Al borde de lo impresionante – Capítulo 91

Traducido por Ichigo

Editado por Nemoné


—¡Juro vivir o morir con la ciudad! —dijo de manera resuelta el señor de la ciudad, volviéndose también para mirar el vasto mar.

—¡Mi señor!

Sus dos guardaespaldas personales gritaron alarmados, cada vez más nerviosos.

—Mi señor, ya ha evacuado a todo el mundo, ¿cómo podría quedarse aquí solo? Si la resistencia es tan inútil, entonces deberíamos retirarnos por ahora.

—No hace falta decir nada más. No cambiaré mi decisión.

El señor de la ciudad miraba al frente con inquebrantable determinación, al aterrador cielo y las altas olas, permaneciendo impasible.

De repente, todos oyeron un fuerte sonido que reverberó en el horizonte, atrayendo la atención de todos.

—Oh no, mi señor, la bestia marina está a punto de atacar de nuevo. Por favor, retírese.

Un lamentable y débil mago corrió de manera apresurada hacia él y le aconsejó.

Pero el señor de la ciudad permaneció impasible. En su lugar, se quedó de pie en el borde de la muralla de la ciudad, mirando con atención a la bestia marina que se acercaba cada vez más junto con olas gigantes que alcanzaban el cielo.

—Ya he tomado mi decisión. Me quedaré aquí, no hace falta que intentes convencerme.

Incontables bestias marinas flotaban, acercándose de manera gradual mientras montaban la marea. Olas de agua de mar golpeaban la pared, despertando el miedo.

El señor de la ciudad frunció el ceño. Justo cuando se volvió, a punto de instar al grupo de Claire a marcharse, se sorprendió al ver que Claire ya había tensado la cuerda de su flecha. El arco no tenía flechas, pero la chica había tensado la cuerda por completo.

Todo el mundo oyó un sonido largo y penetrante. Una deslumbrante y brillante flecha de fuego apareció, volando con velocidad hacia las bestias marinas que se acercaban, y luego explotó. Las bestias marinas que habían sido alcanzadas aullaron con dolor, retorciéndose mientras se sumergían en el agua.

¡Flecha mágica!

Los magos de la muralla se quedaron atónitos y el señor de la ciudad también se quedó helado. Jamás habrían pensado que aquella muchacha de aspecto corriente usaría flechas mágicas y tuviera tanto poder. Los dos guardaespaldas personales también se quedaron helados.

Pero, solo con esto, no había manera de resistir a las bestias marinas.

Justo cuando el señor de la ciudad fruncía el ceño y estaba a punto de decir unas palabras de agradecimiento y pedirles que se marcharan, se quedó sorprendido por completo por la escena que tenía ante sus ojos y se quedó mirando sin comprender al grupo que tenía delante, incapaz de decir una palabra.

Por lo general, Qiao Chuxin era delicada y gentil, pero en ese momento no tenía ni rastro de su timidez habitual, su rostro era frío por completo como el hielo, recuperando con calma el arco de su espada. Una luz escalofriante brilló en sus ojos. Sin mediar palabra, apuntó a las bestias marinas. Una tras otra, las bestias marinas que habían sido alcanzadas con precisión aullaban de dolor y se retorcían mientras desaparecían en el agua sin dejar rastro. De manera sorprendente, el arco de Qiao Chuxin era también un arco encantado, ¡las flechas disparadas tenían en realidad el atributo del rayo! El agua podía conducir la electricidad, por lo que se podía deducir el dolor que sentían las bestias mágicas que estaban cerca de las disparadas.

Summer miró con atención a Qiao Chuxin, que de repente se había convertido en una persona diferente, con la boca abierta, incapaz de decir una palabra.

Ben entrecerró los ojos, luego de manera casual lanzó grandes cantidades de magia hermosa, pero letal, a menudo lanzándola bajo las olas. Cada vez que lanzaba magia al agua, ésta hervía. Las bestias marinas se sumergían indefensas al agua para evadirse, pero cuanto más lanzaba Ben, más se interesaba por ellas, volviéndose divertido.

Los agotados magos observaban la forma en que Ben lanzaba la magia y la frecuencia, todos con la mirada perdida. ¡Hechizo instantáneo! ¡Gran alcance! ¡Sin ningún cambio de expresión o cansancio!

