Cenicienta – Capítulo 9: Volker: Un zorro tomando prestado el poder de un tigre

Traducida por Den

Editada por Sakuya

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Una taza de dulce té fue colocada ante mí.

Había un hombre sentado al otro lado de la mesa secándose el sudor con un pañuelo.

Su comportamiento era muy sospechoso.

Me preguntaba si fue así con la Señorita Fredericka, y me puse nervioso.

♦ ♦ ♦

Cuando regresamos de la residencia Castley, había un hombre esperándome. Le gritó a mi carruaje de una manera bastante embarazosa cuando pasábamos por la entrada.

Miré a Xavier; la persona parecía ser un mensajero de la residencia del Duque Cajés.

Había estado esperando toda la tarde, dijo, debido a mi ausencia, había sido una pérdida de tiempo. ¿Qué debería hacer si lo regañaba el Duque? Dijo, mientras parecía enfadado.

Cuando Xavier y yo no dijimos nada, guardó silencio. Me preguntaba si se percató de su propia insolencia. Dijo su nombre y que tenía asuntos importantes que discutir del Duque, así que una doncella lo guió hasta el salón.

Xavier tenía una expresión consternada mientras el hombre se alejaba.

— ¿Realmente cree que viene de parte del Duque? Es bastante increíble.

— ¿Falta de mano de obra talentosa…?

Xavier fue a verificar los detalles con la ama de llaves. Le entregué mi abrigo a mi sirviente y caminé sin prisas a la sala de recepción.

♦ ♦ ♦

Parecía que, por el momento, recordaba su posición. La reciente actitud abominable fue dejada a un lado, y el mensajero estaba secándose el sudor. Sonrió nervioso mientras aceptaba el té de la doncella.

Parecía poco probable que esta persona fuera un mensajero del Duque.

Algo se sentía fuera de lugar.

Se estaba comportando como un plebeyo confundido por la repentina adquisición de un poder al que no estaba acostumbrado.

Comenzó diciendo que usar el ejército occidental anoche fue un desperdicio de tropas, y que debería haber pensado sobre mi posición como general. Mientras continuaba, su tono se volvió más arrogante.

Cuando finalmente concluyó, estaba molesto.

—El general del oeste me pidió asegurar la seguridad de anoche como un favor. Fue una cosa de último momento. No entiendo cuál es la preocupación del Duque.

Pero el momento… probablemente esté relacionado con la Señorita Fredericka que el Duque viniera a ver al oficial de seguridad del baile de anoche.

Mientras hablaba, el mensajero bebía el té casualmente.

—Anoche, Eugene, el heredero del Duque Cajés, canceló su compromiso con Fredericka.

Levanté una ceja.

—Eso he oído —contesté.

Se inclinó y dijo en un tono conspiratorio:

—En realidad, el compromiso fue una conspiración del Vizconde Castley. El General puede no saberlo, pero Fredericka es una derrochadora. Una mujer derrochadora. Gastó el dinero del Duque sin parar, alegando que era para su ajuar nupcial [1].

Hmm…

—Los nuevos ricos Castley son un clan vulgar. Usando joyas llamativas para mostrar su tan llamada riqueza. ¿No es todo una mentira?

Hmm…

—En primer lugar, ella fue quien tentó a Lord Eugene, mostrando su busto con vestidos cortos. ¡Y fue tentado lo suficiente para proponerse!

Hmm…

—Eugene es joven, ¿quién lo culparía? Fue engañado por sus encantos. Lo único bueno sobre esa chica son sus pechos. Jajaja.

Gruñí, pero no se dio cuenta.

—Pero Lord Eugene finalmente se percató de sus formas de zorro. Hubo numerosas evidencias de su verdadero comportamiento. Por lo que finalmente rompió el compromiso ayer. Pero esa zorra astuta jugó el papel de víctima lamentable.

El rostro del mensajero estaba lleno de la emoción mientras relataba la historia. Tomó un sorbo del té para calmarse.

— ¿Qué estás tratando de decirme? —pregunté. La única evidencia de mi rabia eran mis manos que agarraban los reposabrazos firmemente.

—Bueno, el Duque quiere que se dé a conocer la verdad de la situación, ya que debe haber recibido un informe parcial de los guardias de la fiesta, para no estar avergonzado más tarde.

Dijo el mensajero con una sonrisa.

—En primer lugar, era extraño que el hijo de un duque se casara con la hija de un vizconde. El estatus de su familia es muy diferente. Es como comparar las estrellas con las piedras. Además, ellos solo compraron su título con oro en la confusión de la última gran guerra. La gente humilde no debería mezclarse con la sangre noble de un Duque. Esa chica es una mujer vulgar, como una prostituta que invita a los hombres en las calles secundarias.

Salí disparado de mi silla.

—No escucharé más sobre esto. ¡Temo que mis orejas se pudran!

El mensajero saltó ante el tono de mi voz.

—Er, ¡sí! Es cierto, esa chica es… —parece que el mensajero está interpretando mis palabras a su conveniencia. Se frotaba las manos como una pequeña mosca, riéndose. Por lo que desenvainé mi espada y la sostuve contra la pálida mejilla del mensajero.

Chilló.

— ¡Cállate, cretino! —gruñí —No te escucharé maldecir a esa mujer por más tiempo.

El mensajero farfulló, comenzó a retirarse, manteniendo sus ojos en la brillante hoja.

— ¿Por qué me está atacando de repente? ¡Soy el mensajero del Duque! ¡¿Puede semejante acto ser perdonado?!

—Cállate o coseré esa boca para que las mentiras no pasen de tus labios.

El mensajero palideció. Su boca se abrió como la de un pez.

— ¡Creo en lo que veo con mis propios ojos y, Lady Fredericka no es esa clase de mujer de la que estás calumniando!

El mensajero salió corriendo de la sala de recepción, tropezando a cuatro patas.

— ¿No fue demasiado paciente? —dijo Xavier mientras entraba en la sala de recepción.

—Estaba a punto de ahogarme de la rabia.

Respiré profundo y exhalé.

— ¿No está preocupado por la Cámara de los Lores?

No pasaba mucho tiempo en la corte debido a los deberes militares. Tenía que escuchar pacientemente para confirmar que Cajés había cancelado en definitiva el compromiso con Fredericka.

Estaba casi mareado por la ridiculez de toda la situación.

—No me importan los Lores.

Xavier se rio mientras recogía las cosas del té.

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Notas:

[1] Ajuar nupcial: la ropa, la ropa de casa y otras pertenencias reunidas por una novia para su matrimonio.