Al límite – Capítulo 147: Dulzura perdida hace mucho tiempo

Traducido por Anyi

Editado por Tsunai


—No te atrevas a asustarme. Soy especialmente fácil de engañar —dijo Han Dong muy serio.

El camarero no pudo evitar esbozar una sonrisa.

—No era mi intención asustarle. El anterior propietario de esta isla tuvo que venderla por motivos económicos. El presidente Wang la compró y se la ha regalado a usted.

—¿¿¿Que me la ha regalado???

Si hasta ese momento Han Dong solo estaba exagerando, ahora sí que se había asustado de verdad.

—Sí, esta isla tiene forma de corazón. Y ahora usted es el propietario —añadió el camarero con tono solemne.

—¿¿¿Forma de corazón??? —Han Dong se dejó caer en la silla, atónito.

—Es una isla prácticamente desarrollada, con playas vírgenes, vegetación exuberante y una rica vida marina. Puede usar materiales de la zona para construir tres casas, una bodega, incluso una nación si quiere. Usted puede planificar y gestionar toda el área.

Para alguien como Han Dong, que disfruta saltando sobre los sofás y haciendo lo que le da la gana, tener un lugar donde pueda hacer absolutamente lo que quiera… era el sueño definitivo.

—No sigas —dijo Han Dong, sin aliento, como si le acabaran de dar la noticia de su vida.

Pero el camarero continuó con naturalidad:

—Las islas privadas ofrecen una gran privacidad, lo que las hace ideales para personas de su nivel. Además, podría construir un complejo turístico y alquilarlo cuando no lo esté usando. Así ganaría dinero con ello.

—¡¿¿¿Puedo ganar dinero también???!

Han Dong abrió los ojos como platos, torció la boca y pareció perder el sentido.

El camarero se asustó de verdad y lo sacudió con fuerza.

—¿Señor? ¿Señor?

De pronto, Han Dong dio un salto y estalló en carcajadas.

El camarero, resignado, solo pudo quedarse ahí, completamente desconcertado.

—Disfrute de su desayuno.

¿Cómo iba a seguir comiendo Han Dong? Estaba completamente fuera de control. Su entusiasmo lo desbordaba y resultaba difícil poner en palabras lo exaltado que se sentía.

¡Dios mío! ¡Esto es un paraíso! ¡Quien se atreva a detenerme, me mata!

—¡Jajajajajaja!

Wang Zhong Ding vio acercarse un torbellino negro a toda velocidad. Aunque no estaba preparado para sostener a Han Dong, se vio obligado a dar dos pasos hacia atrás por el impacto del salto.

Han Dong se le lanzó encima sin previo aviso y le plantó un beso sin mediar palabra. Wang Zhong Ding se vio completamente abrumado por el entusiasmo desbordado de Han Dong y tardó un momento en recuperar la compostura.

—¿Por qué me has regalado esta isla? —preguntó Han Dong, con los ojos brillando de emoción.

En realidad, desde que Robo de sombras se vendió con tanto éxito, Wang Zhong Ding había querido hacerle un regalo a Han Dong como recompensa. En su momento no supo qué regalarle, pero luego recordó cómo Han Dong se quejaba con el equipo, diciendo que Wang nunca lo había llevado de viaje. Así que tomó la decisión de comprarle un lugar ideal para el ocio y el descanso.

Por supuesto, Kahn también fue un catalizador. Sin su entusiasmo constante y su manera de pincharle, es posible que Wang Zhong Ding no hubiera tomado tan rápidamente la decisión de dejar el trabajo por unos días para llevarse a Han Dong lejos de todo.

Anyi
Wang había estado enojado porque pensaba que Han se quería ir a las Maldivas con Kahn.

—¿Cómo puedes conocerme tan bien? ¿Por qué me quieres tanto? ¿Estás tan loco por mí que harías cualquier cosa solo para verme sonreír?

Aunque todo lo que decía Han Dong era cierto, Wang Zhong Ding pensaba para sus adentros: ¿Y tú eres el que me lo dice así de descarado?

Después de tanta agitación, Han Dong acabó desplomándose y apoyó la cabeza en el hombro de Wang Zhong Ding, agotado, con un aire casi enfermizo.

