colaste en la lavandería y robaste mi ropa interior sucia para convertirla en tu tesoro?

—¡Lo siento mucho! ¡Lo siento, hermana mayor! ¡Lo siento, lo siento mucho!

George estaba aterrorizado y no podía hacer nada más que disculparse.

En ese sobre rosado que había encontrado, el papel del interior describía varios episodios fragmentados con los que nunca podría vivir si otros lo supieran.

No había duda de que había sido su hermana quien la había escrito. Esa hermosa letra cursiva era demasiado familiar, pero si incluso uno de esos eventos se filtraba, no solo traería su ruina, sino la de toda una cronología.

Eran escenas de cosas que hizo después de confirmar que no había nadie más.

Todos eran eventos que ni siquiera él recordaba hasta que los mencionaron.

Lo que no debería haber visto su hermana y ni siquiera uno de sus sirvientes fue puesto al descubierto como una presentación de negocios ante él.

Y si saben todo eso…

Incluso en la memoria de George, los contenidos escritos eran sólo el principio, era imposible saber qué más sabían.

En otras palabras, este sobre rosado era sólo un extracto.

Aquí estaba la hermana mayor que podía precisar toda la historia oscura de George con detalles vergonzosos.

Como si estuviera desconcertada por el estado tembloroso en que se encontraba George, la hermana mayor continuó fingiendo inocencia por su angustiada situación.

—Oh cielos, George, estás tan asustado. Como no sé cuando Su Alteza me ejecutará, los recuerdos siguieron apareciendo, así que los escribí en una carta. Todos esos recuerdos “agradables” seguían apareciendo… Solo pensé que me gustaría compartir un poco con mi hermano pequeño.

Y entonces, espléndidamente con su elegante boca, esa hermana mayor de la familia hizo una amplia sonrisa y se rio.

—George también ya tiene esa edad. Te has enamorado de la encantadora Margaret, así que no es de extrañar que hayas olvidado lo buena que es la memoria de tu hermana para recordar lo que hiciste en la casa. Es la misma hermana que no tiene idea de cuánto tiempo estará encerrada en prisión, que sola con su espléndido hermano, recuerda por un momento… que incluso si su cuerpo desapareciera, viviría en el corazón de su querido hermano menor.

—¡Eso es…!

No hay absolutamente ninguna manera de que esta hermana se relajara y fuera ejecutada por el príncipe Elliot. Es algo fácil de entender a pesar de lo que está diciendo… Pero George no era una idiota que no conocía su lugar, así que evitó destacar eso.

Con una expresión encantadora que nunca te haría pensar que estaba preocupada por una ejecución, la cautivadora hermana mayor mostró una sonrisa brillante y radiante. Luego hizo un gesto hacia un cuaderno que tenía en la mano.

—Ah, pero George está loco por Margaret, así que no hay más espacio en tu cerebro para tu hermana, ¿verdad? Entonces, este pequeño folleto donde escribí todo lo que recordaba… Sí, ¿tal vez debería dárselo a padre y madre? De esa forma, cuando llegue el momento de que se casen, puedan leer un par de episodios para mostrar cuánto has crecido. De esa forma, tu hermana puede verte desde el cielo, y mirar tu futuro con confianza de que hice algo bueno.

—¡Te lo ruego, hermana mayor! Por favor… ¡lo que has escrito allí, por favor, no sé lo muestres a padre y madre!

—¿Hermana mayor? En los viejos tiempos, siempre pensé que era muy lindo como me llamabas “hermanita”.

—H-Hermana.

—¿Hmm?

—¡H-Hermanita, por favor, por favor no le cuentes a padre y madre todos mis vergonzosos secretos!

—¿Eeeh? Pero, como hermana mayor, ya no podré velar por George…

—Su Majestad cometió un error respecto a Bi… ¡Nunca le pondrá una mano encima a mi hermanita porque siempre lo detendré!

—Pero, George ama tanto a Margaret como a mí… Es muy extraño, ¿no crees que hice algo terrible?

—¡No, de ninguna manera!

George negó desesperadamente las preguntas de su hermana.

Hasta hace medio día, lo de Margaret siendo destruída e incluso empujada por las escaleras, no había ninguna duda en su cabeza de que hubieran sido obra de su hermana… Pero, ahora está cantando una melodía diferente.

Un humano que podía organizar todo esto desde el interior de una celda de la cárcel solo para fastidiar a George, no hay forma de que haya formado parte de ese acoso indiferente contra un rival amoroso.

Si realmente estuviera enamorada, en primer lugar, nunca recurriría al acoso.