¡¿Qué nivel de poder era este?!

Camille sonrió al ver la situación ante él, bloqueando con gracia el agua de mar con una sombrilla salida de la nada. Todos habían sido más o menos salpicados por el agua. Solo Camille estaba tan pulcro como siempre.

Malhumorado, Walter no se atrevió a usar magia Oscura, solo se atrevió a lanzar magia común. Con solo esto, la gente en la muralla de la ciudad ya estaba asombrada sin cesar. ¡Un grupo de mercenarios tenía en realidad dos magos! ¡Y uno de ellos ya había superado a todos los demás en la muralla! ¡Y había dos chicas que podían usar arcos mágicos! Entonces, ¿de qué clase era la otra persona?

Sonó un enorme chapoteo, un maremoto chocando contra el muro de la ciudad. Justo cuando la ola gigante llena de energía aterradora parecía estar a punto de sumergir a la chica que usaba flechas mágicas de fuego, el joven cercano que parecía un guerrero dio un paso adelante. Desenvainó con frialdad su espada, y con un gruñido bajo, el Dou Qi Violeta brillante explotó. La ola gigante fue dividida por el impresionante Dou Qi, y luego se evaporó al instante. Ni una sola gota cayó sobre la chica. El joven, todavía con una expresión calmada, se retiró detrás de la chica de aspecto ordinario.

¡¿Dou Qi Violeta?! Los dos guardaespaldas personales del señor de la ciudad se quedaron mirando a Jean, estupefactos y congelados durante un rato. El pequeño y ordinario grupo de mercenarios de verdad tenía un guerrero así, ¡¿un gran espadachín?! ¿Qué está pasando?

Después de un largo rato, Camille empezó a bostezar mientras izaba la sombrilla. Al final, se oyó un largo y prolongado silbido procedente de debajo de la muralla.

¡Las bestias marinas se retiraban!

El señor de la ciudad contempló la escena sin dar crédito a lo que veían sus ojos. ¿Las bestias marinas se retiraban así como así? Él ya se había preparado para morir con la ciudad, pero ¿ahora las bestias solo se retiraban?

Los dos guardaespaldas personales tampoco daban crédito. Ahora su punto de vista sobre el grupo de Claire era muy diferente. Su desdén original se convirtió en admiración y asombro.

Los magos estaban agotados por completo y se sentaron sin miramientos. Todos miraron hacia el grupo de Claire con gratitud. Si ellos no hubieran llegado a tiempo hoy, tal vez el mar habría sido su lugar de descanso final, en especial si no fuera por ese aterrador y poderoso hombre vestido de negro. Había lanzado tantos hechizos poderosos, y sin embargo estaba despreocupado.

—Estamos muy agradecidos por su valiosa ayuda. Solo gracias a ustedes pudimos repeler a las bestias mágicas enloquecidas. Como señor de la ciudad, les doy las gracias en nombre de la gente de ciudad Agua Plácida —cansado, pero agradecido, el señor de la ciudad preguntó—. ¿Podemos solicitar sus distinguidos nombres?

—Soy la comandante del Cuerpo Mercenario Yuan Bao, Pequeña Luna Blanca. Este es el comandante secundario, Camille… —Claire se giró y presentó a los miembros. Como es obvio, primero presentó al comandante secundaria. Cuando la mirada de todos se posó en ella, se congelaron. Camille aún sostenía la pequeña sombrilla.

Camille apartó con elegancia la pequeña sombrilla, sonriendo como el viento primaveral hacia el señor de la ciudad mientras hablaba.

—Su señoría, que el Cuerpo Mercenario Yuan Bao ayude a Aguas Plácidas es una obligación. Como ciudadanos de este imperio, es nuestro deber echar una mano siempre que nos encontremos con peligros en el imperio.

—Ja, ja, el Comandante Secundario es honorable de verdad… —sonrió el señor de la ciudad con un poco de dificultad. Ella no había movido un dedo en todo el tiempo. ¿No se limitó a levantar una sombrilla para evitar el agua del mar? Al oír esas palabras, de verdad… Los ojos de los dos guardaespaldas personales contenían una pizca de desdén.