—Me vas a matar con tanto amor —murmuró con una sonrisa traviesa.

Wang Zhong Ding apoyó su mano en el pecho de Han Dong para comprobar cómo estaba… ¡Mierda! Los latidos son tan lentos que ni se notan a primera vista.

—Sí… —Han Dong se rió y le apartó la mano con suavidad —No te pongas tan nervioso.

Por supuesto, Wang Zhong Ding no tenía ninguna prisa. Aún le quedaban muchas cuentas que ajustar con Han Dong.

Al ver que el rostro de Wang Zhong Ding se volvía de repente sombrío, Han Dong le tomó la mano y la llevó de nuevo a su pecho con una sonrisa cariñosa.

—Toca, venga… te dejo tocar.

Wang Zhong Ding retiró la mano bruscamente.

—Esto no va de tocar…

—¡Pues entonces toca esto! —Han Dong le puso la mano en el trasero con total desparpajo.

Wang Zhong Ding recordó en ese instante la escena en la que el maestro había manoseado a Han Dong y su expresión se volvió aún más sombría.

—¿Por qué eres tan “casual” con todo el mundo?

—Solo con los hombres. Con las chicas me comporto —respondió Han Dong como si nada.

—¿Y para qué sirve ser educado con las chicas? ¿Qué chica va a echar de menos el trasero de un tío? —replicó Wang Zhong Ding, irritado.

—¿Y qué tío va a echar de menos mi trasero? —saltó Han Dong sin perder el ritmo.

Y ahí estaba. El hombre que, claramente echaba de menos su trasero, mirando en silencio, sin decir una sola palabra.

—No, no… Me he explicado mal, no era por fastidiarte… —intentó suavizarlo Han Dong, dándole mimos.

Wang Zhong Ding entendía perfectamente que discutir con Han Dong era simplemente perder el tiempo y acabar torturándose uno mismo, así que decidió no gastar saliva. Mejor ser directo. Darle una buena “lección” que se le quedase grabada. Así la próxima vez se lo pensaría dos veces.

Pero antes de que él pudiera reaccionar, Han Dong ya se le había adelantado, bajando las manos con toda intención de “darle color”.

—En esta isla, si estamos solo los dos… ¿por qué no hacer lo que nos dé la gana? En la playa, en el tejado, entre los árboles, en la cueva… Y si aún te parece poco estimulante, puedes construir una carretera y lo hacemos justo en medio…

Los hechos demostraban que atacar directamente las hormonas era la mejor defensa. Wang Zhong Ding lo escuchaba con la cara cada vez más seria, pero sin decir nada.

Y mientras tanto, Han Dong seguía con sus lloriqueos… provocando como solo él sabía hacerlo.

—¿Cómo puedes mantener esa cara tan seria todo el tiempo? No estás en la oficina ahora mismo. No tienes que imponer tu autoridad a nadie, así que… sonríe, ¿vale?

—Si no sonrío, no tiene nada que ver con el lugar donde estoy. Tiene que ver con la persona a la que tengo delante —respondió Wang Zhong Ding.

Han Dong se le acercó rápidamente, encarándolo.

—¿Así que no puedes ni sonreír al verme? ¿Eh? ¿No te da ni un poco de remordimiento? ¿Eh?

—Vale, ya basta —dijo Wang Zhong Ding, apartando la mirada a propósito.

Pero Han Dong no se rindió. Lo siguió, lanzando comentarios ingeniosos y bromas una tras otra, empujando con su humor hasta que las defensas de Wang Zhong Ding finalmente cedieron.

—De verdad que tú… —Wang Zhong Ding terminó por regalarle una sonrisa resignada.

—¿Yo qué? —preguntó Han Dong con picardía.

Wang Zhong Ding, en lugar de decir “adorable”, cambió a última hora por otra palabra.

—Tonto.

A Han Dong no le importó en absoluto. Dio un par de vueltas y se puso en cuclillas, como celebrando una victoria, hasta que Wang Zhong Ding le dio una palmada en el trasero.

—Venga, vamos a desayunar. No he comido en dos días.

—¿¿Dos días?? —Han Dong se quedó pasmado.

—No digas tonterías. ¿Acaso no te das cuenta de dónde estamos? ¿Tú crees que esto se hace en una noche? —resopló Wang Zhong Ding.