Si su hermana se hubiera puesto seria… Entonces, ahora Margaret ya no estaría alrededor.

—¡Creo que mi hermanita nunca le ha puesto la mano encima a Margaret! ¡Escribiré una nota jurándolo! Así que… Así que, hermana… ¡Hermanita, por favor, no pases lo que has escrito a padre y madre! ¡Por favor!

—Oh, cielos, ¿en serio? ¿Así que todo lo que tengo que hacer es no informar a padre y madre…?

—¡S-Sí!

—¿De verdad? ¿No hay nadie más?

—¿Eh…?

George quedó confundido ante el extraño recordatorio de su hermana.

Estaba agradecido de la atmósfera ahora silenciosa… Pero, ¿quien más?

Sin embargo, pensando en ello, su hermana definitivamente podía confundir las cosas porque parecería “interesante”.

—E-Entonces… La jefa de las doncellas, Martha…

—¿Alguien más?

—¿Eh? Umm… Su Alteza y Margaret…

—¿Alguien más?

Una hermana mayor que seguía preguntando todo el tiempo hasta el final. George estaba seguro de que había una trampa escondida en alguna parte, pero no podía averiguar cuáles eran sus intenciones.

Con un sudor frío corriendo por su espalda, George siguió intentando pensar desesperadamente si había alguien más.

—O-Otra… Entonces, Sykes y todos mis otros amigos…

—¿Es así?

Su hermana ya no estaba preguntando. Entonces, frente a George, que respiraba aliviado de que esta búsqueda implacable finalmente hubiera terminado, Rachel se acercó a los barrotes de hierro. Luego, lanzó el cuaderno entre los barrotes en una dirección completamente diferente de donde estaba George.

—Entiendo. Respetaré por completo tus sentimientos.

—M-Muchas gracias…

—Como escuchó todo, estaba preocupada por lo que debería hacer si decías que ella tampoco estaba bien.

—¿Eh?

Antes de siquiera tener tiempo para reflexionar sobre las extrañas palabras de su hermana… Un constante tamborileo detrás de él llamó su atención.

—¡¿Eh?!

Girándose, desde el lado oscuros de los escalones de piedra apareció una chica con una apariencia extravagante.

Era un poco como una reina, con un estilo diferente al de su hermana, pero relativamente hermosa. Caminó lentamente hacia la celda con una sonrisa, recogiendo el cuaderno que Rachel había pasado.

Una mezcla de sorpresa y miedo impidió que George dijera algo coherente.

—A-A-A-A…

George se había caído de culo, incapaz de moverse o levantarse mientras la chica se acercaba a él, con la misma sonrisa atrevida que tenía siempre.

—Ha pasado mucho tiempo, George. Ya ha pasado un poco más de un año desde que acompañé a mi padre visitando países extranjeros… —dijo con una elegancia adecuada para una dama refinada como ella.

Su expresión era la de una doncella… Sin embargo, esa hermosa chica con un amplia sonrisa, tenía ojos de un pájaro de presa.

—Soy tu amiga de la infancia, la que olvidaste después de solo un año, tu prometida sin valor, la chica cornuda, Alexandra Mountbatten. Ha pasado un tiempo… O, más bien, me preguntó si ahora sería “encantada de conocerte”. ¿Es la primera vez que me ves?

—¡No…!

—Incluso una buena mujer a la que no le importa que hayas olvidado tu relación de diez años, se sentiría lastimada si le gritaras de repente como si hubieras visto un monstruo en la oscuridad… Lo que me recuerda, ¿no está bastante oscuro aquí? Fufufufu.

Rachel también sonrió al ver la reunión entre dos maravillosos prometidos.

—Los diversos “recuerdos nostálgicos” de George, después de todo, es mejor dejarlos con el compañero que compartirá su vida con él. Alexandra, por George, por favor.

—Sí, cuñada.

—George también, asegúrate de escuchar siempre lo que dice Alexandra.

—¡Siiii!

—Algo sobre tu respuesta me preocupa… Es una reunión de dos prometidos después de mucho tiempo, así que tu hermana mayor se alejará de ustedes. Hay mucho de lo que pueden hablar, por ejemplo… orientación educativa.

Rachel ignoró los gritos, la voz ronca y las lágrimas que resonaban fuera de los barrotes de hierro, eligiendo en cambio disfrutar del té que se había preparado.

—Ahora, veamos… Si no corto la otra ala, perderá el equilibrio.


Sharon
¡Por fin se deshace de los subordinados inútiles! En serio George, viviste toda tu vida junto a Rachel, ¿y no se te ocurrió que ella iba a vengarse? Patético

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