Mientras Claire presentaba uno a uno a todos los miembros del grupo mercenario junto con los hermanos Li, el señor de la ciudad había estado dando las gracias rápido todo el tiempo.

Claire estaba de pie en el borde de la muralla, observando con calma la superficie del mar, que parecía en paz.

—Las bestias marinas solo se han retirado por el momento —dijo en voz baja.

—Espero que cuando llegue la próxima oleada de ataques, haya llegado la ayuda —dijo el señor de la ciudad, con semblante serio y preocupado.

Pero Claire se limitó a observar el vasto mar sin decir palabra, como si estuviera contemplando.

Li Mingyu y Li Yuewen no habían hecho ningún movimiento en todo el tiempo ni habían dicho nada. Solo intercambiaron una mirada al final, viendo un sentimiento indescriptible en los ojos del otro.

—Espero que todos estén de acuerdo con esta petición, si me permiten el atrevimiento.

El señor de la ciudad le habló en voz baja a Claire, mostrando un atisbo de vergüenza en su expresión.

—Les ayudaremos a resistir hasta que llegue la ayuda —dijo ella de inmediato.

Por supuesto, sabía lo que él quería decir. Además, todavía tenían que esperar a que se calmara aquí para salir al mar. Como era obvio, no podían marcharse.

—¡Entonces estupendo! ¿Puedo invitarlos a todos a que me acompañen y descansen en mi mansión? —dijo el señor de la ciudad, exultante por el giro de los acontecimientos.

Claire asintió y guió a todos para que siguieran al señor de la ciudad por la muralla. Antes de descender, ella miró pensativa el mar infinito. Los sonidos de las bestias marinas rugiendo aún llegaban desde la distancia. Ella frunció el ceño. No sabía si estaba oyendo mal, pero seguía sintiendo que los rugidos transmitían pena, ira y también preocupación.

Más tarde, Claire y ellos recibieron la cálida hospitalidad del señor de la ciudad. Por supuesto, esto era limitado porque él ya había despedido a la mayoría de la gente en la mansión de la ciudad. Preparaba la comida el mayordomo, al que el señor de la ciudad no había podido despedir por mucho que lo hubiera intentado.

Ya entrada la noche, sopló la brisa marina y Aguas Plácidas se calmó. Algunos residentes que habían abandonado sus hogares a regañadientes regresaron en cuanto se enteraron de que las bestias marinas se habían retirado.

Claire se quedó de pie al final del pasillo, sintiendo la brisa marina que llevaba un toque de salinidad, observando la distancia.

—Es tan tarde, ¿por qué no has dormido todavía? Ten cuidado de no resfriarte, Claire —susurró Camille a su oído, su voz tan suave que uno vomitaría sangre al escuchar lo extraño que era.

—Tú tampoco has dormido —dijo Claire con indiferencia.

—¿Lo has descubierto?

Camille entrecerró los ojos, sonriendo cuando se acercó.

—Sí.

Claire asintió, algo sorprendida por la sensibilidad de Camille.

¿Él también lo había descubierto?

Camille miró hacia la distancia, sonriendo con suavidad como cada uno, su voz también era muy suave.

—Esas bestias marinas parecen estar buscando algo.

—Sí. No he oído mal, esas bestias marinas son muy frenéticas.

Claire se apoyó en un pilar y agregó:

—Esas bestias marinas se consideran fuertes en esta zona. Sin ninguna provocación, no atacarán de manera precipitada, por no hablar de salir de sus aguas para atacar la tierra.

Camille se mesó el flequillo con elegancia, preguntando con suavidad.

—Pero, ¿qué buscan con exactitud esas bestias marinas?

—Si pudiéramos preguntarles a las bestias marinas, lo sabríamos.

Claire dijo con indiferencia, pero al mismo tiempo, reflexionaba sobre el problema. Lo que las bestias marinas estaban buscando debía estar en la ciudad, de lo contrario las bestias marinas no atacarían a la ciudad a tan gran escala.


Ichigo
¡Gracias por seguir leyendo! La verdad es que la empecé a traducir hace poco, pero siento que le estoy tomando cariño a esta novela \(^o^)/

Una respuesta en “Al borde de lo impresionante – Capítulo 91”

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