Entonces, de golpe, a Han Dong se le encendió una alarma: se había ido sin decir nada y Yu Ming seguramente estaría preocupado.

—Oye, ¿tengo el móvil por aquí?

—No —respondió Wang Zhong Ding, con un tono que se endureció casi sin querer.

—Entonces préstame el tuyo, tengo que hacer una llamada —insistió Han Dong.

—Tampoco —respondió al instante Wang Zhong Ding—. Ya he llamado a Kahn. Le he dicho que no vas a ir.

—¿A dónde quería Kahn que yo fuera? —murmuró Han Dong.

Wang Zhong Ding se dio cuenta de que Han Dong no había entendido en absoluto las palabras de Kahn. Llevaba todo este tiempo sintiéndose celoso… para nada.

—Quiero llamar a Ming Er —dijo Han Dong.

Wang Zhong Ding le entregó el teléfono.

Han Dong desbloqueó el móvil de Wang Zhong Ding y sus ojos captaron algo: era una foto suya, muy llamativa. Probablemente era la segunda foto que tenía suya. Se veía completamente fuera de lugar en una pantalla de teléfono tan elegante y seria.

—¿Así que te gustaba mi verdadero yo desde el principio? —Han Dong, como siempre, empezó a jugar al juego de dejar en evidencia al “desvergonzado” Wang Zhong Ding.

Wang Zhong Ding hizo todo lo posible por arrebatárselo.

—¿No querías usarlo?

—Sí, sí… —Han Dong rápidamente apartó su cara.

Después de un rato, la voz de Han Dong volvió a escucharse.

—¿Hola? Ming Er, ¿aún no te has levantado?

—¿Yo? Estoy en una isla ahora mismo… en mi propia isla privada, jejeje…

Nadie sabe en qué momento exacto ocurrió, pero escuchar a alguien presumir se había convertido en algo entretenido para Wang Zhong Ding.

♦ ♦ ♦

Al mediodía, Han Dong se puso un bañador y se tumbó a tomar el sol en la playa. Le apetecía aprovechar esos días de vacaciones y conseguir un tono bronceado saludable.

Mientras disfrutaba del sol, de repente oyó un crujido. Al girarse, vio que un “pequeño monstruo” salía de la arena no muy lejos.

Este “pequeño monstruo” también llevaba unas mini gafas de sol y un bañador muy mono. Cruzó sus regordetas piernecitas y se tumbó para tomar el sol.

—¿Cómo has venido hasta aquí? —Han Dong le preguntó con tono de profesor.

Inesperadamente, Xixi respondió con más seguridad que él:

—Esta es mi isla. ¿Cómo no iba a venir?

—¿Tuya? ¿Qué pruebas tienes para decir que esta isla es tuya?

Xixi empujó sus pequeñas gafas de sol con el dedo y respondió muy serio:

—Esta isla tiene la forma de mi culo.

Han Dong soltó una carcajada.

—Tiene forma de corazón. ¿Tu trasero es tan redondo como para eso?

Xixi no se molestó en explicarse. Se limitó a rodar por la arena y a mostrar con orgullo su pequeño trasero.

En realidad, Han Dong ya sospechaba que Xixi aparecería a primera hora. Si Wang Zhong Ding iba a estar fuera varios días, era obvio que no dejaría solo al crío en casa.

Solo le extrañaba una cosa:

—¿Y por qué has aparecido justo ahora? ¿Dónde estabas esta mañana?

—Tenía jet lag —dijo Xixi con desgana.

Han Dong soltó otra risa:

—Pero si solo hay una hora de diferencia con Pekín. ¿Hace falta tener jet lag?

El pequeño rostro de Xixi se torció con una expresión de desprecio:

—Una hora es una hora para ti. Para mí, son sesenta minutos. Tres mil seiscientos segundos. No proyectes tu concepto simplón del tiempo sobre mi rigurosísima disciplina vital, ¿vale?

Han Dong lo desenmascaró sin piedad:

—O sea, que no dormiste nada igual que yo. ¿Dónde está la diferencia?

Xixi se sonrojó y avergonzado, empezó a agitar brazos y piernas con furia, cavando un enorme hoyo en la arena.

—¿Y para qué tomas el sol? ¿Estás bajo en calcio o qué? —lo picó Han Dong otra vez.

—No seas tan pesado. Quiero conseguir un bronceado sexy —respondió Xixi con toda la dignidad del mundo.

Han Dong refunfuñó por lo bajo: Este crío es mejor que yo en todo…

Por la tarde, después de todo un día correteando por ahí, Xixi se quedó dormido como un tronco.

Wang Zhong Ding y Han Dong caminaban por la playa cuando, de repente, Han Dong se detuvo y se dejó caer sobre la arena sin moverse.

—¡Venga, levanta! —le dijo Wang Zhong Ding mientras le frotaba las caderas con los dedos —Te has puesto las botas esta noche, así que arriba.

Han Dong se retorcía en la arena como un enorme gusano de seda, con pinta de estar agotado.

Al ver que no se levantaba, Wang Zhong Ding se fue hasta la orilla, dio una leve patada al agua y la salpicó en la cara de Han Dong.

Han Dong era fácil de provocar: en cuanto Wang Zhong Ding lo molestó un poco, se levantó de un brinco y salió corriendo tras él por la playa.

En medio de risas y carreras, Han Dong sintió de pronto cómo unos brazos lo rodeaban por la cintura. Pensó que lo iban a lanzar al mar, pero, inesperadamente, lo arrastraron hacia abajo y acabó cayendo en los brazos de un hombre.

Era la primera vez que Wang Zhong Ding tomaba la iniciativa con él. No exageraba al decir que se le puso la piel de gallina de pura alegría.

—¿Vamos a quedarnos aquí varios días? —preguntó Han Dong.

—Seis días —respondió Wang Zhong Ding.

—¿Y con tu reloj de madera se podrá cumplir eso? —se burló Han Dong.

Según aquel reloj de madera que Han Dong le había hecho, seis días podían convertirse perfectamente en siete.

—Te pusiste a hacerte el guapo delante de todo el mundo. ¿Cómo quieres que aguante ni un día? —le soltó Wang Zhong Ding, frío.

—¿Yo? ¿Cuándo me he hecho el guapo? —replicó Han Dong, negándolo todo.

Anyi
Recuerden que Wang odia que presuman mucho.

Entonces Wang Zhong Ding fue directo a por el punto débil de Han Dong: su lado más sensible a las cosquillas.

—¿Quién, has dicho?

Han Dong empezó a revolcarse y a rogar clemencia entre carcajadas.

—¡Jajajaja! ¡Vale, vale! ¡Fui yo, fui yo! ¡Me hice el guapo!

Wang Zhong Ding, sin decir más, lo soltó y Han Dong aprovechó para lanzarse encima de él y empezar a quitarle la ropa. Se movía como un mono: ágil, excitado, con la respiración acelerada. Y Wang Zhong Ding, atrapado por esa energía, se dejó desvestir casi sin oponer resistencia.

Los dos hombres estaban desnudos el uno contra el otro, con sus sensuales cuerpos dando vueltas en la playa.

Han Dong besó a Wang Zhong Ding desde los labios hasta la entrepierna y finalmente le agarró su parte intima y lamió todo lo que quiso, obligando a Wang Zhong Ding a jadear.

Entonces, la lengua de Han Dong lamió las carnosas bolas de nuevo, tratando de penetrar en una área más profunda. Como resultado fue bloqueado por Wang Zhong Ding.

—Ey, esto es tan bueno —dijo Han Dong tentando el corazón.

Wang Zhong Ding no solo no cayó “trampa” sino que inmovilizó el cuerpo de Han Dong, metió los dedos en el espacio entre sus nalgas en el pequeño crisantemo y le preguntó:

—¿Se siente bien?

Han Dong soltó un gemido impaciente y sus caderas siguieron.

—Uh…ah es tan bueno…

Wang Zhong Ding pensó que el fuego que soplaba en su garganta nunca se apagaría y no podía esperar para mover su boca.

Han Dong seguía emitiendo un gruñido ahogado mientras le chupaban la virilidad y cuando la lengua de Wang Zhong Ding le invadió en la raja del culo, finalmente lloró descontroladamente.

—Ahhh… tan bueno… empuja más fuerte…

Wang Zhong Ding una vez más hizo rodar a Han Dong sobre su espalda… Puso un objeto duro entre el saco de arena y las nalgas de Han Dong para levantarlas en alto. Las dos largas  piernas fueron separadas y se estiraron temerariamente hacia los lados, revelando la zona íntima en el centro.

Ante la presencia de una pose tan tentadora, Wang Zhong Ding no pudo resistir solo mirarla.

Las barreras psicológicas y el fondo de la aceptación, empezaron a desmoronarse.

Levantó a Han Dong y el objeto musculoso que estaba colgando debajo de él y lamió repetidamente el capullo que se retorcía. De repente, Wang Zhong Ding realmente quería enchufar su caña y trabajar ese crisantemo duro, especialmente cuando Han Dong estaba colgando sus caderas. Este deseo se hizo cada vez más fuerte.

—No seas así… hah…tan bueno…

En lugar de detenerse, Wang Zhong Ding pasó de moler a golpear, su húmeda cabeza G infringiendo la zona central sensible de vez en cuando.

—Wangwang … quiero correrme… ah ah…

Las sensuales caderas de Han Dong, que se movían, agitaban y transpiraban, temblaban y se movían violentamente. Fue simplemente una técnica asesina salvaje, que agotó la fuerza de voluntad de Wang Zhong Ding.

Han Dong mostró su segunda habilidad de explosión de esperma y puso su boca en los oídos de Wang Zhong Ding para avivar las llamas.

—¡Vamos a hacerlo de verdad!

Cuando ambos se dirigieron al baño a la velocidad del rayo para quitarse la arena, sus rostros reflejaban una vergüenza difícil de disimular.

Finalmente rodaron a la cama grande, Han Dong frotó el cuello de Wang Zhong Ding y sonrió.

—No esperaba que estuvieras de acuerdo tan pronto.

Wang Zhong Ding no vio las intenciones involuntarias de Han Dong, sólo pensó que Han Dong no podía esperar a ser follado y su corazón ardía en ese momento.

Como resultado, Han Dong empezó a luchar para agarrar el aceite lubricante.

Así que Han Dong empezó a prepararse para los preliminares, provocando y tentando en todos los sentidos, tomando la iniciativa hasta un grado escandaloso.

Cuando llegó el momento de apretar el lubricante, Wang Zhong Ding se lo arrebató.

—Yo lo haré.

—No dije nada. Siendo la primera vez, estas cosas deberían ser hechas por mí —dijo Han Dong suavemente.

Los ojos ardientes de Wang Zhong Ding miraron a Dong: ¿Te atreves a decir algo más?

Sin embargo, Wang Zhong Ding no permitió que Han Dong lo hiciera él mismo.

Como Han Dong dijo, después de todo, es la primera vez que tales cosas deberían ser hechas por Wang Zhong Ding. Por un lado, temía que Han Dong fuera travieso. Por otro lado, tiene miedo de lastimarlo.

Han Dong dejó pasar el hecho de que le arrebataran el lubricante de las manos, pensando que, al fin y al cabo, la buena cara de Wang Zhong Ding se debía a él.

Como resultado, en movimiento en falso y todo el juego está perdido.

El aceite lubricante fue barrido en la raya del culo y sin ninguna advertencia, en el momento que respondió, la mitad de un dedo fue introducido.

—Ey, ¿por qué? —Han Dong sujeto la muñeca de Wang Zhong Ding.

Wang Zhong Ding también estaba desconcertado.

—¿Qué sucede? ¿Duele? —Él pensó que estaba usando la fuerza adecuada.

El rostro de Han Dong tenía una expresión ridícula.

—¿No querrás hacerlo conmigo?

Resultó que era él quien estaba haciendo el ridículo.

—¿Existe otra posibilidad? —El dedo de Wang Zhong Ding volvió a entrar más profundo.

Las piernas de Han Dong estaban débiles y se apresuró a detenerlo.

—Creo que debe haber un error. Yo soy el TOP. —Han Dong dijo con seriedad.

—Yo también. —El dedo de Wang Zhong Ding seguía explorando la zona especial.

El rostro de Han Dong estaba avergonzado.

—¿No es raro? ¿Cómo pueden dos TOPs tener sexo juntos? ¿Es esta una broma?

Wang Zhong Ding hurgo de nuevo en ese lugar y le dijo a Han Dong que no estaba bromeando.

Efectivamente, Han Dong se quedó paralizado en un segundo.

—Está bien… No me importa… solo te lo daré a ti… ah ah… muestrame… no seas…

Han Dong no pensó que el “control digital” de Wang Zhong Ding tuviera ningún efecto sustantivo en la cama. Cuando estaba en la cama hoy, finalmente se dio cuenta del disfrute poco común que le trajo la “precisión oportuna”.

Primero que todo, el anterior canal de expansión, ya sea el ángulo, la fuerza o el cambió de la velocidad de los dedos, hizo que Han Dong alcanzara un nivel de comodidad. Han Dong se sintió completamente libre de dolor y casi completó el difícil desafío.

Incluso en el momento en que Wang Zhong Ding entró en él, Han Dong no sintió molestias muy intensas.

En cambio, Wang Zhong Ding, por primera vez, no pudo contenerse. Se acercó al rostro de Han Dong y dejó escapar un gruñido bajo.

El siguiente movimiento consecutivo realmente hizo girar a  Han Dong.

Wang Zhong Ding estaba alternando entre movimientos rápidos y lentos, superficiales y profundos y la fuerza de mierda era la correcta. La precisión es tan precisa que Han Dong estaba dispuesto a perseguir la vara que tenía insertada y el ángulo de inserción… La frecuencia de bombeo parece ser apresurada y lenta… La boca de Han Dong sollozaba y lloraba el nombre de Wang Zhong Ding… El hombre habló en un lenguaje tan indecente y tan vulgar.

—Eres tan arrogante… Zhong Zhong… No puedo soportarlo… follame… ah… justo así… sigue hurgando más y más profundo… profundo… Tan bueno.

Con el incremento de adaptación, Wang Zhong Ding empezó a ajustar la frecuencia e intensidad, brindándole a Han Dong “dolor-placer” a un nuevo extremo, haciendo que el amor de Han Dong por él ascendiera instantáneamente a una nueva altura.

—¿Cómo puede ser tan bueno?… este es el cielo… Follame, ¿voy a morir?

El encaprichamiento de Wang Zhong Ding con el lenguaje vulgar de Han Dong debe haber alcanzado una nueva altura y las olas estaban viniendo húmedas y apretadas. Wang Zhong Ding ha excedido su límite de tolerancia y se permitió revelarse paso a paso.

Desde la posición más conservadora del principio, hasta Han Dong tumbado boca arriba y arrodillado frente a él, Wang Zhong Ding levantó una de las piernas e insertó su polla más profundo, lo que causó que los ojos de Han Dong rodaran y Wang Zhong Ding se vio obligado a disfrutar de la escena obscena.

Desde el principio hasta el comportamiento, desde el éxtasis posterior hasta el rostro distorsionado.

Desde el comienzo de un desprecio deprimente hasta la persecución de juramentos desesperados.

♦ ♦ ♦

Más tarde, Han Dong estaba montando el cuerpo de Wang Zhong Ding. Las dos personas se enfrentaron el uno al otro directamente.

La mano de Wang Zhong Ding cacheteo las caderas de Han Dong y lo forzó a controlarlas desde arriba hacia abajo. Han Dong entonces apretó los pezones de Wang Zhong Ding y balanceó sus caderas de arriba hacía abajo.

—¿Estuvo bien? —preguntó Wang Zhong Ding.

—Uh… Tan bueno…

—¿Me dejarás follarte en el futuro?

—Dejarte… te dejaré… te dejaré… Wang Zhong Ding

La polla de Wang Zhong Ding se hinchó de repente, golpeando con fuerza el trasero de Han Dong.

—¡¿Te atreverías a hablar con otro hombre?!

Han Dong estaba suplicando por misericordia.

—No…no… Solo dejaré que tu me folles…

Wang Zhong Ding sintió que una explosión caliente explotó en su abdomen bajo y los dos hombres fueron arrastrados como una enorme ola, los cuerpos enredados se congelaron.

En ese momento, ambas personas tuvieron la sensación de que no podrían vivir sin la otra persona.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido